Previsible dramón hiperpesimista con un salto de ritmo inadecuado en su tramo final, donde la visión del romance llega a un punto y aparte que a mi modo de ver desentona con la narración del resto de la película.

Desde el principio, apesta el tono tópico empleado en más de una ocasión por este afamado director para tratar temáticas sociales, que a mi modo de ver se alejan de lo mundano para favorecer el carácter pseudo-pedagógico de Loach. En fin, si el cineasta éste tuviera un punto gore en su filmografía, directamente acabaría introduciendo en la conflictiva relación cristiano-musulmana que se relata en esta película más de un asesinato. A poco menos llegan los actores y actrices. Se puede ser malo y malísimo, pero Ken Loach expresa el mundo que rodea a los protagonistas como un infierno, donde apenas un personaje parece conservar algo de sentido común.

Su dramatización de las relaciones entre inmigrantes y nativos son tan extremistas como otras muchas que refleja en otras de sus obras.

Para mí, demasiado exagerado como habitualmente.

Habiendo películas de terror de origen japonés que han destacado por su originalidad, hemos acabado por traer la distribución de la producción de este país en cine del género a un grado excesivo.
Películas como esta carecen por completo de la capacidad para aterrar al espectador, incluso para mantenerlo en tensión temiendo el discurso de los acontecimientos, como otras sí hicieron, permitiendo que se generalizase la moda del "terror oriental".
No es capaz de mantener un hilo argumental sólido que te sujete a una historia de intriga, sino que te deja al pairo a la espera de que los acontecimientos comiencen a tomar algún camino concreto, cosa que no hace en ningún momento, jugando más bien a la estrategia del despiste y la confusión, impidiendo de hecho que quede claro lo que se ha visto.
Le falta dejar correr el aire. Estas películas se ahogan a sí mismas. Soy generoso con el 5.