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Críticas ordenadas por utilidad
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2
25 de marzo de 2020
25 de marzo de 2020
17 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
El niño Amenábar, como no podía ser de otra manera, con una subvención bien abultada a costa de los españolitos, se marca una pseudopelícula histórica intentando retratar hasta hace relativamente poco un incuestionable y "épico" suceso en el Bando Nacional a principios de la Guerra Civil Española: El presunto encontronazo entre don Miguel de Unamuno y Millán Astray.
Sin entrar en desenmascarar la falsedad de los hechos clímax de la cinta, pues el que quiera tiene a su disposición en la red abundante información de cómo se gestó la desfasada "versión oficial" que se nos muestra, el altercado sirve de excusa para hacer una película poco convincente y superficial a la hora de mostrar tanto la figura de Unamuno (Karra haciendo de Elejalde con unas barbas blancas) como la de Millán Astray (Eduardo haciendo de Fernández con un monóculo opaco) con unas interpretaciones sobre actuadas.
Por otra parte, podría haberse aprovechado la película, por lo menos, para hacer una semblanza sobre unos hechos históricos fundamentales en la historia de España que de alguna manera instruyeran al personal sobre cómo estaban las cosas en la Salamanca Nacional, pero el lobby progre impuesto a los españoles desde la Transición pesa demasiado en la sociedad actual en general y en el cine patrio en particular.
No obstante y por arrojar alguna luz sobre el título de esta crítica, efectivamente se vislumbran la veracidad de algunos hechos y situaciones tímidamente mostradas como por ejemplo la tensión entre los miembros de la Junta de Generales nacionales por la desconfianza en la figura de Franco liderada por el General Cabanellas. También la adhesión de Falange Española a Unamuno pues este apoyó abiertamente al Bando Nacional e incluso se entrevistó con José Antonio Primo de Rivera y aunque le manifestó que no sabía muy bien que era eso del fascismo algunos de los principios básicos del nacionalsindicalismo le convencían abiertamente, lo cual se muestra de forma bastante ridícula cuando a la salida del cafetín un joven falangista le pide un autógrafo a don Miguel. También la figura plana y astuta que se muestra de Franco se ajusta bien a su personalidad.
En fin, un bodriete más del cine español sobre la Guerra Civil en su línea de embustero sectarismo doctrinario. Me preguntó si algún día veremos una película que sitúe la acción en los sucesivos gobiernos del Frente Popular durante la Guerra Civil con el desenlace fatal del último presidido por el sovietizante Negrín, aunque fuera desde la visión tradicional de nuestro cine, a ver cómo despachaban esa mal avenida cama redonda de ideologías e intereses políticos......
No hago ningún spoiler porque la película realmente no es más que una aburrida y burda manipulación emocional del espectador preparatoria para la embustera anécdota final que le sirve de excusa como se dijo antes.
Sin entrar en desenmascarar la falsedad de los hechos clímax de la cinta, pues el que quiera tiene a su disposición en la red abundante información de cómo se gestó la desfasada "versión oficial" que se nos muestra, el altercado sirve de excusa para hacer una película poco convincente y superficial a la hora de mostrar tanto la figura de Unamuno (Karra haciendo de Elejalde con unas barbas blancas) como la de Millán Astray (Eduardo haciendo de Fernández con un monóculo opaco) con unas interpretaciones sobre actuadas.
Por otra parte, podría haberse aprovechado la película, por lo menos, para hacer una semblanza sobre unos hechos históricos fundamentales en la historia de España que de alguna manera instruyeran al personal sobre cómo estaban las cosas en la Salamanca Nacional, pero el lobby progre impuesto a los españoles desde la Transición pesa demasiado en la sociedad actual en general y en el cine patrio en particular.
No obstante y por arrojar alguna luz sobre el título de esta crítica, efectivamente se vislumbran la veracidad de algunos hechos y situaciones tímidamente mostradas como por ejemplo la tensión entre los miembros de la Junta de Generales nacionales por la desconfianza en la figura de Franco liderada por el General Cabanellas. También la adhesión de Falange Española a Unamuno pues este apoyó abiertamente al Bando Nacional e incluso se entrevistó con José Antonio Primo de Rivera y aunque le manifestó que no sabía muy bien que era eso del fascismo algunos de los principios básicos del nacionalsindicalismo le convencían abiertamente, lo cual se muestra de forma bastante ridícula cuando a la salida del cafetín un joven falangista le pide un autógrafo a don Miguel. También la figura plana y astuta que se muestra de Franco se ajusta bien a su personalidad.
En fin, un bodriete más del cine español sobre la Guerra Civil en su línea de embustero sectarismo doctrinario. Me preguntó si algún día veremos una película que sitúe la acción en los sucesivos gobiernos del Frente Popular durante la Guerra Civil con el desenlace fatal del último presidido por el sovietizante Negrín, aunque fuera desde la visión tradicional de nuestro cine, a ver cómo despachaban esa mal avenida cama redonda de ideologías e intereses políticos......
No hago ningún spoiler porque la película realmente no es más que una aburrida y burda manipulación emocional del espectador preparatoria para la embustera anécdota final que le sirve de excusa como se dijo antes.
26 de enero de 2022
26 de enero de 2022
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otros 107 minutos de mi vida tirados por el retrete... si es que no aprenderé jamás con el cine americano manejado por las grandes plataforma. Le está pasando como a su propio imperio al mando del viejo Biden, todo se va al garete, ya no son un referente.
Primero pasó con la música - es todo es chunda chunda- después con la literatura y un lastimero etcétera y ahora con el cine.... Es que no hay manera.... al final habrá que volver a los clásicos de los 80 para atrás.
En cualquier caso y centrádome en esta birria de peli sensiblera, realmente está hecha a base de corta pegas de tópicos manidos que pretenden sensibilizar a un público cincuentón para que se identifique con la época y con los personajes, en mi opinión no lo consigue, demasiado almibar embustero.
No deja de ser una película simple y ramplona para gente completamente idiotizada por los móviles y por la desidia más absoluta, te lo dan todo tan mascado como si estuvieras lobotomizado.
Desde luego qué lástima de dinero tirado y de interpretaciones, hasta Ben Affleck que normalmente suele estar bien, aquí para mi gusto no da la talla, sólo la interpretación del niño llama un poco la atención con esas pestañas como manojos de boquerones. Prescindible.
George te estás vendiendo a tu tucayo, el de la globalización y las pateras de lujo, has pasado de la progresía yankee de muchos actores/directores - vease como ejemplo y salvando las diferencias al decrépito Redford - a la ignominia de lo políticamente correcto.
Primero pasó con la música - es todo es chunda chunda- después con la literatura y un lastimero etcétera y ahora con el cine.... Es que no hay manera.... al final habrá que volver a los clásicos de los 80 para atrás.
En cualquier caso y centrádome en esta birria de peli sensiblera, realmente está hecha a base de corta pegas de tópicos manidos que pretenden sensibilizar a un público cincuentón para que se identifique con la época y con los personajes, en mi opinión no lo consigue, demasiado almibar embustero.
No deja de ser una película simple y ramplona para gente completamente idiotizada por los móviles y por la desidia más absoluta, te lo dan todo tan mascado como si estuvieras lobotomizado.
Desde luego qué lástima de dinero tirado y de interpretaciones, hasta Ben Affleck que normalmente suele estar bien, aquí para mi gusto no da la talla, sólo la interpretación del niño llama un poco la atención con esas pestañas como manojos de boquerones. Prescindible.
George te estás vendiendo a tu tucayo, el de la globalización y las pateras de lujo, has pasado de la progresía yankee de muchos actores/directores - vease como ejemplo y salvando las diferencias al decrépito Redford - a la ignominia de lo políticamente correcto.

6,4
16.898
1
25 de septiembre de 2021
25 de septiembre de 2021
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buscando alguna peli que ver entre la programación de los últimos 7 días de la tele, me encontré con este truño titulado "El autor".
Normalmente no veo películas españolas de directores gafapastas o progres pues sus propuestas siempre me decepcionan e incluso me cabrean por la pérdida de tiempo, la estulticia intelectual y adoctrinamiento que desprenden, a más del escandaloso despilfarro de dinero público, que bien debiera invertirse en otros proyectos más de entretenimiento como de cultura en general.
Ante este panorama, la lógica pregunta es.... entonces ¿porque vio usted la película?.... Así nos hubiera ahorrado esta crítica. Pues por la peregrina razón de recordarme su sinopsis a una película menor, pero que me hizo desternillarme en su momento y lo sigue haciendo a día de hoy, cuál es para mí la magistral "Tira a mamá del tren"... Adoro a Dani DeVito.
Visionados 20 minutos de "El autor" concluir que ni el protagonista ni ninguno de las actores de la película están a la altura del cómico italoamericano: Gutiérrez lobotomizado, De la Torre haciendo como siempre de De la Torre - el único matiz es que sale todo el tiempo con una chaqueta en plan pijortera sevillano y las gafas de clic que puso de moda Mario Conde- la León de teatro de instituto, los mejicanos no sé cómo lo harán en Méjico, el notario y el militar retirado para que hablar.... quizás el único que transmite cierta veracidad sea el plasta de compañero de trabajo, en Sevilla abunda ese estereotipo.
El desaprovechamiento de Sevilla en cuanto a las localizaciones de la película resulta vergonzoso. Qué poco partido se ha sacado a una ciudad tan bella y variada en estilos arquitectónicos y espacios urbanos.
La gran paradoja de esta patraña es que la propia película incurre en los mismos pecados de los que se acusa al protagonista en sus vanos intentos de ser escritor y a la hora de construir una obra: ¿para qué? ¿porqué? ¿cuándo? ¿cómo?.
Debería sonrojar a todos los que aparecen en ella y a la cabeza su director por sus últimos minutos por mentirosos, atropellados y sin sentido, con un cambio de ritmo digno de los sketch de los payasos de la tele que terminaban siempre agotadas las cuatro gracias chuscas a base de zambombazos, bombos y platillos, todos corriendo y chillando a la descarajada cada uno por su lado.
Ni en las películas de fines de los 70 y 80 en las que siempre salía algún desnudo y algún personaje llamando a otro hijo de p....- normalmente la escena era de una mujer en tetas insultando a su compañero de cama- he encontrado unos desnudos tan grotescos e innecesarios ni una forma de insultar con un hijo de p... tan patética.
Normalmente no veo películas españolas de directores gafapastas o progres pues sus propuestas siempre me decepcionan e incluso me cabrean por la pérdida de tiempo, la estulticia intelectual y adoctrinamiento que desprenden, a más del escandaloso despilfarro de dinero público, que bien debiera invertirse en otros proyectos más de entretenimiento como de cultura en general.
Ante este panorama, la lógica pregunta es.... entonces ¿porque vio usted la película?.... Así nos hubiera ahorrado esta crítica. Pues por la peregrina razón de recordarme su sinopsis a una película menor, pero que me hizo desternillarme en su momento y lo sigue haciendo a día de hoy, cuál es para mí la magistral "Tira a mamá del tren"... Adoro a Dani DeVito.
Visionados 20 minutos de "El autor" concluir que ni el protagonista ni ninguno de las actores de la película están a la altura del cómico italoamericano: Gutiérrez lobotomizado, De la Torre haciendo como siempre de De la Torre - el único matiz es que sale todo el tiempo con una chaqueta en plan pijortera sevillano y las gafas de clic que puso de moda Mario Conde- la León de teatro de instituto, los mejicanos no sé cómo lo harán en Méjico, el notario y el militar retirado para que hablar.... quizás el único que transmite cierta veracidad sea el plasta de compañero de trabajo, en Sevilla abunda ese estereotipo.
El desaprovechamiento de Sevilla en cuanto a las localizaciones de la película resulta vergonzoso. Qué poco partido se ha sacado a una ciudad tan bella y variada en estilos arquitectónicos y espacios urbanos.
La gran paradoja de esta patraña es que la propia película incurre en los mismos pecados de los que se acusa al protagonista en sus vanos intentos de ser escritor y a la hora de construir una obra: ¿para qué? ¿porqué? ¿cuándo? ¿cómo?.
Debería sonrojar a todos los que aparecen en ella y a la cabeza su director por sus últimos minutos por mentirosos, atropellados y sin sentido, con un cambio de ritmo digno de los sketch de los payasos de la tele que terminaban siempre agotadas las cuatro gracias chuscas a base de zambombazos, bombos y platillos, todos corriendo y chillando a la descarajada cada uno por su lado.
Ni en las películas de fines de los 70 y 80 en las que siempre salía algún desnudo y algún personaje llamando a otro hijo de p....- normalmente la escena era de una mujer en tetas insultando a su compañero de cama- he encontrado unos desnudos tan grotescos e innecesarios ni una forma de insultar con un hijo de p... tan patética.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esos huevos con salchicha encima de la mesa y el final de la escena de cama con la portera tardarán años en borrarse de mi mente igual que cuando uno ve de niño un gato destripado en la carretera o a los heridos de un accidente de tráfico. A partir de ahora evitaré ver cualquier película que aparezca este actor cuyas interpretaciones en general eran bastante dignas, pues siempre me lo imaginaré corriendo con los brazos en alto como Bob Esponja pero con el mandado al aire.

7,1
8.551
6
24 de febrero de 2024
24 de febrero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Unos de los múltiples chascarrillos, cantinelas y otros dichos que tenía mi padre eran "qué pena llegar a viejo" y "porquería de vejez" y eso que el pobre no llegó a eso, quizás tuvo esa suerte.
Y es que la vejez es fea y triste, sobre todo cuando viene acompañada de la decrépitud y la más absoluta soledad, como las que padece el protagonista.
Desconozco la génesis o como se gestó este proyecto fílmico: ¿como homenaje a un actor secundario e imprescindible en plan despedida? de hecho fue su última aparición o ¿como negocio para recaudar en taquilla por su temática? no hay muchas pelis que traten de la vida de personas tan tan ancianas - anciano frágil - y su día a día.
En cualquier caso la apuesta es arriesgada pues los viejos suelen causar rechazo en una sociedad cada vez más narcisista donde la familia está en declive y si bien en la película todos los personajes estiman y aceptan al huraño y sarcástico Lucky, se entrevé que no es por respeto ni admiración sino más bien por ser el depositario de la pesada carga de la única verdad que se puede constatar que es la realidad de la muerte y del miedo a ella.
Esa revelación, consciente o inconsciente de los guionistas, para mi es el mérito de esta cinta irregular en el ritmo y en los diálogos, a caballo entre el cine indie y de autor de los 90.
Más allá de algún momento emotivo de los que el protagonista tiene revisitando su vida y su infancia y algún diálogo con una chispa más o menos profunda, lo demás no es más que el día de la marmota de un anciano en su última recta con buena salud y autonomía.
La situó entre la prescindible Cry Macho de Eastwood y la imprescindible Amor de Hanecke.
Aunque para ver otro abordaje del dilema existencial de la última vejez habría que revisitar la inigualable La balada de Narayama de Shoei Imamura
Y es que la vejez es fea y triste, sobre todo cuando viene acompañada de la decrépitud y la más absoluta soledad, como las que padece el protagonista.
Desconozco la génesis o como se gestó este proyecto fílmico: ¿como homenaje a un actor secundario e imprescindible en plan despedida? de hecho fue su última aparición o ¿como negocio para recaudar en taquilla por su temática? no hay muchas pelis que traten de la vida de personas tan tan ancianas - anciano frágil - y su día a día.
En cualquier caso la apuesta es arriesgada pues los viejos suelen causar rechazo en una sociedad cada vez más narcisista donde la familia está en declive y si bien en la película todos los personajes estiman y aceptan al huraño y sarcástico Lucky, se entrevé que no es por respeto ni admiración sino más bien por ser el depositario de la pesada carga de la única verdad que se puede constatar que es la realidad de la muerte y del miedo a ella.
Esa revelación, consciente o inconsciente de los guionistas, para mi es el mérito de esta cinta irregular en el ritmo y en los diálogos, a caballo entre el cine indie y de autor de los 90.
Más allá de algún momento emotivo de los que el protagonista tiene revisitando su vida y su infancia y algún diálogo con una chispa más o menos profunda, lo demás no es más que el día de la marmota de un anciano en su última recta con buena salud y autonomía.
La situó entre la prescindible Cry Macho de Eastwood y la imprescindible Amor de Hanecke.
Aunque para ver otro abordaje del dilema existencial de la última vejez habría que revisitar la inigualable La balada de Narayama de Shoei Imamura
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena en que narra por teléfono la anécdota de su infancia cuando dispara al ruiseñor, es de lo mejor que he visto en el cine intimista.

7,4
40.299
8
4 de julio de 2022
4 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el cine es entretenimiento esto no es cine. Si el cine es un medio para contar historias esta película es bastante regulera y simplista. Si el cine es para hacer caja, esto es cine porque la polémica estaba servida y hablo en pasado porque casi diez años después de su estreno el tema LGTBI+ está hasta en la sopa.
Y así podría continuar hasta que el contador de palabras diera la vuelta al marcador y no pudiera seguir escribiendo, pero no lo voy a hacer porque para eso ya están las más de 300 críticas que hay en la web y que hablan de todo lo posible que se pueda comentar al respecto de esta cinta, pero lo que sí me lleva a escribir esta crítica y quiero destacar, es que consigue transmitir emociones y clavársete en las entrañas como se me ha clavado a mí desde que la vi hace más de cuatro años y ahí sigue al revisarla anoche cuando la pusieron en la tele pública, por cierto como no, con su posterior coloquio entre cuyos participantes destacó la ausencia de opiniones de algún ente o ser al que la naturaleza dotara de pene y estrógenos naturales.
Al margen de las intenciones del muy visionario y sarraceno director, de la actuación de las protagonistas, del trampantojo de sus respectivos progenitores y amiguetes, de la temática en sí y de los lobbies LGTBI+ y de lo evidente y de lo oculto, hay algo que quien ha vivido un amor apasionado, con frecuencia el primer amor, comprenderá y es porque cuando se ama, sin entrar en calificativos y en las mil caras que puede tener el amor, como reza el título de esta crítica, también se sufre en la misma medida con su pérdida.
Su intríngulis está en la realista narración de los efectos devastadores de las rutinas del desamor, del abandono y de su agonía, todo ello por supuesto impregnado por una interpretación verdadera de Adele, quizás sin esta actriz, sus lágrimas, sus mocos, sus jipidos y su corazón encogido, para mí la película hubiera pasado desapercibida, pero su puesta en escena de esa realidad maldita, que solo viven los que de verdad han amado hasta lo enfermizo, es lo que hace que la película me merezca un comentario.
Ese constante estado entre el llanto y la angustia y la necesidad de estar con la persona amada, a fin de cuentas el enganche absoluto por otra persona y el reencuentro, nunca lo he visto plasmado tan realistamente en el cine.
Lo demás, el envoltorio y eso que he mencionado no hablar de otros aspectos del filme, para mí es indiferente aunque no puedo dejar de comentar el inolvidable baile de Adele el día de su cumpleaños mientras suena i follow rivers.
Creo que el mejor exorcismo de ese amor maldito de Adele - cuya ausencia lamentan numerosas críticas en cuanto a que la película no queda debidamente cerrada y causa en el espectador el mismo vacío con que se queda el alma en pena de la protagonista- y en la misma la línea de la película y por qué no de la polémica que suscitó, propongo como final y comienzo de una tercera parte el que a la vuelta de la esquina de la calle por la que desaparece Adele se topase con dos o tres senegaleses simpáticos y empáticos con ganas de carnes blancas, irse de fiesta con ellos y por qué no... acabar con unas escenas de sexo igual de extensas y explícitas pero en este caso heterosexual, al estilo Nynphomaniac.
Y ahora entro de lleno en la segunda parte del título de esta crítica. Hay muchas clases de desamor como también las hay de amor y en este caso tanto el amor como el desamor de Adele son producto de una generación y de su pecado irrenunciable por ser original, impuesto vamos, como el de Adán y Eva. Pero en este caso por el Dios del neocapitalismo globalizador o del gran reseteo (más de alguno dirá que ya estoy colando aquí las teorías conspiranoicas, pero no deja de ser una realidad de la generación de Adele).
A los pobres, pobras y pobros millennials les han llenado la cabeza desde la cuna con tantos mensajes publicitarios promovidos desde esas élites que no dan puntada sin hilo, que no saben ni de dónde vienen ni a dónde van, vamos como pollos sin cabeza..... y da igual que sean hijos de progres como Enma que de curritos barriobajeros, léase Adele.
Personas mutiladas interesadamente por el sistema para ser moldeadas a su antojo a cambio de una presunta libertad de sexo, de religión, de valores democráticos etc etc todo de mentira, como de la tienda del chino.
Por eso, el final que propongo es el que más se adecúa al propósito de la existencia de los millennials y de las perversas y rijosas intenciones del lacayuno director y de sus amos felones, quienes por cierto lo dejaron tirado para su próximo proyecto cinematográfico, de tal manera que ofreció vender su Palma de Oro por Adele al mejor postor para financiarse.
Y así podría continuar hasta que el contador de palabras diera la vuelta al marcador y no pudiera seguir escribiendo, pero no lo voy a hacer porque para eso ya están las más de 300 críticas que hay en la web y que hablan de todo lo posible que se pueda comentar al respecto de esta cinta, pero lo que sí me lleva a escribir esta crítica y quiero destacar, es que consigue transmitir emociones y clavársete en las entrañas como se me ha clavado a mí desde que la vi hace más de cuatro años y ahí sigue al revisarla anoche cuando la pusieron en la tele pública, por cierto como no, con su posterior coloquio entre cuyos participantes destacó la ausencia de opiniones de algún ente o ser al que la naturaleza dotara de pene y estrógenos naturales.
Al margen de las intenciones del muy visionario y sarraceno director, de la actuación de las protagonistas, del trampantojo de sus respectivos progenitores y amiguetes, de la temática en sí y de los lobbies LGTBI+ y de lo evidente y de lo oculto, hay algo que quien ha vivido un amor apasionado, con frecuencia el primer amor, comprenderá y es porque cuando se ama, sin entrar en calificativos y en las mil caras que puede tener el amor, como reza el título de esta crítica, también se sufre en la misma medida con su pérdida.
Su intríngulis está en la realista narración de los efectos devastadores de las rutinas del desamor, del abandono y de su agonía, todo ello por supuesto impregnado por una interpretación verdadera de Adele, quizás sin esta actriz, sus lágrimas, sus mocos, sus jipidos y su corazón encogido, para mí la película hubiera pasado desapercibida, pero su puesta en escena de esa realidad maldita, que solo viven los que de verdad han amado hasta lo enfermizo, es lo que hace que la película me merezca un comentario.
Ese constante estado entre el llanto y la angustia y la necesidad de estar con la persona amada, a fin de cuentas el enganche absoluto por otra persona y el reencuentro, nunca lo he visto plasmado tan realistamente en el cine.
Lo demás, el envoltorio y eso que he mencionado no hablar de otros aspectos del filme, para mí es indiferente aunque no puedo dejar de comentar el inolvidable baile de Adele el día de su cumpleaños mientras suena i follow rivers.
Creo que el mejor exorcismo de ese amor maldito de Adele - cuya ausencia lamentan numerosas críticas en cuanto a que la película no queda debidamente cerrada y causa en el espectador el mismo vacío con que se queda el alma en pena de la protagonista- y en la misma la línea de la película y por qué no de la polémica que suscitó, propongo como final y comienzo de una tercera parte el que a la vuelta de la esquina de la calle por la que desaparece Adele se topase con dos o tres senegaleses simpáticos y empáticos con ganas de carnes blancas, irse de fiesta con ellos y por qué no... acabar con unas escenas de sexo igual de extensas y explícitas pero en este caso heterosexual, al estilo Nynphomaniac.
Y ahora entro de lleno en la segunda parte del título de esta crítica. Hay muchas clases de desamor como también las hay de amor y en este caso tanto el amor como el desamor de Adele son producto de una generación y de su pecado irrenunciable por ser original, impuesto vamos, como el de Adán y Eva. Pero en este caso por el Dios del neocapitalismo globalizador o del gran reseteo (más de alguno dirá que ya estoy colando aquí las teorías conspiranoicas, pero no deja de ser una realidad de la generación de Adele).
A los pobres, pobras y pobros millennials les han llenado la cabeza desde la cuna con tantos mensajes publicitarios promovidos desde esas élites que no dan puntada sin hilo, que no saben ni de dónde vienen ni a dónde van, vamos como pollos sin cabeza..... y da igual que sean hijos de progres como Enma que de curritos barriobajeros, léase Adele.
Personas mutiladas interesadamente por el sistema para ser moldeadas a su antojo a cambio de una presunta libertad de sexo, de religión, de valores democráticos etc etc todo de mentira, como de la tienda del chino.
Por eso, el final que propongo es el que más se adecúa al propósito de la existencia de los millennials y de las perversas y rijosas intenciones del lacayuno director y de sus amos felones, quienes por cierto lo dejaron tirado para su próximo proyecto cinematográfico, de tal manera que ofreció vender su Palma de Oro por Adele al mejor postor para financiarse.
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