Unas mentes prodigiosas y una educación universitaria excepcional permiten alcanzar éxito económico, y por tanto, la cima mundial, el más fascinante triunfo que una sociedad capitalista puede otorgar, gracias a la invención del Facebook. Esto evidentemente, debería significa la felicidad absoluta en la tierra. Nuestros protagonistas tienen juventud, fama y reconocimiento mundial, y sobretodo con muchísimo dinero. Zuckerberg es el máximo representante.
Pero, esta historia real, de éxito económico y profesional, nos demuestra, una vez más, una de características esenciales del hombre, la necesidad de valores humanos. Nuestros protagonistas con sus mentes privilegiadas, han ido omitiendo de su existencia, aquello que no se evaluaba, que no formaba parte de un expediente académico, y por tanto, parecía no ser necesario para ser unos “triunfadores”.
El film se ha convertido en una historia de referencia para comprender la sociedad actual.

El ser humano por naturaleza, necesita soñar con grandes ideales. El deseo de querer alcanzarlos se convierte en una motivación y en una fuerza liberadora de las decepciones cotidianas. Carl un vendedor de globos de 78 años, tras la muerte de su esposa, decide cumplir el sueño que ambos han tenido en su corazón, poder llevar su casa volando gracias a unos globos de helio al lugar más hermoso del mundo, a las Cataratas de Paraiso en América del Sur. El anciano que es acompañado por Russell un niño de 8 años de gran corazón que en ocasiones la salva de situaciones comprometidas y por contra, en otros momentos le complica más sus proyectos. El momento mágico del film se produce cuando Carl tras descubrir que aquellas personas a las cuáles había admirado desde su niñez, para nada respondían al ideal de héroe que el había deseado. Esto le lleva revisar su albúm de fotos y a recodar la grandeza de los pequeños detalles, llenos de amor e y ternura.
El film es una exquisitez, cuyos directores Pete Docter y Bob Peterson han orientado y guiado para testimoniar que la fuerza del amor en lo cotidiano se encuentra la verdadera felicidad