Con una sinopsis tan básica y como indicaron en otras críticas más propia de comedia barata de hollywood, Miike Takashi logra envolvernos en una historia mejor elaborada de lo que nos puede parecer en un primer momento.

Los primeros 45 minutos son bastante lentos, con mucha paja de por medio pero sin embargo dan un fondo a la historia para apoyarse. Es resaltable el papel de Eihi Shiina, joven con cierta apariencia misteriosa pero a la vez un aire de inocencia e indefensión; pero sin embargo no considero que haya un motivo aparente para tanta maldad como le tiene al protagonista. Intento ponerme en el papel del sufrimiento que debió pasar en la infancia pero eso no justifica la tortura en este caso del productor de cine, quien en todo momento la trata maravillosamente y se ve que de verdad siente amor por ella.

A mayores me gustaría comentar que hay algunos que otros débiles de estómago, la escena de la tortura me la imaginaba mucho peor, así que no os dejéis engañar tan fácil.