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Críticas ordenadas por utilidad
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9
16 de agosto de 2019
16 de agosto de 2019
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quiero empezar diciendo que 'Once upon a time in Hollywood' no es una película que le vaya a gustar a todo el mundo ya sea por su larga duración con largas escenas de diálogos o por ser políticamente incorrecta en todos los sentidos. Esto no es Kill Bill o John wick, os lo digo desde ya. Esta película es un homenaje al cine que existió en el Hollywood de finales de los 60 que ya no tenemos .
Existen una gran cantidad de referencias durante toda la película que serán difícil de pillar todas. Ahora hablaré de sus personajes.......... Leonardo DiCaprio y Brad Pitt deberían llevarse un Óscar los dos y salir juntitos a recogerlo. Margot Robbie sale lo suficiente para ver lo bella y llena de alegría que estaba Sharon Tate. Los personajes protagonistas tienen un gran desarrollo durante la película conociendo la vida cotidiana de cada personaje. En cambio los secundarios no brillan tanto (Al pacino o Kurt Russell) pero no es necesario teniendo a esos protagonistas con tanto potencial.
Cabe añadir que la música como siempre con Tarantino es brillante , y es un +1 en la nota final. Para concluir la crítica , tengo que decir que el desenlace final es magnífico y apoteósico muy a lo TARANTINO. Saliendo de la sala de cine con una buena sonrisa
Brad Pitt , te has lucido amigo mío.
Existen una gran cantidad de referencias durante toda la película que serán difícil de pillar todas. Ahora hablaré de sus personajes.......... Leonardo DiCaprio y Brad Pitt deberían llevarse un Óscar los dos y salir juntitos a recogerlo. Margot Robbie sale lo suficiente para ver lo bella y llena de alegría que estaba Sharon Tate. Los personajes protagonistas tienen un gran desarrollo durante la película conociendo la vida cotidiana de cada personaje. En cambio los secundarios no brillan tanto (Al pacino o Kurt Russell) pero no es necesario teniendo a esos protagonistas con tanto potencial.
Cabe añadir que la música como siempre con Tarantino es brillante , y es un +1 en la nota final. Para concluir la crítica , tengo que decir que el desenlace final es magnífico y apoteósico muy a lo TARANTINO. Saliendo de la sala de cine con una buena sonrisa
Brad Pitt , te has lucido amigo mío.
7
18 de diciembre de 2023
18 de diciembre de 2023
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer tuve la suerte de asistir a un pase especial de la película “La sociedad de la nieve” al que acudieron para presentarla el propio director J.A Bayona y el protagonista de la película Enzo Vogrincic. Acudí sin saber demasiado de la historia que aquí nos relatan, sabía que está basada en hechos reales y cuenta un viaje en avión de un equipo de rugby Uruguayo que viaja a Chile, pero cuya travesía se ve truncada por un fuerte accidente que les deja atrapados en mitad de los Andes. Nunca había leído mucho sobre el tema, ni tampoco había visto ningún documental o película como la famosa “¡Viven!” (1993), por lo tanto me enfrentaba a la misma como nuevo espectador de aquella terrible historia.
No es la primera vez que el exitoso director J.A Bayona se pone detrás de las cámaras para contarnos a través de virtuosas e impactantes imágenes una historia que habla de catástrofe y tragedia. Imágenes que pasan de ser bellas a aterradoras en cuestión de segundos, de un plano a otro, teniendo incluso la capacidad de mezclar ambos calificativos en una misma imagen. Todo esto con una factura técnica portentosa que nunca abandona y que le permite mostrar imágenes de gran amplitud, en las que podemos ver la inmensa naturaleza que atrapa a estos personajes y que por lo tanto se comporta como un personaje más, como el adversario al que estos jóvenes tendrán que enfrentarse o más bien sobrevivir debido a su inigualable fuerza.
Pero más complicado aún, es como nos adentra a los propios espectadores en la historia haciéndola inmersiva en todo momento, utilizando el primer plano y transmitiendo el dolor y angustia de estas personas que luchan contra la muerte. Los momentos de “acción” en los que la naturaleza se enfrenta a los personajes, están rodados de maravilla y la tensión traspasa la pantalla para ponernos en situaciones críticas, como si fuéramos un superviviente más. En cuanto a los momentos de más calma, la cámara no deja de despegarse de los personajes y sus rostros, logrando intimar con ellos y consiguiendo momentos de gran emotividad. Algo que se consigue en muchos momentos, muy marca de la casa del director, emocionar al espectador.
En cuanto a la historia, plantea un debate moral claro, que se podría definir con esta pregunta, ¿Hasta dónde llegarías para sobrevivir? si como se dice en la película, el mundo te abandona. Esto es algo que queda claro en el momento en el que empiezan a escasear los recursos primarios, en concreto la comida. Es cuando los supervivientes se empiezan a plantear si deben de recurrir a medidas extremas para sobrevivir o aguantar a que ocurra un milagro. Primero dudan, más adelante se ven obligados a no hacerlo. Aunque aquí entra el personaje protagonista y su rotundo rechazo a recurrir a estas medidas tan extremas.
Otro mensaje que queda claro en todo momento es el del compañerismo, de principio a fin. Son un equipo de rugby, y si algo han aprendido a lo largo de su corta carrera es que hay que trabajar en equipo para ganar. Esta vez se enfrentan al partido más difícil al que se han enfrentado jamás, ya que la derrota significa la muerte, significa no volver nunca a su vida cotidiana. Por ello, los pasajeros traspasan el trabajo en equipo del deporte a la supervivencia.
En cuanto a las interpretaciones, pienso que es un acierto que todo el reparto sea Uruguayo o Argentino, dándole mayor credibilidad a la historia, al ser más fiel a la historia real. Son actores que actualmente no son muy conocidos, pero consiguen interpretar a sus personajes a la perfección. Por otro lado, la duración de la película pesa en algunos tramos, y a pesar de ser una historia totalmente inmersiva, desconecté en varios momentos.
Sin ninguna duda, recomiendo ver esta película a todo el mundo, eso sí, sabiendo de antemano que lo que aquí se cuenta es una dura historia sobre cómo unos jóvenes con todo el futuro por delante, fueron retados a muerte por la propia naturaleza y sus adversidades.
No es la primera vez que el exitoso director J.A Bayona se pone detrás de las cámaras para contarnos a través de virtuosas e impactantes imágenes una historia que habla de catástrofe y tragedia. Imágenes que pasan de ser bellas a aterradoras en cuestión de segundos, de un plano a otro, teniendo incluso la capacidad de mezclar ambos calificativos en una misma imagen. Todo esto con una factura técnica portentosa que nunca abandona y que le permite mostrar imágenes de gran amplitud, en las que podemos ver la inmensa naturaleza que atrapa a estos personajes y que por lo tanto se comporta como un personaje más, como el adversario al que estos jóvenes tendrán que enfrentarse o más bien sobrevivir debido a su inigualable fuerza.
Pero más complicado aún, es como nos adentra a los propios espectadores en la historia haciéndola inmersiva en todo momento, utilizando el primer plano y transmitiendo el dolor y angustia de estas personas que luchan contra la muerte. Los momentos de “acción” en los que la naturaleza se enfrenta a los personajes, están rodados de maravilla y la tensión traspasa la pantalla para ponernos en situaciones críticas, como si fuéramos un superviviente más. En cuanto a los momentos de más calma, la cámara no deja de despegarse de los personajes y sus rostros, logrando intimar con ellos y consiguiendo momentos de gran emotividad. Algo que se consigue en muchos momentos, muy marca de la casa del director, emocionar al espectador.
En cuanto a la historia, plantea un debate moral claro, que se podría definir con esta pregunta, ¿Hasta dónde llegarías para sobrevivir? si como se dice en la película, el mundo te abandona. Esto es algo que queda claro en el momento en el que empiezan a escasear los recursos primarios, en concreto la comida. Es cuando los supervivientes se empiezan a plantear si deben de recurrir a medidas extremas para sobrevivir o aguantar a que ocurra un milagro. Primero dudan, más adelante se ven obligados a no hacerlo. Aunque aquí entra el personaje protagonista y su rotundo rechazo a recurrir a estas medidas tan extremas.
Otro mensaje que queda claro en todo momento es el del compañerismo, de principio a fin. Son un equipo de rugby, y si algo han aprendido a lo largo de su corta carrera es que hay que trabajar en equipo para ganar. Esta vez se enfrentan al partido más difícil al que se han enfrentado jamás, ya que la derrota significa la muerte, significa no volver nunca a su vida cotidiana. Por ello, los pasajeros traspasan el trabajo en equipo del deporte a la supervivencia.
En cuanto a las interpretaciones, pienso que es un acierto que todo el reparto sea Uruguayo o Argentino, dándole mayor credibilidad a la historia, al ser más fiel a la historia real. Son actores que actualmente no son muy conocidos, pero consiguen interpretar a sus personajes a la perfección. Por otro lado, la duración de la película pesa en algunos tramos, y a pesar de ser una historia totalmente inmersiva, desconecté en varios momentos.
Sin ninguna duda, recomiendo ver esta película a todo el mundo, eso sí, sabiendo de antemano que lo que aquí se cuenta es una dura historia sobre cómo unos jóvenes con todo el futuro por delante, fueron retados a muerte por la propia naturaleza y sus adversidades.

7,1
4.751
7
25 de abril de 2025
25 de abril de 2025
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Son Ryan Coogler y Michael B. Jordan unos pecadores? Esta es una pregunta que se podría hacer perfectamente cualquier espectador que odie el cine de franquicias, ya que estos dos individuos han estado bastantes años ocupados con las películas de Black Panther, Creed y sus respectivas secuelas. El caso, es que yo no odio ese tipo de cine y no quiero llamarles pecadores, pero si que diré que aquí se encuentran ambos en su mejor proyecto de largo. Veamos, Creed y Black Panther son películas a las que no se le puede negar que sean entretenidas, pero les falta originalidad. Al fin y al cabo una es un spin-off y la otra una adaptación de un personaje de cómic.
Es en esta película, traducida al castellano como "Los Pecadores", donde se ve una mayor libertad creativa tanto en director como actor. Coogler escribe, dirige y produce mientras que Jordan tiene la oportunidad de interpretar a dos personajes. La mezcla de géneros les permite a ambos jugar en un terreno más desconocido donde logran darle su propia identidad. Coogler toca el tema racial como ya había tratado en sus anteriores películas de una forma u otra y Jordan interpreta con aires chulescos como bien sabe hacer ya.
La película se puede etiquetar como "cine de autor" ya que se puede ver una clara autoridad total en el director y en sus formas, al igual que en los temas tratados. Infiltrado en la Universal, Coogler consigue hacer un cine de serie B pero con un presupuesto más que suficiente. Con influencias como "Abierto hasta el amanecer" o "Vampiros", las distintas elecciones de técnica cinematográfica consiguen darle una mayor calidad que las recién mencionadas. La ambientación está muy conseguida al igual que el vestuario, pero es la música lo que consigue atraparnos y cerrar el círculo de los años 30. El blues que acompaña a los personajes en todo momento, nos embarca en una aventura en la que los personajes cantan desde el corazón y viajan a lugares insospechados. Pueden viajar al cielo y momentos después descender a los infiernos.
La banda sonora de Ludwig Göransson me ha fascinado y me ha parecido de las mejores en mucho tiempo, mientras que los temas musicales también me han gustado, pero en ciertas escenas se me han hecho algo pesados, rozando el límite del muscial. Esta aquí una de las claves de la película qué es la obsesión del director por tocar todos los géneros lo cual es sin duda un riesgo ya que en muchas escenas puede no ser lo más acertado, aunque se agradece a veces ese riesgo ya que no nos permite bien saber del todo a donde nos estamos dirigiendo. Si es cierto que hay momentos en los que parece que estamos viendo una película de A24 y en otros momentos una de Marvel. Véase cualquiera de las danzas de los personajes dentro del aserradero con ciertos toques oníricos o de los vampiros en el exterior o momentos de acción en los que Coogler se pasa de épico pero en el mal sentido ya que la coherencia se pierde.
Los actores están fenomenal, tanto Jordan como los secundarios que le acompañan, consiguen darle una mayor credibilidad a una historia tan loca como puede ser la aquí contada, que no olvida en todo momento la historia de sufrimiento que atravesó la población negra en los Estados Unidos y la persecución incesante de los mismos. Nos metemos de lleno también en el tema de la religión y como nos cuentan que alejarse del hombre recto y del camino de Dios puede ser peligroso, puede ser divertido sí, pero también desafiante. Sino preguntadle a Sammie, el ángel que pecó y luchó contra el mismísimo diablo en persona.
Es en esta película, traducida al castellano como "Los Pecadores", donde se ve una mayor libertad creativa tanto en director como actor. Coogler escribe, dirige y produce mientras que Jordan tiene la oportunidad de interpretar a dos personajes. La mezcla de géneros les permite a ambos jugar en un terreno más desconocido donde logran darle su propia identidad. Coogler toca el tema racial como ya había tratado en sus anteriores películas de una forma u otra y Jordan interpreta con aires chulescos como bien sabe hacer ya.
La película se puede etiquetar como "cine de autor" ya que se puede ver una clara autoridad total en el director y en sus formas, al igual que en los temas tratados. Infiltrado en la Universal, Coogler consigue hacer un cine de serie B pero con un presupuesto más que suficiente. Con influencias como "Abierto hasta el amanecer" o "Vampiros", las distintas elecciones de técnica cinematográfica consiguen darle una mayor calidad que las recién mencionadas. La ambientación está muy conseguida al igual que el vestuario, pero es la música lo que consigue atraparnos y cerrar el círculo de los años 30. El blues que acompaña a los personajes en todo momento, nos embarca en una aventura en la que los personajes cantan desde el corazón y viajan a lugares insospechados. Pueden viajar al cielo y momentos después descender a los infiernos.
La banda sonora de Ludwig Göransson me ha fascinado y me ha parecido de las mejores en mucho tiempo, mientras que los temas musicales también me han gustado, pero en ciertas escenas se me han hecho algo pesados, rozando el límite del muscial. Esta aquí una de las claves de la película qué es la obsesión del director por tocar todos los géneros lo cual es sin duda un riesgo ya que en muchas escenas puede no ser lo más acertado, aunque se agradece a veces ese riesgo ya que no nos permite bien saber del todo a donde nos estamos dirigiendo. Si es cierto que hay momentos en los que parece que estamos viendo una película de A24 y en otros momentos una de Marvel. Véase cualquiera de las danzas de los personajes dentro del aserradero con ciertos toques oníricos o de los vampiros en el exterior o momentos de acción en los que Coogler se pasa de épico pero en el mal sentido ya que la coherencia se pierde.
Los actores están fenomenal, tanto Jordan como los secundarios que le acompañan, consiguen darle una mayor credibilidad a una historia tan loca como puede ser la aquí contada, que no olvida en todo momento la historia de sufrimiento que atravesó la población negra en los Estados Unidos y la persecución incesante de los mismos. Nos metemos de lleno también en el tema de la religión y como nos cuentan que alejarse del hombre recto y del camino de Dios puede ser peligroso, puede ser divertido sí, pero también desafiante. Sino preguntadle a Sammie, el ángel que pecó y luchó contra el mismísimo diablo en persona.

6,4
17.379
7
18 de enero de 2024
18 de enero de 2024
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El segundo largometraje de la directora británica Emerald Fennell, llegó a finales del año pasado. Desde entonces, ha generado una gran corriente de comentarios y debates en internet debido a una serie de polémicas escenas que aparecen en la película, gracias a lo cual, ha llegado a alcanzar cierta popularidad en Redes Sociales. Esto ha provocado que más gente la vea, siendo de primeras una película que no es un producto comercial, sino que más bien entraría dentro de la etiqueta de cine de autor, a pesar de estar producida por MGM, ahora parte de Amazon.
Su gran reparto, ha sido también una de las principales razones por las que el público se ha acercado a Saltburn. Siendo sus dos principales protagonistas interpretados por Barry Keoghan y Jacob Elordi, dos actores que sin duda están de moda. Sin dejar de lado a los fantásticos secundarios con los que cuenta la película, entre los que destacan Rosamund Pike y Richard E. Grant. El reparto es una de las grandes razones por las la película funciona, estando cada uno de los actores totalmente entregados a unos papeles muy peculiares, que encajan con la retorcida historia que aquí se nos cuenta.
La película está rodada en 4:3, lo que al principio puede parecer un simple capricho de la directora, pero que poco a poco va cobrando sentido, acompañando la narrativa hacia la incertidumbre y transmitiendo una sensación de agobio constante.
A lo largo de Saltburn, presenciaremos situaciones a las que no le encontraremos el sentido, pero cuyo significado lograremos comprender al finalizar la cinta. Esto puede sacarnos de la película varias veces, al estar viendo situaciones con una finalidad que no entendemos, pero su gran estética visual no nos dejará apartar la mirada, destacando aquí a su director de fotografía Linus Sandgren, un habitual en películas de Damien Chazelle.
Como habréis podido observar en el título, el poder es la base de Saltburn y su obtención, el gran cometido, de ahí el ansia. Por eso, la película coloca a una serie de personajes que gozan de poder y a otros que simplemente están al acecho del mismo, esperando su momento. Al hablar de poder, como no podía ser de otra forma, se habla de las clases sociales. Un tema muy recurrente en el cine en los últimos años y cuyas películas han triunfado a gran escala, como por ejemplo la oscarizada Parásitos (2019), a la que le podemos encontrar varias similitudes con Saltburn, guardando las distancias en lo visual y en las formas en las que de una manera u otra una serie de “parásitos” se aprovechan de los más ricos. También en cómo la vida de una familia adinerada, se ve envuelta en tragedia por culpa de una o varias personas de una clase más baja a la suya.
Volviendo a lo visual, me gustaría destacar los colores, que al igual que el formato 4:3, aportan contenido a la película. Tanto el color de los vestuarios como los de las habitaciones de Saltburn, sirven para definir el sentimiento de cada uno de los personajes o del lugar (siendo este la representación del poder). Hay momentos en los que destaca más el azul, mientras que en otros el color predominante será el rojo, dependiendo siempre del momento de la trama en el que nos encontremos.
La variedad de planos es también muy destacable, utilizando el plano en movimiento cuando lo pide la acción y los planos fijos en los momentos más íntimos, solitarios y en este caso perturbadores, transmitiendo una mayor incomodidad al espectador, que al igual que la cámara, se muestra inmóvil ante situaciones tan perversas.
En definitiva, mediante virtuosas imágenes, se nos cuenta una historia en la que el ansia de poder desencadena una serie de situaciones moralmente cuestionables, pero que por muy macabras que parezcan, son parte de la naturaleza humana y su sed de poder, aquí manifestada a través de la sexualidad y el erotismo, algo que sin duda la película reitera en demasiadas ocasiones, hasta el punto de abusar.
Su gran reparto, ha sido también una de las principales razones por las que el público se ha acercado a Saltburn. Siendo sus dos principales protagonistas interpretados por Barry Keoghan y Jacob Elordi, dos actores que sin duda están de moda. Sin dejar de lado a los fantásticos secundarios con los que cuenta la película, entre los que destacan Rosamund Pike y Richard E. Grant. El reparto es una de las grandes razones por las la película funciona, estando cada uno de los actores totalmente entregados a unos papeles muy peculiares, que encajan con la retorcida historia que aquí se nos cuenta.
La película está rodada en 4:3, lo que al principio puede parecer un simple capricho de la directora, pero que poco a poco va cobrando sentido, acompañando la narrativa hacia la incertidumbre y transmitiendo una sensación de agobio constante.
A lo largo de Saltburn, presenciaremos situaciones a las que no le encontraremos el sentido, pero cuyo significado lograremos comprender al finalizar la cinta. Esto puede sacarnos de la película varias veces, al estar viendo situaciones con una finalidad que no entendemos, pero su gran estética visual no nos dejará apartar la mirada, destacando aquí a su director de fotografía Linus Sandgren, un habitual en películas de Damien Chazelle.
Como habréis podido observar en el título, el poder es la base de Saltburn y su obtención, el gran cometido, de ahí el ansia. Por eso, la película coloca a una serie de personajes que gozan de poder y a otros que simplemente están al acecho del mismo, esperando su momento. Al hablar de poder, como no podía ser de otra forma, se habla de las clases sociales. Un tema muy recurrente en el cine en los últimos años y cuyas películas han triunfado a gran escala, como por ejemplo la oscarizada Parásitos (2019), a la que le podemos encontrar varias similitudes con Saltburn, guardando las distancias en lo visual y en las formas en las que de una manera u otra una serie de “parásitos” se aprovechan de los más ricos. También en cómo la vida de una familia adinerada, se ve envuelta en tragedia por culpa de una o varias personas de una clase más baja a la suya.
Volviendo a lo visual, me gustaría destacar los colores, que al igual que el formato 4:3, aportan contenido a la película. Tanto el color de los vestuarios como los de las habitaciones de Saltburn, sirven para definir el sentimiento de cada uno de los personajes o del lugar (siendo este la representación del poder). Hay momentos en los que destaca más el azul, mientras que en otros el color predominante será el rojo, dependiendo siempre del momento de la trama en el que nos encontremos.
La variedad de planos es también muy destacable, utilizando el plano en movimiento cuando lo pide la acción y los planos fijos en los momentos más íntimos, solitarios y en este caso perturbadores, transmitiendo una mayor incomodidad al espectador, que al igual que la cámara, se muestra inmóvil ante situaciones tan perversas.
En definitiva, mediante virtuosas imágenes, se nos cuenta una historia en la que el ansia de poder desencadena una serie de situaciones moralmente cuestionables, pero que por muy macabras que parezcan, son parte de la naturaleza humana y su sed de poder, aquí manifestada a través de la sexualidad y el erotismo, algo que sin duda la película reitera en demasiadas ocasiones, hasta el punto de abusar.
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