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7,9
106.339
8
7 de noviembre de 2014
7 de noviembre de 2014
446 de 584 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me resulta más sencillo hablar de "Interstellar" como la he percibido, porque en el fondo no es más que un sueño colectivo implantado por Nolan y su equipo en nuestro subconsciente. Y sólo a veces, cuando lanzamos aquella peonza, el tótem de Mal/Cobb, sabremos que estamos en el mundo real o en el soñado. Cuando la veamos tambalearse o seguir girando, continuamente, hasta el infinito y más allá.
La nueva producción del director de "El Caballero Oscuro" u "Origen" sobrevive al 'hype', a las expectativas, aunque pareciera que nuestro subconsciente, por momentos, pelease para enfrentarse a sus ideas. El concepto es ambicioso, bigger than life, es en esencia uno que sólo los Nolan serían capaces de intentar implantar en la memoria colectiva: cuando el planeta Tierra se encuentra condenado a su extinción, y con él su gente, un grupo de astronautas parte hacia el espacio en busca de planetas habitables para salvar a la civilización, haciendo uso de un agujero de gusano para acortar distancias. Por el camino irán topando con elementos del pasado, que generarán nuevos niveles 'de sueño', introduciéndose en la mente del espectador de forma serpenteante. El montaje de la película se refiere a esta condición de saltos temporales, alternando la odisea espacial con lo que sucede en el planeta Tierra, desde los ojos de los miembros de una familia rota: una hija, y un padre que aspira a volver a su hogar. El equilibrio es solvente pero a veces, la peonza deja de girar. Despertamos en la realidad, porque el hechizo se rompe cuando lo emocional y lo épico no son capaces de fluir con naturalidad. Cuando no pasa, seguimos soñando placidamente. Y somos elevados hacia las estrellas con tal facilidad que se asemeja a un milagro.
Creo que "Interstellar" se alza cuando es pequeña. La relación del primer tramo de la película, entre ese padre y sus hijos, respira verdad, cercanía, candor. Lo que siempre se le ha criticado a Nolan de la frialdad e incapacidad de generar empatía aquí se elimina de un plumazo, aunque creo honestamente que esto era algo que se ha magnificado y que, en verdad, ya estaba solucionado en cintas como "Origen". No obstante, aquí es más claro todavía y se potencia cuando ese padre, atrapado en un bucle, escucha los mensajes de sus hijos en esa fría nave espacial. Cuando sus ojos se descomponen, la voz se quiebra, y el corazón aparece en pantalla haciéndonos olvidar que esto es en el fondo una historia 'más grande que la vida'. Sencillamente no hay nada más grande que esa vida, la que Copper ve cómo escapa de sus manos, con una perspectiva de reunión imposible. Aún siendo cine ambicioso, grande, de registros épicos, en "Interstellar" el motor es la familia. Nolan sigue explorando sus temas habituales (la pérdida, la identidad, el pasado y cómo nos marca) y crea momentos de una belleza rotunda. Es quizá su película más pequeña a nivel puramente sensitivo, aquella en la que se vuelca más por retratar la humanidad. Incluso cuando se rescata a cierto personaje, que todos sabemos cómo va a evolucionar (o qué papel va a desempeñar, porque no hay evolución per se), hay un empuje emocional en su mirada. Ese gesto en el que desactiva el micrófono para no escuchar lo que pasa en la escafandra ajena, lo demuestra.
Cuando quiere ser grande, "Interstellar" lo logra en la mayoría de los casos. Pero quizá por contar con el astrofísico Kip Thorne como productor ejecutivo y consultor o sencillamente porque a Nolan le gusta adoctrinar en sus películas (mediante la repetición de ideas en voz alta), a veces se le va un poco de las manos. Cuando no lo hace, partitura excelsa de Hans Zimmer mediante, Nolan crea secuencias brillantes, emocionales y de registro épico: el planeta helado (que se ve en los posters, no es spoiler), los planos generales en el espacio, las secuencias del maizal, a medio camino entre "Señales" y el Malick de "Días del cielo", la contextualización del apocalípsis como nube de polvo que arrastra todo a su paso. Es una película muy bella, aunque creo que carece de la capacidad de sugestión y el misterio de clásicos del género como "Solaris" de Tarkovski o "2001" de Kubrick; o sin irnos a otros nombres, demasiado relamidos, al "Origen" del propio Nolan. En aquella película, el personaje de Gordon-Levitt le decía al de Ken Watanabe que no pensase en elefantes, y posteriormente le preguntaba en qué estaba pensando. Watanabe le decía que pensaba en aquello que le había prohibido. Es así como se ejemplificaba que plantar una idea en el subconsciente era fácil, sabiendo el origen; pero no hacerlo de forma orgánica, creyendo que surgía de uno mismo. Con "Interstellar" pasa algo similar: cuando creemos en todo lo que vemos, sin atisbo de dudas, la peonza no deja de girar. Cuando la cosa se tuerce, por muy poco que sea; cuando se explica una regla y nos chirría; la peonza se cae.
Todo el cine de Nolan ha funcionado siempre a estos niveles. En todas sus películas hay giros, vueltas de tuerca, cuando no secuencias que literalizan ideas en lugar de limitarse a expandirlas. La criticada (en mi opinión, injustamete) secuencia de los barcos y las bombas en "El Caballero Oscuro", o el bloque de la nieve de "Origen" son claros ejemplos. En "Interstellar" esto se lleva al extremo. Hay no una, ni dos; sino varias partes en las que para seguir soñando y no despertar hay que suspender la credulidad. Como en los melodramas de Douglas Sirk, como en los musicales, cuando entendemos que esos personajes van a pasar a comunicarse cantando, de forma orgánica. Nolan sustenta "Interstellar" en la capacidad de soñar de cada espectador. No en la fe o la creencia, simplemente en lo que uno es capaz de aceptar dentro de un contexto de fantasía, de sueño. Cómo actúan según qué personajes, la resolución de cierto misterio 'sobrenatural', el mismísimo tercer acto y cómo concluye.
[LA CRÍTICA CONTINÚA ABAJO, POR FALTA DE ESPACIO. SIN SPOILERS, PODÉIS LEER SIN MIEDO]
La nueva producción del director de "El Caballero Oscuro" u "Origen" sobrevive al 'hype', a las expectativas, aunque pareciera que nuestro subconsciente, por momentos, pelease para enfrentarse a sus ideas. El concepto es ambicioso, bigger than life, es en esencia uno que sólo los Nolan serían capaces de intentar implantar en la memoria colectiva: cuando el planeta Tierra se encuentra condenado a su extinción, y con él su gente, un grupo de astronautas parte hacia el espacio en busca de planetas habitables para salvar a la civilización, haciendo uso de un agujero de gusano para acortar distancias. Por el camino irán topando con elementos del pasado, que generarán nuevos niveles 'de sueño', introduciéndose en la mente del espectador de forma serpenteante. El montaje de la película se refiere a esta condición de saltos temporales, alternando la odisea espacial con lo que sucede en el planeta Tierra, desde los ojos de los miembros de una familia rota: una hija, y un padre que aspira a volver a su hogar. El equilibrio es solvente pero a veces, la peonza deja de girar. Despertamos en la realidad, porque el hechizo se rompe cuando lo emocional y lo épico no son capaces de fluir con naturalidad. Cuando no pasa, seguimos soñando placidamente. Y somos elevados hacia las estrellas con tal facilidad que se asemeja a un milagro.
Creo que "Interstellar" se alza cuando es pequeña. La relación del primer tramo de la película, entre ese padre y sus hijos, respira verdad, cercanía, candor. Lo que siempre se le ha criticado a Nolan de la frialdad e incapacidad de generar empatía aquí se elimina de un plumazo, aunque creo honestamente que esto era algo que se ha magnificado y que, en verdad, ya estaba solucionado en cintas como "Origen". No obstante, aquí es más claro todavía y se potencia cuando ese padre, atrapado en un bucle, escucha los mensajes de sus hijos en esa fría nave espacial. Cuando sus ojos se descomponen, la voz se quiebra, y el corazón aparece en pantalla haciéndonos olvidar que esto es en el fondo una historia 'más grande que la vida'. Sencillamente no hay nada más grande que esa vida, la que Copper ve cómo escapa de sus manos, con una perspectiva de reunión imposible. Aún siendo cine ambicioso, grande, de registros épicos, en "Interstellar" el motor es la familia. Nolan sigue explorando sus temas habituales (la pérdida, la identidad, el pasado y cómo nos marca) y crea momentos de una belleza rotunda. Es quizá su película más pequeña a nivel puramente sensitivo, aquella en la que se vuelca más por retratar la humanidad. Incluso cuando se rescata a cierto personaje, que todos sabemos cómo va a evolucionar (o qué papel va a desempeñar, porque no hay evolución per se), hay un empuje emocional en su mirada. Ese gesto en el que desactiva el micrófono para no escuchar lo que pasa en la escafandra ajena, lo demuestra.
Cuando quiere ser grande, "Interstellar" lo logra en la mayoría de los casos. Pero quizá por contar con el astrofísico Kip Thorne como productor ejecutivo y consultor o sencillamente porque a Nolan le gusta adoctrinar en sus películas (mediante la repetición de ideas en voz alta), a veces se le va un poco de las manos. Cuando no lo hace, partitura excelsa de Hans Zimmer mediante, Nolan crea secuencias brillantes, emocionales y de registro épico: el planeta helado (que se ve en los posters, no es spoiler), los planos generales en el espacio, las secuencias del maizal, a medio camino entre "Señales" y el Malick de "Días del cielo", la contextualización del apocalípsis como nube de polvo que arrastra todo a su paso. Es una película muy bella, aunque creo que carece de la capacidad de sugestión y el misterio de clásicos del género como "Solaris" de Tarkovski o "2001" de Kubrick; o sin irnos a otros nombres, demasiado relamidos, al "Origen" del propio Nolan. En aquella película, el personaje de Gordon-Levitt le decía al de Ken Watanabe que no pensase en elefantes, y posteriormente le preguntaba en qué estaba pensando. Watanabe le decía que pensaba en aquello que le había prohibido. Es así como se ejemplificaba que plantar una idea en el subconsciente era fácil, sabiendo el origen; pero no hacerlo de forma orgánica, creyendo que surgía de uno mismo. Con "Interstellar" pasa algo similar: cuando creemos en todo lo que vemos, sin atisbo de dudas, la peonza no deja de girar. Cuando la cosa se tuerce, por muy poco que sea; cuando se explica una regla y nos chirría; la peonza se cae.
Todo el cine de Nolan ha funcionado siempre a estos niveles. En todas sus películas hay giros, vueltas de tuerca, cuando no secuencias que literalizan ideas en lugar de limitarse a expandirlas. La criticada (en mi opinión, injustamete) secuencia de los barcos y las bombas en "El Caballero Oscuro", o el bloque de la nieve de "Origen" son claros ejemplos. En "Interstellar" esto se lleva al extremo. Hay no una, ni dos; sino varias partes en las que para seguir soñando y no despertar hay que suspender la credulidad. Como en los melodramas de Douglas Sirk, como en los musicales, cuando entendemos que esos personajes van a pasar a comunicarse cantando, de forma orgánica. Nolan sustenta "Interstellar" en la capacidad de soñar de cada espectador. No en la fe o la creencia, simplemente en lo que uno es capaz de aceptar dentro de un contexto de fantasía, de sueño. Cómo actúan según qué personajes, la resolución de cierto misterio 'sobrenatural', el mismísimo tercer acto y cómo concluye.
[LA CRÍTICA CONTINÚA ABAJO, POR FALTA DE ESPACIO. SIN SPOILERS, PODÉIS LEER SIN MIEDO]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero Nolan y su equipo son veteranos, llevan más de quince años implantando ideas en el subconsciente colectivo. Y lo logran una vez más, consiguen que el viaje por el espacio tenga épica, sea emocionante, que nos brillen los ojos y nos tiemblen las piernas. Zimmer, a lo suyo, construyendo una banda sonora que nos lleva al puro Edén. Nolan, con su cámara, recogiendo momentos de una belleza incalculable. El reparto, creyéndose cada línea de texto, incluso cuando alguna de estas resulta difícil de recitar. "Interstellar" es una muy buena película, pero no es "2001", no es "Solaris", ni siquiera creo que sea "Gravity". Ni falta que hace; es una cosa diferente, pero tan valiosa como las anteriores. Salí del cine azotado. Lancé la peonza. Esa que en algún momento se había caído. Mientras los títulos de crédito aparecían en la pantalla, me quedé observando, atentamente... y cuando llegó el fundido a negro, seguía girando. Nolan definitivamente sabe hacerme (y hacernos) soñar.
SPOILERS / DESTRIPES ARGUMENTALES A PARTIR DE AQUÍ
Si bien la crítica queda cerrada arriba, quiero señalar un par de cosas. Primero, que creo que su final es un poco anticlimático. No me refiero al final-final, aquel en el que Murph, ya anciana, envía a Cooper en busca de Amelia. Hablo de aquel en el que Cooper es rescatado y despierta en la colonia de Saturno. Creo que la película habría tenido un mejor cierre cuando su cuerpo queda suspendido en el espacio y Nolan crea un plano que remite a aquel bebé de "2001" de Kubrick. Lo sentimental se impone en este momento y no redondea un film que por otra parte en ese momento ya había bordeado cualquier posibilidad de parecer fuera de sí. Me gusta mucho el final-final, no por lo que cuenta sino por cómo lo transmite (Zimmer, gracias) pero insisto: si hubiera acabado 10 minutos antes, me habría gustado más.
Segundo, el tema de las casualidades. Que la Nasa no vaya directamente a por Cooper si tan importante era (le da el sentido a posteriori con el bucle temporal, pero es muy absurdo); que Murph descubra en el futuro que era su padre el que enviaba los mensajes; que el tiempo en el primer planeta equivalga por cada hora a siete años en la Tierra pero que el oleaje se mueva a un ritmo variable en función de las necesidades del guión; el rescate de Cooper 'a falta de minutos para que muera'. Entre otras. Menos mal que me gusta soñar. Y que en 'lo onírico', no hay reglas.
Por último, de forma completamente gratuita, me apetece colocar los films de Nolan de mejor a peor simplemente para ver en qué lugar encaja "Interstellar" partiendo de la base de que sólo la he visto una vez. Y que las demás han sido visionadas, al menos, dos veces. El orden seguiría así: "El caballero oscuro", "Origen", "Memento/Following", "El truco final/Interstellar", "Batman Begins", "El caballero oscuro: La leyenda renace" y finalmente "Insomnia". Ni una fallida, dicho sea de paso, pues todas oscilan entre lo bueno y lo extraordinario.
SPOILERS / DESTRIPES ARGUMENTALES A PARTIR DE AQUÍ
Si bien la crítica queda cerrada arriba, quiero señalar un par de cosas. Primero, que creo que su final es un poco anticlimático. No me refiero al final-final, aquel en el que Murph, ya anciana, envía a Cooper en busca de Amelia. Hablo de aquel en el que Cooper es rescatado y despierta en la colonia de Saturno. Creo que la película habría tenido un mejor cierre cuando su cuerpo queda suspendido en el espacio y Nolan crea un plano que remite a aquel bebé de "2001" de Kubrick. Lo sentimental se impone en este momento y no redondea un film que por otra parte en ese momento ya había bordeado cualquier posibilidad de parecer fuera de sí. Me gusta mucho el final-final, no por lo que cuenta sino por cómo lo transmite (Zimmer, gracias) pero insisto: si hubiera acabado 10 minutos antes, me habría gustado más.
Segundo, el tema de las casualidades. Que la Nasa no vaya directamente a por Cooper si tan importante era (le da el sentido a posteriori con el bucle temporal, pero es muy absurdo); que Murph descubra en el futuro que era su padre el que enviaba los mensajes; que el tiempo en el primer planeta equivalga por cada hora a siete años en la Tierra pero que el oleaje se mueva a un ritmo variable en función de las necesidades del guión; el rescate de Cooper 'a falta de minutos para que muera'. Entre otras. Menos mal que me gusta soñar. Y que en 'lo onírico', no hay reglas.
Por último, de forma completamente gratuita, me apetece colocar los films de Nolan de mejor a peor simplemente para ver en qué lugar encaja "Interstellar" partiendo de la base de que sólo la he visto una vez. Y que las demás han sido visionadas, al menos, dos veces. El orden seguiría así: "El caballero oscuro", "Origen", "Memento/Following", "El truco final/Interstellar", "Batman Begins", "El caballero oscuro: La leyenda renace" y finalmente "Insomnia". Ni una fallida, dicho sea de paso, pues todas oscilan entre lo bueno y lo extraordinario.

7,8
85.645
9
17 de julio de 2015
17 de julio de 2015
361 de 424 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé ni cómo empezar la crítica: si apelando a mi lado emocional, dejando que Alegría active los botones adecuados, con el toque de Tristeza en que deriva la nostalgia; o sencillamente diciendo que estamos ante una de las mejores películas animadas -salidas de un gran estudio- de los últimos tiempos. A fin de cuentas es de Pixar, pero prometo que lo último que podía esperarme del estudio tras encadenar "Cars 2", "Brave" y "Monsters University" (estas dos últimas, muy sólidas pero desde luego menores) era una joya de este calado. Porque llegan a sacar "Del revés" tras la trilogía de oro formada por "Up", "Wall-E" y "Toy Story 3", y los Oscar deberían haber añadido una categoría para no mezclar el cine con el Cine.
"Del revés" hace parece fácil lo difícil, tirando de un concepto muy sencillo, que se explica en una línea (mostrar las emociones de una niña y la relación con su familia, desde dentro de su cabeza), para desarrollar un castillo de naipes que jamás cae ni ante el más fuerte de los huracanes. Lo que podría haber sido una suerte de "Érase una vez el cuerpo humano" al estilo Pixar, se convierte en una de las películas más inteligentes de los últimos años y que con mejor tacto han tratado las sensaciones humanas, a todos los niveles posibles. Porque aquí se cuentan dos historias: la real, con la niña y su familia; y la fantástica, que involucra el viaje de estas emociones para cumplir su cometido. Y todos los personajes evolucionan en paralelo, y no hay ni un momento de respiro a nivel creativo: es como si Tex Avery hubiera colaborado de alguna forma en la construcción del gag -visual, y escrito- porque aquí lo difícil es no reírse. Es una comedia efectiva, y lo hace parecer fácil. Muy fácil.
Pero es que en el fondo, es una película que estructura la mente. Y joder, eso es muy complicado, porque hablamos de un concepto jodidamente ambiguo. Porque todos tenemos la nuestra, y creemos saber cómo funciona. Y lo mismo ocurre con los sueños, y tenemos cine puramente surrealista y otro, como "Origen" de Christopher Nolan, que deciden coger esa idea y darle una forma de ejercicio de género; omitiendo la naturaleza del concepto abstracto para darle una forma definida. Pixar, por alguna razón que desconozco, es capaz de no llegar a ese límite: sus mundos se construyen sobre la marcha, o esa es la sensación que da, de performance orgánica, en la que cada situación pareciera ser una reacción a la anterior y sobre todo una respuesta a la audiencia. Va siempre por delante.
Si le sumamos que técnicamente es una película titánica, que a nivel artístico encierra no pocas ideas que ya quisieran para sí el 99% de las producciones de cine actuales, y que además es emocionante -y emocional-, pues no queda otra que recomendar sin ningún tipo de duda la que es una de las películas más importantes de la década. No sé si el tiempo la convertirá en la nueva "Toy Story"; pero sé que, ahora mismo, no hay nada mejor que ver en el cine. Y cuando leáis esta crítica y ya esté en el mercado doméstico, creedme: habrá pocas películas de animación salidas de un gran estudio que merezcan más vuestra atención. Pixar ha vuelto a subir de nivel. Y es maravilloso. Ved "Del revés"; emocionaos, disfrutadla, sentidla, dejaos llevar. En eso consiste el Cine. Ni más, ni menos.
"Del revés" hace parece fácil lo difícil, tirando de un concepto muy sencillo, que se explica en una línea (mostrar las emociones de una niña y la relación con su familia, desde dentro de su cabeza), para desarrollar un castillo de naipes que jamás cae ni ante el más fuerte de los huracanes. Lo que podría haber sido una suerte de "Érase una vez el cuerpo humano" al estilo Pixar, se convierte en una de las películas más inteligentes de los últimos años y que con mejor tacto han tratado las sensaciones humanas, a todos los niveles posibles. Porque aquí se cuentan dos historias: la real, con la niña y su familia; y la fantástica, que involucra el viaje de estas emociones para cumplir su cometido. Y todos los personajes evolucionan en paralelo, y no hay ni un momento de respiro a nivel creativo: es como si Tex Avery hubiera colaborado de alguna forma en la construcción del gag -visual, y escrito- porque aquí lo difícil es no reírse. Es una comedia efectiva, y lo hace parecer fácil. Muy fácil.
Pero es que en el fondo, es una película que estructura la mente. Y joder, eso es muy complicado, porque hablamos de un concepto jodidamente ambiguo. Porque todos tenemos la nuestra, y creemos saber cómo funciona. Y lo mismo ocurre con los sueños, y tenemos cine puramente surrealista y otro, como "Origen" de Christopher Nolan, que deciden coger esa idea y darle una forma de ejercicio de género; omitiendo la naturaleza del concepto abstracto para darle una forma definida. Pixar, por alguna razón que desconozco, es capaz de no llegar a ese límite: sus mundos se construyen sobre la marcha, o esa es la sensación que da, de performance orgánica, en la que cada situación pareciera ser una reacción a la anterior y sobre todo una respuesta a la audiencia. Va siempre por delante.
Si le sumamos que técnicamente es una película titánica, que a nivel artístico encierra no pocas ideas que ya quisieran para sí el 99% de las producciones de cine actuales, y que además es emocionante -y emocional-, pues no queda otra que recomendar sin ningún tipo de duda la que es una de las películas más importantes de la década. No sé si el tiempo la convertirá en la nueva "Toy Story"; pero sé que, ahora mismo, no hay nada mejor que ver en el cine. Y cuando leáis esta crítica y ya esté en el mercado doméstico, creedme: habrá pocas películas de animación salidas de un gran estudio que merezcan más vuestra atención. Pixar ha vuelto a subir de nivel. Y es maravilloso. Ved "Del revés"; emocionaos, disfrutadla, sentidla, dejaos llevar. En eso consiste el Cine. Ni más, ni menos.
17 de julio de 2012
17 de julio de 2012
378 de 487 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que por su complejidad son difíciles de abordar. Otras que son ‘hijas de su tiempo’ y están condicionadas por las expectativas que uno tiene depositadas en ellas. “The Dark Knight Rises” (TDKR por acortar) pertenece a este segundo grupo gracias al culto que ha generado su director desde que se hiciera un nombre con la inteligente "Memento" (su debut oficial, “Following” apenas ha sido visto por seguidores del director) y que con su notable acercamiento a la franquicia cinematográfica Batman (en una trilogía que ahora concluye) se ganó elogios, fans y claro, detractores. Con TDKR temo que tanto unos como otros vayan a defender/atacar por igual en la que es indudablemente la menos buena de este tridente maestro en el que la oscuridad y el acercamiento realista a la fuente original se dan la mano para dejar un espectáculo memorable. Si con la primera sentó unas bases en la segunda (la brillante, anárquica “The Dark Knight”) hizo fácil lo difícil. En esta tercera busca un equilibrio y aunque el espectáculo sigue siendo sobresaliente (en términos de entretenimiento) el guión flaquea en puntos donde no debería.
Si bien el acercamiento de Begins era casi melancólico con un autor reinterpretando la leyenda del héroe con y sin la máscara, en TDK la cosa cambiaba. La textura era la de un cómic, con el caos representado en forma de Joker intentando corromper la realidad. TDKR es de las tres la que más cerca está del mundo terrenal en términos de tratamiento de la imagen, planteamiento de conflictos y desarrollo/interacción entre los personajes. Curiosamente al mismo tiempo es la que más traiciona todo esto al abrazarse (mediante giros) a esa fantasía comiquera que puede leerse en los tebeos anteriores al trabajo de Frank Miller. El híbrido es extraño y funciona casi siempre, pero si bien en las primeras películas había que hacer alguna concesión aislada aquí se vive en un estado perpetuo de anulación de todas las leyes lógicas posibles.
Con esto no quiero decir que TDKR sea fallida a nivel narrativo, nada más lejos de la realidad. Lo que plantea lo hace bien siempre y cuando la suspensión de la realidad se aborde desde el primer momento sabiendo que se va a asistir a un cómic en movimiento, por supuesto mucho más apegado a la realidad que en los trabajos previos basados en el hombre murciélago (desde los 60 hasta los dípticos de Tim Burton/Joel Schumacher). El problema viene así por ciertos giros que sacan un poco de la película, que por otra parte hace un trabajo ejemplar a la hora de desarrollar a sus personajes incluso para aquellos que se suman ahora a la franquicia: desde John Blake hasta Catwoman, pasando por Bane, dándole más protagonismo a Fox o Alfred, y volviendo a Begins a la hora de otorgar al icono de Gotham (Wayne/Batman) la importancia que perdió en TDK a favor de Joker/Dent.
Particularmente interesantes son las ideas que quieren transmitir los hermanos Nolan con su guión, que nos vuelve a hablar de la necesidad (o no) de héroes, con un Wayne destruido tras los eventos de TDK, con amenazas más allá de las evidentes: pérdidas personales, dudas, y por supuesto enemigos. Si la película anterior se beneficiaba de la presencia de Joker interpretando a Heath Ledger con maquillaje de payaso (y no a la inversa) aquí tenemos a un notable Tom Hardy haciendo de Bane, un enemigo amenazador, poderoso y sin miedo a causar el caos total, que tiende un hilo al origen (Begins) para poner broche de oro a una trama iniciada y hasta ahora inconclusa.
Igualmente sorprendente es la presencia de Selina Kyle/Catwoman, que casi hace olvidar a la Pfeiffer de "Batman Returns" con una encarnación física y sensual a cargo de Anne Hathaway, que está estupenda (en todos loss entidos) si bien su parte del guión no es la más beneficiada. Esta correspondería a Alfred, ahora con mucha más hondura (sus escenas con Wayne son oro puro, realmente se siente una conexión, química, dando veracidad a lo que se ve en pantalla); a ambos pertenece uno de los mejores momentos del filme, una revelación que hace más mella en nuestro héroe que las palizas propinadas por el villano de turno.
Christopher Nolan parece haber tomado nota de las críticas vertidas hacia Inception y demuestra que poco a poco le ha ido cogiendo el punto a rodar acción. En TDKR hay algunas secuencias especialmente sólidas (Catwoman/Batman en la azotea) y el director se muestra más cómodo a la hora de filmar, permitiendo respirar a las secuencias y abusando menos de su gran aliado, el plano-contraplano, aunque por momentos no pueda evitarlo. Lo que mantiene por supuesto es su tono épico, grandilocuente, seña de identidad de un realizador con estilo propio, quizá el mejor facturador de blockbusters de la actualidad. De hecho sus casi tres horas de duración se pasan bastante rápido incluso a pesar de que el montaje no alude al clímax perpetuo, si bien por supuesto la omnipresente música de Hans Zimmer (buenísima como siempre) conduce artificialmente algunas secuencias en lugar de complementarlas.
Llegados a este punto sólo queda asumir las cosas como son: TDKR (o hablando en castellano, “El caballero oscuro: la leyenda renace”) es un entretenimiento notable que disfrutarás si eres capaz de pasar por alto algunas de las licencias que se toma. No es el gran broche de oro que podría esperarse pero después de “The Dark Knight” la cosa estaba complicada. Sin Joker y con una conclusión que dividirá a la gente, TDKR es el último gran vistazo de un autor a un material que sólo unos pocos han sabido dignificar. Una trilogía para la historia.
// La película tiene numerosos puntos por debatir. Por tanto podéis encontrar un anexo -con spoilers- a lo ya expuesto en http://on.fb.me/MshNs9 o http://bit.ly/Nzvczy //
Si bien el acercamiento de Begins era casi melancólico con un autor reinterpretando la leyenda del héroe con y sin la máscara, en TDK la cosa cambiaba. La textura era la de un cómic, con el caos representado en forma de Joker intentando corromper la realidad. TDKR es de las tres la que más cerca está del mundo terrenal en términos de tratamiento de la imagen, planteamiento de conflictos y desarrollo/interacción entre los personajes. Curiosamente al mismo tiempo es la que más traiciona todo esto al abrazarse (mediante giros) a esa fantasía comiquera que puede leerse en los tebeos anteriores al trabajo de Frank Miller. El híbrido es extraño y funciona casi siempre, pero si bien en las primeras películas había que hacer alguna concesión aislada aquí se vive en un estado perpetuo de anulación de todas las leyes lógicas posibles.
Con esto no quiero decir que TDKR sea fallida a nivel narrativo, nada más lejos de la realidad. Lo que plantea lo hace bien siempre y cuando la suspensión de la realidad se aborde desde el primer momento sabiendo que se va a asistir a un cómic en movimiento, por supuesto mucho más apegado a la realidad que en los trabajos previos basados en el hombre murciélago (desde los 60 hasta los dípticos de Tim Burton/Joel Schumacher). El problema viene así por ciertos giros que sacan un poco de la película, que por otra parte hace un trabajo ejemplar a la hora de desarrollar a sus personajes incluso para aquellos que se suman ahora a la franquicia: desde John Blake hasta Catwoman, pasando por Bane, dándole más protagonismo a Fox o Alfred, y volviendo a Begins a la hora de otorgar al icono de Gotham (Wayne/Batman) la importancia que perdió en TDK a favor de Joker/Dent.
Particularmente interesantes son las ideas que quieren transmitir los hermanos Nolan con su guión, que nos vuelve a hablar de la necesidad (o no) de héroes, con un Wayne destruido tras los eventos de TDK, con amenazas más allá de las evidentes: pérdidas personales, dudas, y por supuesto enemigos. Si la película anterior se beneficiaba de la presencia de Joker interpretando a Heath Ledger con maquillaje de payaso (y no a la inversa) aquí tenemos a un notable Tom Hardy haciendo de Bane, un enemigo amenazador, poderoso y sin miedo a causar el caos total, que tiende un hilo al origen (Begins) para poner broche de oro a una trama iniciada y hasta ahora inconclusa.
Igualmente sorprendente es la presencia de Selina Kyle/Catwoman, que casi hace olvidar a la Pfeiffer de "Batman Returns" con una encarnación física y sensual a cargo de Anne Hathaway, que está estupenda (en todos loss entidos) si bien su parte del guión no es la más beneficiada. Esta correspondería a Alfred, ahora con mucha más hondura (sus escenas con Wayne son oro puro, realmente se siente una conexión, química, dando veracidad a lo que se ve en pantalla); a ambos pertenece uno de los mejores momentos del filme, una revelación que hace más mella en nuestro héroe que las palizas propinadas por el villano de turno.
Christopher Nolan parece haber tomado nota de las críticas vertidas hacia Inception y demuestra que poco a poco le ha ido cogiendo el punto a rodar acción. En TDKR hay algunas secuencias especialmente sólidas (Catwoman/Batman en la azotea) y el director se muestra más cómodo a la hora de filmar, permitiendo respirar a las secuencias y abusando menos de su gran aliado, el plano-contraplano, aunque por momentos no pueda evitarlo. Lo que mantiene por supuesto es su tono épico, grandilocuente, seña de identidad de un realizador con estilo propio, quizá el mejor facturador de blockbusters de la actualidad. De hecho sus casi tres horas de duración se pasan bastante rápido incluso a pesar de que el montaje no alude al clímax perpetuo, si bien por supuesto la omnipresente música de Hans Zimmer (buenísima como siempre) conduce artificialmente algunas secuencias en lugar de complementarlas.
Llegados a este punto sólo queda asumir las cosas como son: TDKR (o hablando en castellano, “El caballero oscuro: la leyenda renace”) es un entretenimiento notable que disfrutarás si eres capaz de pasar por alto algunas de las licencias que se toma. No es el gran broche de oro que podría esperarse pero después de “The Dark Knight” la cosa estaba complicada. Sin Joker y con una conclusión que dividirá a la gente, TDKR es el último gran vistazo de un autor a un material que sólo unos pocos han sabido dignificar. Una trilogía para la historia.
// La película tiene numerosos puntos por debatir. Por tanto podéis encontrar un anexo -con spoilers- a lo ya expuesto en http://on.fb.me/MshNs9 o http://bit.ly/Nzvczy //
8
23 de septiembre de 2013
23 de septiembre de 2013
358 de 448 usuarios han encontrado esta crítica útil
En diciembre de 2009 el cine comercial cambió para siempre. El estreno de "Avatar" marcó records de taquilla, las 3D por fin se imponían como una opción casi obligada para cualquier blockbuster y se creaba una subcategoría de trabajos que sacaban verdadero provecho de esta tecnología en lugar de ser un complemento. El film de James Cameron podía gustar más o menos, pero es evidente que abrió un camino -discutible, en mi opinión- que con "Gravity" llega a su primera parada real. Si bien ejemplos como el documental "Pina" o la fantástica "La invención de Hugo" de Scorsese sabían explotar en cierta medida la tecnología, no ha sido hasta ahora que por fin vemos un avance real, palpable. Tanto es así que "Gravity" debería existir únicamente como película en 3D: es tal la nitidez que añade a la imagen, la profundidad que le ofrece, la inmersión que provoca, que es difícil de concebir una experiencia semejante en un futuro cercano. Ni qué decir tiene que es un film que hay que ver -y sentir- dentro de una sala de cine, con el equipo más avanzado que se encuentre. Es una experiencia audiovisual apoteósica, aunque se quede algo corta en otros aspectos.
Alfonso Cuarón, que por alguna razón que nunca entenderé llevaba sin rodar una película desde la notable "Hijos de los hombres "(2006), hace equipo con su fiel director de fotografía Emmanuel Lubezki y el compositor Steven Price para dar forma a una experiencia en verdad impecable. Desde un punto de vista exclusivamente técnico va mas allá de ser un triunfo, para pasar a convertirse en algo difícil de entender en su totalidadr, una película que captura el espacio como ninguna obra lo había hecho, con una dirección que además de ser elegante es virtuosa ya desde el principio, con un larguísimo plano secuencia que corta la respiración. Lo que sigue luego es igualmente impecable, pues incluso cuando se filman interiores la cámara recorre los cuerpos casi como si estuviera formando parte de un gran ballet; le da el poder a la imagen sobre el texto. Es asombrosa, y ya siento repetirme pero es que no caben otros adjetivos. La música se emplea en la medida de un trabajo de Christopher Nolan, lo cual puede gustar más o menos: melodías orquestadas muy intensas que acompañan a la imagen para crear varios climax extremos. Uno parece quedarse pequeño ante la inmensidad de la épica que se consigue de esta comunión de imagen y sonido.
No puedo olvidarme además de mencionar el trabajo interpretativo. Sandra Bullock jamás ha sido una actriz del método pero aquí cumple sobradamente con su papel de superviviente a la deriva en el espacio, en un registro muy físico, intenso, con algún momento íntimo para conseguir que nos importe en cierta medida su situación. "Gravity" decepcionará a aquellos que vayan al cine esperando una historia en un sentido completo, pues aquí el guión es básico y está supeditado a la capacidad de Cuarón para crear su experiencia audiovisual. En este sentido no es tan rotunda como lo fue "Hijos de los hombres", ni tan imaginativa como "Harry Potter y el Prisionero de Azkabán"; pero no le hace falta. Porque aunque quizá no sea ésta su mejor obra en un sentido global, es el film que va a marcar un antes y un después en su carrera por los motivos previamente expuestos. "2001. Una odisea en el espacio" encuentra un complemento ideal para poder entender un escenario tan enigmático como es el espacio. Un vaciado filosófico del film de Kubrick que se compensa, no obstante, por su capacidad para hacernos olvidar que estamos en una sala de cine. Durante una hora y media, ni siquiera podemos afirmar estar en la Tierra. Es otro mundo, y lo admito: a mi, me gusta.
Alfonso Cuarón, que por alguna razón que nunca entenderé llevaba sin rodar una película desde la notable "Hijos de los hombres "(2006), hace equipo con su fiel director de fotografía Emmanuel Lubezki y el compositor Steven Price para dar forma a una experiencia en verdad impecable. Desde un punto de vista exclusivamente técnico va mas allá de ser un triunfo, para pasar a convertirse en algo difícil de entender en su totalidadr, una película que captura el espacio como ninguna obra lo había hecho, con una dirección que además de ser elegante es virtuosa ya desde el principio, con un larguísimo plano secuencia que corta la respiración. Lo que sigue luego es igualmente impecable, pues incluso cuando se filman interiores la cámara recorre los cuerpos casi como si estuviera formando parte de un gran ballet; le da el poder a la imagen sobre el texto. Es asombrosa, y ya siento repetirme pero es que no caben otros adjetivos. La música se emplea en la medida de un trabajo de Christopher Nolan, lo cual puede gustar más o menos: melodías orquestadas muy intensas que acompañan a la imagen para crear varios climax extremos. Uno parece quedarse pequeño ante la inmensidad de la épica que se consigue de esta comunión de imagen y sonido.
No puedo olvidarme además de mencionar el trabajo interpretativo. Sandra Bullock jamás ha sido una actriz del método pero aquí cumple sobradamente con su papel de superviviente a la deriva en el espacio, en un registro muy físico, intenso, con algún momento íntimo para conseguir que nos importe en cierta medida su situación. "Gravity" decepcionará a aquellos que vayan al cine esperando una historia en un sentido completo, pues aquí el guión es básico y está supeditado a la capacidad de Cuarón para crear su experiencia audiovisual. En este sentido no es tan rotunda como lo fue "Hijos de los hombres", ni tan imaginativa como "Harry Potter y el Prisionero de Azkabán"; pero no le hace falta. Porque aunque quizá no sea ésta su mejor obra en un sentido global, es el film que va a marcar un antes y un después en su carrera por los motivos previamente expuestos. "2001. Una odisea en el espacio" encuentra un complemento ideal para poder entender un escenario tan enigmático como es el espacio. Un vaciado filosófico del film de Kubrick que se compensa, no obstante, por su capacidad para hacernos olvidar que estamos en una sala de cine. Durante una hora y media, ni siquiera podemos afirmar estar en la Tierra. Es otro mundo, y lo admito: a mi, me gusta.

5,7
55.467
6
6 de julio de 2007
6 de julio de 2007
378 de 490 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estoy ciertamente sorprendido por la reacción de la gente con esta película (y con muchas otras, ciertamente): Explosiones, auto-homenajes, guión estúpido, etcétera. Chorradas. No sé lo que esperaban algunos al pagar una entrada para ver una película de Transformers, quizá un contenido filosófico importante, quizá un mensaje pro-humanidad realmente impactante, quizá una cinta lógica. Yo ya lo siento, pero he de sacaros de la nube mágica: Estamos en una película de Michael Bay, ¿Ok?: La Roca, Dos Policías Rebeldes, Armageddon. Estas cintas son de este señor, y se caracterizan por lo mismo: Tacos, música machacona, mensajes pro-América, personajes estereotipados... todo esto como vehículo para la acción. No creo que haya más que añadir.
Si un director podía hacer la película de Transformers, además del tío del anuncio del coche bailarín, era Michael Bay. A este hombre se la sudan los guiones. Todo son excusas para explosiones. Y la serie ochentera eran robots parlanchines peleándose y dándose hostias, con mucho fuego y mucho humo. Entonces, ¿Cuál es el problema? Bay ha conseguido revivir una serie que tampoco era nada del otro mundo pero que la nostalgia nos obliga a considerar cojonuda. Ha tomado los míticos Autobots y a los Decepticons. Les ha dado vida, los ha convertido en máquinas de acción, en vehículos de guerra. Joder, ¿No era así la serie?
Leo por ahí que el guión es estúpido. ¿Y qué? La película va de dos grupos de robots que buscan un objeto común, un objeto únicamente capaz de encontrarse mediante una gafas jodidas que tienen inscrita la ubicación del mismo. Wow. ¿La serie tenía mejor guión? Por favor... Transformers de Michael Bay es una película veraniega, un blockbuster, una cinta para desconectar neuronas durante dos horas, dejarse llevar por la nostalgia, volver a ver a Optimus Prime en movimiento, a BubbleBee, a Megatron... volver a caer en una diversión absurda, pero una diversión al fin y al cabo.
Y Bay ofrece lo que promete: impresionantes escenas de acción -quizá demasiado ágiles-, una recreación de los robots realmente prodigiosa -tardarán años en alcanzar un nivel así en efectos digitales-, explosiones, sí, muchas explosiones, elementos cómicos -pelín absurdos a veces-... La película es, exactamente, esto. La serie era, exactamente, esto. Así que por favor, a todos esos que han salido dolidos del cine por que no han encontrado un gran guión, a todos esos que esperaban una Obra Maestra, una cinta de culto, a todos esos que no crecieron con la serie y ésto sólo les parecen luces, muchas luces, y ruido, mucho ruido... se han equivocado de película. Michael Bay ha cumplido. Transformers ha vuelto a nacer. Ojalá todas las películas del verano, de acción, fuesen tan honestas, y ofreciesen exactamente lo que prometen los tráilers. Esta lo hace.
Si un director podía hacer la película de Transformers, además del tío del anuncio del coche bailarín, era Michael Bay. A este hombre se la sudan los guiones. Todo son excusas para explosiones. Y la serie ochentera eran robots parlanchines peleándose y dándose hostias, con mucho fuego y mucho humo. Entonces, ¿Cuál es el problema? Bay ha conseguido revivir una serie que tampoco era nada del otro mundo pero que la nostalgia nos obliga a considerar cojonuda. Ha tomado los míticos Autobots y a los Decepticons. Les ha dado vida, los ha convertido en máquinas de acción, en vehículos de guerra. Joder, ¿No era así la serie?
Leo por ahí que el guión es estúpido. ¿Y qué? La película va de dos grupos de robots que buscan un objeto común, un objeto únicamente capaz de encontrarse mediante una gafas jodidas que tienen inscrita la ubicación del mismo. Wow. ¿La serie tenía mejor guión? Por favor... Transformers de Michael Bay es una película veraniega, un blockbuster, una cinta para desconectar neuronas durante dos horas, dejarse llevar por la nostalgia, volver a ver a Optimus Prime en movimiento, a BubbleBee, a Megatron... volver a caer en una diversión absurda, pero una diversión al fin y al cabo.
Y Bay ofrece lo que promete: impresionantes escenas de acción -quizá demasiado ágiles-, una recreación de los robots realmente prodigiosa -tardarán años en alcanzar un nivel así en efectos digitales-, explosiones, sí, muchas explosiones, elementos cómicos -pelín absurdos a veces-... La película es, exactamente, esto. La serie era, exactamente, esto. Así que por favor, a todos esos que han salido dolidos del cine por que no han encontrado un gran guión, a todos esos que esperaban una Obra Maestra, una cinta de culto, a todos esos que no crecieron con la serie y ésto sólo les parecen luces, muchas luces, y ruido, mucho ruido... se han equivocado de película. Michael Bay ha cumplido. Transformers ha vuelto a nacer. Ojalá todas las películas del verano, de acción, fuesen tan honestas, y ofreciesen exactamente lo que prometen los tráilers. Esta lo hace.
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