Tras Buscando a Nemo, quizás sea una de las películas más fantásticas de este siglo. Plagada de sorpresas y diversión, plasma una singular y no por ello aburrida historia que rebosa originalidad por todas sus facciones. El frenesí con el que se vive esta magnífica película hace al consumidor de la propia partícipe de ella, hasta el punto de sentirse parte de la misma.

Cameron lo ha vuelto a conseguir.

Ha creado un espectáculo visual maravilloso, diseñado para ser disfrutado en la gran pantalla.

Sin embargo, el drama que se desarrolla en medio de tanto efecto, es insípido y carente de todo lo que hace a una película digna de ser admirada.

No sé por qué he tardado tanto en ir a ver esta maravilla. Hacía tiempo que no veía una primera hora tan intensa e inquietante como la de esta película. Brie Larson y Jacob Tremblay se quedan sin calificativos. Entre las actuaciones y el clima que se crea en esta parte es imposible no engancharse a la historia.

Quizás para los más exigentes la película pegue un bajón en la parte final, pero sigue siendo genial aunque de una forma totalmente dispar.

Diferente y conmovedora, poco se puede decir más que nadie debería perderse esta obra de Lenny Abrahamson.

Tan audaz y descabellada, como pesada y aburrida.

Quizás Scorsese se haya coronado en diversos y prestigiosos galardones del gremio a lo largo del 2013, pero su filme no deja de ser una burda parodia de las "telas" que se tejen en Wall Street.

Este largometraje no tiene nada que envidiar a la más controvertida de las películas porno, eso si, con mejor iluminación. Una producción que no deja ni un ápice de libertad a la imaginación del espectador. Ciento setenta minutos de metraje repletos de sexo, drogas, alcohol y lenguaje soez.

Una película que supuestamente se dispone a contar las hazañas de alguien que ha conseguido el más absoluto éxito en Wall Street y en la que no se dicen más que patrañas sobre el mercado de valores y todo lo relacionado con el. Eso, claro, cuando se habla algo en torno al tema ya que, como norma general, parece haber quedado estipulado en el guión que cada vez que se vaya a comentar algo con cierto rigor sobre el funcionamiento de la bolsa o la fluctuación de los valores, se corte por lo sano y nuestro "querido" Lobo vuelva a versar sobre sus andanzas en el "extremadamente interesante" mundo de las drogas y la prostutición.

Entre pitos y flautas dan ganas de echarse una siesta. Que aburrimiento, por favor!

Una simpática reflexión sobre las relaciones paterno-filiales, la pasión y el buen gusto, sazonada con una música y una ambientación que acompañan a las mil maravillas este suculento plato de cine. Se te hace la boca agua