Una película que entrega exactamente lo que promete: acción trepidante y entretenimiento sin demasiadas complicaciones. Con una trama sencilla y directa, la cinta no intenta reinventar el género, lo que la convierte en una opción ideal para quienes buscan pasar un buen rato sin necesidad de concentrarse demasiado en los giros narrativos o subtextos complejos.

Jason Statham se luce una vez más como el protagonista de acción perfecto, aportando carisma y contundencia en cada escena de combate. Su presencia es, sin duda, uno de los mayores atractivos de la película, consolidando su reputación como uno de los mejores actores del género.

Sin embargo, es imposible ignorar las claras influencias de John Wick en el desarrollo de la historia, desde el protagonista con un trasfondo misterioso y habilidades letales hasta los clichés del “héroe que busca justicia” enfrentándose a un submundo lleno de villanos estereotípicos. Aunque esta fórmula ha funcionado bien en otras producciones, aquí termina restándole algo de personalidad a la película.

Estos elementos le restan frescura y originalidad, dejándola un escalón por debajo de otros títulos similares.