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Críticas 1.422
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7 de febrero de 2020
136 de 214 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién iba a sospechar que, casi veinte años después, la serie de televisión inspirada en un comic de DC más olvidada de la historia -obviando las que serían canceladas antes incluso de emitirse el episodio piloto- gozaría de una 2° oportunidad en el cine? Y no sólo cambiando su alineación original -tanto la televisiva como la de la versión en papel- sino convirtiendo a la contrincante de las fugaces 'Birds of prey' en su nueva, anárquica y enajenada líder. ¿Pero a quién le importa eso? Tal vez a los fans -si es que los hay- que todavía se acuerden de Mia Sara -la novia de Mathew Broderick en 'Todo en un día' (1986, John Hugues)- ejerciendo como el reverso civilizado (y sofisticado) de la parienta del Joker. La de Margot Robbie no ha sido la primera recreación en carne y hueso del personaje que la catapultó al estrellato, pero probablemente sí será la única que nos venga a la mente dentro de 10 o 15 años gracias a la involuntaria trilogía que se finiquitará con 'The Suicide Squad' (2021, James Gunn).
La choni -y ex psiquiatra- más desequilibrada de Gotham City encabeza un grupo formado por Cazadora (Mary Elizabeth Winstead, la única por aquí que trata de hacerle sombra a Margot Robbie), Canario Negro (Jurnee Smollet-Bell) y la detective Renée Montoya (Rosie Pérez 'aka Perdita Durango', poniendo cara de haberse equivocado de rodaje) para proteger a la adolescente -¿y futura Batgirl?- Cassandra Cain (Ella Jay Basco) de las garras del batvillano Máscara Negra (Ewan McGregor) y un Victor Zsasz (Chris Messina) que tardará años en ser más ridiculizado que aquí.
Así que, ¿es ésta otra película de Batman en la que no aparece Batman? Básicamente sí. Yo definiría 'Aves de presa y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn' (2020, Cathy Yan) como una fiesta de pijamas oficiada por superheroínas de garrafón, a la que el hombre murciélago no ha sido invitado, y con una capacidad para entretener lastrada de más altibajos que momentos épicos, donde las peleas de almohadas, los cupcakes de vainilla y los margaritas, el perro faldero de la tarada de tu mejor amiga o los cotilleos sobre novietes y rupturas sentimentales son reemplazados por más rupturas, peleas con bates y puños americanos, la hiena domesticada de tu mejor amiga, un inesperado atracón de polvo blanco y otra ronda de margaritas. No digo que vayas a arrepentirte por ir a verla, pero tampoco te perderás nada por ignorarla.
15 de agosto de 2024
110 de 169 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que David Gordon Green no haya dado en la diana al abordar dos franquicias históricas -o al menos para devolvernos a Pazuzu-. Pero puede que Fede Álvarez, con un paréntesis de testosterona invidente entre medias, sí haga literalmente el agosto -taquillero-, más de una década clavada después de 'Evil Dead', para devolvernos la atmósfera bucanera espacial expuesta al invasivo invitado babeante de sangre ácida mojada en abundante, tal vez demasiado, fan service. El mismo que en todas las franquicias de la auténtica y desaparecida FOX o alternamente LUCASFILM a manos de Disney.
Mismos pasillos vacíos. Mismos tiempos muertos. El mismo plano lateral de la heroína haciéndole la cobra al xenomorfo que quiere enseñarle su nuevo dispensador de caramelos pez para una refrita intercuela con Cailee Spaeny ('Civil War'), un tal David Jonsson y Dora la Exploradora de Planetas, Isabela Merced, repartiéndose las carreras, gritos y climax achicharrabichos que rebaña sin pudor personajes y situaciones robadas de la tetralogía original en una surrealista adaptación -bueno, esto es lo más parecido a ser creativo que he visto- de 'De ratones y hombres' (John Steinbeck, EDHASA) a bordo de naves exploradoras interplanetarias.
No importa que Ripley esté durmiendo la mona, porque la conclusión es la misma: en el espacio nadie puede escuchar tus gritos quejándote de que no hay ideas nuevas, o peor aún, agallas para arriesgarse a cambiarlas renovando y ampliando su universo.
Noomi Rapace, Katherine Waterston, esta chiquita que no me acuerdo del nombre y lo he escrito antes después de mirarlo en google... ¿quién será la próxima aspirante a no ser ni la sombra de Ellen Ripley??
25 de febrero de 2022
61 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay más ciego que el que no quiere ver. Por fortuna a la sociedad entre Gastón Duprat y Mariano Cohn -sea con o sin el segundo implicándose en 'Mi obra maestra'- no le faltan ojos para observar, reírse y radiografiar el esperpento en una hoda de mofas al mamarrachismo, la estulticia y la ostensible superficialidad que rodean a las altas esferas de la élite cultural, ya sea en la rama literaria ('El ciudadano ilustre'), en la pintura y las artes plásticas -en la ya aludida incursión en solitario de Duprat- o, como en este caso, al choque de personalidades opuestas durante los ensayos de una gran producción cinematográfica donde la borrachera de egos desfila a través de unos histriones consumidos por el hambre de notoriedad y el derroche de popularidad -la tragadera autoparódica presente en el hollywoodiense Félix Rivera es directamente proporcional a la grandeza de un, ahora sí, convenientemente sobreactuado Antonio Banderas-, en una Penélope Cruz tan divertidamente petarda como no la recordaba desde... nunca, dejándose exorcizar por (me mojaré adivinándolo) a partes iguales por Lucrecia Martel e Isabel Coixet. La guinda de contrapunto a tamaña feria de las vanidades la pone un Oscar Martínez cuyo Iván Torres, curtido animal de teatro, carece tanto de filtros o postureos arribistas como de humildad. Por su parte, Pilar Castro e Irene Escolar gozan de gloriosas intervenciones, sin que al menos a una de las dos le haga falta abrir la boca durante más de dos segundos -no para hablar-.
Con cartas así es difícil equivocarse. Y menos cuando sabes que la acidez y la incorrección política son resortes fijos en el cine de sus directores.
Tan buena como cabía imaginar para los que ya eramos adeptos a Cohn & Duprat. Y si no ya tardas en descubrirlos.
'Competencia oficial' (2022, Gastón Duprat & Mariano Cohn) regala uno de los mejores personajes para Penélope Cruz en años; asimismo es uno de los trabajos más destacables de Antonio Banderas en décadas.
23 de noviembre de 2018
84 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
Promoción Fantasma, Spanish Movie, 3 Bodas de más, Anacleto: Agente Secreto..... Con semejante currículo bajo el brazo, resultaba difícil esperar algo medianamente estimulante de Javier Ruiz Caldera. Y más aún endosándole el muerto de adaptar al cine un cómic que, de por sí, ya era difícil abordar de manera fidedigna con actores de carne y hueso, incluso si hubiese existido un realizador que, además de hacer continua apología de la mediocridad a través de sus personajes -perdón, los de Cobeaga y San José-, no la practicase consigo mismo mediante una preocupante carencia de personalidad tras la cámara. Alguien que, valga la redundancia, no se conformara con ser un mediocre corta y pega de Javier Fesser.
En lo tocante a las aventuras del charnego alienígena más popular del cómic español -a ver si dejamos eso de llamarle 'superhéroe castizo', por favor-, no existe mejor cebo a la hora de pasar por taquilla y empujarnos a tirar el dinero que el amor ciego hacia un personaje que ha ocupado infinitas horas de diversión en nuestra infancia, hasta el punto de llevarnos sus albums al colegio y leerlos 'a hurtadillas' en el patio del recreo -vale, eso lo digo por experiencia propia-. Habida cuenta de que todos hemos fantaseado alguna vez con quién sería el actor idóneo para alzar el vuelo haciendo los cuernos, y a pesar de la antipatía generalizada -justificable o no- que despierta el humorista Dani Rovira entre una parte del público, me habría conformado con que sus carencias interpretativas -por decirlo con suavidad-, hubiesen quedado solapadas por el superávit de carisma que desprende Alexandra Jiménez como una inmejorable Luisa Lanas, la guasa involuntaria de Maribel Verdú, Gonzalo de Castro y Ferrán Rañé haciendo el ridículo; y un despliegue FX de todo a 100 que, desde sus créditos de inicio, pulverizan todos los records de la vergüenza ajena. Y la excusa de que hay pocas (y malas) secuencias de acción para subrayar mejor la normalidad del personaje, la dejamos para quien sea lo bastante ingenuo como para tragarse un razonamiento tan burdo. A lo mejor es que los presupuestos del cine español no dan para más en el campo de blockbuster fantástico, o tal vez que Javier Ruiz Caldera es una medianía de director -a su filmografía me remito, oiga-, o puede que Dani Rovira, al igual que Danny Boon o Adam Sandler, siga haciendo más películas sin necesidad de aprender a actuar con más de un registro: los esfuerzos de Rovira, ya mutado en superhéroe, tratando de aparentar cólera y furia durante la batalla, son tan risibles que provocan ternura. No sé. Tal vez lo que ocurre es que, si la película de Superlópez ha tardado tanto en materializarse, sea porque jamás debió llegar a hacerse.
¿Os lo resumo mejor en dos líneas? Vale, pues ahí va. 'Superlópez' (2018, Javier Ruiz Caldera) es el calvario más bochornoso, infame y plomizo por el que me ha hecho pasar una adaptación cinematográfica de Bruguera desde 'Las aventuras de Zipi y Zape' (1981, Enrique Guevara), y posiblemente una de las peores peliculas en la historia del cine español.
25 de mayo de 2018
73 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién le iba a decir a Ron Howard que celebraría el 30° Aniversario de 'Willow' volviendo a trabajar para Lucasfilm? Teniendo en cuenta, eso sí, que ni Lucasfilm se rige ya por los designios de quien le dió nombre, ni su condición de realizador suplente -con más de media película acabada por Phil Lord y Chris Miller- daba para grandes derroches de creatividad sobre un guión de Lawrence Kasdan y su hijo. Que Emilia Clarke siga siendo tan expresiva como un bloque de hormigón y que, como es natural, Alden Ehrenreich sea incapaz de irradiar el mismo carisma que Harrison Ford no hacían augurar nada esperanzador. ¡Pero hey, los milagros existen! O como dirían los más adeptos al universo 'warsie', hay una nueva esperanza. Alden Ehrenreich asume la imposibilidad de emular a Ford reintrepretando al contrabandista coreliano a su manera. Donald Glover se vale de puro carisma para mantener vivo el recuerdo de Billy Dee Williams como Lando Calrissian -¿antes de que reaparezca en el Episodio IX?-. Ron Howard alterna con un oficio envidiable los guiños al western y la aventura pulp cuyos cimientos ayudó a construir él mismo en los años 80. La música de John Powell se mimetiza con la de John Williams -y su brioso tema principal compuesto para la ocasión- como jamás lo ha logrado antes ningún compositor (a excepción de Alan Silvestri, claro).
Así que sí, ahora sí estoy convencido de que la Fuerza nunca desaparecerá por completo, no al menos si, como en esta ocasión, la franquicia cae en las manos veteranas adecuadas. 'Han Solo: Una historia de Star Wars' (2018, Ron Howard) no solo es el mejor spin-off galáctico producido hasta la fecha, sino el mejor de los episodios nacidos bajo el amparo de Disney. Lástima que Ron Howard sólo esté de paso. Lo voy a echar muchísimo de menos.
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