Simplemente entretenida, para pasar un buen rato cenando en casa, frente al televisor. Hay buenos momentos de tensión aunque comparto la opinión de Javier Ocaña de que la película decae mucho cuando se abandona el escenario de la comisaría para pasar al exterior. Algunos diálogos son demasiado obvios.

Una película que destaca, sobre todo, por el excelentemente dirigido final, con el que habrá de ser el partido de la vida de Kevin Costner, en el que se entremezclan sabiamente los últimos momentos de su relación con Kelly Preston. Antes de eso, la película quizás peque de ser un pelín lenta, pero es que va in crescendo, y toda esa parte final del partido engancha al espectador y le sitúa en una excelente predisposición para la escena final en el aeropuerto, en la que, en mi opinión, tanto ambos actores, como el guión como el director lo bordan, y contribuye a lo que quizás no habría pasado de ser una mediocre película te deje un sabor de boca cercano al de una gran película de amor.

Pues eso: menos mal que no la alquilé, sino que la he visto en televisión. Qué puedo decir: ¿que es una de las peores películas que haya visto nunca? Sí, sin duda. Pero eso no es lo malo, sino lo absurdamente pretenciosa que parece querer ser. Súmale una fotografía (¿se creen muy guays por que no se vea nada en toda la película) deprimente, unos diálogos (pocos) infantiles como pocas películas que haya visto y, sobre todo, sobre todo, sobre todo, que es un tostón tremebundo: más aburrida imposible. La opinión de los críticos... en fin, que corrobora lo que pienso de los críticos. ;)

Lo reconozco: tengo especial debilidad por las películas basadas en cuestiones como el honor, la amistad, el amor... Para mi gusto, y aunque hace muchísmos años que no la veo, recuerdo que cuando la vi para mí fue sobre todo eso: una historia de dos amigos. Y me encantó.

Pues sí, yo también he terminado de verla deseando ir a Elizabethtown, sea éste el lugar que sea, pero que habita en algún lugar dentro de nosotros. Comencé a verla sin esperar nada, ya que ni el argumento ni los protagonistas (sobre todo Orlando Bloom), pero me sorprendió muy grátamente su interpretación. Lo cierto es que no al terminar ésta me sentí un poco mejor y casi diría que hasta feliz. ¿Acaso no es basta esto para considerar a una película como muy buena? A mí, al menos, sí me basta. ¿Que no pasa nada? Pues sí, es cierto. ¿Y qué?

Hay un montón de buenos detalles en la película, pero yo me quedaría con la banda del amigo tocando en el homenaje a su padre, disfrutando mientras todos salen corriendo, cumpliendo su sueño particular y desquitándose de aquel concierto fallido. Y, sobre todo, el periplo final del protagonista por la ruta 66 de los Estados Unidos con una música espectacular, reencontrándose con su padre y consigo mismo. Deliciosa.