Emily Blunt es agente del FBI, y miembro de un equipo dedicado al rescate de rehenes.
La película empieza con una operación de este equipo, cuyo objetivo es liberar a dos personas secuestradas por narcotraficantes mexicanos en un poblado de Arizona.
Una consecuencia de esa operación es la incorporación de Emily Blunt a una heterodoxa unidad especial del gobierno americano, cuya misión es precisamente luchar contra el responsable último de esos secuestros: el cartel de la droga más poderoso de la ciudad de Juarez.

La película tiene dos partes.
En la primera el protagonista absoluto es el personaje de Emily Blunt.
Su incomprensión de las cosas que hacen sus nuevos y enigmáticos compañeros de armas es la misma que tiene el espectador.
La película aquí genera buena intriga con los hechos sin explicar que se suceden.
Luego muestra igual de bien la forma en que las acciones del grupo afectan al personaje de Emily Blunt, atacando sus valores, alterando sus convicciones.
En la segunda parte, sin embargo, el protagonista es el personaje de Benicio del Toro.
Su importancia crece a la vez que se van aclarando la naturaleza, el origen, los medios, y los fines de esa extraña unidad antidrogas a la que pertenece.
Se trata, sin duda, de la parte de la película más puramente de acción.

La historia tiene algo de La Noche más Oscura, cambiando el terrorismo por el narcotráfico.
El director muestra los hechos sin moralina, con hiperrealismo, usando una banda sonora en ocasiones exagerada, pero eficaz.
Hay secuencias de verdadera tensión, como la operación inicial del FBI, o la del puente de El Paso, o la de Benicio del Toro con el policía mexicano cuyo hijo le espera para jugar al fútbol.
El final de la película es quizás lo más flojo, pero tampoco la estropea mucho.