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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
18 de marzo de 2017 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy una persona a la que le gustan las propuestas diferentes en el cine. Obviamente distinto no es igual a bueno, pero, ¿acaso no es fantástica la sensación de saber que te vas a enfrentar a algo nuevo? Dar una buena bocanada de aire y esperar a ver qué es eso que está por venir, aquello que va a pasar frente a tus ojos y va a enseñarte algo que no habías visto antes. En este caso es Petal Dance, y es algo, simplemente, sensacional.

Pararse en los paisajes, fijarse en las miradas, alargar los silencios. Regodearse en las imágenes y darles un papel y sentido propios es algo a lo que juega esta película y que hace de manera única. Logra trascender la pantalla y transportarte a otro lugar, recordar viejas experiencias y sentir cosas nuevas. Su tremendamente hermosa fotografía fría, pero de calidez oculta, te invita y te lleva de la mano a la reflexión y a disfrutar relajadamente de la sucesión de perfectas composiciones visuales que el director logra estampar en la cinta.

Y bajo estas inmejorables formas que rodean a la película se encuentra además una historia contada de manera atípica, gracias a los elementos anteriormente mencionados, que en absoluto ha de ser tomada como menos. Cuatros mujeres que emprenden un viaje, cada una con sus propios problemas, ninguna tiene del todo claro si hacerlo, no saben si les servirá de algo, pero… Con la intención desesperada de dejar atrás todo aquello que les atormenta se embarcan en él, como último recurso, al fin y al cabo ¿Qué tienen que perder?

Los diálogos, que podrían tomarse erróneamente como vacíos e insustanciales, nos hacen ver la manera en que cada una contempla la vida y su forma de enfrentarse a esta. Partiendo de la naturalidad, las palabras aparentemente comunes que estas mujeres intercambian nos hacen meternos en sus vidas, con todo lo que ello supone, e indirectamente dirigirnos a las nuestras y hacernos pensar en lo que respecta a nosotros mismos.

Es increíble ver además ese perfecto entendimiento que parece existir entre las cuatro chicas, aun habiendo una de ellas que acaba de conocer a las otras tres, se denota, gracias a las espléndidas interpretaciones, una complicidad entre todas. No saben que problemas exactamente retiene cada una, pero si son conscientes de que los tienen y actúan como tal. Los pequeños gestos y detalles nos hacen saberlo, y las preciosistas imágenes y movimientos de cámara consiguen enfatizarlo llevando a la cinta al esplendor.
18 de marzo de 2017 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos remontamos al año 1996, Danny Boyle da a luz su obra maestra, Trainspotting. Llamativa, ágil, intrépida, sórdida, juvenil; no trata a sus drogatas protagonistas como alienígenas, los muestra desde una perspectiva realista sin dejar de ser fresca y personal para que juzguemos nosotros mismos su acciones, no hace ese trabajo por nosotros. El talento de Boyle para dirigir poniendo al servicio de la narración sus recursos visuales, y la hipnótica banda sonora, hacen el resto. Una de las mejores películas de drogas de la historia, sino la mejor, que se establece como uno de los films claves de los 90. Teniendo en cuenta todo esto sería lógico suponer que para el remake salido 20 años después se intentaría abordar el proceso de maduración que han debido de padecer sus personajes, aunque… Tampoco es que fuese algo necesario al cien por cien, podría adoptarse otra perspectiva siempre que aportase algo nuevo y fuese coherente respecto a la original. Veamos qué es lo que ha aportado y el como lo ha hecho la secuela de la archifamosa cinta de los amigos yonkis, Trainspotting 2.

Empieza el filme y vemos a un Mark Renton adulto corriendo en una máquina de gimnasio, al poco tiempo se cae, una buena manera de disipar nuestras dudas acerca de si los personajes han conseguido afrontar sus vidas dando primeramente unas expectativas de que esto no es así, rompiéndolas de golpe, como una bofetada en la cara. Un buen comienzo al que le siguen unos buenos minutos, lástima que todo decaiga después. La película se balancea entre el proceso de maduración de los personajes, remontarse al pasado y una visión nostálgica del ayer; con una soltura inexistente. No tienen nada de malo los cambios de tono siempre que se hagan bien ¿Acaso en el primer film no se saltaba de momentos trágicos a cómicos con asiduidad? El problema aquí es que esas transiciones se ven toscas además de no dirigirse hacia ningún lado, al contrario que en la anterior no constan de significado. En la de 1996 se daba paso a escenas cómicas para conectar de manera efectiva con el público joven pero sin dejar de lado el fondo, realmente oscuro, al que seguidamente se volvía sin que resultase un contraste incómodo como ocurre aquí.

Culpa de esto la tiene el guión y su dirección. Parece que se trata de coger aquellos puntos que en la película de los noventa funcionaban intentándolos aquí meter de cualquier manera dando una impresión risible a veces. Como ejemplo evidente de esto se encontraría el personaje de Carlyle, se hace una copia cutre de la personalidad que tenía en la anterior entrega pero elevando sus rasgos más llamativos al límite. No es solo que no funcione, es que incluso en ocasiones lleva a cabo acciones que no tienen sentido en su contexto, por el simplista hecho de hacer que el espectador diga: “Buah, pero qué loco está este tío” ¿Pero de qué sirve realmente esto si tiras por tierra todo lo que habías conseguido en la primera parte? Es fácil escribir a un personaje que esté como una cabra, lo difícil es que este se vea humano y se pueda conectar con él de alguna manera. Aquí se sigue un camino conformista de ir a lo fácil: “¡Mirad que loco y divertido sigue siendo nuestro personaje! Créetelo si quieres o sino jódete”. Es lo que parece que nos está diciendo la cinta y lo cierto es que muy triste, aún más existiendo una primera que se esforzaba en llegar a la gente dejando de lado recursos manipuladores o dárnoslo todo masticado. Lo siento, pero yo esto no me lo trago.


La dirección de Boyle es… Excesiva. Quiere hacernos saber que ha madurado y que con ello sus recursos visuales han aumentado exponencialmente. Nos satura con estos aunque no sea necesario, bien es cierto que los hay con la capacidad de impresionarnos pero estos en general no son más que alardes que no acompañan narrativamente a la película ¿De qué sirven unos grandes efectos visuales si no se sabe cómo encajarlos?

En cuanto a la historia en sí parece no haberla hasta un buen tramo de metraje sucedido, una vez parece que algo empieza a pasar de verdad se cuece un hilo narrativo decepcionante cuanto menos. Mientras que la primera entrega era una que parecía ir completamente a su bola al margen de lo que pudiese pensar el resto, en perfecta consonancia con su tono general, aquí se ve un corte comercial; se pierde el ingenio y se ve manipulación, querer meternos la comida directamente en la boca y que no rechistemos. Lo triste es que para eso entre otras cosas se hace uso de la banda sonora, no es solo que sea peor que la de la segunda (lo cual es perfectamente comprensible) es que se utiliza, por ejemplo, para forzar el melodrama. Algo impensable en la primera, pero eh, que en esta el efectismo está por delante, el buscar sorprender al espectador sin esforzarse un ápice, reciclando pobremente el primer filme y añadiendo nuevos elementos prescindibles. El final es el esperpéntico culmen de todo lo mencionado anteriormente: música para intentar causar llorera en una conclusión que no viene a nada originada por un personaje nuevo que sobra desde el minuto uno. Ridículo es quedarse corto. Los actores no lo hacen mal y se les ve cómodos volviendo a sus papeles, pero si las indicaciones y el guión a seguir son mediocres sirve más bien de poco.
Cross Game (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón2009
7,7
120
Animación
9
3 de diciembre de 2016 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando nos referimos a Cross Game no estamos ni mucho menos hablando de una obra compleja o innovadora, cuando hablamos de esta serie lo hacemos de una que, dentro de las dimensiones en las que juega, lo hace todo de una manera tan encantadora y natural que te complace totalmente. Este anime de béisbol nos ofrece cosas que ya hemos visto muchas veces pero nunca, o en muy pocas ocasiones, con tan buen hacer. No es un producto que despunte por su premisa o argumento, salvando un aspecto que comentaré en spoiler.

Comencemos con los personajes. No hay ninguno de ellos añadido a la trama gratuitamente, todos ellos cumplen un papel importante y tienen sus momentos de cierto protagonismo en la historia. Como es lógico alguno tiene un peso más trascendental que otro en lo que se nos cuenta, así que a continuación me dispondré a describir brevemente a los destacados.

El primero de todos es Kou, un chico de a pie con un don innato para el béisbol; no es el típico personaje perfecto ni el pringado absoluto con el que se nos suele saturar en el anime actual, él, al igual que el resto, se siente real sin perder su dosis de carisma. La siguiente a la que tenemos es a Aoba, una chica que ama el béisbol desde su niñez, siempre la vemos peleándose con Kou aunque sospechamos que no existe nadie que la conozca tan bien como él; ambos mantienen una relación lejana pero a su vez cercana. Luego está Wakaba, la hermana de Aoba que al contrario que esta actúa encantadora con todo el mundo y que tiene un ojo muy bueno para las personas, adora a Kou y sueña en formar una pareja en un futuro con él, que también la quiere. Para finalizar con los más significativos tenemos a Azuma, un chico que lucha por enmendar su pasado y que se introduce al elenco principal de una manera francamente curiosa, en un principio puede parecer alguien distante y frío, pero se nos va demostrando que en el fondo siempre procura lo mejor para los que le rodean.
Además de estos hay muchos otros personajes más o menos secundarios que están desde un principio o que se van introduciendo poco a poco, destacando probablemente entre ellos Akaishi; un chico de pocas palabras y buen corazón. No os voy a engañar, hay algún personaje que aparece que puede resultar esquemático, pero estos suelen ser muy secundarios y no se puede decir que actúen apenas en detrimento del anime.

Y bien ¿Qué más nos ofrece Cross game a parte de unos personajes sencillos y cercanos? Como he dicho antes el anime no destaca por su premisa o argumento salvando lo que contaré en spoiler, pero sí que lo hace por su desarrollo.
La evolución de los personajes es envidiable, poco a poco todos van cogiendo una relación más íntima y amigable y en ningún momento de forma apresurada, a medida que avanzan los capítulos uno es partícipe a través de grandes diálogos que van acaeciendo el cómo se forja la amistad entre todos. Sí, como he dicho antes los diálogos son muy buenos y de vez en cuando nos regalan alguna maravilla que se queda grabada en nosotros gracias a su excepcional guion, por poner un ejemplo, está la preciosa conversación de Aoba y Kou en la piscina:

-Oye ¿Qué crees que vio Wakaba en mí?
-Eso es lo que me gustaría saber.
- ¿A qué sí?

Simplemente fantástica. Lo mejor de todo es que no solo están las palabras que intercambian los personajes, sino que también se le dota de sentido a los silencios; hay miradas en los personajes que nos lo dicen todo sin abrir siquiera la boca. Tanto como para estos silencios como para las charlas que comparten los personajes hay que ver la serie para apreciarlo del todo.
De la animación y el dibujo no tengo mucho que decir, ambos cumplen bien su papel y me gusta su estilo. En ningún momento pretenden sobresalir por encima del guion y hacen un muy buen acompañamiento a la historia al igual que su BSO. Que por cierto, muy bonito opening y sobrecogedor primer ending.

La serie no está exenta de fallos, tiene algún detalle como el que he comentado de algunos personajes y el tener algún momento algo más tópico; pero lo dicho, es una envidiable obra en su buen hacer en lo que a desarrollo se refiere. Todo un viaje, que vale la pena experimentar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El detalle que quería comentaros y del que sospecho que cualquiera que se haya visto la serie acertará, es, evidentemente, la muerte de Wakaba. Un aspecto que le da distinción frente a otros argumentos y que sabe utilizar muy bien.
Es muy curioso porque la mayoría de veces en las que se trata la muerte en la ficción es de una manera artificial, lejana, poco apegada a la realidad. Pero aquí, de nuevo, vuelve a tener otro acierto. Cuando Wakaba fallece tanto Kou como Aoba son niños y como tal en un principio ninguno sabe cómo reaccionar ante tal situación que no llegan a entender del todo, hasta que se encuentran solos y terminan por llorar aun con la incomprensión rondando en sus cabezas.
Más tarde, se hace un salto temporal en la historia en el que ya han pasado años y los personajes se refieren a Wakaba con total naturalidad sin ver un ápice de tristeza en su rostro. Y es que realmente es así, Cross Game trata a la muerte como realmente es. Los niños no la entienden y con el paso del tiempo esas personas a las que dejamos atrás podemos mencionarlas con total tranquilidad, no es que las hayamos olvidado o que no las echemos muchísimo de menos, es tan solo que el tiempo lo cura todo y que hay que aprender a vivir con lo que se tiene, cosa que nos demuestra el anime que estoy analizando.

Por cierto, ese final, aunque pudiese olerse durante algunos episodios anteriores no deja de ser tremendamente bello y emotivo por el genial recorrido que nos ha llevado hasta él.
4 de febrero de 2017 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Es posible hacer una buena comedia dramática con un personaje raro como él solo, unas situaciones del todo extravagantes y un humor insólito? La respuesta es obvia: sí. Pero, el caso es... ¿Esto es sencillo? O, alejándonos más de esta cuestión ¿Es fácil hacer una película así y no solo con buenos resultados, sino que, con una solidez inmensa y que deje un poso ampliamente satisfactorio después de haberla visto? La contestación vuelve a ser evidente: no.

Pues, Toni Erdmann hace todo esto además de esconder bajo su superficie todo un drama con un desarrollo envidiable. Durante los 162 minutos que dura la película se va utilizando el humor que encierra esta con el objetivo de crear la evolución de un personaje para la posterior redención de su situación. Se ha criticado mucho a la cinta con argumentos del tipo: "Se podría haber condensado toda la trama en mucho menos tiempo", "le sobra metraje", etc. Respecto a mí, no comulgo en absoluto con estas opiniones ¿Se hubiese logrado una evolución de un calibre tan bueno como este con menos tiempo? No voy a negar que podría ser que sí, el caso, es que este aspecto del film veo que funciona perfectamente tal y como está.

Asistimos aquí al cambio de un personaje que se va sucediendo con naturalidad gracias a un paulatino y creíble cambio de actitud que creo, justifica sobradamente la duración de la cinta. De todas maneras, si hablásemos de que durante toda esta historia que se nos cuenta uno pudiese perder la atención aún podría entender las réplicas, el caso, es que al menos yo, me lo paso estupendamente bien con toda la comedia que rodea a la película.

Respecto al porqué de mi título del que poco he comentado antes es algo de lo que se puede hablar maravillosamente. La película consigue de alguna manera "enmascarar" la tragedia que entraña a través de un envoltorio de comedia de lo más ingenioso, pero, a poco que no quieras quedarte tan solo con lo que se refiere a la superficie puede entreverse una situación del todo desdichada. Una vida de supuesto éxito que no aporta más que infelicidad y una relación padre e hija que no funciona. Todo esto, como he dicho, va cambiando. Gracias a la figura del padre esta calamitosa situación se va disipando con una evolución no solo buena, también insólita y refrescante. Lo mejor es que ambos protagonistas están perfectamente interpretados y da gusto verlos.

Una propuesta diferente con un guion tremendo y sugerente como pocos. Una de las mejores películas de 2016 que por ningún motivo valdría la pena perderse, cumple las expectativas con creces. Por lo que más queráis no os perdáis la escena de la fiesta en el piso del tramo final, brillante.
18 de diciembre de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una fotografía fría y estética y una gama de colores mayoritariamente de azules y marrones se nos presenta A propósito de Llewyn Davis. Un estilo tirando a lo fúnebre como si nos anticipase el fracaso al que el protagonista está destinado.

Esta es una cinta con una cantidad de aciertos asombrosa aunque dentro de lo que es exclusivamente el desarrollo de la historia creo que destacarían dos. El primero es el personaje principal, tanto por cómo está escrito como por la magnífica interpretación de Oscar Isaac. Nos encontramos ante una persona con una perpetua cara de cansancio cuya causa no es únicamente dormir mal, alguien que persigue un sueño que es incapaz de alcanzar, que tiene que resignarse al fracaso y a pedir asilo a sus allegados por culpa de un piso que no puede pagar y; finalmente, a un hombre desesperado e inseguro.
Todo esto que define a nuestro protagonista es capaz Isaac de plasmarlo perfectamente en pantalla dotando así a Llewyn de una naturalidad y personalidad conmovedoras. Todo un pecado que no fuese siquiera nominado a los Óscars.

El otro aspecto más plausible dentro del filme es el estilo pasota que rodea a toda la película, o, quizás, sería mejor decir realista. La cinta nunca tiende hacia la espectacularidad para buscar el apoyo del gran público y se conforma con ser contada desde una perspectiva de autenticidad aun sin perder su toque personal, lo cual fue quizá el motivo de que pasase bastante desapercibida.
Quien diga que el mundo en que vivimos es uno amable y que en todo momento nos tiende la mano ciertamente miente. Habitamos en un lugar más bien hostil, aun sin serlo completamente, y que no nos otorga las mismas posibilidades a todos; como bien refleja la película. En el film nuestro protagonista es alguien que tiene que recurrir a sus amigos o familiares en busca de ayuda y no siempre la encuentra, una persona que busca su sitio en el mundo de la música y a pesar de su innegable habilidad no lo ocupa porque no tiene un tirón comercial ¿No es acaso así la vida y no es de esta manera como nos la muestra A propósito de Llewyn Davis?

Lo más curioso es que aun con esta recurrente existencia agria que envuelve a Llewyn todo en conjunto no deja de mostrarse como un producto nada menos que hermoso. Como acertadamente dice Luis Martínez, el crítico de El Mundo, es un elogio a la derrota. Uno por cierto, que no debería de perderse nadie por todo lo que es capaz de transmitir.
La música que invade algunas escenas de la película se merece una mención aparte. Canciones que se te quedan grabadas en la memoria y que contribuyen, aún más si cabe, a hacer de esta película algo grande.
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