Divertida película musical en que el director nos enseña los problemas de las bandas musicales para darse a conocer. Los problemas en que se ven inmersos sus integrantes son cómicos y le añaden una buena dosis de humor. No en vano, la película va de más a menos y termina por cansar, aunque su final me ha gustado por su credibilidad. Como anécdota, decir que la canción principal de la película es la misma que un año más tarde se versionó para "Escuela de rock".

Así empieza esta historia trepidante en la que un magnífico Dennis Quaid da vida a un ex-escritor de éxito, ahora convertido en profesor. Más allá de las correctas actuaciones del reparto destaca una música muy acertada y una fotografía muy lograda (en especial los momentos en blanco y negro).

Esta película es el tercer remake de "Con las horas contadas" (1949). A falta de ver la original de la que existen muy buenas críticas, tengo que decir que "Muerto al llegar" tiene una trama interesante que no decae excesivamente en ningún momento. Sin embargo, en mi particular opinión los giros de guión son muy previsibles (aunque no decepcionantes) lo que hace que el conjunto no consiga nada más que entretener.

Se trata de una película que cuenta la historia de un dentista que se siente atraido por una paciente. Las cosas se le van complicando de tal forma que el espectador siente curiosidad por como acabará la historia. Las interpretaciones no son muy buenas (excepto Steve Martin) y el guión tiene altibajos que la convierten en una película totalmente prescindible, pero incluso así puede llegar a ser divertida en varios momentos.

La directora firma su primer largometraje, inspirado en un videoclip que ella había rodado para un grupo musical. Destacar que es una película libre de tópicos y transmite realidad (a ello influye el desconicimiento total de los actores) en la vida en los suburbios de Berlín aunque termina desinflandose por la lentidud con que se cuenta la historia. La recomiendo a la gente que busque una película diferente de todo lo que rodea a Hollywood.

Partimos de un argumento interesante donde un hombre de 40 años es intervenido quirúrgicamente para tratarse de una colonoscopia. Al despertar observa que lo que debía de ser una simple operación se ha complicado como lo demuestra la enorme cicatriz que tiene en el abdomen. Sin embargo esta buena premisa queda en nada por culpa de los constantes cambios de registro que imprime su director. No contento con eso, Tony Krantz, que debutaba en las labores de dirección se empeña en alargar algunas escenas más de lo normal, recurrir a flahbacks innecesarios y dejarse cabos sueltos por explicar.

Otro error enorme es pensar que estamos ante una película de terror, ya que solo algunas escenas sádicas bien logradas no son motivo suficiente para considerarla como tal. Yo díria que es un thriller drámatico con un trasfondo crítico hacia el sisitema sanitario americano, que se hace lento, aburrido y decepcionante.