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7,5
10.386
6
20 de febrero de 2015
20 de febrero de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tangerines, la película estonia del director georgiano Zaza Urushade está nominada al Oscar a Mejor película extranjera. Aunque, a priori, no cuenta con muchas posibilidades, esa nominación nos ha permitido descubrir una película humilde, con un gran mensaje, entretenida y sin lugar a dudas tan sabía cómo el personaje que retrata.
La película, situada en los conflictos de Europa del este en los años noventa, narra el enfrentamiento entre georgianos y chechenos por la tierra de Abkhaiza. En esa tierra, ya casi despoblada, vive Ivo, un anciano estonio que se resiste a abandonar el lugar y volver a Estonia con el resto de su familia. Lo único que hace es fabricar cajas de madera para ayudar a su amigo Margus, el otro estonio del lugar que quiere recolectar su cosecha de mandarinas antes de marcharse. Un día, poco antes de la recolección, dos pequeños grupos militares se enfrentan a las puertas de la casa del protagonista. Solo habrá dos supervivientes, ambos de bandos diferentes, que serán atendidos y salvados por Ivo. Aunque ambos desean matar al otro prometen a su salvador respeto y no derramar sangre mientras estén bajo su cuidado.
Con este sencilla e interesante premisa la película desarma con apabullante y brillante sencillez la estupidez de la guerra. Cuando dos personas se conocen no pueden sino aceptar que el rival no es de un país u otro, de una u otra religión, sino simplemente una persona que pertenece a un colectivo. Las guerras son entre colectivos y en ellos tienen un sentido que entre personas individuales resulta totalmente absurdo.
La película avanza de forma cada vez más interesante cuando los dos soldados deban incluso ayudarse mutuamente para salvar la vida a Ivo de alguno de sus propios bandos, recolectar a tiempo las mandarinas del pobre Margus (toda una metáfora de la importancia de las cosas corrientes en tiempo de guerra), etc.
Ivo es un personaje sabio, valiente y curtido que dará una lección de humanidad y sabiduría tras otra sin pretenderlo, su coherencia es su mejor arma y la guerra está fuera de ella por definición.
Tangerines es capaz de, en menos de hora y media, desarmar las “razones” de cualquier conflicto bélico. Así de flojos e inestables son. Pero entonces ¿por qué siguen existiendo? La humanidad no aprende, quizás, por que se necesitan más películas como Tangerines y menos Mercenarios 4 pero, sobre todo, más gente que las vea.
Más en: cinealacarbonara.blogspot.com
Facebook: Cine a la carbonara
Twitter: @Cinealcarbonara
La película, situada en los conflictos de Europa del este en los años noventa, narra el enfrentamiento entre georgianos y chechenos por la tierra de Abkhaiza. En esa tierra, ya casi despoblada, vive Ivo, un anciano estonio que se resiste a abandonar el lugar y volver a Estonia con el resto de su familia. Lo único que hace es fabricar cajas de madera para ayudar a su amigo Margus, el otro estonio del lugar que quiere recolectar su cosecha de mandarinas antes de marcharse. Un día, poco antes de la recolección, dos pequeños grupos militares se enfrentan a las puertas de la casa del protagonista. Solo habrá dos supervivientes, ambos de bandos diferentes, que serán atendidos y salvados por Ivo. Aunque ambos desean matar al otro prometen a su salvador respeto y no derramar sangre mientras estén bajo su cuidado.
Con este sencilla e interesante premisa la película desarma con apabullante y brillante sencillez la estupidez de la guerra. Cuando dos personas se conocen no pueden sino aceptar que el rival no es de un país u otro, de una u otra religión, sino simplemente una persona que pertenece a un colectivo. Las guerras son entre colectivos y en ellos tienen un sentido que entre personas individuales resulta totalmente absurdo.
La película avanza de forma cada vez más interesante cuando los dos soldados deban incluso ayudarse mutuamente para salvar la vida a Ivo de alguno de sus propios bandos, recolectar a tiempo las mandarinas del pobre Margus (toda una metáfora de la importancia de las cosas corrientes en tiempo de guerra), etc.
Ivo es un personaje sabio, valiente y curtido que dará una lección de humanidad y sabiduría tras otra sin pretenderlo, su coherencia es su mejor arma y la guerra está fuera de ella por definición.
Tangerines es capaz de, en menos de hora y media, desarmar las “razones” de cualquier conflicto bélico. Así de flojos e inestables son. Pero entonces ¿por qué siguen existiendo? La humanidad no aprende, quizás, por que se necesitan más películas como Tangerines y menos Mercenarios 4 pero, sobre todo, más gente que las vea.
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6,4
2.096
6
3 de enero de 2015
3 de enero de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película mexicana, dirigida por Amat Escalante consiguió para su autor el Premio a Mejor director en el Festival de Cannes del pasado año.
La película narra la historia de una familia corriente de México que se cruza con la brutal mafia de narcotraficantes del país. El protagonista es un chico llamado Heli, recientemente casado y padre de un bebe, comparte su casa con su hermana adolescente y su padre jubilado. La hermana está enamorada de un joven cadete de policía que roba unos paquetes de cocaína para sacar dinero. Ambos lo esconden en casa de Heli que los destruye y encierra castigada a su hermana. Lo peor aún no ha llegado, ¿qué pasará cuando la mafia venga a reclamar lo que es suyo, al cocaína destruida?
La película pretende ser un reflejo del problema actual del pueblo mexicano ante los traficantes, verdadera autoridad del país. Por ello, sin ningún tipo de artificio o emoción, la película transcurre de forma extremadamente realista rechazando cualquier tipo de identificación con los personajes por parte del público que simplemente observa lo que pasa.
Aunque mucha gente ha alarmado al gran público debido a una fuerte escena de tortura en la que se prenden fuego a unos testículos el film no es ni mucho menos insistente en ese aspecto y salvo esa escena, totalmente justificada, no hay momentos de gran dureza que deban asustar al público medio.
Por el contrario, el tono naturalista y demasiado corriente de lo que se sucede en el film si puede producir cierto aburrimiento y un total desapego emocional de lo mostrado a la película que no será del agrado de gran parte de la sala.
Por otro lado, no nos podemos olvidar que la película funciona como crítica y fiel reflejo del mayor problema del país latinoamericano, lo cual es sin duda la intención. Aunque, el mayor problema en las críticas sociales suele ser la exageración o la falta de objetividad, en Heli esto no aparece en ningún momento. Sin embargo, el público verá algo interesante pero no saldrá más preocupado, o de alguna forma indignado, con la situación de México.
Más en: cinealacarbonara.blogspot.com
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La película narra la historia de una familia corriente de México que se cruza con la brutal mafia de narcotraficantes del país. El protagonista es un chico llamado Heli, recientemente casado y padre de un bebe, comparte su casa con su hermana adolescente y su padre jubilado. La hermana está enamorada de un joven cadete de policía que roba unos paquetes de cocaína para sacar dinero. Ambos lo esconden en casa de Heli que los destruye y encierra castigada a su hermana. Lo peor aún no ha llegado, ¿qué pasará cuando la mafia venga a reclamar lo que es suyo, al cocaína destruida?
La película pretende ser un reflejo del problema actual del pueblo mexicano ante los traficantes, verdadera autoridad del país. Por ello, sin ningún tipo de artificio o emoción, la película transcurre de forma extremadamente realista rechazando cualquier tipo de identificación con los personajes por parte del público que simplemente observa lo que pasa.
Aunque mucha gente ha alarmado al gran público debido a una fuerte escena de tortura en la que se prenden fuego a unos testículos el film no es ni mucho menos insistente en ese aspecto y salvo esa escena, totalmente justificada, no hay momentos de gran dureza que deban asustar al público medio.
Por el contrario, el tono naturalista y demasiado corriente de lo que se sucede en el film si puede producir cierto aburrimiento y un total desapego emocional de lo mostrado a la película que no será del agrado de gran parte de la sala.
Por otro lado, no nos podemos olvidar que la película funciona como crítica y fiel reflejo del mayor problema del país latinoamericano, lo cual es sin duda la intención. Aunque, el mayor problema en las críticas sociales suele ser la exageración o la falta de objetividad, en Heli esto no aparece en ningún momento. Sin embargo, el público verá algo interesante pero no saldrá más preocupado, o de alguna forma indignado, con la situación de México.
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7,0
3.504
7
3 de enero de 2015
3 de enero de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ganadora de la Espiga de Oro, el gran premio en el Festival de Valladolid, la nueva película de Yôji Yamada llega cargada de reconocimiento internacional pero también de algunos detractores. La película del veterano y exitoso director japonés de El ocaso del samurái, entre otras, se atreve a abordar un remake de una de las obras cumbres de la cinematografía, Cuentos de Tokio de Yasujiro Ozu.
Algunos no perdonan que se realice un remake de una obra insuperable ya que solo se puede reducir la calidad de la original. Yamada, sin embargo, parece ser muy consciente de a lo que se enfrenta. Como el reciente remake de Takashi Miike de otra obra cumbre, Harakiri de Masaki Kobayashi, Yamada intenta cambiar lo menos posible de la obra. Todo cambio empeora la película respecto a la original, parece pensar Yamada. Sin embargo, para qué realizar un remake si se respeta tanto el original. Yamada solo utiliza la mejor historia familiar jamás contada como sincero homenaje y, sobretodo, para actualizarla a nuestra época.
Por supuesto es muy inferior a la original, pero no deja de ser una película muy interesante que se sitúa entre lo más destacado del panorama internacional de este pasado año. Su modernización de la historia está muy bien calculada y la admiración es tal que la copia se transforma en homenaje. Eso sí, para emocionar con su historia, Yôji Yamada recurre a ciertos elementos sentimentales que solo Ozu sabía ocultar sin disminuir la emoción del espectador.
La historia, al igual que la original, cuenta el viaje de una pareja de ancianos, habitantes de de una isla japonesa, que viajan a Tokio a reencontrarse con sus hijos. Aunque los hijos se comportan con los padres de forma correcta, los pequeños detalles de la historia dejarán claro que su atención y tiempo dedicados a los padres en ese viaje es una pesada carga en su día a día. Solo el hijo problemático de la pareja (cambió respecto a la original) se prestará a darles toda la atención que merecen.
La familia, la vejez, la relación entre padres e hijos y, sobretodo, los pequeños errores que más cuesta olvidar conforman esta historia que sigue conmoviendo igual que desde el primer día. Esta historia deja poso para siempre con su extremo minimalismo y su emotiva contención: la historia, de lo más corriente, sucede ante nuestros ojos con una fuerza emotiva pocas veces conseguida. Sin duda, la razón de ese efecto es la verdad y realidad de esa historia.
En definitiva, una película muy recomendable que gustará a los que no conozcan la original y la los fans de la misma que admitan la película, no como una copia, sino como un homenaje. Pero encarecidamente pido, si tiene que ver alguna, vean antes Cuentos de Tokio de Yasujiro Ozu, para muchos una de las diez mejores películas de la historia, no se arrepentirán.
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Algunos no perdonan que se realice un remake de una obra insuperable ya que solo se puede reducir la calidad de la original. Yamada, sin embargo, parece ser muy consciente de a lo que se enfrenta. Como el reciente remake de Takashi Miike de otra obra cumbre, Harakiri de Masaki Kobayashi, Yamada intenta cambiar lo menos posible de la obra. Todo cambio empeora la película respecto a la original, parece pensar Yamada. Sin embargo, para qué realizar un remake si se respeta tanto el original. Yamada solo utiliza la mejor historia familiar jamás contada como sincero homenaje y, sobretodo, para actualizarla a nuestra época.
Por supuesto es muy inferior a la original, pero no deja de ser una película muy interesante que se sitúa entre lo más destacado del panorama internacional de este pasado año. Su modernización de la historia está muy bien calculada y la admiración es tal que la copia se transforma en homenaje. Eso sí, para emocionar con su historia, Yôji Yamada recurre a ciertos elementos sentimentales que solo Ozu sabía ocultar sin disminuir la emoción del espectador.
La historia, al igual que la original, cuenta el viaje de una pareja de ancianos, habitantes de de una isla japonesa, que viajan a Tokio a reencontrarse con sus hijos. Aunque los hijos se comportan con los padres de forma correcta, los pequeños detalles de la historia dejarán claro que su atención y tiempo dedicados a los padres en ese viaje es una pesada carga en su día a día. Solo el hijo problemático de la pareja (cambió respecto a la original) se prestará a darles toda la atención que merecen.
La familia, la vejez, la relación entre padres e hijos y, sobretodo, los pequeños errores que más cuesta olvidar conforman esta historia que sigue conmoviendo igual que desde el primer día. Esta historia deja poso para siempre con su extremo minimalismo y su emotiva contención: la historia, de lo más corriente, sucede ante nuestros ojos con una fuerza emotiva pocas veces conseguida. Sin duda, la razón de ese efecto es la verdad y realidad de esa historia.
En definitiva, una película muy recomendable que gustará a los que no conozcan la original y la los fans de la misma que admitan la película, no como una copia, sino como un homenaje. Pero encarecidamente pido, si tiene que ver alguna, vean antes Cuentos de Tokio de Yasujiro Ozu, para muchos una de las diez mejores películas de la historia, no se arrepentirán.
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7,2
7.363
7
20 de febrero de 2015
20 de febrero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nominada al Oscar a Mejor Película extranjera, ganadora en dicha categoría del Globo de Oro, Mejor Guión en el pasado Festival de Cannes. Son solo algunos de los muchos y aún insuficientes reconocimientos a Leviatán. La película de Andrei Zvyagintsev es una de las mejores películas europeas de los últimos años.
Juntando de manera prodigiosa un drama familiar con una trama sobre corrupción urbanista, con la que bien nos podríamos identificar en este país, la película avanza imparable. Con un ritmo, a priori, pausado, Leviatán sigue hacia delante con mano firme. La mano de su autor, guiada por un poderoso guión, un feroz paisaje y un reparto intachable, es capaz de provocar las emociones más fuertes en el espectador con las artes y las formas más sutiles.
Prohibida en salas en su país natal, la censura rusa la ha dado una gran cantidad de público online en el país de Vládimir Putin. Hechos que no solo le dan popularidad sino veracidad a la realidad que la película denuncia y demuestran lo fácil que la gente deja en ridículo al poder cuando se reúne con el arte valiente y sin complejos.
Por encima de su papel de representación y denuncia social, Levitán es un gran escaparate de las relaciones humanas, el amor, la verdad, la amistad y el poder. Sin duda, la confirmación de otro gran nombre del cine soviético que como otros tantos ningún régimen podrá detener.
Una película redonda y necesaria, grande y poderosa, aunque sutil y elegante como el monstruo marino que le da nombre, monstruos que se mueven bajo la superficie esperando salir como la miseria y la injusticia en la vida diaria parecen ocultarse hasta su ataque. Quizás sea mejor rendirse, dejar las cosas como están y no luchar. Mientras que se hagan películas así, ese camino, el, a primera vista, fácil, nunca será el único.
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Juntando de manera prodigiosa un drama familiar con una trama sobre corrupción urbanista, con la que bien nos podríamos identificar en este país, la película avanza imparable. Con un ritmo, a priori, pausado, Leviatán sigue hacia delante con mano firme. La mano de su autor, guiada por un poderoso guión, un feroz paisaje y un reparto intachable, es capaz de provocar las emociones más fuertes en el espectador con las artes y las formas más sutiles.
Prohibida en salas en su país natal, la censura rusa la ha dado una gran cantidad de público online en el país de Vládimir Putin. Hechos que no solo le dan popularidad sino veracidad a la realidad que la película denuncia y demuestran lo fácil que la gente deja en ridículo al poder cuando se reúne con el arte valiente y sin complejos.
Por encima de su papel de representación y denuncia social, Levitán es un gran escaparate de las relaciones humanas, el amor, la verdad, la amistad y el poder. Sin duda, la confirmación de otro gran nombre del cine soviético que como otros tantos ningún régimen podrá detener.
Una película redonda y necesaria, grande y poderosa, aunque sutil y elegante como el monstruo marino que le da nombre, monstruos que se mueven bajo la superficie esperando salir como la miseria y la injusticia en la vida diaria parecen ocultarse hasta su ataque. Quizás sea mejor rendirse, dejar las cosas como están y no luchar. Mientras que se hagan películas así, ese camino, el, a primera vista, fácil, nunca será el único.
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7,2
10.891
7
3 de enero de 2015
3 de enero de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Broken Circle Breakdown, más conocida como Alabama Monroe ha sido una de las películas europeas más sonadas del año y con razón. La película, dirigida por Felix Van Groeningen y nominada a los Oscars como mejor película extranjera, es un duro melodrama con las típicas características del cine europeo que tiene muchas cualidades y pocos, aunque bien visibles, defectos.
Alabama Monroe va sobre el amor y la muerte. Los dos temas más importantes de cualquier tipo de expresión artística. La historia es la típica, la hemos visto muchas veces, pero bien contada no deja de ser desgarradora. Elise y Didier son una pareja que se enamora, se casa y tiene una hija, Maybelle. A los seis años la hija contrae un cáncer terminal.
Así se resume el argumento de esta película, pero no nos quedemos ahí. Aunque algunos le critican, con todo el derecho, el tratar un tema sentimental y facilón para llegar al espectador, la película se asienta sobre una calidad fuera de toda duda. Por qué porque no hacer algo cuando se hace muy bien. Eso parece pensar Alabama Monroe.
La película no se centra en la enfermedad de la hija, se centra en sus padres, la pareja formada por dos actores que en esta película están sobresalientes. Didier, interpretado por Johan Heldenbergh, es un joven músico de un grupo country, amante de los Estados Unidos, ateo y romántico. Elise es una joven tatuadora de la que se enamora Didier, una chica arrolladora, creyente, vitalista y fresca que, además, demuestra una gran voz al unirse al grupo de música country de Didier. Elise, interpretada por una espectacular Veerle Baetens es, sin duda, lo mejor de la película. La protagonista del film se adueña de todas las escenas en las que participa, emocionándonos y naturalizando acciones que nos resultarían irracionales con una interpretación menor, además de protagonizar números musicales realmente notables junto al resto del grupo. La actriz, que ganó el premio a Mejor Actriz en los Premios de Cine Europeos, imponiéndose a fuertes favoritas como las protagonistas de la Vida de Adèle está francamente fantástica.
Este film no trata sobre el simple drama que vive una pareja ante la grave enfermedad de una hija, la película calcula la fuerza del amor ante la crueldad de la vida. De esta forma, vemos la historia de Elise y Didier desde que se conocen hasta que tienen a su hija enferma con siete años e incluso unos años más adelante donde se desarrolla otro punto del argumento que no revelaré. La historia de amor, preciosa a ratos, muy real a otros y también con toques de humor y música es mezclada con la tristeza, crueldad, locura, rencor y odio que traen los acontecimientos.
Mediante un montaje realmente preciso y adecuado, sin un orden lineal, la película no para de dar saltos temporales que nos llevan desde los momentos más dramáticos a los más divertidos. De esta forma, la película no nos muestra una historia dramática para que nos emocionemos contemplándola sino que nos obliga a comparar diversos momentos de la vida de esas dos personas que ríen, lloran, se enamoran y sufren ante nuestros ojos. Sin liar absolutamente nada, la película avanza manteniéndonos en todo momento atentos a esta historia sobre el amor, puesto a prueba ante la vida. No nos encontramos ante una película cursi o sensiblera, sino ante un film muy equilibrado, capaz de mezclar escenas antagónicas con gran sabiduría que despierta la mente del espectador. De esta forma, la película no insiste en un estado o en otro, no te hunde con media hora de cáncer, ni te aburre con otros tantos minutos de idilio amoroso. Observamos todos los años de esa relación, comparando y juzgando el film y las emociones que despierta en nosotros.
Normalmente, una película con un tema así de delicado cae en la sensiblería o en el excesivo minimalismo y seriedad para no caer en la ya citada primera opción. Van Groeningen toma el camino correcto, el del medio. Sin miedo a emocionar, pero sin artificios, muestra los elementos dramáticos de la historia simple y llanamente como creé que pasarían.
Además de ser un gran drama, que difícilmente no te hará un nudo en la garganta, también es una simpática historia de amor, muy bonita y veraz, interpretada por dos actores con una química realmente alucinante. El final, juntando el amor y la muerte como el resto del film y de notable fuerza emotiva cierra la historia de forma notable.
Muy buenos números musicales, una actriz que regala una interpretación arrolladora, un gran montaje y los dos temas más importantes, el amor y la muerte, puestos uno frente al otro en esta interesante película Belga. Se estrenara el 14 de febrero en España, supongo que en escasas salas, pero si no tienen miedo al drama, siempre que sea bueno, intenten ver Alabama Monroe.
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Alabama Monroe va sobre el amor y la muerte. Los dos temas más importantes de cualquier tipo de expresión artística. La historia es la típica, la hemos visto muchas veces, pero bien contada no deja de ser desgarradora. Elise y Didier son una pareja que se enamora, se casa y tiene una hija, Maybelle. A los seis años la hija contrae un cáncer terminal.
Así se resume el argumento de esta película, pero no nos quedemos ahí. Aunque algunos le critican, con todo el derecho, el tratar un tema sentimental y facilón para llegar al espectador, la película se asienta sobre una calidad fuera de toda duda. Por qué porque no hacer algo cuando se hace muy bien. Eso parece pensar Alabama Monroe.
La película no se centra en la enfermedad de la hija, se centra en sus padres, la pareja formada por dos actores que en esta película están sobresalientes. Didier, interpretado por Johan Heldenbergh, es un joven músico de un grupo country, amante de los Estados Unidos, ateo y romántico. Elise es una joven tatuadora de la que se enamora Didier, una chica arrolladora, creyente, vitalista y fresca que, además, demuestra una gran voz al unirse al grupo de música country de Didier. Elise, interpretada por una espectacular Veerle Baetens es, sin duda, lo mejor de la película. La protagonista del film se adueña de todas las escenas en las que participa, emocionándonos y naturalizando acciones que nos resultarían irracionales con una interpretación menor, además de protagonizar números musicales realmente notables junto al resto del grupo. La actriz, que ganó el premio a Mejor Actriz en los Premios de Cine Europeos, imponiéndose a fuertes favoritas como las protagonistas de la Vida de Adèle está francamente fantástica.
Este film no trata sobre el simple drama que vive una pareja ante la grave enfermedad de una hija, la película calcula la fuerza del amor ante la crueldad de la vida. De esta forma, vemos la historia de Elise y Didier desde que se conocen hasta que tienen a su hija enferma con siete años e incluso unos años más adelante donde se desarrolla otro punto del argumento que no revelaré. La historia de amor, preciosa a ratos, muy real a otros y también con toques de humor y música es mezclada con la tristeza, crueldad, locura, rencor y odio que traen los acontecimientos.
Mediante un montaje realmente preciso y adecuado, sin un orden lineal, la película no para de dar saltos temporales que nos llevan desde los momentos más dramáticos a los más divertidos. De esta forma, la película no nos muestra una historia dramática para que nos emocionemos contemplándola sino que nos obliga a comparar diversos momentos de la vida de esas dos personas que ríen, lloran, se enamoran y sufren ante nuestros ojos. Sin liar absolutamente nada, la película avanza manteniéndonos en todo momento atentos a esta historia sobre el amor, puesto a prueba ante la vida. No nos encontramos ante una película cursi o sensiblera, sino ante un film muy equilibrado, capaz de mezclar escenas antagónicas con gran sabiduría que despierta la mente del espectador. De esta forma, la película no insiste en un estado o en otro, no te hunde con media hora de cáncer, ni te aburre con otros tantos minutos de idilio amoroso. Observamos todos los años de esa relación, comparando y juzgando el film y las emociones que despierta en nosotros.
Normalmente, una película con un tema así de delicado cae en la sensiblería o en el excesivo minimalismo y seriedad para no caer en la ya citada primera opción. Van Groeningen toma el camino correcto, el del medio. Sin miedo a emocionar, pero sin artificios, muestra los elementos dramáticos de la historia simple y llanamente como creé que pasarían.
Además de ser un gran drama, que difícilmente no te hará un nudo en la garganta, también es una simpática historia de amor, muy bonita y veraz, interpretada por dos actores con una química realmente alucinante. El final, juntando el amor y la muerte como el resto del film y de notable fuerza emotiva cierra la historia de forma notable.
Muy buenos números musicales, una actriz que regala una interpretación arrolladora, un gran montaje y los dos temas más importantes, el amor y la muerte, puestos uno frente al otro en esta interesante película Belga. Se estrenara el 14 de febrero en España, supongo que en escasas salas, pero si no tienen miedo al drama, siempre que sea bueno, intenten ver Alabama Monroe.
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