Ví "Anora" hace más de una semana y hasta hoy se ha quedado conmigo. Una película con tantas capas para analizar que sin darte cuenta te asalta días después, con una perspectiva nueva que no habías visto.

La película empieza y ya pinta como que lo que estás viendo no es todo lo que vas a encontrar, y esto efectivamente se confirma a medida que la trama avanza. Baker maneja el contexto inicial con un respeto que roza la indiferencia, como si lo que importara es la verdad y sólo eso, con todos los esfuerzos puestos en la humanización. En ese sentido, la cotidianidad de Anora se muestra sin adornos ni nada que dé lugar a suposiciones ni análisis de moralidad. No hay espacio para prejuicios, porque toda la info que se necesita para entender su realidad está servida.

A partir de entonces, el guión va a explotar la ingenuidad de uno como espectador, llevándolo por caminos que conducen a un nihilismo insospechado, pero sin nunca caer en lo maquiavélico. Baker no narra una historia desde una postura neutral, sino que empatiza profundamente con su protagonista, sin por ello dejar de lado la visión realista de lo que quiere contar. Con un montaje por momentos aceleradísimo, se exploran temas como la impunidad de los sectores privilegiados y la dinámica entre la clase y el individualismo, mientras nuestra Anora se aferra a sus deseos inevitablemente ligados a sus propios mecanismos de comportamiento, que no la dejan imaginar ninguna otra posibilidad.

Así, la trama conduce a un lugar al que uno rogaba no llegar, con una crudeza que para Baker parece innegociable, y un final totalmente conmovedor y devastador que explica y justifica, sin diálogos, todo lo visto.

Así es que no sólo es un film divertido, atravesado por el romance y el desamor, también es uno crudo y con matices políticos, y sumamente triste.

Mikey Madison se apropia de su personaje de una forma maravillosa. Ha desarrollado todas y cada una de las facetas de Anora, y las tiene a disposición para mostrarlas a gusto, a veces apelando al diálogo, otras tantas a la gestualidad, pero siempre acorde a lo que el guión exige de ella.

Una película para ver más de una vez, hasta escuchar todo lo que tiene para decir.