RECETA PARA UNA PELÍCULA EXCELENTE:

Necesitamos de un director que sepa cómo y donde posicionar la cámara, el punto de vista, llevar el ritmo (Oriol Paulo)...le añadimos actores estupendos, cada uno bordando su papel: Mario Casas, Coronado, Ana Wagener, Bárbara Lennie (todos), un guión que te enganche desde el minuto uno y que te dé la información justa para que lo más evidente sepas que no pueda ser y que esperes el giro preciso. Una banda sonora que te va atrapando en la misma medida que el film. No es necesario ni grandes efectos especiales, ni visuales. Solo requerimos lo dicho, una habitación, dos actores para ese interior, unos flash back para contar la historia, un poco de exteriores, alguna cosa más que es de película española antigua pero que no menciono porque no quiero estropear parte del contenido de la cinta. Agitamos bien y tenemos el cóctel perfecto. Todo ello sin gastar un presupuesto enorme en decorados, 3D, gran publicidad (no tiene, ni como mucho, la publicidad que merece; no está recibiendo la publicidad de las pelis de Bayona, que sí, son buenas, pero también es verdad que hay mucha publicidad que nos lleva como borregos a verle; ni tampoco las publicidades del amiguete SAntiago Segura - que oye, a mí no me gusta ni una de Torrente, las he visto todas solo para poder opinar con criterio, que aquí en España ponemos la coletilla de "yo no soy de cine español" y resulta que lo que menos hemos visto con ese prejuicio es cine español (y sí, señores, hay de todo, pero LO HAY BIEN BUENO). Aquí no tenemos presupuestos elevados por eso tenemos historias, creatividad.

La cándidez y sinceridad de la mirada de los críos, que no saben muy bien por qué están allí, quizá sólo porque su mamá o su madre (para los que ya tienen diez años o más) les dice que hay que ir a la escuela. Para ellos, creo que es una actividad más, como la de jugar en trineo, sólo que ésta no les gusta tanto. Están rodeados de campo, de un mundo rural en el que, desde pequeños, ayudan a sus padres en la labores campestres. Sus familiares, tienen el mismo conocimiento que sus hijos, ya han olvidado casi todo lo que aprendieron en el cole y, para ellos, el maestro es toda una autoridad, es casi como un padre no sólo de sus niños, sino también de ellos. Aunque, el tutor, George López parezca sacado de una pelicula, parezca un actor, es un ser auténtico, de carne y hueso. Me parece increible la labor que lleva a cabo y su forma de hacerlo. Sin duda, sus más de 30 años de experiencia en el cargo le han servido de mucho.
Es impresionante como los niños pueden reflejar sentimientos con su propio rostro, absolutamente súblime.
En fin, una película tierna y enriquecedora, que habla de una situación que, a día de hoy quizá se siga dando en Francia (lo más seguro, hablamos de una peli del 2002) y que, tal vez se dé acá en España también, aunque nadie no lo muestre, a nosotros, a los que vivimos en nuestras grandes ciudades, llena de comodidades.

Mira que no soy yo amigo de musicales, pero es que está película es algo más, es una obra que habla sobre los sueños, sobre si madurar es renunciar a tus sueños o seguir aferrándote a ellos, porque a veces solo hace falta que alguien crea en nosotros para seguir adelante. Y puede que por el camino mucha gente te llame loco, hasta tu propia familia pero ¿Qué es la vida sin una pizca de locura? ¿Existiría el arte acaso?
Esta película es un homenaje a millones de personas que, por todo el mundo, buscan hacerse un hueco en lo artístico, vivir de lo que creen que se les da bien, lo que les gusta les emociona. Y, como película, tiene el punto justo para que haya fantasía y realidad.
Sí, la ciudad se llena de estrellas, uno nunca sabe si será ella, la que tienes al lado, o esa persona con la que te cruzaste esa mañana ¿y si la estrella fueras tú y nunca lo hubieras pensado? Porque no recorrer de nuevo un camino de baldosas amarillas, viajar a Oz, sentir el cine de los clásicos, disfrutar de la música, que tus pies se muevan en la butaca y salir queriendo bailar, disfrutar, sufrir, pero, sobre todo: SOÑAR

Para mí, que no soy muy fan de las películas de Harry Potter, así como el mundo que le rodea, creo que, en esta película hay una buena combinación del aspecto adulto: la lucha de Harry consigo mismo, esa lucha interior que recuerda tanto a Star Wars; así como el aspecto infantil de la película: Harry empieza a fijarse en las chicas, aunque no es verdad que haya una historia de amor, como se anunciaba, ni ningún noviazgo. Realmente son más bien sus mejores amigos quienes más desarrollan el aspecto del amor juvenil, adolescente.

Una prueba más de que se puede contar algo muy triste y doloroso de una forma hermosa. Claro que, es que la historia de Ramón Arroyo es así: dolor, aceptación, lucha, belleza... Como persona que intenta recorrer sus 100 metros. Esta película no es una película sobre esclerosis múltiple o superación personal, que también, pero es algo más. Es una cuestión del querer, por uno mismo, por los tuyos. Es una cuestión de que quien está a tu lado te diga: "No es tu esclerosis (tu enfermedad) es la nuestra" (oh, qué envidia me da Ramón; porque yo hasta ahora solo he visto una parte). Me llega tanto este film. Cuando el hijo le pregunta al padre: "Papá ¿el día de mañana seré como tú?" Hostias, que yo también me hago esa pregunta, si mi hijo será como yo, y casi prefiero que no lo sea. No sé, es que no puedo ser imparcial. Es que tengo un trastorno de la personalidad y ver su historia me hace conectar con mi historia. Pero ¿Es que alguien es imparcial? POR CIERTO, PERIODISTAS QUE DECIS QUE ROVIRA NO SABE HACER DRAMA (sin acritud, eh, pero): QUE OS DEN POR CULO. Con lo que he llorado, me han llegado TODOS, absolutamente todos (GRANDE ROVIRA, GRACIAS) y tener que oir eso. No sé, la sensación que tengo es como cuando Jose Luis López Vázquez cambió de registro y recibió criticas. Pero yo creó las recibió como ahora Dani, como si fuera un terreno vetado, sin mirar con una mente abierta.