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Críticas 100
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
17 de marzo de 2006
52 de 56 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sam un padre soltero, luchador, deteriorado mentalmente es un papá modelo. Con la ayuda de cuatro desafiantes camaradas y su vecina Annie han criado a su hija Lucy. La vida de Sam cambia cuando la Agencia de Servicios de Niños desea dar a Lucy en adopción y él determina pelear contra el sistema legal y buscar la ayuda de un abogado.

Conmovedora y carnal historia para una exquisita película de Jessie Nelson (coguionista y director de la misma). La trama de “Yo soy Sam” nos introduce en la vida de Sam, un deficiente mental que se enfrenta a un juicio por la custodia de su hija, ya que según las autoridades escolares Sam constituye un obstáculo para la educación de la niña. Será en este poco común enfrentamiento jurídico cuando intervenga Rita Harrison, una abogada muy ocupada sin tiempo para su familia que descubrirá en Sam a un hombre inocente y lleno de amor. Así las cosas, el film con una duración cercana a las dos horas y cuarto, presenta un ritmo endiablado acompañado tanto de momentos de humor como de otros tan tiernos que serán capaces de sonsacar una lágrima al espectador. En este sentido me gustaría apuntillar la excelente labor de la pareja de guionistas, que logran llevar a cabo, un maravilloso final de la trama, muy emotivo pero sin caer en sensiblerías.

Estéticamente el film resulta deslumbrante. La facilidad en el manejo de la cámara unida a la fantástica fotografía de Elliot Davis, llena de luminosidad, esbozada en una gama de colores muy viva y natural, consigue crear un ambiente cálido, afable, que contrasta con el ajetreo matinal de la ciudad de los Ángeles. Como detalla cabe destacar la fantástica secuencia en la que Sam va a comprar los zapatos de Lucy acompañado de sus cuatro amigos discapacitados. El reparto de la película es otro gran acierto. Sean Penn cuaja una de sus mejores interpretaciones, bordando el papel de retrasado mental. La jovencísima Dakota Famming aporta a la obra un tono de ternura, muy acorde con el carácter de la historia. Y la conocida Michelle Pfeiffer logra un certero papel como Rita, una abogada separada que se llegará a enamorar de Sam. La banda sonora de este título es una de la mejores que he podido escuchar en el amplio mundo del celuloide. La adaptación de ocho temas de los Beatles a manos de artistas de la talla de Rufus Wainwright, Sheryl Crow, Sara McLachlan, Eddie Vedder nos regala un apartado sonoro muy emotivo, con alguna que otra referencia visual al grupo británico; por ejemplo la secuencia al cruzar por un paso de peatones en el centro de los Ángeles, homenaje a Paul, John, Ringo y George en el barrio londinense de Abbey Road para la portada de uno de sus álbumes

Yo soy Sam es un gran drama gracias a un emotivo argumento, una buenísima dirección, un gran reparto y una magistral banda sonora. Recomendable para disfrutar de un rato entretenido.
7 de abril de 2006
47 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un brillante científico se obsesiona por perfeccionar una máquina que pueda transportar materia de un lugar a otro. Tras conseguirlo con éxito en sus primeras pruebas, decide experimentar con un humano, él mismo. Pero una mosca común se interpone y hace el camino con él, y cuando emergen del experimento, ambas criaturas han cambiado considerablemente. Este es el escalofriante relato de la lucha de un hombre por retener su humanidad, y del desesperado intento de una mujer por salvar a la persona que ama.

La mosca es uno de los clásicos indiscutibles de la ciencia ficción de los cincuenta y principios de los sesenta. El guión de James Clavell toma un relato de George Langelaan, como base argumental para desarrollar una historia muy sólida presentada a través de un largo flashback. La película, sin unos efectos especiales espectaculares, y ambientada en apenas un par de escenarios distintos, la mansión de la familia de Andre y la fábrica, que este mismo comparte con su hermano François, logra entretener y atrapar al espectador desde un principio, dejando así mismo una reflexión moral, propia del género de ficción de aquellos años, que plantea los posibles peligros del progreso en una sociedad que todavía no esta preparada para asimilarlos, en este aspecto, el film contrapone muy bien el ambiente rural en el que se mueve la narración con el hallazgo científico, muy adelantado a su tiempo, de una máquina capaz de teletransportar materia.

Estéticamente el film resulta correcto, Kurt Neumann dirige con habilidad, otorgando mayor importancia a la historia en si, que a la puesta en escena. Los movimientos de cámara son cadenciosos, con abundancia de planos medios reforzados por una matizada fotografía. El elenco actoral es escaso, destacando como protagonistas a Patricia Owens, en el papel de Helene y a Vicent Price, en el personaje de François. La música suena con fuerza en los instantes de máxima tensión del film y acompaña perfectamente con partituras de viento otros momentos más distendidos de la obra.

En definitiva la mosca es ya una leyenda de la ciencia ficción dejando tras de si más de media docena de secuelas y sirviendo de inspiración para otros muchos títulos de posterior realización. Recomendable para todo aquel que quiera disfrutar de un largometraje bien construido y bastante absorbente.
8 de abril de 2006
44 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una expedición es enviada al planeta Altair-4, a años luz de la Tierra, para averiguar que ha ocurrido con una colonia de la que hace tiempo que no se tienen noticias. Lo que encuentran John y sus compañeros es al Dr.Morbius y a su hija, los únicos supervivientes que han escapado a un monstruo que ronda por el planeta. Al parecer, todo empezó cuando los colonos encontraron la tecnología de una raza superior ahora extinguida, los Krell.

Esta es una de las películas que sirvieron de antesala para el cine de sci-fi tal y como lo conocemos hoy en día. Su historia esta basada en “La Tempestad” de William Shakespeare y su producción fue causada por la respuesta de La MGM a la moda de los films de ciencia-ficción de los años cincuenta. La trama acopia muchísimas similitudes con títulos posteriores; el guión adaptado por parte de Cyril Hume alardea de una solidez encomiable: la acertada construcción de situaciones, el loable retrato de los personajes, la tensión que mantiene la cinta… ensalzan una trama muy agradecida por el amante de la ciencia ficción clásica. Si bien, este largometraje hay que entenderlo dentro de su etapa histórica; el claro mensaje dirigido a la sociedad norteamericana de la posguerra junto con su enrevesamiento en términos científicos, que no pretende más que acrecentar su aspecto futurista, son excelentes elementos para entender la corriente filosófica y cultural de los cincuenta y principios de los sesenta.

Excelente labor artística, por parte Fred M.Wilcox. La atmósfera futurista se visiona gracias a una estupenda fotografía de George J.Folsey. Y el director consigue unos movimientos de cámara bastante meritorios introduciéndonos de lleno en la historia. Los efectos especiales son vitales para este clásico, aunque hoy en día muchos aquejen su desfase, la verdad es que su realización es impecable. En el reparto, me gustaría destacar a un personaje, el robot Robbie, inspiración básica para su replica años más tarde en “La guerra de las galaxias”. La par de protagonistas se conforma por una explosiva Anne Francis y un heroico Walter Pidgeon, antagonista de Warren Stevens. También merece especial atención la incursión de una visión freudiana del lado oscuro, tema principal de la ya mencionada saga galáctica de Lucas. La música entremezcla composiciones electrónicas que inciden positivamente en un clima de sordidez, dentro de un planeta desconocido que logra transmitir una inseguridad constante al espectador.

Épica superproducción de ciencia-ficción, muy recomendable para destapar las influencias de producciones posteriores, en un género que no siempre nos ofrece material de tanta calidad como en esta ocasión.
17 de marzo de 2006
48 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un famoso crítico teatral, Mortimer Brewster, se ha casado en secreto con la bella Elaine. Los dos acuden a visitar a las encantadoras tias de Mortimer, Abby y Martha, allí descubrirá con horror que las ancianas se dedican a envenenar a viejecitos abandonados a los que entierran en el sótano. En la casa está, además, un perturbado mental que cree ser Theodore Rooselvelt y, por si fuera poco, aparece Jonathan, hermano de Mortimer y peligroso asesino.

Realmente esta historia vista o oída, de esta forma, puede llevar a engaño. Hacer una síntesis de la película resulta complicado, ya que esta trama aparentemente dramática, es en realidad un cúmulo de diversión y humor, como pocas veces, ha tenido el placer de mostrar el cine. Detrás de tan engañoso guión se haya el inconfundible tacto de Philip G.Epstein que adapta una obra original de Joseph Kesselring para que sea Frank Capra el director encargado de rodar el film. Arsénico por compasión se desarrolla en un clima, tanto polvoriento, gracias a unos escenarios que cumplen a las mil maravillas su objetivo de trasladar al público a un mundo de luces de neón, que contrastan radicalmente con los calidos y poco lumínicos decorados en los que transcurre la mayor parte del metraje. El film esconde una cierta parte ideológica referida al conformismo de los individuos dentro de una sociedad corrompida y manipulada por unos pocos, este mensaje propio del cine de Capra, ya se advierte en otras magníficas obras, caso de ¡Qué bello es vivir! Esta comedia de corte negro, se llena de irónicos y enrevesados diálogos:
-¿Queréis decirme cómo murió?
-Oh, Mortimer no seas tan preguntón. Ese caballero murió porque bebió un vaso de vino que tenía veneno.
-¿Y cómo tenía veneno en el vaso?
-Se lo pusimos en el vino porque se nota menos. En el té tiene un sabor muy especial.

En cuanto a lo formal, el film se muestra eficiente. A la hora de dirigir Capra asimila la película a una obra teatral, empleando largos planos generales que anteponen lo efectivo a lo estético hasta cierto punto. Las sombras y contraluces, toman protagonismo en ciertos momentos, logrando un loable aspecto visual.Matrícula de honor para Cary Grant, el cual, dibuja de manera excelente a Mortimer Brewster, un personaje huidizo y desconcertado por los hechos que le acontecen. Los secundarios merecen también un reconocimiento especial, Raymond Massey y Peter Lorre deleitan al espectador con una lección vital de simpatía y buenas maneras. Max Steiner combina magistralmente sobre las marchas solemnes, bien sean nupciales o fúnebres. En este sentido la música gira hacia lo cómico y lo mordaz de la historia.

Notable película de marcado humor negro, que se aleja de los cánones clásicos de la alta comedia norteamericana de los años 40 y principios de los 50. Un imprescindible.
8 de mayo de 2006
41 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sentado en un musichall londinense, Richard Hannay observa actuar al Sr. Memory, quien responde al detalle sobre cualquier pregunta que le haga. De pronto, suena un disparo y estalla una pelea. Yendo hacia la salida, Hannay encuentra a una bella joven.

"39 escalones" supone una de las mejores obras hitchcockianas rodadas durante la estancia del genial director británico en tierras patrias. La cinta presenta una historia sencilla y efectiva característica del género de espionaje de finales de los treinta. El argumento gira entorno al personaje de Hannay, un hombre que fortuitamente se ve inmerso en un complicado caso de espionaje internacional tras haber ayudado a una joven en apuros; desde un principio la trama consigue atrapar al espectador, la tensión del film se mantiene constante en todo momento del metraje gracias a un estupendo ritmo, fruto de la acción vivida por el protagonista, en este sentido, la aventura nos enmarca a las mil maravillas el particular descenso a los infiernos de su personaje principal. Como apunte cabe destacar el sarcástico humor que evidencia el film en algunos momentos, propio del siempre burlón Alfred Hitchcock.

La dirección resulta impecable teniendo en cuenta el año en que la película fue filmada. Los ágiles movimientos de cámara, combinados con algún que otro trucaje (cámara rápida principalmente) y primer plano, nos ofrecen un marco visual atractivo, redondeado eso si, por una estupenda fotografía; acreedora de un magnífico empleo del factor climático (espesa niebla, cielo amenazador…) y del siempre atractivo paisaje escocés. Brilla con luz propia la divertida secuencia en la que Hannay se hace pasar por militar en apoyo a un partido político, así como, la cena transcurrida en casa del granjero durante la huida de Hanney. El reparto cumple a la perfección su trabajo, especialmente Robert Donat que como protagonista aporta una gran credibilidad a la historia. La banda sonora combina partituras orquestales de bastante ritmo, destacando sobre todo la melodía de abertura al espectáculo del Sr. Memory, clave para el desenlace del film.

En resumidas cuentas, “39 escalones” se erige como un notable largometraje hitchcockiano, entretenido e interesante para todo buen aficionado al cine clásico.
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