Que a estas alturas del siglo se haga una película que se salta todos los conocimientos normales de ciencia (en el espacio no hay ruidos, no hay fuego, la gravedad de la luna es 6 veces menor que la terrestre, que una bomba atómica no te puede impulsar desde Neptuno a la Tierra) patética. Y lo de los monos, un disparate. Lo más disparatado: con cinta americana puedes reparar un casco espacial y no se escapa el aire.

Una película centrada en Mason, de forma que por empatía sientas cariño o lástima pero que en el fondo es un afortunado, es alto, liga, hace lo que quiere. Y claro, la estúpida escena de violencia de un hombre hacia una mujer para que le gustara al jurado. Solo faltó el típico beso lésbico sin sentido para que se lleve el oscar.
Como todas las películas americanas, solo tu padre biológico aunque te haya abandonado es buena persona, los demás novios de tu madre siempre son malos. La madre del Mason encima de tener la suerte de acostarse con un profesor universitario que soporta a los hijos de una mujer más que usada, empieza a engordar y le deja sin sexo hasta que él explota y resulta que termina siendo el violento. Luego, sin atractivo ninguno se liga a un exmilitar más joven que ella pero, claro, no es el padre biológico aunque paga la casa que al final se queda una mujer que ni lo vale.