Complicada adaptación de la novela de John Le Carré que recorre casi 6 décadas de historia del s.XX, a pesar de algunas elipsis importantes, desde comienzo de los años 30 hasta finales del los 80. Aún así, este trabajo resulta un excelente biopic sobre un traidor en todos los sentidos, excepto a sí mismo.

Refleja las diferentes épocas de un espía por necesidad, y casi accidental, a lo largo de su vida, Sabiendo profundizar con una gran perspectiva en aspectos morales y espirituales del personaje es, seguramente, más incisiva en ese aspecto que ninguna otra historia de espías. La mentira, la ambición, la traición, la patria, la manipulación, etc., pesan de manera constante sobre las decisiones y la moral del protagonista.

Es también una historia sobre el plan urdido por dos amigos en tiempos de bloques, así como de una difícil, pero determinante, relación filio paternal. En este sentido, ambas premisas sustentarán todo el aspecto formal de la historia hasta su fatal desenlace.

De ritmo lento, muy inglés, esta producción de la BBC es, por otra parte, un film que sabe engancharnos a fuego lento y que, a pesar de su falta notable de música en muchos momentos, mantiene el pulso narrativo durante todo el metraje. Consigue, de esta manera, recalcar el implacable paso del tiempo y la gravedad de la trágica posición de sus protagonistas, en plural, añadiendo un dramatismo histórico difícil de representar en una película de una duración convencional.

En tanto que es un readaptación de la homónima novela de Le Carré, por la existencia de un film previo con esta misma historia, y que pudiera considerarse un producto menor, por su formato para una plataforma digital, esta serie no debiera de pasar desapercibida como una muy completa historia de espías, cargada de reflexión política, tensión narrativa, grandes actuaciones y un excelente montaje cinematográfico.

En esta ocasión, la primera incursión de su autor en las operaciones de espionaje del Mossad israelí, nos cuenta en concreto una polémica y arriesgada estrategia que pretende crear un agente doble que pueda ser infiltrado en las filas de una célula terrorista islámica palestina y llegar hasta su líder para vengar las muertes en los atentados acontecidos en las recientes olimpiadas de Munich.

Del magnífico director surcoreano Park Chan-Wook y con la supervisión del autor, es, posiblemente, uno de los mejores trabajos de adaptación que se hayan realizado de la obra de Le Carré para la pantalla.

En esta un tanto fantasiosa historia de acción, gente guapa y magnates rusos, Le Carré se centra directamente en denunciar el sistema de lavado de dinero por parte de Reino Unido e Inglaterra a través de paraísos fiscales y cómo, la corrupción financiera, ha llegado ya a penetrar en el Estado británico a través de sus ministros y otros altos funcionarios.

Como siempre, acertando en la trama, los personajes y su temática, aunque la cinta se queda un tanto floja para tan loable denuncia de la corrupción que arrasa el mundo en estos tiempos.

Hay una zona de la película dedicada a la acción, las armas y violencia que, si bien son seguramente realistas para como sea el mundo que pretende relatar, en la pantalla se ven como vulgares para resolver tan compleja e inverosímil trama.

El toque de comedia ligera y el sentimentalismo romántico Made in Hollywood terminan de estropear la justa causa que pretende alumbrar, con el efecto de que el espectador no desee más que olvidar el tema y de no profundizar en absoluto en él ya unos minutos incluso antes de terminar el visionado el film.

Me la recomendó un amigo y, viendo quien estaba detrás, no dude en embarcarme en una maratón de esta mini serie.

Si bien es muy entretenida y es cierto que responde a un formato para plataforma USA, no está tan enraizada en el género de espías como sus grandes obras. Se desarrolla más bien como un film de acción convencional.

Por otra parte, el suspense sustituye al estilo más misterioso del clásico relato John Le Carré y esto dota a la obra de un aire diferente al de sus otros espías.

Destacable el trasfondo al que apunta, el tráfico de armas y el blanqueo de capitales, así como un excelente reparto.

Versión algo corta de “Tinker…”, se centra en la trama del doble agente dentro de la agencia del servicio secreto británico.

Si bien la historía es el relato de espías por antonomasia y el elenco, cargado de estrellas, supera en conjunto ligeramente al de la serie homónima, se queda un tanto exenta del trasfondo y la reflexión de la novela y de la serie original de la BBC.

Se americaniza en exceso, quedándose en una MUY buena historia de acción, PERO a la que se le hecha en falta saber algo más sobre la motivación de la traición del topo, motor del relato y trasfondo real de la obra.

Además, casi tanto como la historia entre Smiley y Karla, razón de ser de toda la trilogía, está la relación de Smiley con su esposa, tanto por elemento capacitador de la estrategia del agente ruso, así como por recurrente en las obras de John Le Carré para explicar el carácter de su personaje protagonista, quien, sin esto, se nos presenta sin motivo como un ser de naturaleza gris, oblicuo, un tanto… gafe, incluso.

Aún así, pese a ser un retirado veterano, George Smiley demuestra en este relato una vez más, ahora en la piel de Gary Oldman, ser el más complejo e interesante personaje de espionaje jamás creado. Por no necesitar nunca correr, saltar, pegar puñetazos o pegar ningún tiro, por su inimitable agudeza para adivinar los movimientos de sus rivales y, sobre todo, por su inteligencia psicológica para manipular sus estrategias.

La historia de espías definitiva.