La verdad la vi con cariño. Una historia fácil, que si tiene algo que vale la pena es la muñeca, esta sí da miedo, supera en mucho a la famosa Annabelle.

No recordaba a Pedro Fernández volando como Peter Pan, morí de la risa. Su personaje en verdad da pena, es un pobre galán por el que no das ni un peso, y que tampoco hace mucho por hacerle al héroe, sin duda encabeza la lista de las pesimas actuaciones del filme. Con todo esto, la disfrute.

Kenneth Branagh lleva con gran cuidado está clásica adaptación de Cinderella, sin embargo el tono romántico llega a empalagar con todo y el gran trabajo de Cate Blanchett como madrastra. Confieso me fue difícil aceptar a Blanchett en un cuento de hadas después de aplaudirla tanto en Blue Jasmine (Woody Allen, 2013). Helena Bonham Carter un hada madrina que no aporta ese sello Bonham Carter que tanto amamos, estuvo algo acartonada. Se agradece la ausencia de musical.

De ritmo lento, con demasiados momentos familiares y tan pocos sobre la fotógrafa en acción. El conflicto personal se resuelve de manera predecible. Un gusto ver a Jaime Lannister. Cuenta con algunas escenas visuales bastante poéticas.

De esas historias que me gustan en donde aparentemente no pasa nada, pero todo el tiempo se revela la trama mediante personajes no personas sino objetos, insectos o animales, logrando explorar un lenguaje cinematográfico puro y logra deliciosas imágenes visuales perfectamente bien hilvanadas de principio a fin. Me parece que otro final le hubiera beneficiado.

Excelentes actuaciones con personajes perfectamente bien construidos, debió ser difícil preparar estos papeles cargados de emociones, con un duro pasado que sólo dejó miedos y malicia.

El morbo se revela en secretos de familia y trágicas historias, entre casualidades que terminan siendo causalidades.