Hablemos de violencia. Esta película me produjo alteraciones en el sistema nervioso central, el ritmo es frenético y la crudeza bestial. Me sentí en suspense toda la película.
Todos somos humanos, todos dependemos de las circunstancias, aprende a matar antes de que te maten, una elección, fuera de toda moral convencional.
La violencia engendra violencia.

Yo voy al cine, o veo una película para que me transmita sensaciones, ésta me compungió sobremanera e hizo un bien a mi habitual o casi, adormecida conciencia. Produjo una serie de pensamientos y recuerdos demoledores para mi corazón de espíritu comunista. A mí me gustó mucho.
La espalda, el rostro y el cuerpo en general de Ariane Ascaride me sedujo absolutamente.

No voy a ser distante y voy a tratar de mantener lógica cineasta sobre esta película, tampoco sé si sería capaz. Lo que quiero exponer aquí es las sensaciones que este documental dejó en mí, y es que lloré emocionado por la inacabable voluntad de este hombre que encontró su lugar en esta tierra. Destaco la simpatía y emocionalidad de el realizador de este trabajo y la dignidad que supone ser como son.