Compleja. Emocionante. Extraordinariamente realizada o interpretada. De la manera que los artesanos del Hollywood clásico ganan muchas veces en profundidad a los intelectualizados autores europeos. De lo mejor de John Ford, del western, y del cine en general.

Enfocar un tema polémico con una estética "vanguardista", y dar a entender que se ha dicho la última palabra sobre el mismo, sin mojarse, en realidad, nada en absoluto, matando de aburrimiento e indignación a la mayor parte del personal, y dando muestras de genio a los que quieran ver genialidad en cualquier ocurrencia narcisista de un directorcillo megalómano. Y alimentar el propio ego con el tema de ETA y sus víctimas me parece de una profunda inmoralidad.

Una Irlanda soñada e inventada sirve de metáfora del paraíso en la tierra(tal vez fuera de ella), que un hombre hastiado de la civilización busca y encuentra. En el caso de John Ford, sólo a través del cine. Su difícil carácter y atormentada personalidad le impedían encontrarse a gusto en la vida real. La película es una auténtica maravilla. Poesía filmada

Hubo una época en el cine europeo en que el cine de autor era de verdad cine de autor, con cineastas con algo que decir y un mundo personal que mostrar, con resultados muchas veces más que discutibles, pero siempre interesantes, no como hoy, subvencionados que besan servilmente la mano que les da de comer, cantamañanas y niñatos, que cuentan obviedades engolando la voz y admirándose de lo listos que son. Esta película, sobre la negativa de una joven a madurar y aceptar la realidad me gusta especialmente. inolvidable Harriet Andersson.

Buena película, impecable en su realización, pero un tanto cargante por la insistencia de su guión en descubrir América en el siglo XXI, reinventando el genero subrayando en exceso cosas que ya estaban implícitas en los westerns clásicos. Ya se que lo que estoy señalando como demérito es para muchos su principal mérito.