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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6
21 de abril de 2007
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Empire” es el nombre que recibe la mezcla de heroína que vende el camello protagonista del film interpretado por John Leguizamo. Nueva York sirve como telón de fondo para una historia de calle, de narcotraficantes y delincuencia, en la que el personaje principal, que comparte el apodo de la droga que comercializa, ve una salida a la vida en el barrio cuando conoce a un joven ejecutivo de Wall Street con el que empieza a montar negocios. Poco a poco, Empire comprende lo duro que resulta salir del mundo criminal en el que vive inmerso.
Quizás no nos encontremos ante una película excesivamente original o arriesgada, ya que la historia que trata ya ha sido llevada de manera parecida al cine en muchas ocasiones, pero el filme cuenta con una serie de detalles que pueden hacer que el espectador se mantenga entretenido durante la hora y media de su metraje. Por ejemplo, el manido pero efectivo uso de la voz en off hace que veamos reminiscencias a clásicos recientes del género de gangsters como Uno de los nuestros o Casino, por ejemplo. También son destacables las interpretaciones de sus actores, en especial la de su protagonista y productor John Leguizamo (Moulin Rouge, La tierra de los muertos vivientes) o la excelente aportación de la veterana Isabella Rosellini. Además, los personajes y los ambientes en los que se mueven están muy bien retratados y el argumento (la necesidad de huir del infierno de las calles en busca de un futuro mejor) recuerda a otra gran película, Carlito´s Way. Atrapado por su pasado. Es importante destacar también la presencia de Denise Richards, debido a la enorme cantidad de fans con los que cuenta dicha actriz, y la gran labor de traducción y doblaje que se ha llevado a cabo con la versión española de la cinta.
A la hora de hablar de las carencias del filme nos viene a la mente su ya comentada falta de originalidad, lo que hace que nos esté recordando constantemente a otras películas a las que, ni por asomo, se asemeja en calidad. La historia es pobre y esquemática y la rápida ascensión del protagonista no está bien narrada. El argumento es excesivamente lineal y se desarrolla de manera bastante previsible, excepto un par de giros de última hora que mejoran notablemente el resultado final.
A pesar de todo, este trabajo cuenta con una fantástica banda sonora a cargo del famoso cantante y compositor panameño Rubén Blades que contribuye a acentuar, aún más si cabe, el inconfundible sabor latino que empapa toda la cinta, ya que tanto el actor principal como muchos de sus compañeros son hispanos. También es destacable el homenaje que se hace a Grandmaster Flash en la película, dado que el protagonista vincula a este artista con su infancia y adolescencia cuando cuenta la historia de su vida; además también aparece en la banda sonora. Otro dato de interés es la inclusión en el reparto del conocido mc del Bronx (lugar en el que se desarrolla buena parte de la trama) Fat Joe, que realiza un anecdótico papel de narcotraficante.
20 de abril de 2007
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La francesa Éléonore Faucher debuta en la dirección con este film sobre una joven que se queda embarazada accidentalmente y decide dar a luz en el anonimato. Deja su trabajo en un supermercado y encuentra refugio en casa de la señora Mélikian, una bordadora para diseñadores de alta costura que acaba de perder a su hijo. Poco a poco, surge entre ellas una profunda relación de amistad.

Esta película, que podría encuadrarse dentro del género de drama costumbrista e intimista, cuenta con una brillante actuación de todo el elenco, en particular de sus protagonistas, de una agradable banda sonora y de una cuidada ambientación y fotografía de la campiña del país galo.

La sencillez y linealidad de la historia puede jugar en su contra, dado que se centra en el día a día de una persona cualquiera en una situación normal (el embarazo fortuito del personaje principal), lo cual puede llegar a dar la sensación de que nunca ocurre nada y, en consecuencia, cansar al espectador.

Nos encontramos, no obstante, ante una bella película de sentimientos en la que las cosas más importantes se transmiten por medio de las miradas y los silencios de los actores. Sin embargo, todas esas sensaciones que pretende transmitir la cinta serán mucho mejor captadas, en principio, por el público femenino (en especial aquellas personas que hayan pasado por lo mismo que retrata el film) que por el masculino, que es muy posible que, en su mayoría, no conecte con su contenido y se aburra.

Bordadoras es, como ya se ha dicho, una ópera prima y, como es natural, contiene algunos defectos de fondo y forma como pueden ser la pérdida de ritmo en algunas secuencias o la falta de destreza en el montaje (realizado por Joële Van Effenterre), que resulta algo abrupto en ciertos momentos.

A pesar de todo, la directora consigue crear una atmósfera adecuada a la historia que cuenta, y logra relatarla de manera sencilla y serena, sin estridencias ni notas discordantes, lo cual no es poco. Es quizás por esto que la película ganó el Gran Premio en la Semana de la Crítica de Cannes.
21 de abril de 2007
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces una comedia ha alcanzado unos grados de perfección técnica y estética como los conseguidos en Playtime. La película gustará o no artísticamente; el espectador puede sentirse atraído por el particular sentido del humor de Tati y por los múltiples gags visuales y sketches que pueblan el film o, por el contrario, puede no coincidir con la visión del director y aburrirse soberanamente. Pero lo que resulta innegable es la enorme y sorprendente belleza estética que emana de este clásico del cine francés.
En Playtime se recrea un París aséptico y futurista, de espacios abiertos, edificios modernos y decoración minimalista. En este contexto, seguimos los pasos de una serie de personajes que se mueven entre las calles de la gran ciudad coincidiendo en aeropuertos, oficinas y restaurantes. No existe un protagonista claro, si bien cabe destacar la presencia de Monsieur Hulot, alter ego de Tati, que ya había sido visto en Mi tío (1958) y Mr’s Hulot’s holiday (1953), ambas de J. Tatischeff (su verdadero nombre).
Los diálogos no abundan en el film, dejando clara la influencia que recibe del cine mudo. Las pocas conversaciones que hay se dan en varias lenguas diferentes que, en ocasiones, se mezclan y superponen de manera caótica, acentuando el tono absurdo que sobrevuela la mayor parte de la cinta. La galería de personajes es rica y extensa y, en este sentido, cabe destacar la excelente dirección de actores que consigue dar la sensación de que incluso los extras tienen un papel asignado. Esto es sólo una pequeña muestra del detallismo y de la enfermiza manera de trabajar de Tati, que, en múltiples ocasiones, se creó deudas económicas al demorar la salida de sus filmes porque siempre había algo que retocar.
El perfeccionismo del realizador francés se traduce también en la complicada estructura de la película; particularmente en su arriesgada planificación (en la que no encontramos ni un solo primer plano) y en su original fotografía. Mediante el excelente uso de estos elementos, se consiguen retratar de manera magistral tanto el frío e impersonal París del inicio de la historia como la maravillosa y cálida Ciudad de la Luz en que termina convirtiéndose al final.
Y es que Playtime nos muestra la evolución de la capital francesa y de los personajes partiendo de una situación en la que todo está mecanizado, todo es clónico y sin alma (atención a las imágenes de los enormes edificios y de las masivas cantidades de coches idénticos hacinados en aparcamientos) y termina con una deliciosa secuencia final en la que todo es color y calidez.
21 de abril de 2007
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen películas infantiles bien hechas y películas infantiles mal hechas. “Las Fieras Fútbol Club” entra claramente dentro de la segunda categoría. Es uno de esos filmes que tratan al pequeño espectador como si fuera tonto y le ofrecen una trama insulsa, sin gracia y bien masticadita para que el niño no tenga que pensar. La historia, de lo más trillada, cuenta los avatares de una pandilla de chavales que deben luchar por conseguir jugar la final nacional de fútbol juvenil de su país; para ello, deben buscar un lugar de donde sacar el dinero y enfrentarse a los múltiples obstáculos que les irán surgiendo. Partiendo de esta premisa, la película va generando una serie de situaciones y gags manidos, supuestamente graciosos, a cual más patético.

Bien es cierto que elementos como el diseño de producción (con claras influencias de “Mad Max”) y la fotografía están a la altura de los films estadounidenses, y que ocurrencias como la de crear un personaje exactamente igual al Jack Sparrow de “Piratas del Caribe” como “malo de la peli” tienen su gracia, pero todo esto no es suficiente para poner en pie un proyecto cuyo guión hace aguas por los cuatro costados. Los arquetípicos y poco profundos personajes, las situaciones mil veces vistas y ese tonillo pueril presente en toda la cinta hacen que la película aburra tremendamente al público adulto y, me atrevería a decir, a la mayoría del público infantil. Además, no hay que dejarse engañar por el título, ya que el deporte rey aparece más bien poco a lo largo del metraje.

“Las Fieras Fútbol Club” es, pues, un film fallido, a millones de años luz de otras producciones dirigidas al público infantil como las de la compañía Pixar (“Toy Story”, “Buscando a Nemo”) o la saga de Harry Potter, por poner sólo dos ejemplos esclarecedores. Lo único bueno que se puede sacar de esta película es la confirmación de que, en muchos aspectos técnicos, el cine alemán y, por extensión, el europeo, puede competir con el norteamericano o, por lo menos, acercarse a él; falta echarle algo más de imaginación y de arte. Por cierto, parece ser que el filme está basado en una serie de libros bastante extensa que ha tenido un considerable éxito entre los más jóvenes. Esperemos que esto no se refleje en el cine y vuelvan a castigarnos con más entregas.
21 de abril de 2007
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué ocurriría si un senador demócrata, harto de la falsedad del mundo político, decidiese dedicar el cierre de su última campaña electoral a decir sólo la verdad a ritmo de hip hop? Este es el punto de partida en el cual se apoya el veterano actor y director Warren Beatty para construir una efectiva sátira política en la que el rap tiene mucho que decir. Desde el momento en el que el senador Bulworth da un mitín en la parroquia de un gueto de Los Ángeles, cambia su forma de ver la vida y la política y decide dar un giro radical a su forma de hacer las cosas.

Destacan las escenas en las cuales el trajeado político, en un claro estado de enajenación mental, se pasea por peligrosos clubs de pandilleros en los cuales trata de bailar breakdance, rimar y hacer scratches; o aquellas en las que empieza a improvisar en multitudinarias charlas ante una elegante y desconcertada muchedumbre de electores, con la consiguiente desesperación de su consejero cocainómano bien interpretado por Oliver Platt (Decisión Crítica, Doctor Dolittle).

Pese a tratarse de una comedia en apariencia inocente, la película tiene una enorme e implacable carga crítica que ataca sin miramientos a la clase política y a parte de la sociedad norteamericana, además de un alto contenido de denuncia social, como se puede ver, por ejemplo, en alguno de los múltiples freestyles del protagonista o en la escena en la que aparece una pandilla de niños de apenas doce años armados hasta los dientes.

El film tiene un entretenido desarrollo en el cual el rap y su cultura aparecen como un elemento más de la acción y no sólo como telón de fondo. La banda sonora conjuga el interesante trabajo del mítico compositor Ennio Morricone con la aportación de importantes figuras del hip hop americano como Ice Cube, Chuck D, Dr. Dre, Flavor Fav y Method Man. Además la película cuenta con una de las primeras interpretaciones de la encantadora Halle Berry y un papel de reparto interesante de Don Cheadle, recientemente nominado al Oscar por Hotel Rwanda.

Por cierto, la película no fue estrenada en cines en España y tampoco fue doblada, lo que hace que sólo exista la versión original subtitulada, lo cual, a pesar de parecer un engorro, nos permite disfrutar en toda su plenitud de las muchas parrafadas del senador Bulworth, que no tienen desperdicio.
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