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Críticas ordenadas por utilidad
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7,1
103.506
9
5 de noviembre de 2010
5 de noviembre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lost in translation o perdidos en Tokyo. Porque eso es lo que ocurre en la película de Sofia Coppola, que los dos protagonistas están perdidos en Tokyo, pero perdidos en el más amplio sentido de la palabra. Cuando he dicho que la película es de Sofia Coppola es porque es de ella, en todos los aspectos salvo quizás en la fotografía de Lance Acord. ¿Por qué digo esto?, pues porque Sofia dirige, produce, escribe, vamos lo hace todo y todo bien.
Muchos dirán que Lost in translation es la típica historia romántica entre dos personas que se enamoran, girando todo el argumento sobre este hecho. Pero Lost in translation es mucho más, al menos en su primeros dos tercios de rodaje. Y ¿por qué es distinta y no es la típica comedia romántica? pues es sencillo y uno se da cuenta enseguida, el humor es muy bueno y Bill Murray de eso sabe mucho. Lejos de ser un humor de diálogos (que los tiene muy buenos), la cinta rebosa humor de situación. Son las situaciones en las que se ven envueltos los personajes las que provocan la risa. Y esto se consigue con la forma de rodar de la directora, pausada y centrándose en las interpretaciones de sus actores.
El Japón que vemos en Lost in translation es bastante real, aunque no idílico, porque Sofia Coppola conocedora y amante del país, como ella misma ha declarado, filma un Japón de dos caras, la cara amable, de la profunda cultura, la tradición, la paz y los paisajes, y la cara más occidental, más histérica, de luces de neón, colores chillones, jpop, pachinko y karaoke. Es posible que alguien piense que en ocasiones se busca el humor basado en ridiculizar la cultura japonesa, pero lo que hace el guión es narrar situaciones ridículas vistas desde los ojos de dos personas de culturas distintas a la del pañs donde están. Es en este punto donde se producen escenas de gran comicidad, mal entendidos y conversaciones en idiomas distintos sin que ninguna de las partes entienda a la otra.
En este caos que es Tokyo, los dos protagonistas, Scarlett Johansson (Charlotte) y Bill Murray (Bob Harris) se enamoran, pero no se enamoran como pueden hacerlo dos adolescentes, se enamoran porque lo necesitan, porque los dos están perdidos y faltos de cariño. En puntos de la vida distintos, él en su madurez y ella recién casada en plena juventud, los dos son iguales, almas gemelas en un punto muerto. Toda esta historia se ve apoyada por las buenas actuaciones de una serie de actores japoneses que cumplen con nota. Decir para ser objetivo que el último tercio de película puede resultar algo melodramático, pero de alguna forma tenemos que llegar al desenlace final.
No puedo decir más, sólo que os recomiendo la película, que si podéis vayáis a verla. Seguro que si Sofia Coppola sigue por este camino nos dará muchos años de buen cine.
Muchos dirán que Lost in translation es la típica historia romántica entre dos personas que se enamoran, girando todo el argumento sobre este hecho. Pero Lost in translation es mucho más, al menos en su primeros dos tercios de rodaje. Y ¿por qué es distinta y no es la típica comedia romántica? pues es sencillo y uno se da cuenta enseguida, el humor es muy bueno y Bill Murray de eso sabe mucho. Lejos de ser un humor de diálogos (que los tiene muy buenos), la cinta rebosa humor de situación. Son las situaciones en las que se ven envueltos los personajes las que provocan la risa. Y esto se consigue con la forma de rodar de la directora, pausada y centrándose en las interpretaciones de sus actores.
El Japón que vemos en Lost in translation es bastante real, aunque no idílico, porque Sofia Coppola conocedora y amante del país, como ella misma ha declarado, filma un Japón de dos caras, la cara amable, de la profunda cultura, la tradición, la paz y los paisajes, y la cara más occidental, más histérica, de luces de neón, colores chillones, jpop, pachinko y karaoke. Es posible que alguien piense que en ocasiones se busca el humor basado en ridiculizar la cultura japonesa, pero lo que hace el guión es narrar situaciones ridículas vistas desde los ojos de dos personas de culturas distintas a la del pañs donde están. Es en este punto donde se producen escenas de gran comicidad, mal entendidos y conversaciones en idiomas distintos sin que ninguna de las partes entienda a la otra.
En este caos que es Tokyo, los dos protagonistas, Scarlett Johansson (Charlotte) y Bill Murray (Bob Harris) se enamoran, pero no se enamoran como pueden hacerlo dos adolescentes, se enamoran porque lo necesitan, porque los dos están perdidos y faltos de cariño. En puntos de la vida distintos, él en su madurez y ella recién casada en plena juventud, los dos son iguales, almas gemelas en un punto muerto. Toda esta historia se ve apoyada por las buenas actuaciones de una serie de actores japoneses que cumplen con nota. Decir para ser objetivo que el último tercio de película puede resultar algo melodramático, pero de alguna forma tenemos que llegar al desenlace final.
No puedo decir más, sólo que os recomiendo la película, que si podéis vayáis a verla. Seguro que si Sofia Coppola sigue por este camino nos dará muchos años de buen cine.

6,4
42.736
9
3 de julio de 2007
3 de julio de 2007
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de terror ha pasado (y está pasando) una grave crisis. Guiones casi calcados, niñatos guapos insoportables como protagonistas y en muchos casos, plagios abiertos de producciones clásicas. Afortunadamente, estos años nos han venido con cuentagotas varias películas de calidad que nos han descubierto jóvenes valores que han debutado en uno de los géneros más difíciles del cine, y ahí tenemos a Marcus Nispel con su gran remake de "La matanza de Texas" (el primer remake, no la precuela patética que se estrenó hará poco) y Alexandre Aja con otro remake (en esta ocasión bastante superior al original de Wes Craven), "Las colinas tienen ojos", a los que hay que añadir a Zack Snyder con su "Amanecer de los muertos" y como no, a Danny Boyle con la primera parte de la película que nos ocupa: "28 días después".
En esta ocasión, el bueno de Boyle cede el testigo al español Juan Carlos Fresnadillo, autor de "Intacto", una de las pocas pelis recientes que se salían del canon del cine español. Y la verdad es que ha acertado de pleno con la elección del director. Fresnadillo demuestra fuerza a lo largo de toda la película, sabe mover la cámara como hacía mucho tiempo que no veía en un director joven, usa la música de manera sobresaliente a lo largo de toda la cinta y nos transmite a la perfección el agobio de encontrarse sitiado por una legión de "infectados". Míticos a este respecto son los primeros quince minutos, que valen por sí solos el triple que muchísimas películas recientes del género. La verdad es que es triste que aquí solo sepamos hablar de Almodóvar cuando hay muchísimo talento que se tiene que ir de España, caso de Sergi Lopez (visto en "El laberinto del fauno"), emigrado a Francia, o del mismo Fresnadillo.
Hay escenas memorables por doquier, las vistas de un Londres contaminado son sobrecogedoras, las difíciles decisiones a tomar por nuestros protagonistas, y, como si fuera una película a la vieja usanza, aquí no hay héroes que valgan. Porque en esta película, nadie está a salvo. Sobresaliente película, no os la perdáis.
En esta ocasión, el bueno de Boyle cede el testigo al español Juan Carlos Fresnadillo, autor de "Intacto", una de las pocas pelis recientes que se salían del canon del cine español. Y la verdad es que ha acertado de pleno con la elección del director. Fresnadillo demuestra fuerza a lo largo de toda la película, sabe mover la cámara como hacía mucho tiempo que no veía en un director joven, usa la música de manera sobresaliente a lo largo de toda la cinta y nos transmite a la perfección el agobio de encontrarse sitiado por una legión de "infectados". Míticos a este respecto son los primeros quince minutos, que valen por sí solos el triple que muchísimas películas recientes del género. La verdad es que es triste que aquí solo sepamos hablar de Almodóvar cuando hay muchísimo talento que se tiene que ir de España, caso de Sergi Lopez (visto en "El laberinto del fauno"), emigrado a Francia, o del mismo Fresnadillo.
Hay escenas memorables por doquier, las vistas de un Londres contaminado son sobrecogedoras, las difíciles decisiones a tomar por nuestros protagonistas, y, como si fuera una película a la vieja usanza, aquí no hay héroes que valgan. Porque en esta película, nadie está a salvo. Sobresaliente película, no os la perdáis.

7,4
99.136
9
25 de marzo de 2007
25 de marzo de 2007
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva película del maestro Cristopher Nolan (autor de las maravillosas Memento, Insomnio y Batman Begins) ha llegado a nuestras pantallas bajo el ridículo nombre de El Truco Final (¿Quíen tuvo la idea?), y nos demuestra el porqué Nolan es uno de los realizadores jóvenes con más calidad en la meca del cine (junto a Paul Greengrass).
Nolan (y su hermano, que ya colaboró con el en Memento) nos introduce en una historia de una rivalidad entre dos magos otrora amigos y compañeros, interpretados magistralmente por Hugh Jackman y Christian Bale (curiosamente, ambos han interpretado a superhéroes), llevados de la mano del siempre maravilloso Michael Cane y de las curvas de la señorita Scarlett Johansson (siempre es un placer ver a esta chiquilla) y la genial aparición del hombre del renacimiento del siglo XX y XXI, es decir, David Bowie.
Con un reparto así, no hay que preocuparse de la interpretación, la novela en que se basa la película es una joyita escondida que espero que ahora, a tenor del estreno de la película, llegue a los ojos de más personas, así que Nolan hace lo que le gusta a él: presionar psicológicamente a los personajes, demostrar que hoy día, en el montaje, pocos directores se pueden codear con él, ya que la película no está contada en línea recta, sino a base de ir alante y atrás en el tiempo, y por cierto, tan bien lo hace que en ningún momento te pierdes (eso es maestría, si señor, y sin tener que usar efectos de difuminado ni tonterías para representar los “flashbacks”).
No dejéis que os la cuente, id a verla y disfrutad de cine de calidad, que hoy día, se da menos de lo que quisiéramos los cinéfilos. Por cierto, la canción al final de los créditos, la canta Thom Yorke. Así que lo tiene todo esta película.
Nolan (y su hermano, que ya colaboró con el en Memento) nos introduce en una historia de una rivalidad entre dos magos otrora amigos y compañeros, interpretados magistralmente por Hugh Jackman y Christian Bale (curiosamente, ambos han interpretado a superhéroes), llevados de la mano del siempre maravilloso Michael Cane y de las curvas de la señorita Scarlett Johansson (siempre es un placer ver a esta chiquilla) y la genial aparición del hombre del renacimiento del siglo XX y XXI, es decir, David Bowie.
Con un reparto así, no hay que preocuparse de la interpretación, la novela en que se basa la película es una joyita escondida que espero que ahora, a tenor del estreno de la película, llegue a los ojos de más personas, así que Nolan hace lo que le gusta a él: presionar psicológicamente a los personajes, demostrar que hoy día, en el montaje, pocos directores se pueden codear con él, ya que la película no está contada en línea recta, sino a base de ir alante y atrás en el tiempo, y por cierto, tan bien lo hace que en ningún momento te pierdes (eso es maestría, si señor, y sin tener que usar efectos de difuminado ni tonterías para representar los “flashbacks”).
No dejéis que os la cuente, id a verla y disfrutad de cine de calidad, que hoy día, se da menos de lo que quisiéramos los cinéfilos. Por cierto, la canción al final de los créditos, la canta Thom Yorke. Así que lo tiene todo esta película.

6,8
57.452
7
25 de marzo de 2007
25 de marzo de 2007
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Woody se relaja y hace películas “ligeras” (siempre entre comillas) es cuando mejores resultados alcanza, después de su resurrección gracias a la maravillosa Match Point, Woody vuelve a lo que mejor se le da, la comedia, y lo hace de la mano de Scarlett (bellísima) y de Hugh Jackman (excelente interpretación, que presencia tiene este hombre) y del mismo Woody haciendo de un mago torpón (Allen tenía afición a la magia cuando era joven).
Apoyada en unos magníficos diálogos, es la mejor opción para pasar un buen rato, siempre es bueno que Allen haga peliculones, para recalcar la verguenza que supone el que tenga problemas hoy día para rodar sus películas en EEEUU.
Apoyada en unos magníficos diálogos, es la mejor opción para pasar un buen rato, siempre es bueno que Allen haga peliculones, para recalcar la verguenza que supone el que tenga problemas hoy día para rodar sus películas en EEEUU.
5 de noviembre de 2010
5 de noviembre de 2010
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Aunque mi nota no es muy elevada, porque la película no da para más, sí he de admitir que me ha parecido un retorno a la serie B pura, un regreso a aquellos videoclubs de finales de los 80 y principios de los 90, donde, sin tener mucha información, uno se dejaba llevar por las carátulas de las cintas de los expositores, y donde se descubrían auténticas "joyas" del cine, que con el concepto blockbuster empezaron a desaparecer.
Una película macarra, con mala baba y un agradable retorno a otros tiempos, no sé si mejores, pero quizás si mas inocentes y con menos pretensiones.
Una película macarra, con mala baba y un agradable retorno a otros tiempos, no sé si mejores, pero quizás si mas inocentes y con menos pretensiones.
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