Da igual de que vaya una película. Da igual incluso si es buena o es mala. Lo único importante es si esa película consigue involucrarte en lo que cuenta o por contra te resulta indiferente, si te entretiene o te aburre, si te hace reir o te dan ganas de ahorcarte. Esta película logra todo lo anterior en apenas 90 minutos que se pasan en un suspiro.

Es cierto que aborda los temas que toca con cierta condescencia y bordea los lugares comunes adentrándose en ellos algunas de las veces, pero un lugar común es un lugar conocido y no por estar en boca de todos, se te tienen que quitar las ganas de volver por allí. La película formalmente es original sin resultar pedante, los actores habitan con gusto en el personaje y la historia que cuentan es cotidiana y reconocible sin hacerse pesada en ningún momento. El mundo se equivoca y el mundo quiere ser perdonado, más o menos eso, pero contado con más talento.

Pero lo mejor de todo es el gusto por los pequeños detalles, por las anécdotas microscópicas, la mezcla de la risa y el llanto, la ternura que lo preside todo. Desconozco si hubo algún mensaje más trascendete que no comprendí. Seguro que no tenía ninguna importancia.

Fabuloso ejercicio de clasicismo adaptado a los tiempos modernos. Tremendas interpretaciones entre las que resulta especialmente brillante a mi entender el amor incondicional y extraordinariamente tierno de Helena Bonham Carter, subrayado en cada mirada frente a su hieratismo y distancia cuando de tratarse con el resto del mundo se refiere.

Viendo la peli se odia menos a los reyes por las pocas cosas además del dinero que puede envidiarseles, se entiende a los personajes y de cuando en cuando, les darías un abrazo o una colleja para arrebatarles esa forma tan polite de relacionarse con el mundo. Te compadeces de sus miserias, te ríes de sus manías. Lloras mientras se declara la guerra más cruel de la historia porque es un hombre el que la declara. Y para el hombre no siempre las guerras externas son el peor de sus fantasmas.

Y estéticamente bellísima. tanto en las paredes destartaladas de la consulta, como en la calidez de la casa del logopeda como en el acompañamiento instrumental de muchas de las escenas.

Recomendable a más no poder.

Es la historia de un llanto que sólo resuena una vez pero no deja de oírse, ni siquiera (ni mucho menos siquiera) cuando se encienden las luces y da un poco de vergüenza llorar como un imbécil. Un cuento basado en hechos reales sobre gente buena que estando contigo incluso en las malas no siempre sabe como acompañarte porque no siempre es posible (ni siquiera deseable) quitarte tu soledad. Una historia que transcurre tan lenta como los veranos de la niñez, y eso se supone que es bueno y que es difícil de conseguir. Actores y actrices te embelesan y te dan ganas de ir a tomarte unos calsots y pedirles que te dejen dormir una noche con la esperanza de que se olviden de que estas allí y puedas seguir durmiendo con ellos unas cuantas noches más.

Me voy a poner cursi. Igual los padres han visto la película. Igual se han puesto muy tristes e igual, en el mismo momento, en el mismo lugar, te han sonreído Carla. Y ya nunca dejarán de hacerlo. Gracias

A mi el mensaje me importa bastante poco. Lo que se suele decir me la sopla. Es más no tengo ni idea de cual es el mensaje.

A mi en resumidas cuentas me pareción una película convincente y veraz. Me gustaron los actores, el ritmo y lo que cuenta. Me sorprendió mucho y bien y por verla tarde, jamás entenderé por que le dieron tantos palos. En cambio El Bola, que para mí, es una película bastante menor, se llevó unos cuantos parabienes. Curioso mundo este de los que no son yo.

Sed felices

Pues no. No pasa nada...

Sólo habla de como ser gilipollas y rebozarse en el intento. Y lo que más me jode es que me siento terriblemente identificado...

Con otro lenguaje y otra forma de imaginar lo que a todos los imbéciles del mundo nos ha pasado alguna vez. y haciendo de la música otro personaje que se inmiscuye de repente y se va sin avisar, que refuerza terriblemente lo que se ve y lo que se oye.

A veces la película se marcha y te das cuenta de que te aburres un poco. Y después regresa te da un abrazo. Así sin avisar, como las malas visitas.

Que me ha gustado mucho, carajo...