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6,1
3.747
2
28 de febrero de 2021
28 de febrero de 2021
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Argento padre es uno de mis directores de cine favorito de la historia. Top diez, junto con Kinuyo Tanaka, Wong Kar Wai o Marta Meszaros. Suspiria es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Entonces, os preguntaréis por qué le doy un dos a Phenomena. La respuesta es fácil: Phenomena es mala. Y estoy siendo generoso... Phenomena es muy mala.
El inicio es prometedor, unos prolegomenos sugerentes, con viento azuzando inquietante los árboles, con una música perfecta para la ocasión. A partir de ahí... El horror. El reparto veo que a la gente le gusta, porque Connelly es famosa. Pero objetivamente, es el peor reparto que tuvo Argento antes de los 90. Su protagonista está lejisimos del carisma de Marsillach o Harper. La película es como una marca blanca de Argento hecha por un anglosajón. Tiene todo lo malo que se le presupone a Dario; nada del genio romano. Aquí no hay color, no hay planos simetricos, ni aspiraciones artísticas. Solo cosas desagradables.
Se echan de menos sus repartos enloquecidos y sobre todo: a Tovoli en la parte técnica. Me apena que la película sea una de las más populares de Argento, porque es una carta de presentación pésima. Es curioso porque Argento venía de hacer una locura maravillosa con Tenebre, con uno de los mejores planos secuencia de la historia. Cinta cuya influencia es tan brutal que es la inspiración de videojuegos tan dispares como Doom, Resident Evil o Alan Wake. La película "Nación salvaje" de Levinson la homenajea hasta ser, en algunas escenas, un remake, con plagio del plano secuencia incluido.
Después de la patética Phenomena, Argento senior haría Opera. Gran película. El último gran giallo clásico. La incógnita es como entre dos obras maestras, Argento hizo Phenomena.
El inicio es prometedor, unos prolegomenos sugerentes, con viento azuzando inquietante los árboles, con una música perfecta para la ocasión. A partir de ahí... El horror. El reparto veo que a la gente le gusta, porque Connelly es famosa. Pero objetivamente, es el peor reparto que tuvo Argento antes de los 90. Su protagonista está lejisimos del carisma de Marsillach o Harper. La película es como una marca blanca de Argento hecha por un anglosajón. Tiene todo lo malo que se le presupone a Dario; nada del genio romano. Aquí no hay color, no hay planos simetricos, ni aspiraciones artísticas. Solo cosas desagradables.
Se echan de menos sus repartos enloquecidos y sobre todo: a Tovoli en la parte técnica. Me apena que la película sea una de las más populares de Argento, porque es una carta de presentación pésima. Es curioso porque Argento venía de hacer una locura maravillosa con Tenebre, con uno de los mejores planos secuencia de la historia. Cinta cuya influencia es tan brutal que es la inspiración de videojuegos tan dispares como Doom, Resident Evil o Alan Wake. La película "Nación salvaje" de Levinson la homenajea hasta ser, en algunas escenas, un remake, con plagio del plano secuencia incluido.
Después de la patética Phenomena, Argento senior haría Opera. Gran película. El último gran giallo clásico. La incógnita es como entre dos obras maestras, Argento hizo Phenomena.

6,6
17.685
6
30 de noviembre de 2021
30 de noviembre de 2021
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar, no salgo de mi estupefacción cuando se habla de Edgar Wright como si de Kubrick se tratase. No lo digo por la cinta que nos ocupa, de la que me dispondré a charlar amablemente a continuación, sino de una filmografía plagada de comedias que no es que lleven por bandera el toque Lubistch precisamente.
Puestos ya sobre aviso de que Edgar no es Wong Kar Wai, el graciosillo del cornetto Wright se nos pasa del cornetto a otro postre italiano no menos apetitoso: el giallo.
Algo pasa con mi querido giallo últimamente, que todes, belgas, uruguayos, malayos e incluso británicos post brexit se lo quieren llevar al terreno modernillo con la etiqueta de neogiallo. Wan probó suerte con la entretenida pero delirante hasta limites insospechados "Maligno", y Winding Refn lleva varios conatos de resurreción, el más obvio para el gran público de "The Neon Demon".
Si en "Baby Driver" Wright hizo su versión comedia light de un drama con pretensiones artisticas como "Drive", en "Last night in Soho" parece querer hacer lo opuesto: extirpar al giallo de su inocente sentido de la diversión delirante, para elaborar una obra cinematográfica que violenta al espectador con su constante representación de la "cultura" de la violación, siendo una película difícil, más enfocada en angustiar que en divertir a quienes la visionen.
Parecía por aquel teaser de unos 15 segundos que "Last night in Soho" por fin iba a ser ese neogiallo que mirase de tú a tú a Argento, Bazzoni, Bava o Barilli. Pero... Mira, no.
Sí: los tropos y clichés del género se aparecen hasta en la sopa: luces de colores, luces intermitentes, luces cambiantes de color, planos saturados cromaticamente, tijeras y otras armas blancas, espejos y cristales, taxistas (un saludo a los taxistas de "Suspiria" e "Inferno", por cierto) ¿He dicho "Inferno"? Hasta un garito aquí en "Last night in Soho" se llama así. Aunque dicho antro en su interior me remite más a la fiesta de disfraces de "Ángel de venganza", aquella del 81 en que Ferrara repartió de lo lindo contra el patriarcado y los machirulos. Algo de Ferrara hay aquí también, algún susto es muy del sobresalto que a Ferrara siempre le gusta meter hasta en películas como "Siberia", que a priori poco tienen que ver con el terror.
Pero si algo emparenta "Ángel de Venganza" (1981) y "Last night in Soho" es "Repulsión" de Polanski, cinta que digamos, irrumpe con sus brazos opresores en esta de Edgar Wright de una manera a veces acertada, otras veces, algo más torpe en la ejecución. Los efectos no quedan bien en esta película ¿Qué necesidad hay de estos "alardes" digitales, que además no están nada bien conseguidos?
"Last night in Soho" como podéis ver, está confeccionada a cachitos de otras cosas, tal y como Mary Wolfstencraft concebió a ese tipo tan atribulado, el monstruo de Frankestein. No me malinterpreten. Las influencias son buenas. El que tu película sea un crisol de cines e ideas no la deslegitima. Al contrario, demuestra que un cineasta, incluso uno tan normalito como Wright, ama su oficio y que lo ha amado también como espectador. Eso no es poca cosa, teniendo en cuenta que por ahí algunos dicen que dirigen pelis de cine pero no van al cine a ver cine. Considerando esto, solo cabe ponderar como estimable el que su director haya demostrado ver "La sindrome di Stendhal" más de una docena de veces en su vida (Ese cambio de look al rubio tras el contacto con un alter ego) Ojo, el tipo no solo ha visto giallo, porque hasta aparecen planos muy frontales de Anya Taylor Joy en azul, que recuerdan poderosamente a "L'Enfer" de Clouzot. Estas concomitancias, me llevan a ver a Ellie como un trasunto del propio Wright, con esa obsesión con un pasado de estilo "perfecto" y a Sandie como la encarnación del giallo de elegancia natural, cuyo espiritu busca Wright cual santo grial.
Para explicar en un ánalisis los pormenores de esta cinta me ceñiré a dos apartados, y seré conciso: virtudes y defectos. Ambos brillan mucho, y son especialmente llamativos.
-Lo mejor: guiños y homenajes a Argento, Clouzot, "Repulsión" o "Sei donne per l'assassino". Que Terrence Stamp estuvo en "Tobby Dammit" de Fellini. Diana Riggs, que era una actriz también icónica de la época, que en paz descansen ella y Nolan. Los planos detalles, los aberrados, y los planos frontales volcados de manera extrema al rojo, verde o azul. Algunos giros de guion son imprevisibles y sorprenden de verdad, no como en "Maligno". La película logra ser profundamenre desagradable y hostil por momentos, empieza con bullying, y sigue con toda forma de abominables violencias contra las mujeres. Si querían que el espectador se sintiera mal, lo han hecho. Y es el gran acierto del director y la guionista: generar esa empatía en el acoso que sufren McKenzie y Taylor-Joy.
Lo peor: si no sabes lo que homenajea, no tiene tanta gracia. La película se ve lastrada por un exceso de metraje, se hace pesada, Wright carece de la capacidad sobrenatural para entretener que sí poseía el tan referenciado Argento. Y vale, la película se propone crear terror a partir del machismo, pero llega a ser dura y no apta para todos los estados de ánimo. Reconozco que en arte es un mérito compugir o consternar, pero no me esperaba esa mala baba que la película gasta, y desde luego, no es para todos los públicos.
Con tanta amenaza en la sombra, veremos si en Veneciafrenia, el neogiallo corre más suerte. De momento, me quedo con el videoclip realizado por Albert Moya para "Exits" de Foals, el mejor exponente hasta la fecha de dicho subgenero postmoderno.
Puestos ya sobre aviso de que Edgar no es Wong Kar Wai, el graciosillo del cornetto Wright se nos pasa del cornetto a otro postre italiano no menos apetitoso: el giallo.
Algo pasa con mi querido giallo últimamente, que todes, belgas, uruguayos, malayos e incluso británicos post brexit se lo quieren llevar al terreno modernillo con la etiqueta de neogiallo. Wan probó suerte con la entretenida pero delirante hasta limites insospechados "Maligno", y Winding Refn lleva varios conatos de resurreción, el más obvio para el gran público de "The Neon Demon".
Si en "Baby Driver" Wright hizo su versión comedia light de un drama con pretensiones artisticas como "Drive", en "Last night in Soho" parece querer hacer lo opuesto: extirpar al giallo de su inocente sentido de la diversión delirante, para elaborar una obra cinematográfica que violenta al espectador con su constante representación de la "cultura" de la violación, siendo una película difícil, más enfocada en angustiar que en divertir a quienes la visionen.
Parecía por aquel teaser de unos 15 segundos que "Last night in Soho" por fin iba a ser ese neogiallo que mirase de tú a tú a Argento, Bazzoni, Bava o Barilli. Pero... Mira, no.
Sí: los tropos y clichés del género se aparecen hasta en la sopa: luces de colores, luces intermitentes, luces cambiantes de color, planos saturados cromaticamente, tijeras y otras armas blancas, espejos y cristales, taxistas (un saludo a los taxistas de "Suspiria" e "Inferno", por cierto) ¿He dicho "Inferno"? Hasta un garito aquí en "Last night in Soho" se llama así. Aunque dicho antro en su interior me remite más a la fiesta de disfraces de "Ángel de venganza", aquella del 81 en que Ferrara repartió de lo lindo contra el patriarcado y los machirulos. Algo de Ferrara hay aquí también, algún susto es muy del sobresalto que a Ferrara siempre le gusta meter hasta en películas como "Siberia", que a priori poco tienen que ver con el terror.
Pero si algo emparenta "Ángel de Venganza" (1981) y "Last night in Soho" es "Repulsión" de Polanski, cinta que digamos, irrumpe con sus brazos opresores en esta de Edgar Wright de una manera a veces acertada, otras veces, algo más torpe en la ejecución. Los efectos no quedan bien en esta película ¿Qué necesidad hay de estos "alardes" digitales, que además no están nada bien conseguidos?
"Last night in Soho" como podéis ver, está confeccionada a cachitos de otras cosas, tal y como Mary Wolfstencraft concebió a ese tipo tan atribulado, el monstruo de Frankestein. No me malinterpreten. Las influencias son buenas. El que tu película sea un crisol de cines e ideas no la deslegitima. Al contrario, demuestra que un cineasta, incluso uno tan normalito como Wright, ama su oficio y que lo ha amado también como espectador. Eso no es poca cosa, teniendo en cuenta que por ahí algunos dicen que dirigen pelis de cine pero no van al cine a ver cine. Considerando esto, solo cabe ponderar como estimable el que su director haya demostrado ver "La sindrome di Stendhal" más de una docena de veces en su vida (Ese cambio de look al rubio tras el contacto con un alter ego) Ojo, el tipo no solo ha visto giallo, porque hasta aparecen planos muy frontales de Anya Taylor Joy en azul, que recuerdan poderosamente a "L'Enfer" de Clouzot. Estas concomitancias, me llevan a ver a Ellie como un trasunto del propio Wright, con esa obsesión con un pasado de estilo "perfecto" y a Sandie como la encarnación del giallo de elegancia natural, cuyo espiritu busca Wright cual santo grial.
Para explicar en un ánalisis los pormenores de esta cinta me ceñiré a dos apartados, y seré conciso: virtudes y defectos. Ambos brillan mucho, y son especialmente llamativos.
-Lo mejor: guiños y homenajes a Argento, Clouzot, "Repulsión" o "Sei donne per l'assassino". Que Terrence Stamp estuvo en "Tobby Dammit" de Fellini. Diana Riggs, que era una actriz también icónica de la época, que en paz descansen ella y Nolan. Los planos detalles, los aberrados, y los planos frontales volcados de manera extrema al rojo, verde o azul. Algunos giros de guion son imprevisibles y sorprenden de verdad, no como en "Maligno". La película logra ser profundamenre desagradable y hostil por momentos, empieza con bullying, y sigue con toda forma de abominables violencias contra las mujeres. Si querían que el espectador se sintiera mal, lo han hecho. Y es el gran acierto del director y la guionista: generar esa empatía en el acoso que sufren McKenzie y Taylor-Joy.
Lo peor: si no sabes lo que homenajea, no tiene tanta gracia. La película se ve lastrada por un exceso de metraje, se hace pesada, Wright carece de la capacidad sobrenatural para entretener que sí poseía el tan referenciado Argento. Y vale, la película se propone crear terror a partir del machismo, pero llega a ser dura y no apta para todos los estados de ánimo. Reconozco que en arte es un mérito compugir o consternar, pero no me esperaba esa mala baba que la película gasta, y desde luego, no es para todos los públicos.
Con tanta amenaza en la sombra, veremos si en Veneciafrenia, el neogiallo corre más suerte. De momento, me quedo con el videoclip realizado por Albert Moya para "Exits" de Foals, el mejor exponente hasta la fecha de dicho subgenero postmoderno.
10
10 de octubre de 2024
10 de octubre de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Buffy, cazavampiros", serie de mi infancia por antonomasia. La veía cuando se estrenó a finales de los noventa y yo tenía, la primera vez que la vi, tres años. Desde el prisma actual puede resultar violenta para esa edad, pero por aquel entonces series de acción como "Guillermo Tell" (También con Sarah Michelle Gellar) "Rex" o "Xena: la princesa guerrera" eran de lo más común en horarios infatiles o familiares en televisión. De hecho, una serie relativamente violenta como "Powers Rangers" u otra tan terrorífica como "Pesadillas" eran claramente dirigidas a un público infatil. Todas las series nombradas, y otras muchas que no cabría nombrar en este texto, son una referencia para entender el contexto en que se hizo la serie. Es importante remarcar este paisaje, porque "Buffy, cazavampiros" es un ejemplo perfecto del zeitgeist noventero.
El reparto es amado por todos las fans y no es para menos. Sarah Michelle Gellar es una locura de actriz que nos ha dado una Buffy espectacular, con miles de gestos y reacciones que son el gif perfecto para cada ocasión. Anthony Stewart Head otro que tal baila y Alison Hannigan es la inolvidable Willow. Mención especial para el Spike de Marsters, pese a no aparecer hasta entrada la segunda temporada junto con la Drusilla de la gran Julliet Landau. Sería injusto no citar a Nicholas Brendon como Xander o la sensacional Joyce de Katherine Sutherland. Elenco de culto.
En el aspecto técnico, muy al contrario de lo que apuntan hasta algunos fans que puntuan con notas altas la serie, me veo obligado a señalar que estamos ante una dirección mucho más inspirada que la mayoría de coetáneas de la televisión de los noventa. Y por supuesto, muy por encima de la mayor parte de productos random y sucedáneos que plagan las plataformas de streaming hoy.
No es absurdo pensar que Whedon, creador de Buffy, pudiese conocer lo que había hecho Soavi. Whedon es un friki de lo cómics, y la novela gráfica "Dellamorte Dellamore" de Tiziano Sclavi, absolutamente de culto. Es lógico que tras fracasar con el primer intento de llevar al audiovisual la historia de Buffy, Whedon pusiese las miras en la adaptación de Soavi de la obra de Sclavi, la cual sí había convencido bastante más. La acción transcurre en una localidad imaginaria, como Sunnydale, que se llama Buffalora. Ese lexema compartido por Buffy y Buffalora, me lleva a pensar que el hecho de que los protagonistas de ambas obras paseen por cementerios por la noche para combatir a no-muertos no es una casualidad. Otras influencias son "Expediente X" (Sombras en rostros) o "Jóvenes ocultos"
Además de las coreografías de lucha, el montaje y una apuesta por los efectos prácticos que hace que la serie sea impecable en sus dos primeras temporadas, otro aspecto muy llamativo es su fotografía. El uso de las sombras es asombroso. Desde el primer capítulo, vemos la mitad de los rostros ensombrecidos, algo que se va modulando en cada escena, a la largo de más de cien capítulos que superan los cuarenta minutos de duración cada uno. Era una serie semanal. Esta fotografía no es la usual en series que se emitiesen con esa cadencia. Es un gran trabajo de un mimo en la iluminación que podría gustar hasta a Pedro Costa, el director portugués célebre por sus planos a contraluz y sus sombras en cintas como "La sangre" o "Caballo dinero".
No será hasta la temporada tres, y sobre todo a partir del último capítulo de ésta, cuando irrumpe un CGI poco afortunado, dando lugar a algún capítulo que rompe con la solidez técnica de las dos primeras temporadas. Pese a ello, Buffy es una obra maestra muy especialmente en guion. Y en ese aspecto, la serie es modélica y con una estructura de manual sin dejar de ser de una creatividad apabullante capítulo tras capítulo. Aparte de Whedon, en esta serie escribieron Marti Noxon, Jane Spenson, Drew Goddard, Steven S.DeNight o David Fury, entre otros. Sin duda, la serie curtió a algunos de los benditos macarras que escribirían "Lost".
Con un guion así, no es difícil entender por qué personajes como la propia Buffy Summers, Joyce, Willow, Xander y por supuesto Giles, sean casi de la familia y resulten tan queridos por mí y por tantos espectadores. Y qué decir de esa legendaria secuencia de montaje de los créditos iniciales. Era algo típico de las series de su tiempo, pero es que la de "Buffy, cazavampiros" es la más icónica junto a nuestro "Curro Jiménez". La sintonía compuesta por la banda Nerf Herder es tan tatareable y reconocible como la del bandolero de RTVE. Empieza con un organo para tornarse al poco en una pieza brutalmente punk, que traslada al instante al mundo de estos locuelos de Buffy y sus amigos, y esos poetas románticos frustrados que sobrevivieron a la tuberculosis convirtiendose en vampiros.
Comento alguna cosa más en spoiler.
El reparto es amado por todos las fans y no es para menos. Sarah Michelle Gellar es una locura de actriz que nos ha dado una Buffy espectacular, con miles de gestos y reacciones que son el gif perfecto para cada ocasión. Anthony Stewart Head otro que tal baila y Alison Hannigan es la inolvidable Willow. Mención especial para el Spike de Marsters, pese a no aparecer hasta entrada la segunda temporada junto con la Drusilla de la gran Julliet Landau. Sería injusto no citar a Nicholas Brendon como Xander o la sensacional Joyce de Katherine Sutherland. Elenco de culto.
En el aspecto técnico, muy al contrario de lo que apuntan hasta algunos fans que puntuan con notas altas la serie, me veo obligado a señalar que estamos ante una dirección mucho más inspirada que la mayoría de coetáneas de la televisión de los noventa. Y por supuesto, muy por encima de la mayor parte de productos random y sucedáneos que plagan las plataformas de streaming hoy.
No es absurdo pensar que Whedon, creador de Buffy, pudiese conocer lo que había hecho Soavi. Whedon es un friki de lo cómics, y la novela gráfica "Dellamorte Dellamore" de Tiziano Sclavi, absolutamente de culto. Es lógico que tras fracasar con el primer intento de llevar al audiovisual la historia de Buffy, Whedon pusiese las miras en la adaptación de Soavi de la obra de Sclavi, la cual sí había convencido bastante más. La acción transcurre en una localidad imaginaria, como Sunnydale, que se llama Buffalora. Ese lexema compartido por Buffy y Buffalora, me lleva a pensar que el hecho de que los protagonistas de ambas obras paseen por cementerios por la noche para combatir a no-muertos no es una casualidad. Otras influencias son "Expediente X" (Sombras en rostros) o "Jóvenes ocultos"
Además de las coreografías de lucha, el montaje y una apuesta por los efectos prácticos que hace que la serie sea impecable en sus dos primeras temporadas, otro aspecto muy llamativo es su fotografía. El uso de las sombras es asombroso. Desde el primer capítulo, vemos la mitad de los rostros ensombrecidos, algo que se va modulando en cada escena, a la largo de más de cien capítulos que superan los cuarenta minutos de duración cada uno. Era una serie semanal. Esta fotografía no es la usual en series que se emitiesen con esa cadencia. Es un gran trabajo de un mimo en la iluminación que podría gustar hasta a Pedro Costa, el director portugués célebre por sus planos a contraluz y sus sombras en cintas como "La sangre" o "Caballo dinero".
No será hasta la temporada tres, y sobre todo a partir del último capítulo de ésta, cuando irrumpe un CGI poco afortunado, dando lugar a algún capítulo que rompe con la solidez técnica de las dos primeras temporadas. Pese a ello, Buffy es una obra maestra muy especialmente en guion. Y en ese aspecto, la serie es modélica y con una estructura de manual sin dejar de ser de una creatividad apabullante capítulo tras capítulo. Aparte de Whedon, en esta serie escribieron Marti Noxon, Jane Spenson, Drew Goddard, Steven S.DeNight o David Fury, entre otros. Sin duda, la serie curtió a algunos de los benditos macarras que escribirían "Lost".
Con un guion así, no es difícil entender por qué personajes como la propia Buffy Summers, Joyce, Willow, Xander y por supuesto Giles, sean casi de la familia y resulten tan queridos por mí y por tantos espectadores. Y qué decir de esa legendaria secuencia de montaje de los créditos iniciales. Era algo típico de las series de su tiempo, pero es que la de "Buffy, cazavampiros" es la más icónica junto a nuestro "Curro Jiménez". La sintonía compuesta por la banda Nerf Herder es tan tatareable y reconocible como la del bandolero de RTVE. Empieza con un organo para tornarse al poco en una pieza brutalmente punk, que traslada al instante al mundo de estos locuelos de Buffy y sus amigos, y esos poetas románticos frustrados que sobrevivieron a la tuberculosis convirtiendose en vampiros.
Comento alguna cosa más en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sigo hablando de la serie, con curiosidades pero también spoilers propios de la zona en que nos hallamos.
- En el segundo episodio de la serie (conocido como "Cosecha parte 2") uno de los vampiros asegura que no recuerda una derrota así desde "Madrid, en 1843". Sin salir de este mismo capítulo, Giles en la biblioteca explica a Buffy, Willow y Xander que los primeros españoles que llegaron a Sunnydale llamaron al lugar "Boca del infierno".
- Sarah Michelle Gellar, la actriz que encarna genialmente a Buffy Anne Summers, se presentó originalmente al casting para interpretar a Cordelia, el personaje que fue finalmente para Charisma Carpenter. Carpenter, pasaría posteriormente al elenco de "Angel", spin-off surgido de "Buffy" protagonizado por Ángel, el personaje de David Boreanaz.
-La temporada 5, no es la que más me gusta personalmente. Sin embargo, es una muestra más del buen hacer de los guionistas. Es una temporada que gira en torno a la aceptación de la muerte, y esto se refleja en el episodio en que la hermana de Buffy, Dawn, intenta suicidarse (5.13 "Lazos de sangre). En otro capítulo, la madre de Buffy, Joyce (interpretada por Kristine Sutherland) fallece (5.16 "El cuerpo) Finalmente, el colofón es la muerte de la propia Buffy (5.22 "El don") que se sacrifica para evitar la destrucción del mundo propiciada por la antagonista de esta temporada, Glory, que resulta ser una antigua diosa. La quinta temporada es un ejemplo de ese guion tan bien construido que es más sólido que una molécula de fullereno.
- Para resucitar a Buffy en la temporada seis, Willow profiere las palabras que dan título a mi crítica: "...aquí yace la guerrera del pueblo..." que son parte del conjuro que Willow hace para devolver a la vida a la protagonista. Otra frase mítica es la coletilla que repiten los heraldos de "El primero", ya en la temporada final: "Desde abajo te devora". Es una de esas frases sonoras como pueden ser "Fuego camina conmigo"·en Twin Peaks o "Viva la nueva carne" en la mitología de Cronenberg.
- Spike, interpretado por James Marsters, pese a no aparecer hasta entrada la segunda temporada, es uno de los personajes más queridos por la afición. Su look era muy noventero, con unas tendencias capilares que firmaría el mismisimo Cañizares y un atuendo casi completamente negro, también muy del tecno de la época. Esta semblanza le confería el título de vampiro moderno definitivo. Aunque en realidad, esta caracterización homenajea a Billy Idol. De hecho, en la propia serie se dice que Spike (que lleva vivo más de cien años) fue quien le dio la idea a Billy Idol para su estilismo.
-En la temporada siete, en el segundo capítulo, vemos a una chica corriendo con el pelo de un color llamativo. Según la serie, esta huida a toda velocidad transcurre en Alemania. Me parece un guiño bastante curioso a una película alemana de culto de 1998 "Corre, Lola, corre", de Tom Tykwer. Es una de las múltiples referencias, guiños, homenajes que permean la serie.
-La serie presenta capítulos experimentales tales como el mudo "Hush" (4.10), el musical "Otra vez, con más sentimiento" (6.7) o el inefable surrealismo del onírico "Sin descanso" (4.12). También se saca de la chistera un sorprendente episodio tal vez inspirado en "Freddy" de Chicho Ibáñez Serrador (1.9 "El guiñol") o uno que tras un giro remite poderosamente a los videojuegos "Doom" y "Quake", otros tótems de los noventa (3.1 "Anne") donde Buffy desciende a una dimensión infernal/industrial donde los humanos son esclavos, hasta que Buffy los libera en un episodio de acción vibrante y con grandes alegorías sobre el trabajo y la explotación laboral.
- Anthony Stewart Head interpreta a Rupert Giles, el tutor de Buffy. En su filmografía en Estados Unidos, aparece acreditado con su nombre compuesto; Pero en su Inglaterra natal, es acreditado en series como "Little Brittain" simplemente como Tony Head. En esta comedia de la BBC, interpreta el papel de primer ministro del Reino Unido.
- En el segundo episodio de la serie (conocido como "Cosecha parte 2") uno de los vampiros asegura que no recuerda una derrota así desde "Madrid, en 1843". Sin salir de este mismo capítulo, Giles en la biblioteca explica a Buffy, Willow y Xander que los primeros españoles que llegaron a Sunnydale llamaron al lugar "Boca del infierno".
- Sarah Michelle Gellar, la actriz que encarna genialmente a Buffy Anne Summers, se presentó originalmente al casting para interpretar a Cordelia, el personaje que fue finalmente para Charisma Carpenter. Carpenter, pasaría posteriormente al elenco de "Angel", spin-off surgido de "Buffy" protagonizado por Ángel, el personaje de David Boreanaz.
-La temporada 5, no es la que más me gusta personalmente. Sin embargo, es una muestra más del buen hacer de los guionistas. Es una temporada que gira en torno a la aceptación de la muerte, y esto se refleja en el episodio en que la hermana de Buffy, Dawn, intenta suicidarse (5.13 "Lazos de sangre). En otro capítulo, la madre de Buffy, Joyce (interpretada por Kristine Sutherland) fallece (5.16 "El cuerpo) Finalmente, el colofón es la muerte de la propia Buffy (5.22 "El don") que se sacrifica para evitar la destrucción del mundo propiciada por la antagonista de esta temporada, Glory, que resulta ser una antigua diosa. La quinta temporada es un ejemplo de ese guion tan bien construido que es más sólido que una molécula de fullereno.
- Para resucitar a Buffy en la temporada seis, Willow profiere las palabras que dan título a mi crítica: "...aquí yace la guerrera del pueblo..." que son parte del conjuro que Willow hace para devolver a la vida a la protagonista. Otra frase mítica es la coletilla que repiten los heraldos de "El primero", ya en la temporada final: "Desde abajo te devora". Es una de esas frases sonoras como pueden ser "Fuego camina conmigo"·en Twin Peaks o "Viva la nueva carne" en la mitología de Cronenberg.
- Spike, interpretado por James Marsters, pese a no aparecer hasta entrada la segunda temporada, es uno de los personajes más queridos por la afición. Su look era muy noventero, con unas tendencias capilares que firmaría el mismisimo Cañizares y un atuendo casi completamente negro, también muy del tecno de la época. Esta semblanza le confería el título de vampiro moderno definitivo. Aunque en realidad, esta caracterización homenajea a Billy Idol. De hecho, en la propia serie se dice que Spike (que lleva vivo más de cien años) fue quien le dio la idea a Billy Idol para su estilismo.
-En la temporada siete, en el segundo capítulo, vemos a una chica corriendo con el pelo de un color llamativo. Según la serie, esta huida a toda velocidad transcurre en Alemania. Me parece un guiño bastante curioso a una película alemana de culto de 1998 "Corre, Lola, corre", de Tom Tykwer. Es una de las múltiples referencias, guiños, homenajes que permean la serie.
-La serie presenta capítulos experimentales tales como el mudo "Hush" (4.10), el musical "Otra vez, con más sentimiento" (6.7) o el inefable surrealismo del onírico "Sin descanso" (4.12). También se saca de la chistera un sorprendente episodio tal vez inspirado en "Freddy" de Chicho Ibáñez Serrador (1.9 "El guiñol") o uno que tras un giro remite poderosamente a los videojuegos "Doom" y "Quake", otros tótems de los noventa (3.1 "Anne") donde Buffy desciende a una dimensión infernal/industrial donde los humanos son esclavos, hasta que Buffy los libera en un episodio de acción vibrante y con grandes alegorías sobre el trabajo y la explotación laboral.
- Anthony Stewart Head interpreta a Rupert Giles, el tutor de Buffy. En su filmografía en Estados Unidos, aparece acreditado con su nombre compuesto; Pero en su Inglaterra natal, es acreditado en series como "Little Brittain" simplemente como Tony Head. En esta comedia de la BBC, interpreta el papel de primer ministro del Reino Unido.
28 de agosto de 2023
28 de agosto de 2023
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película puede ser muchas cosas, pero ya hay algo indubitable: Es una película incomprendida, y estas son las que me pone defender.
Ni muchos menos estamos ante un plagio, y menos de películas ¿Americanas?
Esta cinta empieza con un guiño, es cierto: A Tenebre, de Dario Argento ¿Sitúan los de las antorchas que han venido a por la peli Italia en un mapa? No es casualidad. En Tenebre escritor y asesino eran una misma cosa en términos léxicos: Autores. Las llamas de una hoguera, cuyo fuego, que devora libros, inicia ambas películas. Nadie definió mejor a los "pobrecitos escribidores", que diría Larra, que el poeta brasileño Chacal: Una palabra escrita, es una palabra maldita.
El tono se sumerge aún más en Argento y Bava, con el uso del color, remitiendo a "Sei donne..." y otras locuras 60/70 italianas. No en vano esta película acaba con una canción de Justice, habituales en la filmografía de Helene Catet y Forzani (El extraño color de las lágrimas de tu cuerpo) dos referentes del neogiallo, que en el dúo de electrónica Justice han visto a sus Goblin en las de Dario Argento.
Otro acierto de la película es el retrato generacional, en clave parodia, de sus protagonistas. Yo, he sido alumno de Carlos García Miranda. El cuál a mí me suspendía, para que veáis que no soy rencoroso y la venganza se la dejo a payasos asesinos. Y lo cierto es que no se puede negar que sus alumnos fuésemos dignos de tal parodia. Aspirantes a narradores, obsesionados con Tesis de Amenabar (Sí, aquí la protagonista se llama Ángela y estudia en el mismo sitio que la interpretada por Ana Torrent) y fans del nuevo extremismo francés, el giallo y cuyas locuras Miranda corregía sin piedad. Aún recuerdo cuando directamente impugnó un guion mío protagonizado por dos chicas que resultan ser agentes secretas, una del CNI y otra del DGSE, e intentan robar un maletín... Pero entonces aparecen un duende, una bruja, una vampiresa postmodernos con habilidades sobrenaturales y se matan todos. Es difícil no pensar en que este conato de guion llamado "Medianoche" no sea la inspiración para la escena del profesor diciendo que la bruja y el terror son un género menor.
Ya digo que sabe de lo que habla el guionista, pese a que personalmente me doy por aludido por esta sátira en que el propio Miranda nos regala un cameo tampoco exento de gracia. Matadero nos gusta mucho a los culturetas y no hay vez que no vaya a ver "Número 2" de Godard o "Level 5" de Marker que no diga "Esta sería una localización perfecta para un giallo, le pondría música hipster donde Argento ponía a Goblin". Y la película nos ha regalado un paseo por las entrañas de mi Spotify, de Kasabian a Metric. No sé si era necesaria una comedia sobre nosotros, pero Miranda nos estaba observando y llegó a dichas conclusiones.
La película no merece un 3'7, la dirección de Carlos Alonso es muy buena, no solo correcta si no por momentos es capaz de narrar con la cámara, algo casi impesable en una superproducción estadounidense actual. Un guion técnico con sello propio pese a que esos referentes entre el fantaterror de pesadilla kafkiana gris y racionalista y el colorista Giallo más manierista están presentes durante todo su metraje, desde movimientos de cámara, planos aberrados o luces diegeticas.
No sé porque dicen Scream cuando quieren gritar Tenebre. Tal vez sea por los teléfonos. Otro acierto. Los mensajes de móvil han sustituido a las llamadas de Scream, en una pirueta sociológica impensable, y que nos recuerda que ahora todos somos escritores gracias a esto. No todos buenos escritores claro, algunos somos directamente criminales propios del peor Creepypasta. También tiene mucha miga que una estatua mate, en tiempos iconoclastas en que la quema de libros y la de estatuas van a la par, que diría el ultraderechista Soto Ivars.
Más que Scream, veo un toque muy Alien para terminar de aderezar el asunto. Y es que la final girl de Velilla está más próxima a Waterston que a Neve Campbell. Alien, en concreto Covenant. Otra película buena considerada por gente que no sabe de cine "mala". Pero tranquilos, que Alien también es un subproducto del Giallo, y para muestra esa maravillosa "Terror en el espacio" de Mario Bava rodada en nuestra España más de una década antes que la de Scott el hermano de Tony.
Ni muchos menos estamos ante un plagio, y menos de películas ¿Americanas?
Esta cinta empieza con un guiño, es cierto: A Tenebre, de Dario Argento ¿Sitúan los de las antorchas que han venido a por la peli Italia en un mapa? No es casualidad. En Tenebre escritor y asesino eran una misma cosa en términos léxicos: Autores. Las llamas de una hoguera, cuyo fuego, que devora libros, inicia ambas películas. Nadie definió mejor a los "pobrecitos escribidores", que diría Larra, que el poeta brasileño Chacal: Una palabra escrita, es una palabra maldita.
El tono se sumerge aún más en Argento y Bava, con el uso del color, remitiendo a "Sei donne..." y otras locuras 60/70 italianas. No en vano esta película acaba con una canción de Justice, habituales en la filmografía de Helene Catet y Forzani (El extraño color de las lágrimas de tu cuerpo) dos referentes del neogiallo, que en el dúo de electrónica Justice han visto a sus Goblin en las de Dario Argento.
Otro acierto de la película es el retrato generacional, en clave parodia, de sus protagonistas. Yo, he sido alumno de Carlos García Miranda. El cuál a mí me suspendía, para que veáis que no soy rencoroso y la venganza se la dejo a payasos asesinos. Y lo cierto es que no se puede negar que sus alumnos fuésemos dignos de tal parodia. Aspirantes a narradores, obsesionados con Tesis de Amenabar (Sí, aquí la protagonista se llama Ángela y estudia en el mismo sitio que la interpretada por Ana Torrent) y fans del nuevo extremismo francés, el giallo y cuyas locuras Miranda corregía sin piedad. Aún recuerdo cuando directamente impugnó un guion mío protagonizado por dos chicas que resultan ser agentes secretas, una del CNI y otra del DGSE, e intentan robar un maletín... Pero entonces aparecen un duende, una bruja, una vampiresa postmodernos con habilidades sobrenaturales y se matan todos. Es difícil no pensar en que este conato de guion llamado "Medianoche" no sea la inspiración para la escena del profesor diciendo que la bruja y el terror son un género menor.
Ya digo que sabe de lo que habla el guionista, pese a que personalmente me doy por aludido por esta sátira en que el propio Miranda nos regala un cameo tampoco exento de gracia. Matadero nos gusta mucho a los culturetas y no hay vez que no vaya a ver "Número 2" de Godard o "Level 5" de Marker que no diga "Esta sería una localización perfecta para un giallo, le pondría música hipster donde Argento ponía a Goblin". Y la película nos ha regalado un paseo por las entrañas de mi Spotify, de Kasabian a Metric. No sé si era necesaria una comedia sobre nosotros, pero Miranda nos estaba observando y llegó a dichas conclusiones.
La película no merece un 3'7, la dirección de Carlos Alonso es muy buena, no solo correcta si no por momentos es capaz de narrar con la cámara, algo casi impesable en una superproducción estadounidense actual. Un guion técnico con sello propio pese a que esos referentes entre el fantaterror de pesadilla kafkiana gris y racionalista y el colorista Giallo más manierista están presentes durante todo su metraje, desde movimientos de cámara, planos aberrados o luces diegeticas.
No sé porque dicen Scream cuando quieren gritar Tenebre. Tal vez sea por los teléfonos. Otro acierto. Los mensajes de móvil han sustituido a las llamadas de Scream, en una pirueta sociológica impensable, y que nos recuerda que ahora todos somos escritores gracias a esto. No todos buenos escritores claro, algunos somos directamente criminales propios del peor Creepypasta. También tiene mucha miga que una estatua mate, en tiempos iconoclastas en que la quema de libros y la de estatuas van a la par, que diría el ultraderechista Soto Ivars.
Más que Scream, veo un toque muy Alien para terminar de aderezar el asunto. Y es que la final girl de Velilla está más próxima a Waterston que a Neve Campbell. Alien, en concreto Covenant. Otra película buena considerada por gente que no sabe de cine "mala". Pero tranquilos, que Alien también es un subproducto del Giallo, y para muestra esa maravillosa "Terror en el espacio" de Mario Bava rodada en nuestra España más de una década antes que la de Scott el hermano de Tony.

6,2
4.390
7
21 de mayo de 2021
21 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película indonesia de acción con mejor estilo visual que he visto jamás. Timo Tjahjanto es un crack. La cinta es impresionante a nivel de planos. Rueda la acción como nadie, pero además lo hace con estilazo. Sus peleas... para el recuerdo. Sobre todo las dos protagonizadas por el personaje de Julie Stelle, tremendamente carismatica en este papel.
Tjahjanto ha superado, y con mucho, al galés que dirigió "The raid". Esta afirmación será polémica, pero cada uno tiene sus gustos y los míos no están lejos de los de Tjahjanto. El indonesio ha visto "Drive", que duda cabe. Esa escena en que el tipo lleva a la niña en brazos, a cámara lenta, es "Drive". Y si algo ha visto Nicolas Winding Refn, son giallos. Puede que por eso en cierta escena de lucha (entre tres acrices) vemos más "Suspiria" o "Inferno" que de "The raid". Luces de colores que cubren el fotograma de rojo, azul y púrpura, y ejecuciones dignas del peor/mejor Argento. Al final "La noche viene a por nosotros" (hasta en el título) no deja de ser eso. Sí, una cinta de acción asiática, con sensibilidad próxima al videojuego más desenfrenado... pero con un filtro de giallo al que solo le falta estar rodada en technicolor entre panós de Cinecitta. Vivimos en la era del neogiallo y eso te lo confirman desde el citado Refn a Wright, pasando por Jessica Hausner, y hasta los videoclips de Chvrches o Foals con directores poseídos por Mario Bava.
Más allá de un estilo muy de mi gusto... la película llega a ser genial por diálogos muy, muy pocas veces, aunque el juego de metaficción es impagable cuando un personaje asegura que parecen estar en una película de mafiosos. Y si algo aleja a esta cinta de notas más altas como un 9 o, por qué no, incluso un 10, es precisamente su absurda trama de "delincuencia", tan manida como poco creíble. Fue el lastre para Sollima en "Suburra", pero aquí directamente es infumable. Eso sí, del mismo modo que eso no quita que "Suburra" sea aristocracia del cine europeo de las últimas décadas, nadie le puede negar a Tjahjanto ser un dios de las tobas made in sudeste asiático. Perfección técnica desde la artesanía y mucho cine del Sitges clásico en su metraje.
Tjahjanto ha superado, y con mucho, al galés que dirigió "The raid". Esta afirmación será polémica, pero cada uno tiene sus gustos y los míos no están lejos de los de Tjahjanto. El indonesio ha visto "Drive", que duda cabe. Esa escena en que el tipo lleva a la niña en brazos, a cámara lenta, es "Drive". Y si algo ha visto Nicolas Winding Refn, son giallos. Puede que por eso en cierta escena de lucha (entre tres acrices) vemos más "Suspiria" o "Inferno" que de "The raid". Luces de colores que cubren el fotograma de rojo, azul y púrpura, y ejecuciones dignas del peor/mejor Argento. Al final "La noche viene a por nosotros" (hasta en el título) no deja de ser eso. Sí, una cinta de acción asiática, con sensibilidad próxima al videojuego más desenfrenado... pero con un filtro de giallo al que solo le falta estar rodada en technicolor entre panós de Cinecitta. Vivimos en la era del neogiallo y eso te lo confirman desde el citado Refn a Wright, pasando por Jessica Hausner, y hasta los videoclips de Chvrches o Foals con directores poseídos por Mario Bava.
Más allá de un estilo muy de mi gusto... la película llega a ser genial por diálogos muy, muy pocas veces, aunque el juego de metaficción es impagable cuando un personaje asegura que parecen estar en una película de mafiosos. Y si algo aleja a esta cinta de notas más altas como un 9 o, por qué no, incluso un 10, es precisamente su absurda trama de "delincuencia", tan manida como poco creíble. Fue el lastre para Sollima en "Suburra", pero aquí directamente es infumable. Eso sí, del mismo modo que eso no quita que "Suburra" sea aristocracia del cine europeo de las últimas décadas, nadie le puede negar a Tjahjanto ser un dios de las tobas made in sudeste asiático. Perfección técnica desde la artesanía y mucho cine del Sitges clásico en su metraje.
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