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Críticas ordenadas por utilidad
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6,1
4.707
7
8 de mayo de 2012
8 de mayo de 2012
43 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
La espada de Damocles se cierne sobre nuestras cabezas aunque no lo sepamos. O más bien aunque disimulemos no saberlo. La muerte y la pérdida están a nuestro alrededor constantemente. Convivimos con ellas, ilusos, pensando que viviremos para siempre, creyendo en silencio en nuestra inmortalidad. Hasta que nos toca. Porque ese día llega, y es entonces cuando entran en escena los Alps, un grupo que decide dar su vida (de manera simbólica, que no altruistamente) por los que ya no la tienen, llenando el hueco que los difuntos generan entre sus seres queridos.
No sé si será la pronunciada musicalidad del griego, un marcado seseo que parece lanzar puñales en lugar de palabras, pero unido a la absoluta frialdad y control emocional de la dirección de Lanthimos, convierten 'Alps' en una experiencia tan terrorífica como su anterior 'Canino', pero por ser todavía más humana y certera. A diferencia de esta, el peculiar argumento se desvela casi desde su inicio, nos adentra en el trabajo de este grupo interpretando piezas de vidas ajenas, llevando a cabo su labor una cruda disección de la pobreza emocional de una sociedad tan incapaz de asumir el dolor y la pérdida como de sobreponerse a ella. Es a través de estas fingidas representaciones de la vida como nos encontramos ante la miseria de unas relaciones humanas cada vez más deterioradas y menos reales. Por las que quizás descubrimos que tan solo somos actores de nuestras propias vidas, llegando a olvidar la última vez que sentimos, haciéndonos recordar que cuando no estemos serán otros los que ocuparán nuestro lugar, repitiendo nuestros actos hasta que ya nadie nos eche en falta.
En esa desesperanzada búsqueda de sentido al dolor que genera el vivir, encontramos a unos personajes que, en cambio, al no tener vidas propias viven las emociones de los demás como suyas, las absorben como tecnócratas gobernando países que no son suyos. Tratando lo absurdo de su argumento con crudeza, pero también con un macabro sentido del humor, Lanthimos consigue hacernos ver desde el epicentro de la crisis europea que, como insiste en recordar uno de los personajes a lo largo de la película, no estamos preparados para el pop. Y es que difícilmente podremos salir de la crisis, tanto financiera como de valores, hasta que no nos demos cuenta de que estamos más necesitados de un abrazo que de un rescate. Es 'Alps' un incómodo film inconformista, faro de una Europa que en tiempos de crisis anda más perdida que nunca y necesita unos Alpes a los que alzar la vista y poder agarrarse para seguir adelante.
No sé si será la pronunciada musicalidad del griego, un marcado seseo que parece lanzar puñales en lugar de palabras, pero unido a la absoluta frialdad y control emocional de la dirección de Lanthimos, convierten 'Alps' en una experiencia tan terrorífica como su anterior 'Canino', pero por ser todavía más humana y certera. A diferencia de esta, el peculiar argumento se desvela casi desde su inicio, nos adentra en el trabajo de este grupo interpretando piezas de vidas ajenas, llevando a cabo su labor una cruda disección de la pobreza emocional de una sociedad tan incapaz de asumir el dolor y la pérdida como de sobreponerse a ella. Es a través de estas fingidas representaciones de la vida como nos encontramos ante la miseria de unas relaciones humanas cada vez más deterioradas y menos reales. Por las que quizás descubrimos que tan solo somos actores de nuestras propias vidas, llegando a olvidar la última vez que sentimos, haciéndonos recordar que cuando no estemos serán otros los que ocuparán nuestro lugar, repitiendo nuestros actos hasta que ya nadie nos eche en falta.
En esa desesperanzada búsqueda de sentido al dolor que genera el vivir, encontramos a unos personajes que, en cambio, al no tener vidas propias viven las emociones de los demás como suyas, las absorben como tecnócratas gobernando países que no son suyos. Tratando lo absurdo de su argumento con crudeza, pero también con un macabro sentido del humor, Lanthimos consigue hacernos ver desde el epicentro de la crisis europea que, como insiste en recordar uno de los personajes a lo largo de la película, no estamos preparados para el pop. Y es que difícilmente podremos salir de la crisis, tanto financiera como de valores, hasta que no nos demos cuenta de que estamos más necesitados de un abrazo que de un rescate. Es 'Alps' un incómodo film inconformista, faro de una Europa que en tiempos de crisis anda más perdida que nunca y necesita unos Alpes a los que alzar la vista y poder agarrarse para seguir adelante.

6,4
22.187
2
1 de febrero de 2011
1 de febrero de 2011
97 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya desde el inicio, sonando Vampire Weekend sin venir a cuento, uno se teme lo peor, pero lo peor es que se confirma. The Kids Are Allright es un desfile de clichés y tópicos del cine independiente americano (que de independiente cada vez tiene menos) con los que tratar de dar la vuelta -sin conseguirlo- a un argumento que ya huele a rancio, adoptando una pose de originalidad y frescura en su planteamiento que acaba siendo eso, pose en la búsqueda de la fórmula de la comedia dramática indie cómoda y confortable, esa que agrade a todo el mundo y que no moleste a nadie, en la que se evita preocupantemente ir con honestidad al fondo de las relaciones familiares y sociales en las que nos encontramos hoy, porque parece que en el mundo de la piruleta se vive mejor.
Es difícil lograr una película tan intrascendente con una historia como con la que cuentan, muy difícil, pero de unos personajes tan planos que se quedan en el estereotipo lo es aún más lograr sacar algo. No se consigue un ambiente real en las relaciones de los personajes ni en ese seno familiar, no se explota ninguno de los complejos temas que se tocan, se echa en falta valentía en los diálogos y mayor incorrección. Claro, que Cholodenko no es Todd Solondz ni Noah Baumbach precisamente. Se echan de menos tantas cosas y se echan de más demasiadas, que tanta corrección y ausencia de personalidad llega con su final a unos límites de moralina dignos de la casa de la pradera.
Podríamos hablar también de la forma en la que (no) muestra el sexo en el film para refrendar la idea de producto para contentar a las masas bienpensantes y no alterar el status quo a pesar de que la película esté protagonizada por dos lesbianas. Por ejemplo. Podríamos hablar de la fotografía tan luminosa que deslumbra -en el peor de los sentidos- y acaba dejando sin luz interior a sus personajes. Podríamos hablar del constante y abusivo uso de cancioncillas indies para dar sustento a las secuencias, en su incapacidad de transmitir o tener algún tipo de vida. Pero de lo que no podremos hablar dentro de un tiempo es de la película, muy pronto la habremos olvidado. El siguiene indie hit wonder está al acecho.
Así son las cosas, de Entrecopas, Transamerica y Pequeña Miss Sunshine a Juno, Up in the Air y esto, lo que ha cambiado el cuento. La realidad es que la obligada representación del cine "indie" en la gala de los Oscars está perdiendo por completo el sentido, excepto el del ridículo.
Es difícil lograr una película tan intrascendente con una historia como con la que cuentan, muy difícil, pero de unos personajes tan planos que se quedan en el estereotipo lo es aún más lograr sacar algo. No se consigue un ambiente real en las relaciones de los personajes ni en ese seno familiar, no se explota ninguno de los complejos temas que se tocan, se echa en falta valentía en los diálogos y mayor incorrección. Claro, que Cholodenko no es Todd Solondz ni Noah Baumbach precisamente. Se echan de menos tantas cosas y se echan de más demasiadas, que tanta corrección y ausencia de personalidad llega con su final a unos límites de moralina dignos de la casa de la pradera.
Podríamos hablar también de la forma en la que (no) muestra el sexo en el film para refrendar la idea de producto para contentar a las masas bienpensantes y no alterar el status quo a pesar de que la película esté protagonizada por dos lesbianas. Por ejemplo. Podríamos hablar de la fotografía tan luminosa que deslumbra -en el peor de los sentidos- y acaba dejando sin luz interior a sus personajes. Podríamos hablar del constante y abusivo uso de cancioncillas indies para dar sustento a las secuencias, en su incapacidad de transmitir o tener algún tipo de vida. Pero de lo que no podremos hablar dentro de un tiempo es de la película, muy pronto la habremos olvidado. El siguiene indie hit wonder está al acecho.
Así son las cosas, de Entrecopas, Transamerica y Pequeña Miss Sunshine a Juno, Up in the Air y esto, lo que ha cambiado el cuento. La realidad es que la obligada representación del cine "indie" en la gala de los Oscars está perdiendo por completo el sentido, excepto el del ridículo.
7
10 de enero de 2012
10 de enero de 2012
40 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con ‘15 Million Merits’ se nos plantea otro desafío. Brooker, de nuevo guionista, mantiene el fondo satírico pero rompe con la estructura episódica, nos abre otra ventana que nos transporta a una distopía –inevitablemente recuerda a 1984- que funciona como estructura simbólica de nuestra realidad.
Vivimos para comprar el último móvil de moda, lo más avanzado en tecnología, no somos nada más que espectadores de anuncios. Al mismo tiempo, despliega una acertadísima y visceral crítica de los programas musicales de talentos, equivocado reflejo hoy día del éxito y el triunfo en la vida, ese que solo disimula la soledad y nos convierte en monstruos. La fama cuesta, pero lo que no asegura es la felicidad, el precio para tener una vida mejor es venderse a uno mismo, incluso al propio ideal y los sueños por los que has luchado, como afirma con rotundidad su final.
No deja de ser curioso, pero sobre todo elocuente, que al día siguiente del estreno del episodio en Reino Unido, el programa Tú si que vales, Risto y una de sus concursantes fueran trending topic en España. No aprendemos, volvemos a ser los culpables
Vivimos para comprar el último móvil de moda, lo más avanzado en tecnología, no somos nada más que espectadores de anuncios. Al mismo tiempo, despliega una acertadísima y visceral crítica de los programas musicales de talentos, equivocado reflejo hoy día del éxito y el triunfo en la vida, ese que solo disimula la soledad y nos convierte en monstruos. La fama cuesta, pero lo que no asegura es la felicidad, el precio para tener una vida mejor es venderse a uno mismo, incluso al propio ideal y los sueños por los que has luchado, como afirma con rotundidad su final.
No deja de ser curioso, pero sobre todo elocuente, que al día siguiente del estreno del episodio en Reino Unido, el programa Tú si que vales, Risto y una de sus concursantes fueran trending topic en España. No aprendemos, volvemos a ser los culpables

7,1
1.895
7
31 de octubre de 2009
31 de octubre de 2009
38 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Edgar Neville es por méritos propios un director a reivindicar, su cine es uno de lo más interesantes y modernos que hay ocultos en la cinematografía española, sus películas son joyas deliciosamente rodadas que parecen sacadas de otro tiempo distinto al nuestro. Tras la insólita y estupenda 'La torre de los siete jorobados' (1944), probablemente su mejor y más reconocido film, Neville siguió creciendo con una comedia romántica completamente adelantada a su tiempo (y cuya estructura posteriormente ha sido imitada hasta la saciedad), de brillante planteamiento y ejecución, que nos cuenta como habría sido la vida de una joven, recientemente viuda, si hubiera conocido a otro hombre y se hubiera casado con él en lugar de con su difunto marido.
La narración es completamente novedosa para la época por el constante y acertado uso de flashbacks y saltos temporales, amen de por el inteligente uso de las dos líneas de acción sobre las que discurre el film, la vida vivida y la que no se vivió, y que en varios momentos clave se entrecruzan otorgando un aire especial al relato. A ojos de nuestra época quizá el papel de la mujer en la película parece más que dudoso y tenga un regusto machista, pues la protagonista (aparte de carecer de personalidad) disfruta con ese papel de señora de la casa y de mantenida que no tiene más ilusión en su existencia que encontrar al amor de su vida, pero también son cosas que hay que aceptar por las circunstancias de época y que forman parte de la historia, no olvidemos el año en que se rueda y lo adelantada e innovadora que resulta en otros tantos aspectos.
El principal mérito del film, más allá de su alegre ritmo y de la originalidad de la propuesta, es su sentido del humor, destacando su candidez, pero sobre todo a través del sarcástico y crítico retrato que realiza de la clase alta de la época (y que aún me pregunto como pasó la censura), y por ese tono de fábula -casi mágico- o de cuento de hadas, como se quiera llamar, por el cual a nuestros ojos y los de la protagonista todo en la vida es aún posible, la mejor de las realidades y nuestros sueños están a nuestro alcance, incluso aunque estos pareciera ya habían pasado de largo, quedando ese final (quizá demasiado feliz) como reflejo de la cercenada ilusión de una época en la que poder cambiar de historia no era posible.
La narración es completamente novedosa para la época por el constante y acertado uso de flashbacks y saltos temporales, amen de por el inteligente uso de las dos líneas de acción sobre las que discurre el film, la vida vivida y la que no se vivió, y que en varios momentos clave se entrecruzan otorgando un aire especial al relato. A ojos de nuestra época quizá el papel de la mujer en la película parece más que dudoso y tenga un regusto machista, pues la protagonista (aparte de carecer de personalidad) disfruta con ese papel de señora de la casa y de mantenida que no tiene más ilusión en su existencia que encontrar al amor de su vida, pero también son cosas que hay que aceptar por las circunstancias de época y que forman parte de la historia, no olvidemos el año en que se rueda y lo adelantada e innovadora que resulta en otros tantos aspectos.
El principal mérito del film, más allá de su alegre ritmo y de la originalidad de la propuesta, es su sentido del humor, destacando su candidez, pero sobre todo a través del sarcástico y crítico retrato que realiza de la clase alta de la época (y que aún me pregunto como pasó la censura), y por ese tono de fábula -casi mágico- o de cuento de hadas, como se quiera llamar, por el cual a nuestros ojos y los de la protagonista todo en la vida es aún posible, la mejor de las realidades y nuestros sueños están a nuestro alcance, incluso aunque estos pareciera ya habían pasado de largo, quedando ese final (quizá demasiado feliz) como reflejo de la cercenada ilusión de una época en la que poder cambiar de historia no era posible.

6,8
7.414
7
11 de marzo de 2007
11 de marzo de 2007
33 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una lástima que "En la ciudad" sea una cinta mucho mejor escrita que dirigida e interpretada. El guión es una auténtica joya que describe con lucidez los sufrimientos y padeceres de la sociedad actual. Supera con nota la difícil tarea de mostrar los sentimientos y pensamientos que nunca se exteriorizan, y lo que es más complicado, lo hace de una manera creíble y real, dentro de la cotidianidad. Así descubrimos que esconde cada personaje, en que momento oculta sus miserias, en cuál se engaña a si mismo, o que tipo de afecto siente por la persona que está a su lado. Y es innegable que en esto la dirección de Cesc Gay ayuda muchísimo, que aún teniendo sus luces y sus sombras, sabe dejar esa espacio interno y vital a cada personaje que entre silencios sirve para dejarnos entrar en su interior.
Pero la dirección tambien tiene ciertos fallos, de entre ellos el más destacado es la nula existencia de la temporalidad, algo que solapa el evidente fallo de pasar lo escrito a una historia acotada en el tiempo. La narración da saltos indeterminados en el tiempo que, quizás centrados en dotar realismo al film, aturden y descolocan más que otra cosa, restando valor al retrato de los personajes, los cuáles no se corresponden a los brutales e inesperados saltos de tiempo que el film realiza. Además falla al mostrar los hilos que unen a determinados personajes, haciéndolo de una manera bastante chapucera.
Todo el gran trabajo de guión y el más que correcto y esperanzador de dirección no terminan de cuajar ante tal irregular casting. Mónica López está soberbia, tiene entre sus manos un personaje complejo, lleno de luchas internas y con un pasado no resuelto con el que se juega muy acertadamente y que otorga un final inmenso. Eduard Fernández es otro de los grandes aciertos, sabiendo mostrar la desesperación rutinaria, calmada y realista de su personaje ante las dudas que le plantea su pareja. Que gran actor es este. El resto del reparto acierta en la definición del personaje, pero no sabe o tal vez no puede emocionar ni un poco. Si acaso más destacables están Pujalte, que retrata con patetismo las mentiras y autoengaños de su personaje, y Watling, que con el poco papel que tiene logra enamorar al espectador. Los más flojos son, junto con los contrapuntos de Fernández y López que deambulan por el film sin más, los protagonistas relación maestro-alumna. Y no tanto por su actuación, sino porque protagonizan una situación que da para bastante poco pues a la media hora ya no tiene absolutamentenada más que contar, y que para colmo se alarga injustificadamente.
Queda una buena película, realista, con algo nuevo que contar que ya es difícil, y que aunque no emocione todo lo que debiera si que deja bastantes apuntes para sacar conclusiones de en lo que nos estamos convirtiendo.
Pero la dirección tambien tiene ciertos fallos, de entre ellos el más destacado es la nula existencia de la temporalidad, algo que solapa el evidente fallo de pasar lo escrito a una historia acotada en el tiempo. La narración da saltos indeterminados en el tiempo que, quizás centrados en dotar realismo al film, aturden y descolocan más que otra cosa, restando valor al retrato de los personajes, los cuáles no se corresponden a los brutales e inesperados saltos de tiempo que el film realiza. Además falla al mostrar los hilos que unen a determinados personajes, haciéndolo de una manera bastante chapucera.
Todo el gran trabajo de guión y el más que correcto y esperanzador de dirección no terminan de cuajar ante tal irregular casting. Mónica López está soberbia, tiene entre sus manos un personaje complejo, lleno de luchas internas y con un pasado no resuelto con el que se juega muy acertadamente y que otorga un final inmenso. Eduard Fernández es otro de los grandes aciertos, sabiendo mostrar la desesperación rutinaria, calmada y realista de su personaje ante las dudas que le plantea su pareja. Que gran actor es este. El resto del reparto acierta en la definición del personaje, pero no sabe o tal vez no puede emocionar ni un poco. Si acaso más destacables están Pujalte, que retrata con patetismo las mentiras y autoengaños de su personaje, y Watling, que con el poco papel que tiene logra enamorar al espectador. Los más flojos son, junto con los contrapuntos de Fernández y López que deambulan por el film sin más, los protagonistas relación maestro-alumna. Y no tanto por su actuación, sino porque protagonizan una situación que da para bastante poco pues a la media hora ya no tiene absolutamentenada más que contar, y que para colmo se alarga injustificadamente.
Queda una buena película, realista, con algo nuevo que contar que ya es difícil, y que aunque no emocione todo lo que debiera si que deja bastantes apuntes para sacar conclusiones de en lo que nos estamos convirtiendo.
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