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Críticas de Kiko Izquierdo
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
8
1 de enero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cortos cortes, o cortes cortos, la que sería la traducción literal de su título, es también su mejor sinopsis. Por una vez, una traducción literal habría ganado infinitamente más en profundidad y abstracción del concepto.

Así, Robert Altman nos somete, dirigido perversamemte por Raymond Carver, a una serie de cortes cutáneos de lo más escabrosos. Así, dejando entrar la suciedad en la herida, consigue Altman producir verdadera ansiedad en el vivir.

Un acto de terrorismo descarado
Kiko Izquierdo
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Powaqqatsi
Documental
Estados Unidos1988
7,2
1.590
Documental
10
14 de octubre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Coppola es conocido por hacer una de las pocas segundas partes mejores que la primera, por esta película deja pasar de nuevo su estela mágica y convierte este espejo roto de Koyaanisqatsi en un espejo del mundo.
Sólo la parte final merece un pase directo a la historia, no del cine, sino de la Historia.
Injustamente prejuiciada por la ausencia de Ron Fricke, Graham Berry y Leonidas Zourdoumis demuestran que no saben hacerlo mejor (porque en este caso sí, es imposible), pero que no piensan quedarse atrás. Algunos planos son, como indico en el título, verdaderamente históricos.
En algunos aspectos muestra semejanzas con la primitiva Melodía del mundo de Walter Ruttmann, sin alcanzar esta última (ni pretenderlo) la ambiciosa y estética belleza de que hace gala este patrimonio humano-visual.
En fin, una brillantísima segunda entrega del tríptico cuyo centro ocupa, dominante, irreductible, Koyaanisqatsi.
Kiko Izquierdo
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6
28 de noviembre de 2015
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la primera vez que me ocurre esto, y procuraré que no vuelva a suceder o me veré obligado a realizar cambios profundos en mis cánones. Es la primera vez que estoy completamente de acuerdo con una afirmación del visceral Carlos Boyero (N.d.A: visceral es la palabra que un profesor me aconsejó que usase cuando yo dije que simplemente era gilipollas), que ya dijo todo lo que se tenía que decir de…esto. Boyero escribió lo siguiente en El País: “Me cuesta mucho imaginar a Hou Hsiao-Hsien rodando una película de acción, o simplemente en la que se entienda algo de lo que supuestamente pretende contar. The Assassin es tan plomiza, inútilmente esteticista, vacua e incomprensible como todo su cine anterior”.

Poco que añadir sobre una película que más le valdría ser una pieza contemplativa de museo o parte de una conjunto de piezas audiovisuales para tratar el insomnio. Todo mejor que una película. Porque, que no os engañen: no lo es. Es insultante, pretenciosa, soporífera, innegablemente bella, monstruosa, impotente y absolutamente prescindible. Un engendro imposible de defender siquiera por el mismísimo diablo. Atención también a los cambios de formato gratuitos y completamente injustificados: “ay, que en este plano el instrumento es muy ancho y no cabe. ¿Hacemos un encuadre más abierto? Nah, mejor cambiamos el formato”. What-the-fuck.

Su premio a Mejor Dirección en Cannes sólo puede entenderse desde la decrepitud y el letargo de su jurado, y desde la incomprensión del control de un director sobre una película, que no se limita a la planificación (en este caso, repleta de joyas, algo apabullante y verdaderamente premiable), sino que debe también encargarse de cerrar un producto que va a ser mostrado, no ya a un panteón de jueces muertos, sino al público. ¡Al público! ¡Ni siquiera hace el intento de explicar con claridad la trama! Bueno, pero ¿qué trama?

En definitiva: su premio y su visionado son un castigo y un insulto. Evitadla.
Kiko Izquierdo
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8
18 de marzo de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay quien se refiere a películas con el calificativo de "objetos encontrados". Como nunca he sabido muy bien de qué hablan, yo mismo redefino el término mediante está película: un elemento que podrías poner en tu salón, y no desentonaría.
Los fallos: los hay, evidentes y bastantes, en su mayoría formales, pero también otros, los menos (no más de 3), con relación a la lógica o coherencia (y no me refiero a los anacronismos, muy divertidos), esos sí me han molestado.
Por último (de lo negativo), sí, podemos hablar de una película lenta, que no tendría por qué ser necesariamente un elemento negativo, pero es el tono que se le confiere a la pausa, la toma de aire abusiva, esa misma que se conoce de manera "natural" en la poesía (la que se mantiene aburrida, lenta, sosegada...), la que entorpece las cualidades de un discurso, por otra parte, austero, pero de una elocuencia digna de estima.
Entre todo lo demás está lo bueno. Claro, la labor de la dirección artística es aquí magistral, no hay objeto que desentone, más aún, no hay objeto que no represente, y más, no hay objeto que no sea bello (el mismo vello lo es, las piedras preciosas, las texturas, la comida, los cuerpos...).
Y ya, me apena haberme extendido más en las cuestiones negativas que en las positivas, pero no quiero destripar nada, arrebataría parte de la experiencia del goce que se recibe con el visionado de este objeto enigmático.
Kiko Izquierdo
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7
28 de noviembre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Turbo Kid había, quizá, demasiada expectación por mi parte. “Es Mad Max pero con bicis”, me auguraba un amigo. Y yo, enamorado de las bicis y del universo madmaxiano, ya me creía también enamorado de esta película. Error.

El apabullante éxito de Kung Fury (muy hinchado, desmesurado a mi parecer) aún está muy reciente, y era difícil imaginarse una mala recepción de Turbo Kid en un momento en el que Internet vence en el cine, sencillamente, por estar empezando al fin a relacionarse, aunque ya luego podamos debatir si esta relación es más o menos adecuada. Mucho “LOL WTF EPIC” y poca enjundia.

Sin embargo, el monumental error en el que cae Turbo Kid durante todo el metraje (exceptuando únicamente el final) es que se limita a copiar. No parodia, no satiriza: sólo copia. Y copiar no sería un error si al menos lo que copiase fuese bueno pero, como todos sabemos, desde el punto de vista audiovisual, y sobre todo de guion, las películas de los 80 no es que sean muy buenas, así, en general.

Como en la ópera, sólo cuando la película asume que no puede avanzar sin entender su propio mimetismo, sólo entonces, funciona. Y eso, por desgracia, ocurre demasiado tarde, muy hacia el final del metraje. Me apena, porque podría haber sido una película realmente brillante y apenas alcanza a rozar la barrera de lo meramente interesante.
Kiko Izquierdo
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