El histrionismo de Nicholson se pone al servicio de un obsesivo compulsivo en esta película. Resultado: la comedia más divertida que he visto en años. La escena introductoria con el perro es clásica y sirve de aperitivo para el torrente de carcajadas que se avecina.
Conmovedora y rídicula hasta la médula (en el buen sentido de la palabra), es la prueba de que una comedia no precisa de chistes ni tópicos fáciles para enganchar al espectador. Las interpretaciones no son menos destacables.

Otra película cuya fama considero que es producto del marketing. Veamos, de primeras hay algo en el argumento que me resulta familiar. Un colectivo clandestino que se dedica a conectarse a una máquina a la vez que se tumban, la cual los transporta a un mundo maleable que pueden manejar a su gusto. Salvando las diferencias, ¿esto no es lo mismo que se nos contaba en Matrix? Me sorprende que nadie haya advertido la similitud. La esencia es similar, pero la trama no, hay que admitirlo.
Así pues, hablando de ella, podemos decir que es ingeniosa y atractiva. Se sirve de unos efectos especiales de escándalo, lo que la hace más interesante. Sin embargo, no llega al nivel de otras películas del mismo género (vuelvo a mencionar Matrix), y para nada me parece una historia complicada de seguir. Como mucho, me pareció curioso que la pista que nos revela el desenlace se encuentre en los créditos de la película.
Por cierto un fallo monumental del guión (aunque algunos se servirán de la paja mental que se formen en la cabeza para justificarla):