La historia de Antonio Pérez y sus intrigas goza de todos los ingredientes para poder hacer una gran película. Sin embargo, por las razones que sean ,el resultado es una comedia de capa y espada en la que se mete con calzador la historia de amor entre la morisca y el aguacil, una especie de Alatriste de poca sustancia. Lo esencial de la intriga aparece en la película como de paso, sin relieve. Los personajes carecen de credibilidad. En definitiva, una pena y un despilfarro de euros para una película que añade poco al cine y que carece de rigor histórico.

Es una película de terror. Las hienas están en la cumbre. Juegan al Monopoly divertidas mientras miles de personas pierden sus empleos y caen en la miseria. Los políticos amparan y protegen a las hienas. Los contribuyentes pagamos sus excesos, su afición a las putas caras y a la cocaína, sus excesivas mansiones y sus yates de lujo. No pasa nada. Las hienas siempre aparecen riendo.

Todo en esta película suena a falso, como esas viejas películas de cartón piedra. Los personajes son de una irrealidad que raya en el absurdo. Los diálogos dan risa y cuando más tensión pretenden crear más risa dan. La película adolece de todas las versiones que nos han querido mostrar de lo que sucedió en tan nefasta fecha: In-creíbles.

Ya me había avisado algunos de los que se atrevieron a leer el libro pero, por curiosidad, fui a ver la película. Hacía tiempo que no veía nada tan insubstancial, fatuo, aburrido. Tanto que no sé a dónde pretende llevarnos el perpetrador de tal engendro: ¿Que contemplemos lo bien que vive la clase alta americana? ¿Que veamos de que a pesar de ello se puede ser un sádico depravado? Me lo expliquen... Ah y aquí tenemos una muestra más de cómo a través del marketing se puede construir un producto de valor nulo en un éxito comercial.

Di Caprio sobrevive, después de ser loncheado y aparentemente sodomizado por un oso de enormes dimensiones virtuales y a otras vicisitudes como caerse por un precipicio a lomos de un caballo. ¿Qué le da la fuerza para tamaño dislate? La sed de venganza. Observo que Iñárruti se ha tarantinizado.Peor par él.