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7,6
128.523
6
19 de febrero de 2010
19 de febrero de 2010
12 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Predecible, la historia de siempre contada de la misma manera. Esto sería suficiente para resumir la cinta si no fuese porque su director es Martin Scorsese y uno de los actores es el camaleónico Ben Kingsley.
Hollywood está hoy en día empeñado en hacer películas palomiteras donde el espectador se entretenga, piense un poco y antes de irse a casa sepa exactamente todo lo que ha sucedido delante de sus ojos. Acaso Kafka hacia un epílogo explicando de forma sencilla y concisa las ideas expuestas en sus libros?
Quizás soy muy duro con un director que tiempo atrás sabía reflejar los sentimientos humanos más oscuros, que sabía definir a sus personajes como nadie y que no necesitaba hacer remakes de grandes películas asiáticas (como en infiltrados) con la única excusa de tener una película que estrenar.
Dicho esto hay que ser justo y decir que el hilo argumental de la película es intrigante y el ritmo de esta es magnífico, porque aunque sepamos lo que sucederá a continuación necesitamos asegurarnos que será así, manteniéndonos agarrado al reposabrazos. También influye la presencia del intrigante doctor, interpretado como nadie por Ben Kingsley, que aunque nunca llegará a su nivel como Ghandi o Itzhak Stern, siempre se agradece verlo en una pantalla de cine.
Pero el problema es que lo que se quiere contar no se puede narrar como una historia lineal, quiero decir, si se nos quiere meter en la piel de alguien que está en un centro psiquiátrico, debería ser un poco más enrevesada. Deberíamos estar rompiéndonos el coco para poder encajar todos los planos y componer en nuestra cabeza una historia contada como estas personas ven la vida. Para un esquizofrénico lo blanco puede ser negro, el día noche y un hospital puede ser un infierno, por ello para mí la película no llega a hacernos sentir uno más dentro de ese lugar.
Una película que no aburrirá y que nos mantendrá en vilo todo el tiempo, pero donde no nos sorprenderemos por ninguna historia nueva y donde no se nos permitirá pensar por nosotros mismos. Una vez más Hollywood le gana la partida a Martin Scorsese.
Hollywood está hoy en día empeñado en hacer películas palomiteras donde el espectador se entretenga, piense un poco y antes de irse a casa sepa exactamente todo lo que ha sucedido delante de sus ojos. Acaso Kafka hacia un epílogo explicando de forma sencilla y concisa las ideas expuestas en sus libros?
Quizás soy muy duro con un director que tiempo atrás sabía reflejar los sentimientos humanos más oscuros, que sabía definir a sus personajes como nadie y que no necesitaba hacer remakes de grandes películas asiáticas (como en infiltrados) con la única excusa de tener una película que estrenar.
Dicho esto hay que ser justo y decir que el hilo argumental de la película es intrigante y el ritmo de esta es magnífico, porque aunque sepamos lo que sucederá a continuación necesitamos asegurarnos que será así, manteniéndonos agarrado al reposabrazos. También influye la presencia del intrigante doctor, interpretado como nadie por Ben Kingsley, que aunque nunca llegará a su nivel como Ghandi o Itzhak Stern, siempre se agradece verlo en una pantalla de cine.
Pero el problema es que lo que se quiere contar no se puede narrar como una historia lineal, quiero decir, si se nos quiere meter en la piel de alguien que está en un centro psiquiátrico, debería ser un poco más enrevesada. Deberíamos estar rompiéndonos el coco para poder encajar todos los planos y componer en nuestra cabeza una historia contada como estas personas ven la vida. Para un esquizofrénico lo blanco puede ser negro, el día noche y un hospital puede ser un infierno, por ello para mí la película no llega a hacernos sentir uno más dentro de ese lugar.
Una película que no aburrirá y que nos mantendrá en vilo todo el tiempo, pero donde no nos sorprenderemos por ninguna historia nueva y donde no se nos permitirá pensar por nosotros mismos. Una vez más Hollywood le gana la partida a Martin Scorsese.

8,0
22.807
7
6 de febrero de 2010
6 de febrero de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los grandes problemas para los occidentales de ver cine asiático es la falta de conocimiento tanto de su cultura como de su historia. Esta película es narrada en la puerta de entrada a Kyoto. Este lugar era anteriormente un lugar sagrado y bello, pero ahora se ha convertido en un lugar de ladrones y de tristeza. Conociendo ese contexto se entiende más claramente la historia que intenta explicarnos Kurosawa.
La importancia de la historia no radica tanto en lo que cuenta sino en lo que engloba a la película. Se nos narra una misma historia contada desde distintos personajes y estos contarán la historia a su manera. Pero no es la historia en si lo que importa, sino saber que el mundo está cambiando a nuestro alrededor, saber que Japón se está abriendo al exterior.
Una cultura tan ancestral como la japonesa tuvo miedo de mezclarse con occidente porque esto podría llevarles a olvidar sus raíces más profundas. Este temor se ve reflejado en la película por los distintos personajes y por la puerta, siempre se tiene presente el recuerdo de hubo un tiempo en el que Rashomon era la entrada más hermosa a la ciudad de Kyoto.
La puerta se ha destruido y esta podrida por dentro, pero aún así en un día lluvioso es capaz de cobijar a tres personas demostrándonos que hasta en un lugar tan muerto como ese aún hay esperanza.
Es una alegoría hacía el cambio, hacía un futuro que aunque sea incierto no tiene que ser peor que el presente, si la puerta que está hecha de madera consigue sobrevivir al frio invierno y al caluroso verano, que no será capaz de soportar las almas de aquellas personas que sean puras. El problema también radica en que se nos presentan a unos personajes que son egoístas y que no buscan la verdad, como queda reflejado en el personaje que está escuchando la historia : “ Las mentiras , me dan igual, siempre y cuando la historia sea apasionante”.
Técnicamente la película es de una complejidad sin igual, ya que encontramos una historia llena de flash-backs. También utiliza contrastes claramente diferenciados, mientras que los narradores de la historia se encuentran debajo de una tormenta tropical, los personajes del bosque luchan sobre un sol abrasador. Por último debemos resaltar no solo la utilización del zoom sino la profundidad de campo, ya que podemos ver durante los interrogatorios a todos los personajes en distintas partes de la pantalla.
La parábola que narra es real y la historia que utiliza es convincente para explicarla, pero quizás no nos veamos reflejados en ella. Hoy en día seguimos teniendo los mismos problemas que plantea Kurosawa, pero quizás ya estamos acostumbrados a vivir con ellos.
Indispensable para los amantes del maestro y para aquellos que sepan buscar más allá de la historia principal, pero si no estás entre estos dos grupos, quizás quedes un poco decepcionado.
La importancia de la historia no radica tanto en lo que cuenta sino en lo que engloba a la película. Se nos narra una misma historia contada desde distintos personajes y estos contarán la historia a su manera. Pero no es la historia en si lo que importa, sino saber que el mundo está cambiando a nuestro alrededor, saber que Japón se está abriendo al exterior.
Una cultura tan ancestral como la japonesa tuvo miedo de mezclarse con occidente porque esto podría llevarles a olvidar sus raíces más profundas. Este temor se ve reflejado en la película por los distintos personajes y por la puerta, siempre se tiene presente el recuerdo de hubo un tiempo en el que Rashomon era la entrada más hermosa a la ciudad de Kyoto.
La puerta se ha destruido y esta podrida por dentro, pero aún así en un día lluvioso es capaz de cobijar a tres personas demostrándonos que hasta en un lugar tan muerto como ese aún hay esperanza.
Es una alegoría hacía el cambio, hacía un futuro que aunque sea incierto no tiene que ser peor que el presente, si la puerta que está hecha de madera consigue sobrevivir al frio invierno y al caluroso verano, que no será capaz de soportar las almas de aquellas personas que sean puras. El problema también radica en que se nos presentan a unos personajes que son egoístas y que no buscan la verdad, como queda reflejado en el personaje que está escuchando la historia : “ Las mentiras , me dan igual, siempre y cuando la historia sea apasionante”.
Técnicamente la película es de una complejidad sin igual, ya que encontramos una historia llena de flash-backs. También utiliza contrastes claramente diferenciados, mientras que los narradores de la historia se encuentran debajo de una tormenta tropical, los personajes del bosque luchan sobre un sol abrasador. Por último debemos resaltar no solo la utilización del zoom sino la profundidad de campo, ya que podemos ver durante los interrogatorios a todos los personajes en distintas partes de la pantalla.
La parábola que narra es real y la historia que utiliza es convincente para explicarla, pero quizás no nos veamos reflejados en ella. Hoy en día seguimos teniendo los mismos problemas que plantea Kurosawa, pero quizás ya estamos acostumbrados a vivir con ellos.
Indispensable para los amantes del maestro y para aquellos que sepan buscar más allá de la historia principal, pero si no estás entre estos dos grupos, quizás quedes un poco decepcionado.

8,1
22.178
8
18 de diciembre de 2009
18 de diciembre de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Ciudadano Kane inicia su metraje se nos muestra como el personaje principal dice una palabra en una habitación vacía, durante el resto de la película un periodista busca el significado a esta palabra, pero ¿Cómo sabe la gente que palabra dice si nadie estaba presente?. Este engaño tan sutil lo utiliza también Bergmann en casi todos los recuerdos del personaje principal en Fresas Salvajes, ya que Isak Borg no estuvo presente en casi ninguno de ellos.
Ese es un ejemplo de la belleza de la película, no importa tanto lo que estás viendo como lo que estas sintiendo. Como en todas las películas del director sueco se nos habla del amor, de un viaje hacia el final y sobre todo de la muerte, pero más allá de todo esto, esta película es realmente un alegato positivo a la vida.
El personaje acude a una celebración en su honor rodeado de gente pomposa y protocolaria dando a entender la importancia de este en la medicina, sin embargo cuando llega a su pueblo natal en una gasolinera de gente humilde no le quieren cobrar nada ya que el médico ejerció muchos años allí y todos lo veneran. ¿Qué es más importante el dinero y las ceremonias o la gratitud de personas que lo darían todo por ti?
Importa si existe o no existe Dios?, importa si un hombre debe responder a una deuda innecesaria simplemente por salvar su orgullo? Importa el nombre que utilices para dirigirte a la persona que comparte su vida contigo?. Como en todas las películas de Ingmar Bergmann no hay una respuesta monosilábica para todas estas preguntas, sino más bien es una reflexión que no debe hacerse demasiado tarde, ya que si es así quizás no tengamos tiempo suficiente para rectificar nuestros propios errores.
El tiempo es casi perfecto, pasando de escenas sobrecogedoras a momentos cómicos de pareja sin apenas apreciarlo. Mientras la película transcurre apreciamos claramente que los sueños van tomando un camino distinto, desde terribles pesadillas hasta sueños con terceras personas que nos dan a entender que quizás estos son más intentos de comprender una vida entera mediante la visión de un tercer que simples sueños.
Los personajes como siempre mantendrán conversaciones filosóficas y morales en cualquier momento, tratando especialmente en esta el sentimiento de la soledad. Una pareja que hace daño a sí misma, un hombre que sabe que su mujer es infiel y sigue con ella, un marido que no desea tener hijos pero que los aceptará por seguir al lado de su mujer, todo lleva a una única conclusión, cualquier cosa es mejor que la soledad.
Esta película es de obligado visionado no solo para los amantes de Bergman sino también para aquellos que piensen que el cine no es solo una sucesión de fotogramas sino un lenguaje tan perfecto como el poético o el matemático.
Ese es un ejemplo de la belleza de la película, no importa tanto lo que estás viendo como lo que estas sintiendo. Como en todas las películas del director sueco se nos habla del amor, de un viaje hacia el final y sobre todo de la muerte, pero más allá de todo esto, esta película es realmente un alegato positivo a la vida.
El personaje acude a una celebración en su honor rodeado de gente pomposa y protocolaria dando a entender la importancia de este en la medicina, sin embargo cuando llega a su pueblo natal en una gasolinera de gente humilde no le quieren cobrar nada ya que el médico ejerció muchos años allí y todos lo veneran. ¿Qué es más importante el dinero y las ceremonias o la gratitud de personas que lo darían todo por ti?
Importa si existe o no existe Dios?, importa si un hombre debe responder a una deuda innecesaria simplemente por salvar su orgullo? Importa el nombre que utilices para dirigirte a la persona que comparte su vida contigo?. Como en todas las películas de Ingmar Bergmann no hay una respuesta monosilábica para todas estas preguntas, sino más bien es una reflexión que no debe hacerse demasiado tarde, ya que si es así quizás no tengamos tiempo suficiente para rectificar nuestros propios errores.
El tiempo es casi perfecto, pasando de escenas sobrecogedoras a momentos cómicos de pareja sin apenas apreciarlo. Mientras la película transcurre apreciamos claramente que los sueños van tomando un camino distinto, desde terribles pesadillas hasta sueños con terceras personas que nos dan a entender que quizás estos son más intentos de comprender una vida entera mediante la visión de un tercer que simples sueños.
Los personajes como siempre mantendrán conversaciones filosóficas y morales en cualquier momento, tratando especialmente en esta el sentimiento de la soledad. Una pareja que hace daño a sí misma, un hombre que sabe que su mujer es infiel y sigue con ella, un marido que no desea tener hijos pero que los aceptará por seguir al lado de su mujer, todo lleva a una única conclusión, cualquier cosa es mejor que la soledad.
Esta película es de obligado visionado no solo para los amantes de Bergman sino también para aquellos que piensen que el cine no es solo una sucesión de fotogramas sino un lenguaje tan perfecto como el poético o el matemático.

7,5
26.692
8
28 de febrero de 2010
28 de febrero de 2010
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando leí el argumento de esta película me pareció que podría ser la típica película carcelaria, donde una persona buena es llevada a la cárcel y allí sufre las torturas de los compañeros. Me equivocaba. Ni el personaje principal es una persona buena, ni la película es la típica carcelaria.
Estamos ante una película mafiosa al más puro estilo de los años 70, muchos personajes, cambios sutiles de guión y asesinatos justificados. Lo que diferencia a esta película de muchas otras es que se atreve con la mafia italiana, la egipcia y la árabe en un mismo film, haciéndonos partícipe de sus entresijos.
Jacques Audiard se comporta como una araña, tejiendo su tela despacio pero sin parar en ningún momento. El joven protagonista juega con las tres mafias a la vez llevándoles siempre un paso por delante. Cada cosa que la mafia decide el ya sabe que se ha decido, todo lo que hace esta milimétricamente estudiado y todo tiene una razón de ser.
Los personajes se irán definiendo a lo largo del metraje, dando credibilidad a la historia contada. Si algo detesto en las películas carcelarias es como una persona normal de la calle entra en un mundo como la cárcel y parece que se adapta en unos minutos. Aquí no es así, porque nuestro personaje principal conoce este mundo desde siempre. Quizás su primer recuerdo sea el celador de un reformatorio.
Personajes creíbles, historias sobre la cosa nostra contada con detalle y una tensión palpable en los 150 minutos que dura la cinta, esto hace que sin grandes pretensiones estamos ante una de las películas del año.
Estamos ante una película mafiosa al más puro estilo de los años 70, muchos personajes, cambios sutiles de guión y asesinatos justificados. Lo que diferencia a esta película de muchas otras es que se atreve con la mafia italiana, la egipcia y la árabe en un mismo film, haciéndonos partícipe de sus entresijos.
Jacques Audiard se comporta como una araña, tejiendo su tela despacio pero sin parar en ningún momento. El joven protagonista juega con las tres mafias a la vez llevándoles siempre un paso por delante. Cada cosa que la mafia decide el ya sabe que se ha decido, todo lo que hace esta milimétricamente estudiado y todo tiene una razón de ser.
Los personajes se irán definiendo a lo largo del metraje, dando credibilidad a la historia contada. Si algo detesto en las películas carcelarias es como una persona normal de la calle entra en un mundo como la cárcel y parece que se adapta en unos minutos. Aquí no es así, porque nuestro personaje principal conoce este mundo desde siempre. Quizás su primer recuerdo sea el celador de un reformatorio.
Personajes creíbles, historias sobre la cosa nostra contada con detalle y una tensión palpable en los 150 minutos que dura la cinta, esto hace que sin grandes pretensiones estamos ante una de las películas del año.
8
28 de diciembre de 2009
28 de diciembre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy difícil hacer una crítica de algo tan poético, es como intentar explicar que se siente cuando uno mira al mar desde un acantilado o cuando uno observa esos jardines japoneses, para cada uno la sensación será distinta y los sentidos se desbocarán en todas direcciones.
Para aquellos que piensen que es una película de asesinatos y venganzas gratuitas que se desengañen, es una historia sin precedentes, es como las grandes mitologías inventadas por los griegos, el eterno castigo de Sísifo, simple, pero terrible.
Comienza explicándonos que el personaje principal ha sido encerrado durante 15 años en una habitación , a partir de aquí serán miles las preguntas que nos haremos, pero en lugar de ir respondiendo una a una como haría una película americana, se limita a responderlas con otras preguntas, es como abrir poco a poco una puerta hacia nuestro interior. Park Chan-wook nos lleva por el camino que él quiere, aunque nos da libertad para pensar por nosotros mismos, cada conversación nos hará meternos más en la historia y salir un poco más de nuestra rutina diaria.
Como es habitual en el cine asiático no hay buenos y malos, sino que cada personaje hace lo que hace no por puro egoísmo sino porque no tiene otro remedio. Esto hace no solo que nos veamos reflejados en los personajes principales sino también que los entendamos completamente. Por ellos sentimos lastima, pena, agobio….cualquier sentimiento es posible excepto la indiferencia, porque si algo consigue esta película es no dejar indiferente a nadie.
La banda sonora merece una mención especial aquí porque acompaña a las escenas delicada y armoniosamente. Cuando los violines suenan al compás del movimiento de los personajes creeremos estar bailando junto a ellos.
Todo esto unido a la interpretación de Min-sik Choi, que en todo momento mantiene la tranquilidad sobre la pantalla con sus gestos o sus silencios, crea una armonía pocas veces vistas en una película. Cuando mira a la cámara sin decir nada expresa más sentimientos de los que muchos actores logran con largos párrafos de guión.
El tiempo quizás sea lo único que no está a la altura de la cinta, ya que en algunos momentos ciertas escenas son más largas de lo deseado. Siempre un silencio o una mirada pueden mantenerse para expresar algo, pero hay algunas escenas lejanas que solo aportan metraje a la cinta.
Por lo tanto solo puedo recomendar fervientemente la cinta a todo el mundo que desee durante dos horas trasportarse a un mundo oscuro donde descubrirá una historia de venganza nunca antes imaginada por la pluma de nadie. Para todos aquellos que aún busquen historias duras y sorprendentes.
Para aquellos que piensen que es una película de asesinatos y venganzas gratuitas que se desengañen, es una historia sin precedentes, es como las grandes mitologías inventadas por los griegos, el eterno castigo de Sísifo, simple, pero terrible.
Comienza explicándonos que el personaje principal ha sido encerrado durante 15 años en una habitación , a partir de aquí serán miles las preguntas que nos haremos, pero en lugar de ir respondiendo una a una como haría una película americana, se limita a responderlas con otras preguntas, es como abrir poco a poco una puerta hacia nuestro interior. Park Chan-wook nos lleva por el camino que él quiere, aunque nos da libertad para pensar por nosotros mismos, cada conversación nos hará meternos más en la historia y salir un poco más de nuestra rutina diaria.
Como es habitual en el cine asiático no hay buenos y malos, sino que cada personaje hace lo que hace no por puro egoísmo sino porque no tiene otro remedio. Esto hace no solo que nos veamos reflejados en los personajes principales sino también que los entendamos completamente. Por ellos sentimos lastima, pena, agobio….cualquier sentimiento es posible excepto la indiferencia, porque si algo consigue esta película es no dejar indiferente a nadie.
La banda sonora merece una mención especial aquí porque acompaña a las escenas delicada y armoniosamente. Cuando los violines suenan al compás del movimiento de los personajes creeremos estar bailando junto a ellos.
Todo esto unido a la interpretación de Min-sik Choi, que en todo momento mantiene la tranquilidad sobre la pantalla con sus gestos o sus silencios, crea una armonía pocas veces vistas en una película. Cuando mira a la cámara sin decir nada expresa más sentimientos de los que muchos actores logran con largos párrafos de guión.
El tiempo quizás sea lo único que no está a la altura de la cinta, ya que en algunos momentos ciertas escenas son más largas de lo deseado. Siempre un silencio o una mirada pueden mantenerse para expresar algo, pero hay algunas escenas lejanas que solo aportan metraje a la cinta.
Por lo tanto solo puedo recomendar fervientemente la cinta a todo el mundo que desee durante dos horas trasportarse a un mundo oscuro donde descubrirá una historia de venganza nunca antes imaginada por la pluma de nadie. Para todos aquellos que aún busquen historias duras y sorprendentes.
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