Will Bloom regresa a casa para estar junto a su padre moribundo, este una vez más es obligado a escuchar los cuentos chinos de su padre sobre su juventud. Frustrado Will trata de descubrir los hechos detrás de la ficción.


Burton ha encontrado un vehículo para expresar su fascinación por lo fantástico y su relación con la realidad. Caprichosa sin llegar a ser cursi, filma de manera libre sin ser desordenado, Big Fish balancea lo visual de Burton y su sensibilidad poco convencional para una historia que, por una vez, tiene un pie en el mundo real. Big Fish es una pieza encantadora, del cine de buen corazón. Después del Planeta de los Simios, Burton ha reducido la logística pero ampliado el alcance emocional, del enfoque de lo visual de los cuentos exagerados a una historia con toques de sus máximas obras. En el universo fantástico de Bloom, Burton está en territorio familiar - un pueblo de los 50s, que nos recuerda a El joven manos de tijera, un bosque lleno de arañas que nos lleva a Sleepy Hollow esto marcado con una imaginación visual desbordante que hace alusión a las corrientes más oscuras de sus filmes. Por otra parte, Big Fish es también la película más divertida de Burton en años. Burton ofrece un flujo constante de lo absurdo para reír a carcajadas. Como producto de esto es que los personajes a veces se sienten más como caricaturas reales en un pueblo mágico. Por primera vez desde Ed Wood, Burton ha trascendido su mundo siempre cerrado y conectado con las preocupaciones más amplias. Ha movido las cosas sobre que decir acerca de los niños que acepten las debilidades de sus padres y cómo verdades emocionales a veces sustituyen la ficción. Hasta un corazón duro va sentirse tocado en este filme. Y eso no es mentira.

Big Fish es un entretenimiento lleno de extravagancia marca de Burton y un drama familiar conmovedor.