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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
10 de febrero de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Body of an American de The Pogues busco inspiración sobre qué escribir sobre The Wire. Y es que se ha escrito largo y tendido sobre la que todo el mundo cataloga como la mejor serie de televisión de la historia. Parte de la verdadera época dorada de la HBO en la que también salieron series como Six Feet Under (A dos metros bajo tierra) o The Sopranos (Los Soprano); esta ya mítica serie se merece todos y cada uno de sus calificativos: televisión con calidad cinematográfica.

Recordemos que The Wire nos cuenta el día a día de los barrios bajos (The Projects) de Baltimore centrándose en los policías (principalmente los departamentos de Homiciodios y Drogas) y la de los traficantes y toda su estructura interna. A lo largo de las temporadas el foco de la serie se va ampliando hacia la educación, la política y otros conflictos.

Resulta fascinante como consiguen dar vida a una ciudad entera, Baltimore respira gracias a todos los personajes, que no son pocos. Cuanto más descubres de cada uno de los personajes, más descubres de la influencia que tiene el emplazamiento. La ciudad del estado de Maryland se convierte en un crisol de personajes que muestran sus ambiciones y sus miedos. El creador David Simon, periodista y escritor de profesión, es plenamente consciente de eso y se dedica a construir unos personajes principalmente humanos llenos de imperfecciones y de ilusiones; y Baltimore y el entorno es el duro juez que decide si lo consiguen o son engullidos por su destino.

Estructuralmente, una de sus grandes virtudes es la unificación. Los capítulos de relleno no existen en The Wire. Todos y cada uno de los episodios aporta mucho más de lo que parece. Y una vez acabas una temporada o la serie entera te das cuenta de verdad de todo lo que acabas de ver. En su conjunto forman un todo abrumador, en el que todas las piezas encajan. Paradójicamente esto es una arma de doble filo, pues acostumbrados a cliffhangers y series con mucha acción para mantener al espectador en tensión, The Wire se cocina a fuego lento.

Dominic West, Deirdre Lovejoy, Andre Royo, Clarke Peters, Lance Reddick, Wendell Pierce, Michael Kenneth Williams, J. D Williams, Idris Elba, Wood Harris, Aidan Gillen, Jamie Hector, Jim True-Frost, Robert Wisdom, Tristam Wilds, Amy Ryan... O lo que es lo mismo Jimmy McNulty, Rhonda Pearlman, Bubbles, Leaster Freamon, Cedric Daniels, Bunk Moreland, Omar, Bodie, Stringer Bell, Avon Barksdale, Tommy Carcetti, Marlo Stanfield, Roland "Prez" Pryzbylewski, Bunny Colvin, Michael Lee, Beadie... Por muchos papeles que hagan después de The Wire a todos y cada uno de ellos se les recordará que hace años construyeron The Wire.

The Wire es un excelente estudio sociológico y psicológico. Un ejercicio cinematográfico de más de 58 horas de duración. Un disfrute para cualquier amante de las buenas historias y los buenos personajes.

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@Gine_1414
Kes
10 de febrero de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Affair es la nueva propuesta de la cadena estadounidense Showtime para volver a deslumbrar a crítica y público. Tras la finalización de Dexter, el canal necesitaba un nuevo aliciente. Por parte de la crítica parece que han dado en el clavo. El pasado domingo se estrenó el piloto y demostró que tiene muchos detalles que la pueden convertir en una serie a tener en cuenta.

The Affair es un drama intimista que como bien explica su título trata sobre la aventura que mantienen un profesor y marido que tiene cinco hijos y que junto con su esposa se va a la casa de sus suegros a pasar las vacaciones y a desconectar de la ciudad, y una mujer casada, camarera de un “dinner”.

Las dos caras que se esconden detrás de la serie son las de Hagai Levi y Sarah Treem responsables de Be Tipul y su remake norteamericano In Treatment, una de las mejores series de personajes de los últimos años, un trabajo minucioso sobre la condición y el comportamiento del ser humano. Los creadores han demostrado de sobras la sensibilidad de los pequeños detalles que aquí también muestran y lo hacen dando una vuelta de tuerca a un argumento que a priori tiene muy poco de innovador. Para ello deciden hacer una serie basada en el arte de contar historias, a modo de metareferencia - ya que el cine y las series se basan en el mismo principio-. Cada capítulo se divide en dos: la primera parte mostrándonos el punto de vista de un personaje, y la segunda mitad explicándonos el mismo hecho pero desde el otro punto de vista. Lejos de ser repetitivo y cansino se convierte en un juego hacia el espectador para decidir a quien te crees más, aun sabiendo que los dos están tergiversando los hechos, pero sin poder saber la visión 100% objetiva. A lo largo de todos los minutos introduce la duda a un espectador cómplice de ambas historias.

A parte del cuidado guión, The Affair es una oportunidad única para que un reparto bien escogido tenga la oportunidad de lucirse y brillar en la pequeña pantalla. Los encargados de llevar el peso principal de la serie son Dominic West (The Wire) que interpreta a Noah, profesor y padre de familia, y Ruth Wilson (Luther) que interpreta a la camarera Alison. Además de las dos partes del “affaire”, también podemos ver a Joshua Jackson (Fringe) que interpreta a Cole Lockhart, marido de Alison, y Maura Tierney (The Good Wife, Urgencias) que interpreta a Helen Solloway, esposa de Noah y madre de sus cinco hijos.

La puesta en escena cuidada con una fotografía con tonos suaves, cálidos y agradables, junto con todos los elementos anteriormente mencionados convierten en The Affair en una serie a tener en cuenta. Solo con el visionado del episodio piloto parece un producto muy potente para paladares exigentes y amantes de la psique humana.

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@Gine_1414
Kes
10 de febrero de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Christopher Nolan, director de origen británico convertido en máximo bastión del gran cine comercial de Hollywood estrenó la semana pasada su última película, Interstellar. Después de cerrar la trilogía de Batman en 2012 con The Dark Knight Rises (El Caballero Oscuro: la leyenda renace), y sorprendiera con un gran despliegue de medios con Origen el año 2010; Nolan vuelve con un film de 169 minutos que busca ser la odisea espacial de la temporada (curioso que el año pasado una de las películas que más arrasó también fuera de un género como es la ciencia ficción espacial, bastante mínimo). Las primeras reacciones respecto a la cinta había disparidad de opiniones: desde comparaciones con 2001: A Space Odissey y con Jaws (Tiburón) hasta declaraciones afirmando que ésta es la peor película de Nolan en toda su filmografía.

El director que genera más hype del séptimo arte ha estrenado a lo grande, película lanzada de forma simultánea en prácticamente todo el mundo el fin de semana pasada para evitar filtraciones, spoilers o cualquier tipo de piratería. Interstellar nos muestra la odisea espacial de Cooper padre de familia entregado que vive en una sociedad de un futuro cercano en la que La Tierra se está quedando sin recursos. El protagonista, ingeniero de profesión, tras un desafortunado accidente con una nave de la NASA, perdió la opción de salir del planeta. Tras unos extraños sucesos, Cooper tiene la oportunidad de pilotar la última nave que puede despegar desde una sede secreta de la NASA, y aunque tenga que dejar atrás a sus hijos, no puede evitar sentirse atraído por el espacio exterior. Junto con un grupo de científicos entre los que está Amelia emprenden un viaje hacia nuevos mundos para poder salvar la humanidad.

El viaje interestelar es un compendio con resultado desigual entre la dualidad entre ciencia y el sentimiento. Los límites de la ciencia son puestos a prueba y nos pide un salto de fe hacia la creencia de los sentimientos, una vez nos encontremos en un callejón sin salida de las fórmulas empíricas. La película conforma una interesante reflexión sobre los límites de la ciencia y del ser humano. Habla de la fuerza de la voluntad, las ambiciones, los sueños y el espíritu de superación. La emoción que transmite el film es más mérito de los actores, sobretodo de Matthew que del propio Nolan que parece que los momentos emotivos no se le acaban de dar demasiado bien, ya que se basa en repetir una y otra vez la misma escena-tipo haciendo referencia a los niños o al punto débil de cada personaje.

Pero lo que más decepciona, durante los excesivos 169 minutos de su duración, es el exceso de sobrexplicación que reina en toda la película. Cada vez que acaba un acto, una escena de acción, los hermanos Nolan -no olvidemos que Johnatan colabora como siempre como guionista- deciden poner molestos epílogos explicando verbalmente lo que acabamos de ver y qué significa. Este hecho mata la capacidad que tenían todas sus anteriores películas (en Inception (Origen) menos) de crear teorías y pensarla. A diferencia de los rompecabezas que son Memento o The Prestige (El Truco Final), aquí el espectador, a pesar de no entender tecnicismos, siempre va dos pasos por delante, no sorprende, resulta demasiado previsible y trata al espectador de estúpido.

Una vez más, pero Nolan muestra una producción impecable, visualmente abrumadora con una gran fotografía de Hoyte van Hoytema y un muy buen montaje de Lee Smith. Una vez más el director originario de Londres vuelve a probar su maestría en sus escenas de acción; y tensión gracias a la segmentación de las escenas mediante el montaje. Nolan pone a prueba los límites del espectador, como ya hiciera en la escena final de Origen.

Matthew McConaughey es amo y señor de la película. Sigue mostrando que es una bestia interpretativa y lo da todo para que la película funcione. El tejano es acompañado por el habitual de Nolan, Michael Caine haciendo de Michael Caine de forma magistral, Anne Hathaway con una interpretación simplemente correcta, Jessica Chastain, Casey Affleck y John Lithgow entre otros.

Interstellar es probablemente la película más irregular de Nolan, dónde la espectacularidad y el contenido formal de la película y la gran actuación de McConaughey palidece ante la sobrexplicación y la indecisión entre hacer una película más fría o hacer una oda al amor y al sentimiento. Además tampoco consigue resolver con demasiada gracia la problemática de las paradojas temporales.

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@Gine_1414
Kes
10 de febrero de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
I Origins (Origenes) fue la gran triunfadora del pasado festival de Sitges. Público y crítica salieron convencidos tras una proyección que fue bastante aplaudida una vez pasado el fundido a negro final. Antes de su buena acogida en el certamen de cine fantástico barcelonés, también recibió elogios en el festival de Sundance dónde el director recibió el premio Alfred P. Sloan Feature Film por el enfoque científico de la obra. Hace casi tres años, se estrenaba en España la ópera prima de Mike Cahill, Another Earth una pequeña gran obra, también de ciencia ficción, sobre los recovecos del destino y el sentimiento de pérdida con una interpretación de Brit Marling estelar.

I Origins (Orígenes) se centra en Ian Gray, un estudiante de biología molecular especializado en la evolución del ojo humano que vive encerrado en el laboratorio. Su vida da un giro de 180º cuando conoce a una misteriosa chica en una fiesta de disfraces de la que solo podría reconocer sus ojos, en concreto el multicolor de su iris. En ese momento conocerá a Sofi. A través de unos terribles acontecimientos Ian se obsesionará con su investigación hasta el punto de descubrir algo que podría cambiar el futuro de nuestra existencia.

La nueva película de Mike Cahill propone el eterno, y no por eso menos interesante, debate de donde esta la frontera entre la verdad científica y lo que podríamos definir, si es que lo permitimos y creemos, como una verdad espiritual. El debate que duró 9 temporadas de X-Files (Expediente X) sobre sí hacer caso a la razón intentando superar sus límites para llegar a un nivel abstracto etéreo y místico. El dilema y el deseo de creer de Ian se hace patente ante los resultados empíricos provocando un sorprendente giro final.

El film con toques de romance también es una interesante reflexión sobre la mirada. Por un lado sobre el color que nos hace únicos como seres humanos. Y por otro lado, de forma más metafórica sobre el punto de vista de la historia para con el protagonista; para con el espectador; y para el propio director y guionista que guía y decide sobre qué poner el enfoque.

Aun así, su desarrollo estructural está plagado de concesiones y licencias creativas para acentuar la emoción y la gran sorpresa final. Se ve demasiado el rompecabezas, y aunque quizás no descubres el resultado de la argucia, si te das cuenta que el film te está manipulando en todo momento. El desencadenamiento de los hechos y el resultado final se manifiesta poco sutil y algo forzado.

Michael Pitt (Los Soñadores, Boardwalk Empire) es el gran protagonista de I Origins (Orígenes) interpretando a Ian. Satisfactoria y comedida interpretación que cumple con lo necesario. Astrid Bergès-Frisbey es la encargada de introducir el elemento ascético para representar ese ideal inalcanzable. Y por último tenemos a Brit Marling, que aunque en este film es una figura secundaria, su fuerza y naturalidad en pantalla hace que gane todos los duelos interpretativos con quien comparte las escenas.

I Origins (Orígenes) no supera la ópera prima de Mike Cahill, pero con su buena factura técnica y su historia puede gustar a un tipo de público cosmopolita bastante amplio. Un film con una idea clara y una reflexión interesante. En un fin de semana en el que los grandes estrenos son: la comedia Dos tontos todavía más tontos, el cinta de acción Matar al mensajero y la biográfica Escobar: Paraíso perdido; la obra de Cahill es una alternativa fresca y original para ir al cine.

Si finalmente os decidís por ir a ver a la película prestad atención y no os vayáis del cine en los créditos que hay una divertida y algo surrealista escena después de ellos.

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@Gine_1414
Kes
10 de febrero de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Relatos Salvajes es el nuevo proyecto del argentino Damián Szifrón, quien ya triunfó en su país con la serie Los simuladores. Tras pasar por Cannes, San Sebastián y Sitges recibiendo elogios, es el turno de los españoles para rendirse a sus pies. Y es que su película tiene muchos elementos para gustar: reparto argentino conocido, mala leche, ritmo potente, y se ve todo lo que alguna vez quisimos hacer y nunca nos atrevimos.

Relatos salvajes nos cuentan 5 historias sobre el desquicio, la rabia y el perder el control dentro del comportamiento humano. ¿Qué pasaría si en lugar de seguir las normas morales y éticas impuestas por una sociedad acomodada, hiciésemos caso a nuestros instintos más primarios? Caos y el "ojo por ojo, diente por diente". Szifrón nos presenta seis situaciones bastante comunes en el día a día de una urbe, en este caso Buenos Aires, que a medida que se van desarrollando, dejan de lado los comportamientos socialmente aceptados para dar rienda suelta a su verdadera e interna voluntad.

Con mucho humor negro, Relatos Salvajes plantea una dura crítica al sistemapolítico y social actual, en el que nos comportamos cual rebaño y no nos planteamos la función de las normas establecidas. Una sociedad paradójicamente deshumanizada, más cercana a las máquinas que siguen un protocolo establecido que a la búsqueda de empatía en el próximo que debería sentir el ser humano.

Cada fragmento como historia individual resulta explosivamente divertido y crítico. Te mantiene en la butaca sin esperar hacia donde puede dirigirse la ira de los protagonistas. En cambio, en su conjunto se echa de menos algún vínculo en común. No tanto en mostrar una historia coral, sino más bien, en crear pequeños guiños al espectador que serviría para situar a todos los personajes en el contexto de una gran urbe, en este caso Buenos Aires. Una pequeña aparición a modo de cameo de los protagonistas de las diferentes historias en las demás hubiera sido la guinda del pastel, para redondear la película.

Ricardo Darín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia son los nombres más internacionales, pero Relatos Salvajes es una demostración del mejor cine 100% argentino. Relatos Salvajes tiene vocación de entretener, divertir y en última instancia reflexionar sobre el control del ser humano para no desentonar en su sociedad. Una película que resuelve las injusticias con humor negro llevado al límite. Podría ser más redonda, hay historias mejores y peores, aunque esto responde más al gusto personal que otra cosa, pero sin duda, es una película muy bien llevada que sabe dar a su público lo que busca.

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@Gine_1414
Kes
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