Este logradísimo drama tuvo la mala suerte de medirse ese año con el megablockbuster de Bruce Willis, pero dentro del infortunio tuvo la ventaja de estrenarse antes, logrando no ser un fracaso de taquilla. Injusto hubiera sido de haber ocurrido lo contrario, pues estamos ante una de las películas catastróficas más conseguidas de la historia del cine, en la que esta vez, si nos importa el devenir de sus protagonistas, tanto, que en cierta medida se desea que no llegue el inevitable y trágico final.

Pocas veces he visto en este tipo de películas una estructura tan sólida y hasta cierto punto, creíble y es justo reconocer que no se trata de una película catastrófica al uso, ante todo el film de Mimi Leder es un drama con todas sus letras. Seria y respetuosa con el espectador, "Deep Impact" es una película que deja la adrenalina a un lado, para ofrecernos una historia llena de sentimientos, donde sus protagonistas solo desean en sus últimos instantes de vida, querer y sentirse queridos por sus allegados e incluso por aquellos que no lo son pero a los que les une algo importante en común: Ser humanos.

Una película disfrutable si uno está dispuesto a dejar a un lado, por una vez, las ansias de espectacularidad que este tipo de género ha generado desde sus comienzos en la década de los 70. Por otro lado, no dejo de reconocer que el fallo que se le podría achacar a la película de Mimi Leder es que se hace larga sin serlo y es que ese ha sido siempre el inconveniente de la realizadora en su corta filmografía.

Esta es la única película de John Carpenter que se me ha resistido durante muchos años, de hecho, no ha sido hasta hace relativamente poco cuando he tenido la oportunidad de verla por primera vez, le tenía ganas y aún más sabiendo que se encontraba dentro de la etapa buena del realizador. Eso puede ser fatal para una película de estas características, el paso de los años y las expectativas, pueden hacerte acabar con una gran decepción, pero el caso es que no ha ocurrido así.

Carpenter demuestra, una vez más, tener una buena idea para plasmar, aunque a punto estuvo de pegarse un buen batacazo, porque cuenta la leyenda que una vez acabado el rodaje y a poco tiempo del estreno, se dieron cuenta de que no daba miedo o al menos no conseguía lo que mínimamente se espera de un film de terror; vamos, que era una mierda, lo que obligo al realizador a rodar escenas adicionales y a emplear material, en un principio descartado, en la sala de montaje.

Historias aparte, quizás sea una película menor en la filmografía de John Carpenter, pero es innegable que tiene su sello, su atmósfera está muy conseguida y su argumento, aunque falto de sorpresas, es bastante curioso, dando comienzo con una simpática introducción y que resulta ser su principal acierto, pues al fin y al cabo, no estamos ante más que una clásica historia de fantasmas.

Le falta ese algo que hizo de "Halloween" y "La Cosa" clásicos en sus respectivos géneros, pero "La niebla" no es una película fallida y se deja ver con bastante interés.

A "Christine" la tenía como la película maldita de John Carpenter; sólo la vi una vez cuando no llevaría más que dos o tres años en el videoclub, recuerdo que me pareció desasosegante y no muy entretenida en comparación con lo que había por aquella época, no le vi la gracia y el encanto por ningún sitio y no la quise volver a ver; en pocas palabras, le cogí manía.

Pues bien, un servidor no concibe la idea de disfrutar con el cine y no darle una segunda oportunidad a aquellas películas que vió una sola vez y no le gustaron, más si se tratan de terror, así que, a "Christine" se la dí; lo que ocurrió una vez acabada de ver, no me había pasado nunca: me sorprendió. Parece mentira, pero por una vez, una cinta de terror que ya en los 80 marginé, no sólo me hizo darme cuenta de que estaba equivocado, sino también de que me había privado durante años de una entretenida y por momentos inquietante historia de terror; y eso en un aficionado al cine fantástico, no tiene perdón.

Hay algo que me impide darle más nota, aunque no me justifique en mi actitud hacia ella, ya que no son cosas que uno aprecie cuando se es un crío, y es, la acelerada evolución del protagonista; Carpenter no se molesta en tomarse el tiempo necesario para que me crea el drástico cambio de este chico; tiempo, que si se toma por ejemplo en sus efectos especiales, que aunque escasos, son asombrosos.

En fin, que el cine no cambia, cambia el espectador, sólo que en este caso ha sido el efecto opuesto al esperado; ha sido, más o menos, como la gratificante sensación de ver algo interesante por primera vez, y me lo ha hecho ver un Plymouth Fury del 58 llamado Christine.

La revitalización del cine catastrofista a mediados de los 90, nos dejó películas muy interesantes, como esta ''Dante's Peak''. Que yo recuerde es la segunda de tres películas (en la moda catastrófica), que tienen como punto de partida el mismo tema: un volcán. Las otras son, la inmediatamente posterior y algo cutre, ''Volcano'', y la todavía peor ''El día del fin del mundo'' del año 79. ''Dante's Peak'' no solo es la mejor de las tres con diferencia, también es una de las mejores y más logradas producciones de este tipo, que si por algo será recordada, es gracias a sus impresionantes maquetas (cuidadas hasta el más mínimo detalle) del pueblo, los bosques y las carreteras, todas ellas cubiertas de ceniza; es asombroso contemplar su posterior destrucción. Es uno de los films con mayor calidad, dentro de un ''género'' tan aparatoso y a veces mediocre como es el catastrofista.

No es de extrañar que sea la mejor película de Jan de Bont, pues es una producción de Spielberg (lo que hace una década significaba revienta-taquillas). Efectos especiales de primer orden que recrean con gran credibilidad estos devastadores fenómenos meteorológicos, además de una simpatiquísima caza-tornados (Helen Hunt), hacen del segundo film del director una entretenida e imponente aventura, donde su algo más de hora y media, pasa casi sin darnos cuenta. Ahora sabemos, por otro lado, que los dos taquillazos consecutivos de ''Speed'' y ''Twister'' fueron una gran casualidad en la carrera como realizador de Jan de Bont.