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6,6
5.948
7
10 de julio de 2022
10 de julio de 2022
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Sea beast/el monstruo marino (Chris Williams, 2022)
Productor: Sony Pictures Imageworks (SPI) y Netflix Animation
Distribución: Netflix
Las comparaciones son odiosas pero siempre es útil ver como dos obras desarrollan de forma distinta el mismo concepto. En este caso a la saga como entrenar a tu dragón (2010) que tiene grandes semejanzas con the sea beast (2022). Ambos argumentos son prácticamente iguales con tonos y estilos parejos enfocados para todos los públicos. Pero es en sus diferencias es donde The sea beast se enriquece y gana un poso de madurez en su mensaje.
Como entrenar a tu dragón aborda la relación animal-humano de forma bien intencionada y sin llegar a ser ingenua. De ahí la tesis final de la tercera película donde por miedo a la intolerancia del mundo se separan ambas especies. Nuevamente, bien intencionada pero da un mensaje algo triste sobre la segregación por miedo. La fantasía o la ciencia ficción utilizan su aparente escapismo de la realidad para hablar sobre problemas político-sociales y proponer soluciones. La tesis de como entrenar a tu dragón en mi opinión se queda a medias porque su "solución" es como mínimo cuestible y en términos narrativos, un recurso emocional. Es una visión hasta cierto punto simplista y completamente maniquea.
The sea beast desarrolla animal-humano con algo de distancia. Son verdaderamente animales salvajes en su propio ecosistema al que el ser humano es ajeno. El conflicto viene dado por la ambición colonialista humana, representada por una suerte de imperio británico del siglo XIX. Las connotaciones van más hacia la explotación ballenera de la época que al adiestramiento de caballos vikinga que pudiera ser en como entrenar a tu dragón.
La filosofía de la película es, valga la redundancia, pura filosofía. El mensaje más importante que lanza es el planteamiento crítico ante el conocimiento ponderante en una sociedad. Se mete en el berenjenal de la reescritura histórica para alienar a las distintas generaciones y lo hace bien. La perspectiva lo es todo, y desde el principio de la película el mundo gira en torno al heroísmo de los cazadores marinos. Es más, todo el primer acto es un worldbuilding de como es este clan a través de sus protagonistas.
Dichos protagonistas representan a la perfección la transmisión del constructo social. Un famoso cazador (arquetípico de héroe) y una niña que fantasea con serlo. Sobre ambos esta la capa de la cultura, que inteligentemente se usa como herramienta para mitificar al cazador. En el segundo acto, el duo protagonista destruirá esa imagen mitificada.
No hay por así decirlo un villano, ya que el problema que formula es sistémico y reprentado por la monarquía. El antagonista directo sería el capitan Crow (un trasunto de capitán Acab) que no es más que un ejecutor por venganza, como pudiera serlo cualquier. Su conclusión es concisa en jn plano que expresa resignación pero con entendimiento.
Otro punto maravilloso de la película es como se adhiere a los tropos de películas de aventuras fantásticas para reformularlos o directamente ignorarlos. Provoca una sensación de deconstrucción del cuento tradicional que a la vez sorprende al espectador porque no avanza de la manera que tenemos en la cabeza.
Productor: Sony Pictures Imageworks (SPI) y Netflix Animation
Distribución: Netflix
Las comparaciones son odiosas pero siempre es útil ver como dos obras desarrollan de forma distinta el mismo concepto. En este caso a la saga como entrenar a tu dragón (2010) que tiene grandes semejanzas con the sea beast (2022). Ambos argumentos son prácticamente iguales con tonos y estilos parejos enfocados para todos los públicos. Pero es en sus diferencias es donde The sea beast se enriquece y gana un poso de madurez en su mensaje.
Como entrenar a tu dragón aborda la relación animal-humano de forma bien intencionada y sin llegar a ser ingenua. De ahí la tesis final de la tercera película donde por miedo a la intolerancia del mundo se separan ambas especies. Nuevamente, bien intencionada pero da un mensaje algo triste sobre la segregación por miedo. La fantasía o la ciencia ficción utilizan su aparente escapismo de la realidad para hablar sobre problemas político-sociales y proponer soluciones. La tesis de como entrenar a tu dragón en mi opinión se queda a medias porque su "solución" es como mínimo cuestible y en términos narrativos, un recurso emocional. Es una visión hasta cierto punto simplista y completamente maniquea.
The sea beast desarrolla animal-humano con algo de distancia. Son verdaderamente animales salvajes en su propio ecosistema al que el ser humano es ajeno. El conflicto viene dado por la ambición colonialista humana, representada por una suerte de imperio británico del siglo XIX. Las connotaciones van más hacia la explotación ballenera de la época que al adiestramiento de caballos vikinga que pudiera ser en como entrenar a tu dragón.
La filosofía de la película es, valga la redundancia, pura filosofía. El mensaje más importante que lanza es el planteamiento crítico ante el conocimiento ponderante en una sociedad. Se mete en el berenjenal de la reescritura histórica para alienar a las distintas generaciones y lo hace bien. La perspectiva lo es todo, y desde el principio de la película el mundo gira en torno al heroísmo de los cazadores marinos. Es más, todo el primer acto es un worldbuilding de como es este clan a través de sus protagonistas.
Dichos protagonistas representan a la perfección la transmisión del constructo social. Un famoso cazador (arquetípico de héroe) y una niña que fantasea con serlo. Sobre ambos esta la capa de la cultura, que inteligentemente se usa como herramienta para mitificar al cazador. En el segundo acto, el duo protagonista destruirá esa imagen mitificada.
No hay por así decirlo un villano, ya que el problema que formula es sistémico y reprentado por la monarquía. El antagonista directo sería el capitan Crow (un trasunto de capitán Acab) que no es más que un ejecutor por venganza, como pudiera serlo cualquier. Su conclusión es concisa en jn plano que expresa resignación pero con entendimiento.
Otro punto maravilloso de la película es como se adhiere a los tropos de películas de aventuras fantásticas para reformularlos o directamente ignorarlos. Provoca una sensación de deconstrucción del cuento tradicional que a la vez sorprende al espectador porque no avanza de la manera que tenemos en la cabeza.
4
3 de mayo de 2020
3 de mayo de 2020
21 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hollywood (Ryan Murphy y Ian Brennan, 2020)
Aviso que está crítica va a ser divagativa que formalista pero creo que puedo sacar más de esta manera. En 1930 se creo el código Hays en EEUU. Consistía en una serie de reglas restrictivas sobre qué se podía ver en pantalla y qué no. Esto supuso décadas de conservadurismo en el cine que se contraponían a enorme desarrollo de los años 20. Se considera, por otro lado, parte de la edad de oro pero supuso la imposición de ideales racistas y sexistas.
Ryan Murphy no es ningún desconocido para nadie, ni mucho menos para mi. Es el creador de entre otras muchas: Glee, the politician o las american horror storys. Es un creador al que le doy el honor de ser mi placer culpable. No creo que su forma de contar historias sea buena, genera momentos, impactos certeros que son muy efectivos pero poco construidos. Esto sumado a su inclusiva y poco sutil forma de tratar a sus personajes, le lleva a que sus series sean éxitos. De la misma forma, me gustan sus trabajos, unas vez supero la barrera de no creerme nada me dejo llevar. En su falsa madurez adolescente, le sigo encontrando un gusto que casi ni me explico.
Pero centremos, Hollywood, 2020. Esta miniserie nos lleva a los años 40 de la edad dorada de Hollywood. El concepto es hacer una ucronía de como hubiera cambiado la sociedad y el panorama de Hollywood si se estrenará una película reivindicativa. Es un ejercicio noble, porque a nivel moral y ético es importante lo que pone sobre la mesa. Pero el problema no es el qué, si no el cómo.
Los 3 primeros capítulos son atroces. Todo lo que he dicho antes del estilo Ryan Murphy no se mueve ni un ápice y decide mostrar todo con una ligereza y sensacionalismo que no funcionan aquí. El tono debería ser duro porque esta retratando los inicios los protagonistas, pero lo presenta todo de la mamera más plana y arquetípica posible. No deja respirar los momentos, el montaje tiene prisa todo el rato y sobre todo en el inicio se agradecería pararse en los personajes. Por no hablar de lo extremadamente sensual y pornográfica que intentan ser estos capítulos. No cruda, que no consigue serlo. La idea es mostrar toda la perversión pero al ponerlo tan de frente, en primer plano, genera todo lo contrario, un sentido tan artificioso como poco creíble. Esto se debe en parte a su estilo tan teatral al hablan y escupir información todo el rato, sin mostrar absolutamente nada. Parece que la estoy destripando pero sinceramente, acabé el 3 capítulo entre estupor y vergüenza ajena.
Existe un síndrome llamado el síndrome de Estocolmo y me viene como anillo al dedo para definir mi experiencia con las series se Murphy y con los siguientes capítulos. Al entrar en el nudo de la historia, se van centrando en la producción la susodicha película. Consigue que los engranajes que mal construidos, funcionen bien ahora. Va evolucionando a un cuento de hadas en el que todo los protagonistas acaban juntos consiguiendo lo que quieren. Desde luego es maniquea y simple, pero eficaz. Todo concluye de una forma idealista y entendido que es lo que busca la reimaginación, le concedo el sentido que se merece.
Puedo dedicar mucho tiempo ahondando, así que resumiré. Tiene un guion simple, que funciona para y los momentos, más que para los arcos y evoluciones. Tiene algunas interpretaciones pasadísimas de tuerca aunque otras con mucho talento. Su producción es exquisita, con un diseño de producción de la época muy fidedigno con un vestuario impecable. Tiene mil referencias y detalles del folclore de Hollywood de la época. Si hubiera sido una serie más de Murphy, me hubiera ahorrado muchas de las explicaciones, porque su estilo es el que es. Pero de aquí podía haber salido algo distinto a su molde de siempre, parecía que se iba a tomar en serio a si misma, pero no ha sido así. Hace no mucho vimos un ejercicio parecido de la mano de tarantino con érase una vez en Hollywood, lo que me reafirma que las intenciones no bastan y es un proyecto que necesitaba un tempo y estructura completamente distintos.
Aviso que está crítica va a ser divagativa que formalista pero creo que puedo sacar más de esta manera. En 1930 se creo el código Hays en EEUU. Consistía en una serie de reglas restrictivas sobre qué se podía ver en pantalla y qué no. Esto supuso décadas de conservadurismo en el cine que se contraponían a enorme desarrollo de los años 20. Se considera, por otro lado, parte de la edad de oro pero supuso la imposición de ideales racistas y sexistas.
Ryan Murphy no es ningún desconocido para nadie, ni mucho menos para mi. Es el creador de entre otras muchas: Glee, the politician o las american horror storys. Es un creador al que le doy el honor de ser mi placer culpable. No creo que su forma de contar historias sea buena, genera momentos, impactos certeros que son muy efectivos pero poco construidos. Esto sumado a su inclusiva y poco sutil forma de tratar a sus personajes, le lleva a que sus series sean éxitos. De la misma forma, me gustan sus trabajos, unas vez supero la barrera de no creerme nada me dejo llevar. En su falsa madurez adolescente, le sigo encontrando un gusto que casi ni me explico.
Pero centremos, Hollywood, 2020. Esta miniserie nos lleva a los años 40 de la edad dorada de Hollywood. El concepto es hacer una ucronía de como hubiera cambiado la sociedad y el panorama de Hollywood si se estrenará una película reivindicativa. Es un ejercicio noble, porque a nivel moral y ético es importante lo que pone sobre la mesa. Pero el problema no es el qué, si no el cómo.
Los 3 primeros capítulos son atroces. Todo lo que he dicho antes del estilo Ryan Murphy no se mueve ni un ápice y decide mostrar todo con una ligereza y sensacionalismo que no funcionan aquí. El tono debería ser duro porque esta retratando los inicios los protagonistas, pero lo presenta todo de la mamera más plana y arquetípica posible. No deja respirar los momentos, el montaje tiene prisa todo el rato y sobre todo en el inicio se agradecería pararse en los personajes. Por no hablar de lo extremadamente sensual y pornográfica que intentan ser estos capítulos. No cruda, que no consigue serlo. La idea es mostrar toda la perversión pero al ponerlo tan de frente, en primer plano, genera todo lo contrario, un sentido tan artificioso como poco creíble. Esto se debe en parte a su estilo tan teatral al hablan y escupir información todo el rato, sin mostrar absolutamente nada. Parece que la estoy destripando pero sinceramente, acabé el 3 capítulo entre estupor y vergüenza ajena.
Existe un síndrome llamado el síndrome de Estocolmo y me viene como anillo al dedo para definir mi experiencia con las series se Murphy y con los siguientes capítulos. Al entrar en el nudo de la historia, se van centrando en la producción la susodicha película. Consigue que los engranajes que mal construidos, funcionen bien ahora. Va evolucionando a un cuento de hadas en el que todo los protagonistas acaban juntos consiguiendo lo que quieren. Desde luego es maniquea y simple, pero eficaz. Todo concluye de una forma idealista y entendido que es lo que busca la reimaginación, le concedo el sentido que se merece.
Puedo dedicar mucho tiempo ahondando, así que resumiré. Tiene un guion simple, que funciona para y los momentos, más que para los arcos y evoluciones. Tiene algunas interpretaciones pasadísimas de tuerca aunque otras con mucho talento. Su producción es exquisita, con un diseño de producción de la época muy fidedigno con un vestuario impecable. Tiene mil referencias y detalles del folclore de Hollywood de la época. Si hubiera sido una serie más de Murphy, me hubiera ahorrado muchas de las explicaciones, porque su estilo es el que es. Pero de aquí podía haber salido algo distinto a su molde de siempre, parecía que se iba a tomar en serio a si misma, pero no ha sido así. Hace no mucho vimos un ejercicio parecido de la mano de tarantino con érase una vez en Hollywood, lo que me reafirma que las intenciones no bastan y es un proyecto que necesitaba un tempo y estructura completamente distintos.

8,0
34.061
10
24 de marzo de 2020
24 de marzo de 2020
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El paisaje Western siempre me ha fascinado. Sus estructuras y texturas en la rocas me transportaban a otros mundo, y ahora que conozco su origen geológico, son el representante de periodos extintos. El western también se puede clasificar como extinto. Nació, se desarrolló y desapareció en una época muy concreta. Ahora existen resquicios particulares o géneros muy influenciados por él.
Centauros del desierto o originalmente "The Searchers" (los buscadores) está dirigida por el legendario John Ford. Pese ha dirigir más de 100 películas de múltiples géneros, se le recuerda particularmente por el western. Como cualquier clásico mítificado, Centauros del desierto es complicado de abordar. Hay que ver la película desde el pasado pero teniendo ojos modernos así que, más que nunca, este análisis va a ir dando tumbos temporales.
El western crepuscular es la evolución natural de cualquier género en la que busca desmitificar o buscar la parte más oscura de si mismo. Nuestro protagonista de la historia, Ethan, recoge todo este espíritu. Está trastornado, es subrayadamente racista y no es capaz de vivir en una sociedad post guerra de secesión que busca reconstruirse y desarrollarse. Sigue siendo nuestro héroe pero contrasta mucho con la mentalidad del resto de personajes.
La historia nos cuenta la búsqueda de 10 años de una chica raptada por los indios. De está sencilla historia, vamos pasando por todos los personajes clásicos del wersten. Aunque en la actualidad se le da un empaque transcendental, tiene un tono bastante más cómico del que esperaba a priori. No creo que estropé la película, pues muestra la honestidad al crear la película al saber rebajar el drama y no darle un tono falsamente demasiado serio.
A través de la fotografía, consigue plasmar al género entero y crear estampas panorámicas que se recordarán en la eternidad. Pero también es importante la recreación de atmósferas. Crea tensión en las batallas, preparandolas hasta que estallan en el momento dado.
La importancia como clásico es innegable. En el star wars de George Lucas, en el transtornado taxi driver de Martin Scorsese o los preciosos encuadres que se verán en el padrino de Coppola.
El cierre de la película nos recuerda su tesis final: el oeste no era un sitio idílico donde vivir, era salvaje, en estado de guerra con generaciones de personas rotas.
Centauros del desierto o originalmente "The Searchers" (los buscadores) está dirigida por el legendario John Ford. Pese ha dirigir más de 100 películas de múltiples géneros, se le recuerda particularmente por el western. Como cualquier clásico mítificado, Centauros del desierto es complicado de abordar. Hay que ver la película desde el pasado pero teniendo ojos modernos así que, más que nunca, este análisis va a ir dando tumbos temporales.
El western crepuscular es la evolución natural de cualquier género en la que busca desmitificar o buscar la parte más oscura de si mismo. Nuestro protagonista de la historia, Ethan, recoge todo este espíritu. Está trastornado, es subrayadamente racista y no es capaz de vivir en una sociedad post guerra de secesión que busca reconstruirse y desarrollarse. Sigue siendo nuestro héroe pero contrasta mucho con la mentalidad del resto de personajes.
La historia nos cuenta la búsqueda de 10 años de una chica raptada por los indios. De está sencilla historia, vamos pasando por todos los personajes clásicos del wersten. Aunque en la actualidad se le da un empaque transcendental, tiene un tono bastante más cómico del que esperaba a priori. No creo que estropé la película, pues muestra la honestidad al crear la película al saber rebajar el drama y no darle un tono falsamente demasiado serio.
A través de la fotografía, consigue plasmar al género entero y crear estampas panorámicas que se recordarán en la eternidad. Pero también es importante la recreación de atmósferas. Crea tensión en las batallas, preparandolas hasta que estallan en el momento dado.
La importancia como clásico es innegable. En el star wars de George Lucas, en el transtornado taxi driver de Martin Scorsese o los preciosos encuadres que se verán en el padrino de Coppola.
El cierre de la película nos recuerda su tesis final: el oeste no era un sitio idílico donde vivir, era salvaje, en estado de guerra con generaciones de personas rotas.

7,0
29.096
8
28 de junio de 2019
28 de junio de 2019
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toy Story 4 (Josh Cooley, 2019) Con 10 guionistas no podía salir algo tan redondo como en la tercera. El problema es que la premisa, que de está película cambia con respecto a toda la saga, se repite explícitamente y pierde sutileza. Pero... Me parece arriesgado el giro del mensaje que ocurre en esta película. Rompe con el mensaje general de las anteriores y me parece valiente la forma de hacer evolucionar una franquicia.
Creo que es la película más entretenida y divertida de la saga. El humor es, quizás, más fuertecito, lo cual a mi me encanta pero no se como encajará en la cabeza de un niño.
Fuera de mi cinismo, la película es muy digna y pierde sobre todo por compararse con la tercera y por lo prescindible que puede llegar a ser el capítulo. No creo que se pueda colocar en el estante de escuelas olvidables de pixar, porque si consigue reinventarse.
Los temas ADULTOS siguen estando, por supuesto: la paternidad, la lealtad, amistad, reivindicación feminista,... Por lo general todos están muy bien llevados. Quizás el tema principal que se representa en la evolución a la evolución de Woody, sin decir nada más para evitar spoilers, le falte algo de trasfondo, pero esta y se entiende y es coherente.
Unido a esto, el desarrollo de personajes sigue siendo muy bueno, los que aparecen, porque quitando a Woody y Buzz los demás son muy muy secundarios. La película gana fuerza con los nuevos personajes.
Volviendo al tema de los 10 guionistas, se nota en la estructura al unir tratas de manera aleatoria. Si no te fijas demasiado, no te das cuenta pero tiene un toque artificial que antes no estaba.
No puedo evitar amar tanto a los personajes como a esta franquicia y la sigo considerandola el buque insignia de la animación occidental pero creo que no se debería sobreexplotar sin tener la certeza de una buena historia. Como sea, es una muy buena película que tiene la gran pega de ser un capítulo que se compara con obras maestras.
Creo que es la película más entretenida y divertida de la saga. El humor es, quizás, más fuertecito, lo cual a mi me encanta pero no se como encajará en la cabeza de un niño.
Fuera de mi cinismo, la película es muy digna y pierde sobre todo por compararse con la tercera y por lo prescindible que puede llegar a ser el capítulo. No creo que se pueda colocar en el estante de escuelas olvidables de pixar, porque si consigue reinventarse.
Los temas ADULTOS siguen estando, por supuesto: la paternidad, la lealtad, amistad, reivindicación feminista,... Por lo general todos están muy bien llevados. Quizás el tema principal que se representa en la evolución a la evolución de Woody, sin decir nada más para evitar spoilers, le falte algo de trasfondo, pero esta y se entiende y es coherente.
Unido a esto, el desarrollo de personajes sigue siendo muy bueno, los que aparecen, porque quitando a Woody y Buzz los demás son muy muy secundarios. La película gana fuerza con los nuevos personajes.
Volviendo al tema de los 10 guionistas, se nota en la estructura al unir tratas de manera aleatoria. Si no te fijas demasiado, no te das cuenta pero tiene un toque artificial que antes no estaba.
No puedo evitar amar tanto a los personajes como a esta franquicia y la sigo considerandola el buque insignia de la animación occidental pero creo que no se debería sobreexplotar sin tener la certeza de una buena historia. Como sea, es una muy buena película que tiene la gran pega de ser un capítulo que se compara con obras maestras.

7,0
25.258
7
28 de noviembre de 2021
28 de noviembre de 2021
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último duelo (Ridley Scott, 2021)
El cine histórico siempre es muy atrayente. Ya sea desde la epopeya épica, o como en este caso, una minuciosa recreación histórica más atmosférica. Nos va desmontando los clichés medievales, desmitificando comportamientos, y abriendo una ventana fidedigna al pasado. Es un tipo de cine que por su propia idiosincrasia de producciones faraónicas, va dirigido al gran público. Un tipo de blockbuster casi extinto en un panorama actualidad copado por propuestas ligeras y serializadas.
No hay nadie mejor para dirigirla que Ridley Scott. Obviando sus obras ciencia ficción magnas "Alien, el octavo pasajero" (1979) o "Blade Runner" (1982), es un director ligado a grandes producciones de Hollywood.
"El último duelo" recuerda a sus trabajos históricos como son la siempre épica "Gladiator" (2000), la más sencilla "El reino de los cielos" (2005) o rimando con "los duelistas" (1997) su opera prima. Su adhesión a megaproyectos ha provocado criticas denominándolo artesano más que autor. A parte de ser falso, esta gente olvida que ser director también consiste en saber coordinar y organizar proyectos. Y Scott a sus 83 años demuestra que se sigue desenvolviendo a la perfección.
La idea del proyecto nace con Ben Affleck y Matt Damon, que descubriendo el ensayo de Eric Jager, deciden adaptarlo. Se unen a Nicole Holofcener para escribir el guión de la película. El primer interés es su concepción como un ejercicio narrativo alrededor del efecto Rashomon. Este efecto se define por enfatizar la subjetividad a través de la percepción personal a la hora de contar una misma historia. Toma su nombre de Rashōmon (1950) del maestro Akira Kurosawa, con la famosa estructura capitular sobre los distintos puntos de vista, nuevamente, de una violación.
La estructura es la misma, 3 capítulos en forma de verdades de nuestros protagonistas en torno a la violación de una noble francesa por la que se producirá el último duelo histórico-legal en la Edad Media.
En la práctica, esto provoca que el montaje de la película se vaya a las casi 3 horas, con una obra que debido a su ejercicio estructural tiene un ritmo pausado poco convencional. Las escenas se repiten con el objetivo de mostrar los matices dentro de cada verdad. A cada verdad, se va deconstruyendo la idealización de la época medieval, por eso requiere tiempo. La necesaria paciencia para entrar en el juego de la película ha provocado el ya visible fracaso en la taquilla global. Personalmente, la hubiera montado de una forma un poco distinta, aligerando media hora, pero es hipócrita pedir formas originales para luego amoldarla a convencionalismos.
La historia es muy interesante, no solo por su estructura, si no por la atmósfera de rigor histórico que marca el final de una época. Para la última verdad, la desmitificación ya es completa. Lejos de caballeros honorables, progresivamente, se va presentando el funcionamiento de la socioecononía feudal. Un sistema que lleva a la guerra y el saqueo como forma viable ante los impuestos por vasallaje.
Además, la película es inteligente a la hora de saber colocar sus mensajes sociales para con los paralelismos de la actualidad. Toda obra es hija de su tiempo, y no es casual que esta historia de injusticia social de una mujer, nazca de las cenizas del me too que azotó la industria hace unos años. No es oportunismo, Ridley Scott tiene una filmografía que abala sus ideas. Lo que si demuestra es entendimiento del contexto social. Estos paralelismos no son muy sutiles a la hora de reflejar los distintos juicios de valores indistintamente de la época. De la misma forma, hay momentos expositivos de más, sobre todo en al principio. Entiendo que es por la necesidad de meter contexto a la mayor brevedad para hacer despegar la historia.
Algo que no me gusta, unido a la falta de sutileza, es la puesta en escena en relación con el juego de cámaras. Me explico, la producción es excelente, y entiendo que si no hay más planos generales en las escenas es por razones presupuestarias. El uso de efectos visuales (VFX) en postproducción es muy caro, más aún cuando tienes que recrear. Pero la fotografía y el blocking (relación entre ejes de acción de los personajes y los de la cámara) abusan de planos medios y cerrados a los personajes. La poca semántica de imágenes empobrece un resultado, que ya es muy notable.
Para ejemplificarlo e ir terminando, vayamos al final de la película, justo después del duelo, ya que se encuentran todos los personajes. Es la resolución de toda la historia y sus personajes, por lo que debe estar representado en el argumento, en primer lugar. La historia cierra muy rápidamente, ya que la razón de ser del clímax es el propio duelo. De la triada protagonista, solo quedan dos en la breve celebración. La relación entre ambos es conscientemente eliminada para reflejar como el vencedor luchaba por su honor más que por defender honradamente a nadie. Una buena conclusión pero que solo representa el texto de la película. No hay casi ningún subtexto en toda la secuencia, y como aquí, en toda la película. Las comparaciones son odiosas pero en "Gladiator" en escenas muy parecidas, el subtexto narrado en los planos indicaba el juego de poder entre los personajes sin soltar palabra. Echo en falta esto, más aun cuando se que se podía haber hecho mejor. En la misma secuencia hay narración puramente visual. En un instante, dos planos relacionados en un plano contra plano, relaciona el trasfondo del personaje de Jodie Comer con unas mujeres subidas a un árbol. Es muy sencillo pero la relación semántica es preciosa, es la conclusión a todo el arco del personaje e incluso del mensaje de la película. Muestra las motivaciones internas del personaje y el efecto público que puede tener en otras mujeres.
El cine histórico siempre es muy atrayente. Ya sea desde la epopeya épica, o como en este caso, una minuciosa recreación histórica más atmosférica. Nos va desmontando los clichés medievales, desmitificando comportamientos, y abriendo una ventana fidedigna al pasado. Es un tipo de cine que por su propia idiosincrasia de producciones faraónicas, va dirigido al gran público. Un tipo de blockbuster casi extinto en un panorama actualidad copado por propuestas ligeras y serializadas.
No hay nadie mejor para dirigirla que Ridley Scott. Obviando sus obras ciencia ficción magnas "Alien, el octavo pasajero" (1979) o "Blade Runner" (1982), es un director ligado a grandes producciones de Hollywood.
"El último duelo" recuerda a sus trabajos históricos como son la siempre épica "Gladiator" (2000), la más sencilla "El reino de los cielos" (2005) o rimando con "los duelistas" (1997) su opera prima. Su adhesión a megaproyectos ha provocado criticas denominándolo artesano más que autor. A parte de ser falso, esta gente olvida que ser director también consiste en saber coordinar y organizar proyectos. Y Scott a sus 83 años demuestra que se sigue desenvolviendo a la perfección.
La idea del proyecto nace con Ben Affleck y Matt Damon, que descubriendo el ensayo de Eric Jager, deciden adaptarlo. Se unen a Nicole Holofcener para escribir el guión de la película. El primer interés es su concepción como un ejercicio narrativo alrededor del efecto Rashomon. Este efecto se define por enfatizar la subjetividad a través de la percepción personal a la hora de contar una misma historia. Toma su nombre de Rashōmon (1950) del maestro Akira Kurosawa, con la famosa estructura capitular sobre los distintos puntos de vista, nuevamente, de una violación.
La estructura es la misma, 3 capítulos en forma de verdades de nuestros protagonistas en torno a la violación de una noble francesa por la que se producirá el último duelo histórico-legal en la Edad Media.
En la práctica, esto provoca que el montaje de la película se vaya a las casi 3 horas, con una obra que debido a su ejercicio estructural tiene un ritmo pausado poco convencional. Las escenas se repiten con el objetivo de mostrar los matices dentro de cada verdad. A cada verdad, se va deconstruyendo la idealización de la época medieval, por eso requiere tiempo. La necesaria paciencia para entrar en el juego de la película ha provocado el ya visible fracaso en la taquilla global. Personalmente, la hubiera montado de una forma un poco distinta, aligerando media hora, pero es hipócrita pedir formas originales para luego amoldarla a convencionalismos.
La historia es muy interesante, no solo por su estructura, si no por la atmósfera de rigor histórico que marca el final de una época. Para la última verdad, la desmitificación ya es completa. Lejos de caballeros honorables, progresivamente, se va presentando el funcionamiento de la socioecononía feudal. Un sistema que lleva a la guerra y el saqueo como forma viable ante los impuestos por vasallaje.
Además, la película es inteligente a la hora de saber colocar sus mensajes sociales para con los paralelismos de la actualidad. Toda obra es hija de su tiempo, y no es casual que esta historia de injusticia social de una mujer, nazca de las cenizas del me too que azotó la industria hace unos años. No es oportunismo, Ridley Scott tiene una filmografía que abala sus ideas. Lo que si demuestra es entendimiento del contexto social. Estos paralelismos no son muy sutiles a la hora de reflejar los distintos juicios de valores indistintamente de la época. De la misma forma, hay momentos expositivos de más, sobre todo en al principio. Entiendo que es por la necesidad de meter contexto a la mayor brevedad para hacer despegar la historia.
Algo que no me gusta, unido a la falta de sutileza, es la puesta en escena en relación con el juego de cámaras. Me explico, la producción es excelente, y entiendo que si no hay más planos generales en las escenas es por razones presupuestarias. El uso de efectos visuales (VFX) en postproducción es muy caro, más aún cuando tienes que recrear. Pero la fotografía y el blocking (relación entre ejes de acción de los personajes y los de la cámara) abusan de planos medios y cerrados a los personajes. La poca semántica de imágenes empobrece un resultado, que ya es muy notable.
Para ejemplificarlo e ir terminando, vayamos al final de la película, justo después del duelo, ya que se encuentran todos los personajes. Es la resolución de toda la historia y sus personajes, por lo que debe estar representado en el argumento, en primer lugar. La historia cierra muy rápidamente, ya que la razón de ser del clímax es el propio duelo. De la triada protagonista, solo quedan dos en la breve celebración. La relación entre ambos es conscientemente eliminada para reflejar como el vencedor luchaba por su honor más que por defender honradamente a nadie. Una buena conclusión pero que solo representa el texto de la película. No hay casi ningún subtexto en toda la secuencia, y como aquí, en toda la película. Las comparaciones son odiosas pero en "Gladiator" en escenas muy parecidas, el subtexto narrado en los planos indicaba el juego de poder entre los personajes sin soltar palabra. Echo en falta esto, más aun cuando se que se podía haber hecho mejor. En la misma secuencia hay narración puramente visual. En un instante, dos planos relacionados en un plano contra plano, relaciona el trasfondo del personaje de Jodie Comer con unas mujeres subidas a un árbol. Es muy sencillo pero la relación semántica es preciosa, es la conclusión a todo el arco del personaje e incluso del mensaje de la película. Muestra las motivaciones internas del personaje y el efecto público que puede tener en otras mujeres.
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