Quincuagésima revisión de uno de los chupasangres (no político) más famoso de la historia, que da una vuelta de tuerca al personaje creado por Bram Stoker, convirtiéndolo en todo un mártir en su lucha contra el auténtico monstruo que en esta ocasión son los turcos. La humanización y buenas intenciones del protagonista hacen que nada tenga que ver este Drácula con el género de terror, encuadrándose de lleno en el cine fantástico y de aventuras dirigido a todos los públicos. Entre lo destacable resulta sorpresivo que no sea tan mala como pudiera aparentar. Muchísimo mejor que el Brácula de Chiquito de la Calzada y a años luz del Drácula de Coppola protagonizada de manera sublime por Gary Oldman.

Rodada con crudeza, pero sin rencor, compruebas el horror y el sinsentido de unos crímenes nunca juzgados que no sabían de bando. Criminales anarquistas, republicanos y del régimen franquista. La vileza humana no entiende de ideología. Impacta porque nunca se había tratado o al menos yo había visto los horrores cometidos en este caso por el bando perdedor, aunque en esta ocasión los que lo pierden todo - menos la fé - son los sacerdotes y seminaristas. Muy triste, pero muy necesaria.

Antes de decidirme ver esta película, la crítica me echó un poco para atrás. A pesar de ello y ante las maravillas a las que nos tiene acostumbrado este prolífico director, decidí verla. Desgraciadamente llevaban razón la mayoría de los críticos. Es probablemente la película más floja de Clint Eastwood, y el problema nada tiene que ver ni con la dirección, ni con ninguno de los aspectos técnicos ni artísticos de una película. El problema es que no hay historia, lo que cuenta no llega ni para un corto, y mucho menos para las 2 horas y 15 minutos que dura este film. El nacimiento, ascenso y declive de este grupo musical no es muy distinto al de la mayoría de ellos con los problemas familiares que cada uno de ellos pueda tener.

Bella, la protagonista de la historia, y bestia la sociedad de la época llena de prejuicios raciales en los que el color de la piel resultan determinantes para designarte un valor como persona o simple objeto de trueque. En esta ocasión Belle, huérfana de madre es criada por sus abuelos pertenecientes a la alta e influyente sociedad aristocrática. Crece entre algodones ajena a las injusticias y al régimen de esclavitud aún vigente en esos momentos, hasta que va adquiriendo conciencia de las desigualdades e injusticias de una sociedad racista y decadente a la que hay que poner fin. Muy bien ambientada e interpretada. Merece la pena ver.

Tras el visionado de Boyhood (Momentos de una vida), entre los calificativos que mejor la describen no están ni el de maravillosa, genial ni emotiva. Quizás el que mejor la describa sea el de honesta, ya que ofrece lo que oferta, momentos de la vida de un americano de clase media en el tramo que va desde la niñez (6 años) hasta la edad del pavo (18), resumidos en las casi 3 horas que dura el film. El mayor problema que tiene esta película no es como lo cuenta, sino lo que cuenta. Hay vidas que son de película y otras como las del protagonista de esta historia que no lo son. La vida es una carrera de obstáculos, y los de este chico, en comparación con los que en la vida real se tienen que enfrentar nuestros jóvenes son prácticamente inexistentes.Este es un problema añadido que hace que no empaticemos suficientemente con el protagonista, Ojalá Richard Linklater fuera español y retratara la vida de nuestros jóvenes que víctimas de la especulación, el pelotazo y la corrupción se ven obligados - los que pueden - a abandonar su país en busca de un futuro que los mal llamados políticos le han hurtado. En esas vidas sí que hay historia y drama.....