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8
30 de diciembre de 2005
30 de diciembre de 2005
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wong Kar Wai no hace cine, hace pintura en movimiento. Se podría coger cualquier fotograma de sus películas y colgarlos en las paredes de los más prestigioso museos de arte contemporáneo. Y 2046 no es una excepción en su filmografía. La película de Wai transpira belleza en cada una de sus escenas. La imagen conduce el relato, tan sólo con las miradas, las expresiones, los movimientos de los actores percibimos los sentimientos y todo el sentido de la historia. Es un filme que hipnotiza al espectador, que lo deslumbra cada vez que éste se fija en algún punto del encuadre. Por pequeño que sea el detalle en que el ojo de uno se fije, sales trastocado por su magia visual. Y sin duda rodearse de talentos de la talla de Gong Li, Zhang Ziyi, Faye Wong, Tony Leung, y la impecable fotografía de Christopher Doyle, con un montaje espléndido, donde se dota de un nuevo valor a la cámara lenta, ayudan a crear esta magia que envuelve el filme en todo su recorrido.
Mención aparte merece la habilidad de Wai para seleccionar la banda sonora de sus filmes, alternando bellas composiciones creadas para el propio film, con piezas clásicas de jazz, junto con canciones latinas de los 50 y principios de los 60, como es el caso de la preciosa canción “Siboney”, interpretada por Connie Francis.
Mención aparte merece la habilidad de Wai para seleccionar la banda sonora de sus filmes, alternando bellas composiciones creadas para el propio film, con piezas clásicas de jazz, junto con canciones latinas de los 50 y principios de los 60, como es el caso de la preciosa canción “Siboney”, interpretada por Connie Francis.

6,7
41.166
9
18 de febrero de 2012
18 de febrero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shame es un cuerpo fílmico cuyo interior alberga una lúcida y brillante caída hacía los abismos que conforman los trastornos morales del hombre moderno. Es también una feroz y salvaje mirada al sexo como catarsis de una sociedad amputada de valores y emociones reales. Y es antes todo el turbador viaje psicológico de una persona que acaudala en sus entrañas toda esa podredumbre. Solo hay que desvestir sus prendas para enfrentarse a un contenido altamente perturbador y salvaje.

6,0
15.388
8
11 de marzo de 2006
11 de marzo de 2006
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al iniciarse el film ya nos damos cuenta de que estamos ante un film de Terrence Malick, y es en ese preciso momento cuando uno debe dejarse llevar por los sentidos y ser transportado a las Americas, actitud con la que la mayoría de los espectadores no está familiarizado y motivo por el cuál se produce el abandono considerable de éstos en plena proyección. En El Nuevo Mundo vemos reflejadas todas las constantes y características propias de Malick, que reproduce a lo largo de su corta filmografía; el uso de la voz en off, el valor de la imagen pondera por encima de la narración y la acción, la naturaleza como personaje, la dicotomía entre la civilización y la naturaleza, la utilización de la música clásica.
El nuevo mundo sigue reflejando las preocupaciones y obsesiones del director tejano, y éste sigue siendo un genio a la hora de mostrarnos la belleza en toda su plenitud. Malick sigue siendo el mayor exponente vivo del cine poético, y lo demuestra con cada uno de sus planos, cuidados al máximo en expresión y encuadre. El nuevo mundo, a nivel argumental, sigue bastante la línea de La delgada línea roja, en los primeros compases de ésta, cuando el personaje de Jim Cazievel, se pierde ante las maravillas de un pueblo indígena. Sin embargo ésta es inferior a la película bélica por culpa de ciertos errores de guión y de estructura. Obviando algunos errores de raccord, encuentro que el guión esta un tanto mal enfocado. La historia se dispersa en la relación de amor entre los dos protagonistas, hecho que acaba cansando cuando uno ve una y otra vez las mismas imágenes de ellos rondando por los valles. Más gratificante hubiera sido enfocar la trama en el choque que supone para los conquistadores llegar a ésas tierras salvajes, en profundizar más en las relaciones entre las diversas gentes, y en cómo se produce el intercambio. Sin embargo el director pasa de refilón por estos temas. Utiliza el montaje-secuencia para explicar aspectos importantes de la trama, sobretodo durante el principio con la llegada de los conquistadores, y en el final precipitado. En esta película el director no demuestra tener control sobre el tempo de la película, y esto repercute en su valoración final. Otros factores que restan valor a la película son algunos momentos en que el montaje se hace confuso, sobretodo en el principio. Todo y seguir un esquema clásico de representación, Malick opta en los primeros minutos y en otras partes de la obra por un montaje de elipsis, en dónde los personajes quedan confundidos por su ubicación espacial. Por todo esto mi nota real es de 7,5.
A destacar el inicio y el final del film, la llegada del barco a esas tierras con la música clásica de refuerzo de las imágenes, son verdadera poesía, algo a lo que Malick juega habitualmente elaborando metáforas visuales, con lo cual a veces descuida la propia trama, y con una de éstos planos-metáforas decide acabar lo que de momento es su última película y quién sabe si su testamento fílmico.
El nuevo mundo sigue reflejando las preocupaciones y obsesiones del director tejano, y éste sigue siendo un genio a la hora de mostrarnos la belleza en toda su plenitud. Malick sigue siendo el mayor exponente vivo del cine poético, y lo demuestra con cada uno de sus planos, cuidados al máximo en expresión y encuadre. El nuevo mundo, a nivel argumental, sigue bastante la línea de La delgada línea roja, en los primeros compases de ésta, cuando el personaje de Jim Cazievel, se pierde ante las maravillas de un pueblo indígena. Sin embargo ésta es inferior a la película bélica por culpa de ciertos errores de guión y de estructura. Obviando algunos errores de raccord, encuentro que el guión esta un tanto mal enfocado. La historia se dispersa en la relación de amor entre los dos protagonistas, hecho que acaba cansando cuando uno ve una y otra vez las mismas imágenes de ellos rondando por los valles. Más gratificante hubiera sido enfocar la trama en el choque que supone para los conquistadores llegar a ésas tierras salvajes, en profundizar más en las relaciones entre las diversas gentes, y en cómo se produce el intercambio. Sin embargo el director pasa de refilón por estos temas. Utiliza el montaje-secuencia para explicar aspectos importantes de la trama, sobretodo durante el principio con la llegada de los conquistadores, y en el final precipitado. En esta película el director no demuestra tener control sobre el tempo de la película, y esto repercute en su valoración final. Otros factores que restan valor a la película son algunos momentos en que el montaje se hace confuso, sobretodo en el principio. Todo y seguir un esquema clásico de representación, Malick opta en los primeros minutos y en otras partes de la obra por un montaje de elipsis, en dónde los personajes quedan confundidos por su ubicación espacial. Por todo esto mi nota real es de 7,5.
A destacar el inicio y el final del film, la llegada del barco a esas tierras con la música clásica de refuerzo de las imágenes, son verdadera poesía, algo a lo que Malick juega habitualmente elaborando metáforas visuales, con lo cual a veces descuida la propia trama, y con una de éstos planos-metáforas decide acabar lo que de momento es su última película y quién sabe si su testamento fílmico.

7,9
17.953
8
15 de junio de 2005
15 de junio de 2005
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me costó mucho digerir las espeluznantes imágenes sobre la muerte que Bergman retrata en esta película. Especialmente perturbadora es la imágen del padre de Alexander muerto, y cómo sus dos hijos lo ven entre la rejilla de la puerta alertados por los escalofriantes gritos de desesperación de su madre. Tampoco puede perderse el gran monólogo del tío Isacc cuando les lee a los niños una historia llena de matizes, metáforas y sutilezas própias de la temática del genial director sueco.
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