Visualmente impactante, eso es lo primero que se me viene a la cabeza. Los encuadres, la luz, el movimiento de cámara, te atrapan más que la propia historia.

Película lúgubre e inquietante con un desarrollo que va de menos a más, a ratos muy barroca y en otros momentos excesivamente sobreactuada.

Amaia Aberasturi es, sin duda, lo mejor de la película. Sorprende su frescura natural al principio y me fascina la intensidad de su mirada y su actuación en la segunda parte de la historia.

Retrata una época muy oscura de nuestro país y lo hace de manera satisfactoria. Con un reducido elenco y sin grandes aspavientos consigue transmitir incomodidad y desasosiego mientras la estás viendo.

Quizás uno de sus errores sea la sobreactuación en alguna de las escenas, sobretodo hacia el final.

En general me gustó y me sorprendió. Solo el hacer un cine distinto y original ya cuenta con mi respeto.

Una lástima, pero tiene tantas lagunas que me resulta imposible darle un aprobado.
Tanto Raúl Arévalo como Candela Peña son actores que me encantan, más ella que él, y con un bagaje extraordinario, pero aquí están tan perdidos como los espectadores.

Comienza siendo una película sobre política económica y de explotación de recursos, se convierte en thriller, con todos los topicos, quiere ser drama sin conseguirlo y acaba en incredulidad generalizada.

Aparte de los principales, el resto de personajes están desdibujados, no sabes que son ni a que se dedican. El mandatario africano totalmente estereotipado y las escenas de acción sin fuerza y sin ritmo.
Lo unico cierto es que la ONU siempre anda salvando su propio culo sin importar lo que le pase a la gente.

Una pena. Tiene los ladrillos, pero le falta un buen arquitecto.

No es fácil comentar una serie tan larga y con altibajos como esta.

Vaya por delante que me ha parecido una gran serie y si no le he otorgado un sobresaliente es por que, por momentos, se vuelve repetitiva y cansina.

Me gustan las historias familiares donde se tocan temas de todos los tipos, algunos que todos hemos vivido, otros no tanto.
Se habla de sentimientos, de padres e hijos, de hermanos, de homosexualidad, de fama, de autodestrucción, de adicciones... Etc..

Hay capítulos sublimes, muchos, y otros pesados, menos. Pero realmente te engancha y la sigues con interés y emoción.

Los actores están todos a un nivel altísimo y los guiones son, en su mayoria, excelentes.

Te hace reir y llorar casi a partes iguales. No deja indiferente y eso es lo mejor que se puede decir de cualquier manifestación artística.

Lo peor, para mí, el repetir situaciones, varias veces, desde distintos puntos de vista. A veces se vuelve agotador y aburrido tanto revivir las escenas.

Una gran serie en la que merece la pena introducirse y dejarse llevar.

Tendrá muy bonita fotografía, bonitos paisajes y una cuidada producción, pero el desarrollo, algunos personajes y muchas situaciones infantiles e inverosímiles, arruinan el resultado final y aburren en muchos momentos.

No me gusta criticar negativamente el trabajo de nadie, pero algunos actores están realmente mal.
El sirviente indio que acompaña al protagonista, el hijo inglés de Leonor Watling, el oficial de la notaria ( Angulo) e incluso Juana Acosta, que suele gustarme, estan horribles, parecen principiantes fuera de lugar.

Que esté basada en una novela de Maria Dueñas ya me hacía sospechar que sería ñoña, pero no imaginaba que la historia fuese tan mediocre.

Podrás disfrutar del vestuario de epoca y de algunas bellas imágenes y paisajes.
Y si algo se puede salvar de la serie, es Leonor Watling. Muy buena actriz y muy buena creación de su personaje. Una profesional que, rara vez, defrauda.

No conocía la obra de teatro en la que se basa el film así que no sabía lo que me iba a encontrar y me alegro, ya que ha sido una agradable sorpresa.

Una película que se sostiene casi exclusivamente por el guión tiene que estar muy bien escrita y, en este caso, lo está.
Guión muy inteligente que refleja con mucha veracidad las relaciones de amistad, el problema del paro, la falta de autoestima, el miedo al futuro y a la pérdida, tanto material como personal. Y además con giro sorprendente e inesperado.

No sorprende que, tanto Antonio de la Torre como Raul Arévalo, esten a la altura esperada, pero Chema del Barco, al que no conocía, destaca con una interpretación sublime.

Buen cine, intimista, seco y directo. Una apuesta arriesgada con un solo escenario que sale triunfadora.