No me agrada venir aquí a poner suspensos, y menos a una película española. Pero vamos allá. Aquí hay dos historias enlazadas, la de una pareja joven y la de esa misma pareja cuando eran adolescentes. La parte de los jóvenes me pareció pasable, con algunos momentos más o menos brillantes. La de los adolescentes me pareció directamente mala, y además con una mala dicción, fastidioso defecto que con demasiada frecuencia aparece en el cine español. Cierto que los actores adolescentes eran primerizos, pero de eso los espectadores no tenemos la culpa.

En la parte de los jóvenes, asisten a un concierto en vivo, y nos largan hasta tres canciones. Se da el caso de que yo quería ver una película, no un concierto. El director dice que eran necesarias. Yo no lo veo. En la parte de los adolescentes hay tiempos muertos y más tiempos muertos que me hicieron bostezar y hasta resoplar. En un pase en el programa de Cayetana Guillén Cuervo, el director justifica como muy necesaria esa cosa cansina. Al menos lo es para mi. Cansina, digo.

Encima, a algún crítico se le ocurre poner como referencia a la famosa y estupenda trilogía de Linklater, creyendo que hace un favor a esta película, y claro, la comparación es disparatada. En fin, Jonás Trueba ha hecho más películas. La Virgen de Agosto me gustó más, y confío en que la cosa siga mejorando con otras suyas que aun no he visto. Otra cosa desmerecería a la gloriosa saga familiar que le precede. Paciencia y barajar.

Si hay que puntuar una obra por el placer que a uno le produce, yo a ésta no tengo más remedio que ponerle un ocho. Por lo menos. Me parece ingeniosa y divertida a más no poder. Tiene el aroma de los cómics canallas, underground (comix), de los años ochenta y noventa. No sé si es un humor más o menos fácil o sofisticado, no me tengo por un sibarita, me da igual si me lo paso bien. Se me queda corta la categoría de simple aspirante a los premios Goya, aunque supongo que el humor lo tiene más difícil para conseguir premios de fuste. En Clermont-Ferrand y otros varios festivales fue ganadora, lo que me parece justo. El guion (obra de Mercero hijo) funciona como un mecanismo de relojería, lo que no quita, sino al contrario, para que el resultado sea fresco, ágil y descacharrante. Las interpretaciones, estupendas, resaltando la del actor protagonista. Veintidós minutos de puro regocijo. Así da gusto

Sarah Kane, la autora del guion, es una más que interesante dramaturga británica que se suicidó a los veintiocho años, víctima de depresión, y toda su obra está atravesada por un sentido trágico. Es una de las dramaturgas más representadas en Europa, innovadora y rompedora, y sólo por eso ya merece visionarse este corto que bien puede servir como introducción a su trabajo, necesariamente poco extenso. Pero además ofrece once intensos minutos a través de los que asomarse a su concepción extrema y violenta del amor y la vida. Hay también una muy buena interpretación de su actor protagonista. Échenle un vistazo si resisten bien las impresiones fuertes.

No me explico como González Sinde y Gutiérrez Aragón juntos pueden haber perpetrado una película que para mí se acerca un tanto al bodrio. Y lamento decirlo, porque respeto mucho a ambos, y "La Mitad del Cielo", de Aragón, es una de mis películas preferidas de siempre. Pero el mejor escribano echa un borrón. La historia en principio tiene pegada, hay una muy lograda ambientación rural, buenos actores y actrices, pero los personajes tienen comportamientos inconsecuentes, y no porque se quiera presentar personajes incoherentes en sí, sino por incoherencia o descuido del guion. Una frase de Luis Tosar, "soy peluquero, pero no soy tonto", resume tanta incongruencia y dejadez. Hay alargamientos y decaimientos del ritmo que desmayan el interés. La película pretende gran intensidad emocional (tragedia griega, han dicho algunos), pero en mi caso lo que ha provocado es hastío. Me cuesta mucho dejar una película a medias, aunque me aburra o me harte, de hecho nunca lo hago, pero ésta es de las que me pasé toda la última parte pensando "señor, aparta de mí este cáliz". En fin.

Ésta es una película atípica entre las de Trueba, si es que esto se puede aplicar a un director tan versátil, aunque con una predominancia castiza. Curioso que la gente que se auto declara menos española (recordemos aquélla su famosa "boutade") resulte ser a la postre la que más (y mejor y con más afecto, en el caso de Trueba) se ocupa de lo nuestro. Dime de qué presumes...

A lo que íbamos. Ésta seguramente es la película menos española del españolísimo Trueba, por reparto y por ubicación. También atípica por su temática, ya que el cine de Trueba suele tirar a risueño y aquí lo que nos encontramos es el desvelamiento progresivo de una depravación, un protagonista en conflicto, una adolescente bellísima, abnegada y perversa, y una secuencia en una morgue que se cuenta entre las que más me han impresionado de todo lo que he visto nunca en cine y que me perseguirá mientras viva. Todo ello envuelto en un clima morboso y melancólico. No necesito decir más para indicar que esta película se encuentra entre mis preferidas. Para gustos...