Sí, llegué a ser cinturón marrón de Karate en mis años mozos y tuve una época marcial bastante pronunciada. Hubo un momento en mi vida en que los KAKATO-GUERIS y abrirme de piernas a lo Van Dame en dos sillas (que conste que lo conseguí) eran mi único objetivo. Qué felicidad la de entonces, cachis...

Bien, pues puntúo esta cinta con los ojos de un niño de Primera Comunión que una vez la alquiló en VHS y... me encantó. El campeonato final fue brutal... como brutales fueron también los cardenales que entre mis compañeros de Karate y yo nos hicimos por culpa de la peli. Le guardo un cariño especial, por eso no quiero puntuarla con la impresión de hace un par de años.

Comedia perfecta, con simpatiquísimos diálogos y sin falsetes; clara, contundente y carne de obra de teatro (¿no hay un "El Apartamento" teatral?). Se nota la dirección y la claridad de ideas de su creador. Y luego estaban Lemmon y MacLaine, regalándonos un tándem exquisito.

Imprescindible.

Antes de verla ayer, me preguntaba qué demonios tendría esa primera hora de film que tanto se vanagloriaba... Pero me di cuenta enseguida, a los pocos minutos. Para empezar, me encontré con lo más de lo más visto jamás en animación, en ambientación y en amor por los detalles. De verdad, es alucinante. La música, los escenarios y el mensaje que se lanza a flor de piel (en spoiler) en prácticamente todos los minutos de la cinta, son sus grandes activos. Y luego está WALL•E, que llega a ridiculizar la gesticulación de la alfombra de Aladdin. Impresionante cacharro, a caballo entre los ya mencionados Cortocircuito y E.T. (incluso algunos "ruiditos" eran un calco del extraterrestre). La historia de amor... amistad verdadera, simple y llanamente. Una preciosidad de película y una nueva contribución de Pixar para la historia de la animación.

Es la ópera prima del bueno de Weisz y peca de serlo. Para no denigrarla en exceso, diré que me ha gustado lo que se ha criticado aquí (flash-backs de su infancia, su relación de dependencia con la madre,...), pues ayuda a entender el desorden psico-sociológico del sujeto activo. Ya del otro, el cebo, no sé como denominarlo. Película que muestra el "no hay nada mejor que tener hambre para comer", como diría un Donuts.

Para pasar el rato.

El miedo ante el rechazo y sus tonteos con las drogas, hicieron de Timothy una persona a la defensiva con todo aquello que oliera a sociedad humana en general. Sus veranos interminables entre los que posiblemente sean los animales más letales del planeta, engrandecieron su repudia por la sociedad, su locura y su narcisismo. Este documental refleja los problemas de un hombre por encima de lo que quería defender, siendo él el único protagonista de las más de cien horas montadas en poco más de una.

En cualquier caso, se trata de un documental "distinto" que me entretuvo lo que duró. Fantásticas las tomas de los osos, pero patética su historia personal, cargada de una frustración inmensa.

Recomendada.