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Críticas 108
Críticas ordenadas por utilidad
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1 de enero de 2025 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al parecer, "La sustancia" es del tipo de películas que amas u odias para siempre. Yo que no soy un hombre de extremos, acudí al cine sobre aviso, así que fui mentalizado para probar "La sustancia" y dejarme llevar por sus efectos. Lo que me encontré fue apabullante, visualmente espectacular, con un comienzo muy original, y un planteamiento muy bien hilado durante la primera parte de la película. El mensaje que la directora francesa Coralie Fargeat nos quiere dar queda bastante claro, y es evidente que caló también en la protagonista Demi Moore, quien se entregó por completo en el complicado papel de Elizabeth Sparkle como jamás lo había hecho en toda su carrera cinematográfica.

El argumento es sencillo: Elizabeth Sparkle es una especie de Jane Fonda (o para los que no teníamos parabólica o televisión por cable en aquellos años) de Eva Nasarre, con un programa de aerobic que triunfa en televisión. Pero los años pasan y la cadena ha decidido prescindir de sus servicios y contratar a alguien más joven. Elizabeth se va a tener que enfrentar cara a cara con su madurez, y en esas está, cuando le ofrecen un producto basado en la división celular que crea un alter ego más joven: la sustancia.

La película, cuyo guion es de Coralie Fargeat, está basada en la dura experiencia que vivió la directora al comenzar su etapa de madurez. Pasados los 40, empezó a sentir una presión autoimpuesta por no cumplir con los estereotipos de belleza que se piden a la mujer en esta sociedad tan hipersexualizada y obsesionada por el culto al cuerpo en la que vivimos. Según palabras de la directora: "Cuando llegas a ciertas edades, si eres mujer desapareces, no cuentas para nada, así que hay una lucha interna por intentar mantenerte joven a toda costa. Es prácticamente imposible aceptarte a ti misma ". Esa lucha de Elizabeth Sparkle por no dejar de ser relevante me recuerda, según avanza la película, a la de Norma Desmond en "El crepúsculo de los dioses". Otras películas como "Carrie", "El resplandor", "Videodrome", El hombre elefante o "Requiem por un sueño", también me vienen a la cabeza en distintos momentos de La sustancia, así que ya os podéis imaginar por dónde van los tiros...

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En definitiva, os puedo asegurar que "La sustancia" se va a convertir en una película de culto, aunque también aconsejo a las personas con estómagos sensibles o fobia a las agujas, que dediquen su tiempo a otros menesteres más sosegados, antes que intentar aguantar los excesivos e intensos 140 minutos de metraje del filme. En mi humilde opinión, la película llega a un punto en su parte central donde el argumento no avanza, el mensaje se repite, al igual que el uso de los primeros planos que acaba resultando un poco cargante. Para más inri, los últimos 20 minutos del filme desvirtúan un poco todo el planteamiento anterior, y para mí son absolutamente innecesarios, aunque quizás los amantes del gore y la serie B no estén para nada de acuerdo conmigo. Para gustos los colores.
2 de junio de 2024 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he sentido una mezcla de curiosidad, fascinación y respeto por la comunidad china. La imagen que me han transmitido muchos de sus integrantes, es la de personas muy trabajadoras y metódicas, humildes, educadas, respetuosas y con unos vínculos muy fuertes con sus familias y tradiciones, a pesar de los miles de kilómetros que los separan. En apariencia son muy discretos, parece que no quieren molestar, pasan casi desapercibidos. Por eso me llamó la atención el título y el argumento de la película que os quiero recomendar, "Chinas". Máxime cuando su directora Arantxa Echevarría, ya me había dejado con un gran sabor de boca con su filme Carmen y Lola (2018). Al igual que en este, la directora vuelve a recurrir a vivencias propias para sacarse una gran historia y una gran película de la manga.

El filme es una interesante propuesta de cine social, de esas que no sólo te hacen reflexionar, sino que también cambian tu modo de ver a las personas, en este caso las chinas. Unas personas que has tenido al lado, pero que nunca has visto, ya sea porque no has querido o porque no se han dejado ver. "Chinas" es de los filmes que consiguen que después de verlo hacen que te intereses, y que busques más información sobre el tema. Y eso en estos tiempos tan veloces que corren, es signo de que la directora ha conseguido su cometido y tiene un mérito extraordinario.

Como no podía ser de otra manera, "Chinas" se desarrolla en la zona de España con más concentración de población china, me refiero al distrito de Usera en Madrid. Allí conoceremos las vicisitudes de dos hermanas chinas, Claudia y Lucía, y también la de Xiang, una niña china adoptada por padres españoles que acabará en la misma clase que Lucía. Pronto nos daremos cuenta de las diferentes maneras en que cada una de las tres busca su propia identidad en la sociedad en la que viven.

Claudia, la hermana mayor, intenta desmarcarse de las tradiciones familiares y busca sentirse aceptada entre sus compañeros de instituto a toda costa. Su hermana pequeña, Lucía, se avergüenza de tener unos padres que están todo el día trabajando en su bazar, y lo que más desea es celebrar su fiesta de cumpleaños en el Burger King. Por otro lado, Xiang se encuentra perdida y desorientada, entre los deseos de sus padres adoptivos y su nuevo colegio.

Como ya hiciese en "Carmen y Lola", Arantxa Echevarría vuelve a poner el foco en el universo femenino. Y es que, si ya es duro convivir en una sociedad diferente, aún lo es más si eres mujer. "Chinas" nos muestra una realidad cruda, donde el machismo sigue vigente en edades tempranas, y la educación sexual que reciben los jóvenes viene dada por el porno que ven en las redes sociales. También aflora el racismo, que sigue candente, y todo ello entremezclado con los problemas de relación entre padres que casi no pueden estar con sus hijos, y que intentan inculcarles sus tradiciones. En contrapunto está la diferente clase social y manera de relacionarse de los padres españoles, que tampoco es que consiga resultados muy positivos. En "Chinas", nadie sale bien parado, aunque también es verdad que ni chinos ni españoles deberían sentirse ofendidos, porque la película retrata fielmente la convivencia mutua.

El casting para "Chinas" debió de ser muy complicado, pero fue todo un acierto haber elegido a las jovencísimas Shiman Yang (Lucía) y a Valería Fernández (Susana) que llenan la pantalla de ternura cada vez que aparecen. Por la parte menos infantil del reparto destacan: Xinyi Ye (Claudia), Yeju Ji (madre de Lucia y Claudia en la película) y Julio Hu Chen (Wang, amigo de Claudia), los tres fueron nominados a mejores actores revelación en la última edición de los Premios Goya de este año. Y por cierto, el papel que interpreta Carolina Yuste (Amaya), es el que vivió la directora Arantxa Echevarría en la vida real.

En "Chinas" encontrarás: soledad, desarraigo, búsqueda de identidad, tradiciones, dolor, frustración, aislamiento, pero también convivencia, integración, ternura, humor, amor, aceptación, y hasta un carnaval… chino.

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16 de abril de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
«¡Que suenen los tambores!», exclamó el director de cine Rodrigo Cortés mientras daba paso a la proyección de su película "Escape" en el Palacio Ardid de Alcañiz. Y vaya si sonaron, ya desde el surrealista comienzo sonoro con la mítica melodía «Así habló Zaratrusta», en versión entrecortada y deconstruida. Este inicio ya nos advierte a los espectadores que nos espera un «tour de force», en un filme muy poco convencional.

Y como bien dijo el director en el coloquio posterior al visionado de "Escape", él no quiere llevar al espectador por uno u otro lado, ni pretende hacerle empatizar con ninguno de los personajes que aparecen en el filme. Simplemente parte de la base de que N, el protagonista, por las causas que sean, pretende bajarse del mundo y pasar el resto de su vida en la cárcel, para no tener que tomar ninguna decisión el resto de su vida.

A partir de aquí, cada espectador va a tener que reaccionar a las situaciones que van a ir sucediendo durante el largometraje. Es curioso, porque en algunos momentos de la proyección, parte del público se reía, pero a la otra parte, la misma situación le parecía más bien triste. Yo soy de estos últimos, porque, aunque es verdad que hay momentos en los que quizás se te pueda escapar una sonrisa, a mí "Escape" me dejó un regusto amargo. Es una película con un ambiente malsano que no logré quitarme de encima desde el comienzo. La música, la ambientación, los personajes (sobre todo el de N), me desasosiegan por completo. De hecho, me recordaron al regusto que me dejó el visionado de películas como "Beau tiene miedo" (2023) de Ari Aster, o "Balada triste de trompeta" (2010), de Alex de la Iglesia.

Lo que sí que tienen que tener claro todos los espectadores, es que todo lo vamos a vivir desde la perspectiva de N. Una visión de una mente estropeada, en la que hay algo que no le deja poder convivir con las reglas de la sociedad. Así que su vida se convierte en una kafkiana lucha contra la rigidez del sistema.

Mario Casas, sobre quien debo confesar que nunca ha sido santo de mi devoción, está a la altura, quizás en el papel más exigente de toda su carrera. Logra construir con bastante credibilidad el personaje de N, siempre cabizbajo, de mirada seria y huidiza, que en ocasiones me recordaba al mismísimo Buster Keaton. Del demás elenco de actrices y actores, es difícil destacar alguno, ya que, aún sin tener papeles de protagonista, en los momentos que aparecen dejan el pabellón muy alto. Se nota la mano en la dirección actoral de Rodrigo Cortés, que trabajó intensamente con Anna Castillo y Guillermo Toledo, al que ha recuperado de nuevo para el cine, o los inmensos José Sacristán, Blanca Portillo y Josep María Pou, que con muy poco, consiguen transmitirnos muchos matices de sus personajes.

El argumento de "Escape" está basado muy libremente en una novela del mismo título escrita por Enrique Rubio. La historia contaba la relación con la sociedad de un joven cuyos padres lo habían educado según sus criterios, sin salir de casa. Algo así como lo que pudimos ver en la película "Canino" (2009), de Yorgos Lanthimos. En este caso, Rodrigo Cortés le dio totalmente la vuelta, y como dijo a su amigo Enrique Rubio, intentó honrar la novela, respetando su espíritu, aunque desde otra perspectiva argumental completamente diferente.

La música, por supuesto, es igual de poco convencional que el filme. Así junto al compositor Víctor Reyes, con quien ya trabajó en otras de sus películas, Cortés forma un tándem en el que los instrumentos reales se desecharon en favor de: turutas, juguetes, instrumentos escolares, etc., consiguiendo así retrotraer a una disonante infancia al espectador.

Ni que decir tiene que la fotografía, las localizaciones, o el vestuario, están perfectamente estudiados por el meticuloso Rodrigo Cortés. Cada escena está llena de pequeños detalles que te dan pistas sobre ese lugar, o sobre la personalidad del actor al que estamos viendo. "Escape" es una película que podrías ver más veces y en la que te seguirás encontrando particularidades en las que no te habías fijado antes. No es de extrañar que, conociendo la personal e intransferible manera de rodar de Rodrigo Cortés, su mentor, guía, amigo y mayor influencia, el legendario Martin Scorsese, se ofreciese a producir "Escape".

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31 de enero de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Ali y Ava", la película que os propongo en esta ocasión, es una de esas que pasa de puntillas por la cartelera, sin hacer ruido entre el público, y mucho menos entre la crítica especializada, pero que por una o varias razones a mí me ha conquistado. Quizás sea cosa mía, pero han pasado ya varios meses desde que la vi, y todavía a veces pienso en ella. Así que me he decidido a presentárosla con la esperanza de que quizás podáis sentir la conexión tan bonita que experimenté al verla.

El filme nos cuenta la amistad que surge entre dos personas bastante diferentes, "Ali y Ava", y transcurre en la ciudad británica de Bradford. Allí, Ali, un pakistaní que es el casero de una vivienda donde se alojan familias eslovacas, conoce a la irlandesa Ava, profesora de la pequeña Sofía, hija de una de las familias alojadas en la casa de Ali. Ellos dos se sienten solos e intentan superar todas las barreras, que son muchas, para lograr salir adelante. La música, en cuyos gustos gustos tampoco coinciden, será el nexo de unión y a la vez el clavo ardiendo al que agarrarse cuando las cosas van mal.

La directora del filme, Clio Barnard, se ha inspirado en dos personas reales para construir el guion y la historia de los protagonistas principales. Ava es una mujer madura, fuerte y cariñosa que ha tenido una vida muy dura, por otro lado, Ali más joven, es amable y extrovertido. A Ava le gusta la música folk y a Ali la música electrónica, sus culturas son diferentes, viven en barrios muy distintos, tienen problemas familiares, y sin embargo, lejos de lo esperado inician una relación de amistad contra viento y marea.

Aparte de contarnos las vicisitudes de Ali y Ava, la directora también se centra en la realidad social de la ciudad de Bradford, que, por supuesto, influye en la vida de los personajes. Como curiosidad, los eslovacos que aparecen como inquilinos en la película son los verdaderos inquilinos del casero real en la que se basa la historia. Incluso la casa de huéspedes en la que se rueda es la auténtica.

La película se desarrolla durante un mes lunar, ya que la luna es un símbolo importante en el Islam. Si bien la luna es importante en el transcurso de esta historia, más lo es si cabe la música, que juega un papel fundamental. La banda sonora es de lo más ecléctica eso sí: viajaremos desde las raíces del country o la música irlandesa, pasando por Bob Dylan, el ska de The Specials, o el punk de los Buzzcocks, a la música electrónica de Sylvan Esso, La Roux, o el hip hop de Ocean Wisdom. Incluso habrá tiempo para escuchar música que bien podría sonar en una producción bollywoodiense.

Envuelta en una oscura fotografía, Ali y Ava nos deja alguna escena remarcable como la de Ali en la niebla, y también una historia honesta y sincera de dos personas que podríamos ser tú y yo en la búsqueda del equilibrio y la estabilidad emocional. Quizás si la música forma parte de tu vida de una manera importante, puedas conectar con Ali y Ava, quizás si no la forme… también.

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28 de enero de 2025 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director de cine Miguel Santesmases vuelve a aparcar para el cine su condición de urbanita, como ya hiciera para su filme "Días azules" (2006), donde la historia transcurre en un pueblo de la costa gallega. En esta ocasión, traslada el relato de su nueva película, "Tierra baja", a los orígenes de sus antepasados, concretamente al pueblo turolense de Belmonte de San José, lugar donde vivía su abuela y del que el director guarda una colección de imborrables recuerdos. Bastantes de esos recuerdos han formado parte en pequeñas pinceladas de la historia de "Tierra Baja" iniciada por el propio Santesmases ya hace muchos años. Con el paso del tiempo la ha ido vistiendo y desvistiendo, modificando y transmutando hasta que, conjuntamente con la también directora, guionista, e incluso ex-ministra de cultura, Ángeles González-Sinde, han logrado llegar al guion definitivo que ha conformado "Tierra Baja".

La película nos cuenta la vida de Carmen, una guionista que ha dejado Madrid y se ha trasladado a la solitaria masía heredada de su abuela en la comarca del Bajo Aragón, para buscar la calma, desestresarse y quizás encontrarse a sí misma. Allí intentará aumentar la producción de sus olivos, con la ayuda de dos amigas que la admiran y de Damián, un manitas que se siente atraído por ella.

En "Tierra Baja", Miguel Santesmases ha tirado de emociones, de profesión y de conocimiento del terreno para conformar una historia en la que su alter ego en la película, Carmen (Aitana Sánchez-Gijón), intenta encontrar el equilibrio personal en una etapa de madurez en la que el trabajo ha acabado absorbiendo su vida. «Yo no dejé el cine, el cine me dejó a mí», asegura en un momento de la película. Vacía y dubitativa, busca consejo en los mayores, como siempre se ha hecho en los pueblos. Y como buena guionista, tiene que decidir el camino que va a seguir su propia historia vital. El problema es que una guionista tan perfeccionista y trabajadora tiene muchísimas vías para poder escribir su propio relato. Tantas como las que el propio Miguel Santesmases esbozó para poder crear "Tierra Baja".

El peso de la película recae en los dos protagonistas de la misma: Eduardo, un sobrio Pere Arquillué y sobre todo en Carmen, magníficamente interpretada por Aitana Sánchez-Gijón. Por cierto, cabe mencionar que la excelente actriz, va a recibir en los próximos días un merecido Goya de Honor en los premios que otorga la Academia de Cine española.

Los bellos y tranquilos parajes que nos ofrecen la comarca del Mezquín y la ciudad de Alcañiz entre la primavera y el verano, hacen que parezca fácil la gran labor realizada por Alberto Pareja en el apartado de la fotografía, sin duda uno de los más destacados de la película. El sonido también juega un papel importante y es fundamental para infundir el sosiego y la relajación que experimenta Carmen en su masía. Incluso el sonido del cierzo, el viento más característico de Aragón, logra envolver al espectador cuando aparece moviendo las ramas de los árboles entre discreto y amenazante.

La banda sonora creada al piano por el músico Alejandro Román es sencilla pero efectiva. Con una simple melodía basada en un extracto de un tema de Bach, consigue transmitir una especie de emoción muy íntima en las contadas y acertadas apariciones de ese sonido de piano que siempre logra hacerte encoger el alma.

La realización tan artística de Miguel Santesmases nos da la sensación de una manera clásica de hacer películas que ya casi no existe en el cine español. "Tierra baja" es una obra reflexiva, contemplativa incluso, que invita a mecerse con el canto de los pájaros, el rumor del viento, incluso el silencio, y dejarse llevar por el ritmo de la naturaleza, donde el tiempo corre bastante más despacio que en la urbe, pero cada pequeña cosa tiene su pequeña gran importancia. A mí me ha recordado en ocasiones al cine de Truffaut o Rohmer.
En esta visita a los problemas de la España vaciada, no faltarán el queso y las viandas de la tierra, siempre regadas con buen vino. La jota, el reencuentro, las decisiones del pasado, la amistad, el arraigo ancestral, un baile griego e incluso ¡unas gotas de lluvia! Acércate a la Tierra Baja y destapa esta matrioska una y otra vez hasta que encuentres el guion perfecto que tanto ansía Carmen.

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