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Críticas ordenadas por utilidad
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4,4
4.489
4
16 de mayo de 2011
16 de mayo de 2011
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gran baza con la que cuenta la película es el cho de que tenga gracia o carezca de ella. Lo que ocurre es que ésto es directamente proporcional al hecho de que la gracia que te haga Vaughn.
Todo el conjunto está fabricado y concebido a su alrededor, solo con el fin de que sus ocurrencias sean las más originales, o de que sus chistes sean los más graciosos. Todos sus gestos su exagerados para crear su producto.
Cual si se tratara de un Woody Allen de brocha gorda, intenta (al menos en el doblaje) hablar casi tan rápido como el neoyorquino, pero al no tener su sagacidad, todo se queda en menos de lo que aspira.
Sobresale en el reparto una Ryder que, por ser el motor de una historia central, acapara muchos planos en los que demuestra que le ha sentado bien estar alejada de todo esto por un tiempo. Quizás Vaughn pueda tomar nota en algún momento y regalarnos un tiempo sabático.
Por lo demás, se trata de un fallido intento de explorar las relaciones matrimoniales utilizando una infidelidad como detonante de situaciones rocambolescas y que, en ocasiones, son llevadas al límite para lucimiento de la estrella.
Todo el conjunto está fabricado y concebido a su alrededor, solo con el fin de que sus ocurrencias sean las más originales, o de que sus chistes sean los más graciosos. Todos sus gestos su exagerados para crear su producto.
Cual si se tratara de un Woody Allen de brocha gorda, intenta (al menos en el doblaje) hablar casi tan rápido como el neoyorquino, pero al no tener su sagacidad, todo se queda en menos de lo que aspira.
Sobresale en el reparto una Ryder que, por ser el motor de una historia central, acapara muchos planos en los que demuestra que le ha sentado bien estar alejada de todo esto por un tiempo. Quizás Vaughn pueda tomar nota en algún momento y regalarnos un tiempo sabático.
Por lo demás, se trata de un fallido intento de explorar las relaciones matrimoniales utilizando una infidelidad como detonante de situaciones rocambolescas y que, en ocasiones, son llevadas al límite para lucimiento de la estrella.
4
20 de abril de 2013
20 de abril de 2013
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal y como parece, "La hija de mi mejor amigo" tenía dos claros camino de desarrollo:
Desarrollo 1: Podría haberse decantado por la comedia pura y dura, con enredos, malentendidos, dobles sentidos y huidas solo para que los protagonistas hubiesen disimulado su relación hasta lo indecible. Esta opción habría sido muy aprovechable por el reparto que tiene, con actores experimentados en el género como el propio Laurie, Keener o Platt, en un entorno controlado como es el barrio en el que viven.
Desarrollo 2: El otro camino posible podría haber sido optar por un drama, explotando pensamientos oscuros de un cincuentón al borde del divorcio y las tentaciones que le produce la jóven hija de sus vecinos (y a la postre mejores amigos) tan interesada en el tema como él. Las decisiones toma la pareja hubieran planteado algún dilema moral y esas cosas.
Una vez vista la película, el guión se decanta en parte por la primera opción, pero olvidándose de la comedia(!!). Tan inexplicable decisión lleva a Farino a destapar el pastel demasiado pronto, de manera torpe y sin trascendencia, y a partir de aquí, un cuerpo absolutamente largo y aburrido en el que los protagonistas no aciertan a definir nada, y los secundarios ni critican, ni apoyan, y sólo miran hacia otro lado. Una (mal llamada) comedia romántica tan blanca e inofensiva que ni siquiera regala una simple escena de cama.
Con un final en el mismo tono que el resto, en el que la coherencia se impone a la incorrección política deseable, la película no le saca partido a un reparto experto y televisivo en muchos casos que tienen tirón, pero que apenas lo demuestran.
Desarrollo 1: Podría haberse decantado por la comedia pura y dura, con enredos, malentendidos, dobles sentidos y huidas solo para que los protagonistas hubiesen disimulado su relación hasta lo indecible. Esta opción habría sido muy aprovechable por el reparto que tiene, con actores experimentados en el género como el propio Laurie, Keener o Platt, en un entorno controlado como es el barrio en el que viven.
Desarrollo 2: El otro camino posible podría haber sido optar por un drama, explotando pensamientos oscuros de un cincuentón al borde del divorcio y las tentaciones que le produce la jóven hija de sus vecinos (y a la postre mejores amigos) tan interesada en el tema como él. Las decisiones toma la pareja hubieran planteado algún dilema moral y esas cosas.
Una vez vista la película, el guión se decanta en parte por la primera opción, pero olvidándose de la comedia(!!). Tan inexplicable decisión lleva a Farino a destapar el pastel demasiado pronto, de manera torpe y sin trascendencia, y a partir de aquí, un cuerpo absolutamente largo y aburrido en el que los protagonistas no aciertan a definir nada, y los secundarios ni critican, ni apoyan, y sólo miran hacia otro lado. Una (mal llamada) comedia romántica tan blanca e inofensiva que ni siquiera regala una simple escena de cama.
Con un final en el mismo tono que el resto, en el que la coherencia se impone a la incorrección política deseable, la película no le saca partido a un reparto experto y televisivo en muchos casos que tienen tirón, pero que apenas lo demuestran.

5,3
8.651
4
11 de octubre de 2012
11 de octubre de 2012
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Koepp siempre ha sido un buen guionista que imprimía suspense e intriga a todos sus trabajos, pero como realizador es irregular. Desde la ya lejana "La ventana secreta" hasta esta "Sin frenos", el director no consigue que el espectador se meta de lleno en la historia.
Quizás esto se deba en parte a que, aunque se trate de una historia típica de persecución entre héroe y villano, se centra esta vez en el mundo de la mensajería en bicicleta, tema al que estamos poco o nada acostumbrados. Koepp crea un producto para correr y y no mirar atrás, fórmula que en coches ("Fast & Furious") tiene bastante éxito, pero que en este caso pincha en hueso. En ningún momento el espectador se identificará con los personajes porque la historia apenas los tiene en cuenta, lo único que vale es ir rápido, cuanto más mejor.
Con esta leve construcción de los personajes, son Gordon-Levitt y Shannon los encargados de dar credibilidad a sus roles con su actuación. Si el primero no tiene aquí más registros que planificar las rutas y huir del policía que le persigue, la totalidad de la responsabilidad cae sobre Shannon, actor que ya nos puso los pelos de punta con su interpretación en "Take shelter". Su policía desesperado por conseguir su objetivo tiene algunos matices, aunque tampoco son necesarios para una película en la que los personajes son mero decorado.
Es sorprendente que productos de tan poca calidad lleguen fin de semana tras fin de semana a una cartelera como la nuestra, superpoblada de estrenos con más empaque, y no se destine este tipo de películas directamente al mercado de DVD, lugar al que queda abocada a las pocas semana de su estreno.
Quizás esto se deba en parte a que, aunque se trate de una historia típica de persecución entre héroe y villano, se centra esta vez en el mundo de la mensajería en bicicleta, tema al que estamos poco o nada acostumbrados. Koepp crea un producto para correr y y no mirar atrás, fórmula que en coches ("Fast & Furious") tiene bastante éxito, pero que en este caso pincha en hueso. En ningún momento el espectador se identificará con los personajes porque la historia apenas los tiene en cuenta, lo único que vale es ir rápido, cuanto más mejor.
Con esta leve construcción de los personajes, son Gordon-Levitt y Shannon los encargados de dar credibilidad a sus roles con su actuación. Si el primero no tiene aquí más registros que planificar las rutas y huir del policía que le persigue, la totalidad de la responsabilidad cae sobre Shannon, actor que ya nos puso los pelos de punta con su interpretación en "Take shelter". Su policía desesperado por conseguir su objetivo tiene algunos matices, aunque tampoco son necesarios para una película en la que los personajes son mero decorado.
Es sorprendente que productos de tan poca calidad lleguen fin de semana tras fin de semana a una cartelera como la nuestra, superpoblada de estrenos con más empaque, y no se destine este tipo de películas directamente al mercado de DVD, lugar al que queda abocada a las pocas semana de su estreno.

5,2
9.306
4
1 de agosto de 2011
1 de agosto de 2011
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Continúa Statham con su serie de películas tituladas con una sola palabra, y cuyos títulos son tan escuetos como los guiones en los que están basados. Podríamos apostar al número de palabras que tienen los libretos y seguramente acertaríamos por lo bajo.
En ésta, el protagonista se cambia de bando para encarnar a un agente de la ley que sigue la pista de un asesino en serie de compañeros de trabajo. La premisa es tan simple y sencilla que es difícil entender cómo Lester se complica tanto la vida: se investiga al sospechoso, se le deja ir, luego vuelven a por él pero ya no está...
Tremendamente mal desarrollada e innecesariamente violenta, las escenas truculentas son mayoría en un guión que no tiene otra salida que la sangre y los golpes gratuitos, señal del agotamiento de neuronas de los artífices del invento.
Ninguno de los personajes está desarrollado y no hay nada que encaje mínimamente con el resto del conjunto. Ni siquiera la historia de la chica policía o del compañero gay logran rellenar los huecos que deja la historia principal.
Finalmente las cosas para estos agentes solo tienen un modo de solucionarse, lástima que no sea marcharse a los diez minutos y pedir disculpas.
En ésta, el protagonista se cambia de bando para encarnar a un agente de la ley que sigue la pista de un asesino en serie de compañeros de trabajo. La premisa es tan simple y sencilla que es difícil entender cómo Lester se complica tanto la vida: se investiga al sospechoso, se le deja ir, luego vuelven a por él pero ya no está...
Tremendamente mal desarrollada e innecesariamente violenta, las escenas truculentas son mayoría en un guión que no tiene otra salida que la sangre y los golpes gratuitos, señal del agotamiento de neuronas de los artífices del invento.
Ninguno de los personajes está desarrollado y no hay nada que encaje mínimamente con el resto del conjunto. Ni siquiera la historia de la chica policía o del compañero gay logran rellenar los huecos que deja la historia principal.
Finalmente las cosas para estos agentes solo tienen un modo de solucionarse, lástima que no sea marcharse a los diez minutos y pedir disculpas.

5,5
3.146
5
30 de julio de 2016
30 de julio de 2016
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunos actores consideran que dirigir debe ser el siguiente paso lógico dentro de su formación. Son muchos los que han probado a ponerse al otro lado de la cámara y pasar a la dirección, en algunos casos de forma brillante (Eastwood, Clooney o Affleck son buenos ejemplos), en otros de forma cuando menos irregular (Gosling, Gordon-Levitt). De todas formas demuestran valentía y mucha curiosidad.
Y siendo buenos actores, tienen manías adquiridas de los directores con los que han trabajado. Han aprendido de ellos y Evans no es ajeno a esta situación. Sin embargo, lejos de copiar lo que tiene más cercano con todos esos superhéroes rondando la cabeza, elige un tono intimista para desarrollar su ópera prima. Una película personal, con un aceptable guión que solamente necesita dos personajes y una gran ciudad para narrar la historia de dos personas perdidas emocionalmente y que deben decidir qué hacer con sus vidas, con su futuro. Ellos se conocen por casualidad, pero quizás el destino tenía preparado para ellos esta larga noche en la que las intimidades y los secretos van de la mano mientras ellos pasean e intentar reparar lo que ya está roto.
Quién mejor que el propio Evans para dar vida a su optimista papel, sabiendo lo que tiene en mente pero ¿por qué Eve? Probablemente Chris podría haber convencido a cualquier actriz, y eligió a Alice. Y la respuesta es sencilla: porque es ideal para el papel. Es la chica vulnerable y encantadora que necesitaba, capaz de meterse en líos con una sonrisa o soltar una lágrima cuando es necesario. Hay química y complicidad entre ambos, aunque no sea típica ni convencional.
“Antes de que me vaya” es una película con cierto aire indie, que tira de largos diálogos, a veces algo tediosos aunque casi siempre bastante lúcidos, en los que los protagonistas al borde del dilema existencial se apoyan uno en el otro para encontrar consuelo. Quizás su problema es intentar disculparse demasiadas veces después de que cada uno diga lo que el otro no quiere oír. Parece mucho peso para su primera película, pero Evans consigue salvar en envite con su propuesta.
Y siendo buenos actores, tienen manías adquiridas de los directores con los que han trabajado. Han aprendido de ellos y Evans no es ajeno a esta situación. Sin embargo, lejos de copiar lo que tiene más cercano con todos esos superhéroes rondando la cabeza, elige un tono intimista para desarrollar su ópera prima. Una película personal, con un aceptable guión que solamente necesita dos personajes y una gran ciudad para narrar la historia de dos personas perdidas emocionalmente y que deben decidir qué hacer con sus vidas, con su futuro. Ellos se conocen por casualidad, pero quizás el destino tenía preparado para ellos esta larga noche en la que las intimidades y los secretos van de la mano mientras ellos pasean e intentar reparar lo que ya está roto.
Quién mejor que el propio Evans para dar vida a su optimista papel, sabiendo lo que tiene en mente pero ¿por qué Eve? Probablemente Chris podría haber convencido a cualquier actriz, y eligió a Alice. Y la respuesta es sencilla: porque es ideal para el papel. Es la chica vulnerable y encantadora que necesitaba, capaz de meterse en líos con una sonrisa o soltar una lágrima cuando es necesario. Hay química y complicidad entre ambos, aunque no sea típica ni convencional.
“Antes de que me vaya” es una película con cierto aire indie, que tira de largos diálogos, a veces algo tediosos aunque casi siempre bastante lúcidos, en los que los protagonistas al borde del dilema existencial se apoyan uno en el otro para encontrar consuelo. Quizás su problema es intentar disculparse demasiadas veces después de que cada uno diga lo que el otro no quiere oír. Parece mucho peso para su primera película, pero Evans consigue salvar en envite con su propuesta.
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