Las dos primeras son impresionantes de principio a fin. Ambas tienen un 10.
La tercera era impactante sólo por su inicio y por su final. El resto era algo irregular, pero aún así seguía siendo muy digna. Tiene un 8.
Pero esta cuarta entrega es para vomitar. Se carga el mito, no sirve para nada y no te resulve nada de nada y podría no haberse hecho.
Un 1.
Veremos la quinta.

Ya la había visto con anterioridad, pero la acabo de visionar de nuevo y puedo escribir mi crítica con todas las ideas frescas.
No hay duda de que Goldeneye es la mejor película de Pierce Brosnan como Bond, y una de las mejores de toda la saga, además de ser de las más importantes.
La dirección de Martin Campbell es buena (aunque todo su talento sería plasmado por fin en el siguiente Bond, que también sería la presentación de un nuevo actor, que dirigiría en 2006: la gran Casino Royale) y Brosnan ofrece su mejor interpretación como Bond de las cuatro que nos ha ofrecido.
La acción es de lo mejorcito. De hecho, gracias a su calidad, algunos críticos la catalogaron de aquella como una de las mejores películas de acción de los noventa.
Y pese a algún bajoncillo de ritmo, la película está siempre en movimiento y se desarrolla con solvencia.
Buena.

Tras haber experimentado una cuarta entrega vomitiva, la quinta entrega de la saga vuelve al buen nivel de las dos primeras, gracias a un guión fantástico que no tiene la necesidad de sorprenderte con algún brusco giro para tener que impactarte (ver el final, que no sorprende pero te hiela la sangre) y, lo más importante, posee personajes con carisma suficiente como para engancharte a la trama y a sus descubrimientos.
Además, te resuelve todo lo que buscabas saber y de una manera muy satisfactoria.
Y como ya he dicho, el final es muy impactante.

Esta entrega ha logrado sorprenderme. Espero que la sexta haga lo mismo.

La última entrega de Pierce Brosnan como doble cero es muy entretenida, sí, pero es demasiado deudora de la acción y del argumento de las películas infumables de la era Moore.
Pero el conjunto logra estar a flote durante las dos explosivas horas y hacer las delicias tanto del espectador anónimo, como de los fans de la saga.

Además, Brosnan hace un gran trabajo mezclando además de sus propias características, lo mejor de cada uno de los anteriores Bonds: podemos verle tan duro como Dalton, tan chistoso como Moore, tan elegante como él mismo, tan carismático como Connery...