La verdad es que no hay demasiado que contar de esta película. Vas a encontrar lo que esperas encontrar, ni más, ni menos.

La historia, la de siempre. Los protagonistas no saben donde están, se van conociendo, a cuál más duro y peligroso, aunque la mayoría en el fondo son buenas personas que seguramente sólo sufren de ese burn-out que está tan de moda (JÁ!). En fin, y una vez que nos han dejado claro el rol de cada uno (el negro "místico", el prota independiente, el cabroncete que acabará redimiéndose,...) empiezan los ataques. Como siempre, los predators empiezan siendo unos auténticos cracks como cazadores, muy fuertes, con una tecnología increíble... vamos, que no hay nada que hacer y, de golpe, se vuelven bastante estúpidos y relativamente fáciles de matar. Y ya está liada, tiros, explosiones, navajazos, rayos láser y todo lo que os podáis imaginar.

Tanto que se había hablado de la película... yo esperaba algo más, aun así está bien. No es una carcajada continua como la describen algunos, pero desde luego hay varios momentos en los que tienes que parar para coger aire.

Critica la sociedad americana (y la occidental en general) de una forma divertida y original, te puedes llegar a ver reflejado en alguna situación de las que vive y no puedes hacer otra cosa que reirte de ti mismo.

Quizá la única queja sea lo cutre que es el marco general, la historia que sirve de excusa para sus diversos encuentros, que en ningún momento es importante (ni graciosa) ya que jamás tienes la sensación de historia cohesionada. Lo cual tampoco importaría si no fuera porque le dedican demasiado tiempo, lo que hace que el espectador acabe únicamente esperando la próxima payasada.