En esta ocasión Clint Eastwood, personificando a Walt Kowalski, nos cuenta la historia de un veterano de la guerra de Corea que a pesar de los resentimientos que guarda en su mente tras las crudas cosas que lo obligaron a hacer, logra simpatizar y hacer amistad con los Vang Lor, una familia asiática que vive al lado de su casa.

Sin duda que enternece al espectador la bella relación que Walt logro establecer con Sue y Thao, además de la desgarradora escena del tiroteo en la casa de los Vang Lor y del cobarde ataque a la joven Sue. Pero a decir verdad, Eastwood nos deja una pregunta abierta con el magistral final de esta obra del séptimo arte: ¿Acaso Walter fue al hogar de la pandilla de Spider solo para reprender a los infames por su brutal asalto, o lo hizo para que, justamente con su muerte, dejaran en paz a los jóvenes Sue y Thao? La pregunta queda abierta al público.