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5,4
21.230
5
13 de enero de 2013
13 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Es necesario el sexo para los hombres? Sin tapujos, sí. ¿Lo es para las mujeres? Con más miramientos, la respuesta acabará siendo la misma. Y ahora viene la pregunta del millón: ¿Se puede lograr mantener sexo sin ataduras sentimentales con una persona a la que le tienes un mínimo de cariño? Eso ya depende de cómo controle cada uno sus sentimientos. Parece ser que Ivan Reitman (Sin compromiso) y Will Gluck (Con derecho a roce) no serían partidarios de llevar a cabo tal idea a la práctica. Al menos así lo dejan a entender con sus particulares películas. Y es que ya tiene guasa que en el mismo año se hayan ejecutado dos filmes con exactamente la misma idea.
Si bien que el segundo director nombrado quiera mostrarnos una película idéntica a la de el primero –en el que le supera-, donde nos mostrará a priori un film de género romántico antisistema, pero que a fin de cuentas terminará por dejar al aire la cuestión de que sí es posible encontrar a la princesa con quien comer perdices, o al príncipe azul en vez del sapo guasón. Dicho planteamiento será usado como crítica hacia la “entrega” que muestra la juventud de hoy en día respecto a las relaciones sentimentales; sin embargo, esa idea que ejecutó no fue demasiado imaginativa de cara a la cinematografía, ya que el espectador puede saber sobradamente cómo acabará el film desde que se le da al Play. Pese a ello, los noventa minutos de proyección son bastante llevaderos, ya sea por el buen transcurso de escenas con el que fue manejado el film; mostrándonos un pasable desenvolvimiento, nudo y desenlace, donde se completarán con unos elaborados guiones –aunque a veces demasiado; quizá en alguna que otra escena abusan del chiste fácil- llevados a cabo correctamente por un Justin Timberlake más natural que en In time y bien acompañado por su pareja de la vida real, Mila Kunis –de la que cabe resaltar la naturalidad con la que se expresó desde el inicio hasta el final del film-. Aunque también hay que mencionar que la película pierde puntos al querer emplear clichés usados como típica excusa para conseguir que el largometraje tenga algún que otro lugar por donde agarrarse -el de intentar mostrar un subtema de drama con el asunto del alzheimer-.
Con derecho a roce ni mucho menos será recordada como una de las buenas del año 2011, pero puede ser agradable de ver para uno de esos días en el que a uno le apetezca visualizar una comedia romántica con dosis de buen rollo, pero que a la vez varíe un poquito el estilo –que no sea a lo película basada en novela de Nicholas Sparks-. También decir que no es aconsejable verla si uno está de relación abierta con otra persona, posiblemente le entraran dudas acerca de si está o no haciendo lo correcto.
Si bien que el segundo director nombrado quiera mostrarnos una película idéntica a la de el primero –en el que le supera-, donde nos mostrará a priori un film de género romántico antisistema, pero que a fin de cuentas terminará por dejar al aire la cuestión de que sí es posible encontrar a la princesa con quien comer perdices, o al príncipe azul en vez del sapo guasón. Dicho planteamiento será usado como crítica hacia la “entrega” que muestra la juventud de hoy en día respecto a las relaciones sentimentales; sin embargo, esa idea que ejecutó no fue demasiado imaginativa de cara a la cinematografía, ya que el espectador puede saber sobradamente cómo acabará el film desde que se le da al Play. Pese a ello, los noventa minutos de proyección son bastante llevaderos, ya sea por el buen transcurso de escenas con el que fue manejado el film; mostrándonos un pasable desenvolvimiento, nudo y desenlace, donde se completarán con unos elaborados guiones –aunque a veces demasiado; quizá en alguna que otra escena abusan del chiste fácil- llevados a cabo correctamente por un Justin Timberlake más natural que en In time y bien acompañado por su pareja de la vida real, Mila Kunis –de la que cabe resaltar la naturalidad con la que se expresó desde el inicio hasta el final del film-. Aunque también hay que mencionar que la película pierde puntos al querer emplear clichés usados como típica excusa para conseguir que el largometraje tenga algún que otro lugar por donde agarrarse -el de intentar mostrar un subtema de drama con el asunto del alzheimer-.
Con derecho a roce ni mucho menos será recordada como una de las buenas del año 2011, pero puede ser agradable de ver para uno de esos días en el que a uno le apetezca visualizar una comedia romántica con dosis de buen rollo, pero que a la vez varíe un poquito el estilo –que no sea a lo película basada en novela de Nicholas Sparks-. También decir que no es aconsejable verla si uno está de relación abierta con otra persona, posiblemente le entraran dudas acerca de si está o no haciendo lo correcto.

5,8
23.696
6
29 de diciembre de 2012
29 de diciembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Que levante la mano quien nunca se ha reído al ver u oír a Jim Carrey!
Siempre hay el típico mínimo sector que va al revés del mundo. Es algo normal, para gustos, los colores. Pero si trasladáramos esta exclamación a los cerebros de todas las personas del mundo, sería como ver a todos los nazis en un discurso de Hitler;
o como ver el Camp nou el día 29 de noviembre ante el simpático de Gerard Piqué.
La máscara, Ace Ventura, Como Dios, Mentiroso compulsivo… Hay que ver la de minutos que nos ha hechos pasar entre risas el estadounidense. Pero hay algo de particular en la mayoría de sus películas. Aparte de unas grandes actuaciones del actor- destacando su principal característica, las caras-, en casi todos sus filmes hay un mini-mini-mensaje principal en la idea, y punto. Nada de temas muy profundos camuflados entre la comedia. El caso es, que la película dirigida por Peyton Reed tiene un mensaje tan profundo… tan espectacular… que la verdad es que no me dejó indiferente.
Un mensaje que deja al descubierto una herramienta en nuestra vida cotidiana que a veces no valoramos, pero que todos tendríamos que tener presente en nuestras mentes bastante más a menudo. El valor de la amistad, de nuestros seres queridos, de hacer verdaderamente lo que nos apetezca cuando nos apetezca (siempre y cuando no haya contratiempos obligados a atender), y no basarnos en el que dirán, en las modas, o en el ‘no pasa nada, mi amigo está ahí, no le importará que le haga tal cosa’.
Es curioso, que cuando vemos a los actores que interpretarán una película que nos disponemos a ver, y da la casualidad de que por ahí asoma el nombre ‘Jim Carrey’, uno ya tenga dos trabajos en uno: Visualizar la película, y observar detalladamente al señor Carrey. Y ante eso, creo que no hace falta que hable sobre si la película es buena –ya ha quedado claro mi punto de vista ante eso, al menos sobre el mensaje-, pero sobre la actuación personal de Carrey, bueno, es muy correcta, pero no tan ‘correcta’ como siempre. En este sentido mis palabras pueden entenderse erróneamente. Me refiero a que si somos fans del actor y vemos ‘Ace Ventura’, pues nos descojonaremos; en ‘Di que sí’ también, pero no para llegar a necesitar un pañuelo para quitarnos las lágrimas derramadas. ¿Me explico?
Y aparte de la idea del film, un buen transcurso de escenas –muchas de ellas tan entrañables que nos harán sacar una sonrisa que acabará en risa- y un guión bien elaborado. Y en definitiva, una película MUY recomendable para aquellos sosos –o sin quererlo mal amigos- que quieran intentar hacer una reflexión de cómo es sus vidas. Bueno, y para los marchosos –o buenos amigos-, también.
Siempre hay el típico mínimo sector que va al revés del mundo. Es algo normal, para gustos, los colores. Pero si trasladáramos esta exclamación a los cerebros de todas las personas del mundo, sería como ver a todos los nazis en un discurso de Hitler;
o como ver el Camp nou el día 29 de noviembre ante el simpático de Gerard Piqué.
La máscara, Ace Ventura, Como Dios, Mentiroso compulsivo… Hay que ver la de minutos que nos ha hechos pasar entre risas el estadounidense. Pero hay algo de particular en la mayoría de sus películas. Aparte de unas grandes actuaciones del actor- destacando su principal característica, las caras-, en casi todos sus filmes hay un mini-mini-mensaje principal en la idea, y punto. Nada de temas muy profundos camuflados entre la comedia. El caso es, que la película dirigida por Peyton Reed tiene un mensaje tan profundo… tan espectacular… que la verdad es que no me dejó indiferente.
Un mensaje que deja al descubierto una herramienta en nuestra vida cotidiana que a veces no valoramos, pero que todos tendríamos que tener presente en nuestras mentes bastante más a menudo. El valor de la amistad, de nuestros seres queridos, de hacer verdaderamente lo que nos apetezca cuando nos apetezca (siempre y cuando no haya contratiempos obligados a atender), y no basarnos en el que dirán, en las modas, o en el ‘no pasa nada, mi amigo está ahí, no le importará que le haga tal cosa’.
Es curioso, que cuando vemos a los actores que interpretarán una película que nos disponemos a ver, y da la casualidad de que por ahí asoma el nombre ‘Jim Carrey’, uno ya tenga dos trabajos en uno: Visualizar la película, y observar detalladamente al señor Carrey. Y ante eso, creo que no hace falta que hable sobre si la película es buena –ya ha quedado claro mi punto de vista ante eso, al menos sobre el mensaje-, pero sobre la actuación personal de Carrey, bueno, es muy correcta, pero no tan ‘correcta’ como siempre. En este sentido mis palabras pueden entenderse erróneamente. Me refiero a que si somos fans del actor y vemos ‘Ace Ventura’, pues nos descojonaremos; en ‘Di que sí’ también, pero no para llegar a necesitar un pañuelo para quitarnos las lágrimas derramadas. ¿Me explico?
Y aparte de la idea del film, un buen transcurso de escenas –muchas de ellas tan entrañables que nos harán sacar una sonrisa que acabará en risa- y un guión bien elaborado. Y en definitiva, una película MUY recomendable para aquellos sosos –o sin quererlo mal amigos- que quieran intentar hacer una reflexión de cómo es sus vidas. Bueno, y para los marchosos –o buenos amigos-, también.

6,5
27.664
7
29 de diciembre de 2012
29 de diciembre de 2012
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El producto español en tierras cinematográficas siempre ha ido bastante relacionado con el suspense. Teniendo en el bolsillo filmes como Los Otros, El orfanato, Los sin nombre, Tesis, Abre los ojos, y siguiendo con los ojos, Los ojos de Julia, hace pensar que a España se le da bien dejarse llevar por este género cinematográfico. Esta última nombrada, Los ojos de Julia, ha servido para animar al guionista del film, Oriol Paulo, a llevar a cabo El cuerpo como director; y en ella, se llevaría a una antigua compañera de equipo, Belén Rueda.
Hay que destacar la inteligencia del catalán Oriol Paulo. Demuestra tener esa virtud no sólo en el argumento de la película, sino también lo manifiesta en el transcurso de escenas del film y en las continuas vaciladas del susodicho hacia el espectador.
En la película El cuerpo, Oriol Paulo se basó en crear una historia en el hecho de creer en tu propia intuición o en el no creer. Hace rondar la pregunta ‘¿Seguro que estoy en lo cierto?’ en la cabeza del espectador; Si al llegar a los sesenta minutos de la película, juntáramos todas las respuestas de la pregunta ¿qué es lo que está pasando aquí?, como resultado obtendríamos unos cuantos desenlaces diferentes. Ésa es la gracia del film. Esos momentos de tensión en el que prestas toda la atención de tus cinco sentidos; en el que la vista y el oído solo están centrados en escuchar y oír lo que tienen enfrente, y en el que el tacto se utilizará para mover las manos dirección ida y vuelta desde la bolsa de palomitas hacia tu boca, y eso a gran velocidad, a causa de los nervios que puedas sufrir, sobretodo al final. Y qué final… De esos prototipos Saw, El sexto sentido, Cadena perpetua o Los otros, es decir, de esos en que los que parece que el director se haya reído de ti por jugar con tus sentidos durante hora y media.
Este aroma de misterio en forma de planos oscuros por los que se conseguirá dicha intriga será ocupado por un equipo de actores consistente. El buen papel (esta vez más secundario que en sus anteriores largometrajes) que llevó a cabo Belén Rueda unido al de José Coronado quedó bastante bien conjuntado. Éstos llevaron a cabo unas correctas interpretaciones –en su línea- añadidos a un elaborado y muy mirado guión también creado por Oriol Paulo. Sin olvidar la química que tuvieron que conseguir los dos actores junto al equipo de maquillaje; destacando en cómo aparece la Belén versión fantasma, o el “moderno” y delicado peinado de Coronado.
Y como conclusión, quisiera dar un consejo:
Estamos a 27 de diciembre, es decir, fiestas navideñas. Bastante es la gente que tiene más tiempo libre que lo habitual; por lo tanto, ese tiempo libre se tiene que ser ocupado, y muchos son los que optan por acudir al cine. Una vez allí, se ojean diversos títulos, cada cual de diferente género, y dependerá de cómo tengamos el día que acudamos a visualizar una u otra. Mi recomendación es no gastarse el dinero en películas que son falsamente vendidas como mejores películas de terror de la década, Sinister, o películas que forman parte de la ya nombrada peor saga de la historia del cine, Amanecer. Mi sugerencia es rascarse el bolsillo en la película El cuerpo (junto a La vida de Pi), un film que utiliza la idea de ‘Calma, Calma’, para entretener nuestro cerebro durante hora y media para después dejar a media sala con cara de poker. El cuerpo, la recomiendo.
Hay que destacar la inteligencia del catalán Oriol Paulo. Demuestra tener esa virtud no sólo en el argumento de la película, sino también lo manifiesta en el transcurso de escenas del film y en las continuas vaciladas del susodicho hacia el espectador.
En la película El cuerpo, Oriol Paulo se basó en crear una historia en el hecho de creer en tu propia intuición o en el no creer. Hace rondar la pregunta ‘¿Seguro que estoy en lo cierto?’ en la cabeza del espectador; Si al llegar a los sesenta minutos de la película, juntáramos todas las respuestas de la pregunta ¿qué es lo que está pasando aquí?, como resultado obtendríamos unos cuantos desenlaces diferentes. Ésa es la gracia del film. Esos momentos de tensión en el que prestas toda la atención de tus cinco sentidos; en el que la vista y el oído solo están centrados en escuchar y oír lo que tienen enfrente, y en el que el tacto se utilizará para mover las manos dirección ida y vuelta desde la bolsa de palomitas hacia tu boca, y eso a gran velocidad, a causa de los nervios que puedas sufrir, sobretodo al final. Y qué final… De esos prototipos Saw, El sexto sentido, Cadena perpetua o Los otros, es decir, de esos en que los que parece que el director se haya reído de ti por jugar con tus sentidos durante hora y media.
Este aroma de misterio en forma de planos oscuros por los que se conseguirá dicha intriga será ocupado por un equipo de actores consistente. El buen papel (esta vez más secundario que en sus anteriores largometrajes) que llevó a cabo Belén Rueda unido al de José Coronado quedó bastante bien conjuntado. Éstos llevaron a cabo unas correctas interpretaciones –en su línea- añadidos a un elaborado y muy mirado guión también creado por Oriol Paulo. Sin olvidar la química que tuvieron que conseguir los dos actores junto al equipo de maquillaje; destacando en cómo aparece la Belén versión fantasma, o el “moderno” y delicado peinado de Coronado.
Y como conclusión, quisiera dar un consejo:
Estamos a 27 de diciembre, es decir, fiestas navideñas. Bastante es la gente que tiene más tiempo libre que lo habitual; por lo tanto, ese tiempo libre se tiene que ser ocupado, y muchos son los que optan por acudir al cine. Una vez allí, se ojean diversos títulos, cada cual de diferente género, y dependerá de cómo tengamos el día que acudamos a visualizar una u otra. Mi recomendación es no gastarse el dinero en películas que son falsamente vendidas como mejores películas de terror de la década, Sinister, o películas que forman parte de la ya nombrada peor saga de la historia del cine, Amanecer. Mi sugerencia es rascarse el bolsillo en la película El cuerpo (junto a La vida de Pi), un film que utiliza la idea de ‘Calma, Calma’, para entretener nuestro cerebro durante hora y media para después dejar a media sala con cara de poker. El cuerpo, la recomiendo.

7,1
69.928
7
3 de enero de 2013
3 de enero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Finaliza el 2012, y a consecuencia empieza un nuevo año, el 2013. Un año que para algunos destaca por el hecho de que de los cuatro números que forman esa cifra no hay ninguno que se repita; y para otros, el año de la desgracia. Personalmente no me considero una persona supersticiosa, aunque creo que sí que lo llegaría a ser si viera que en este año que se nos avecina fuera poco rentable para el mundo del séptimo arte. Pero no creo que lo sea, tan sólo hace falta echar un vistazo a la actual cartelera (Lo imposible, El cuerpo, Los miserables, El Hobbit) y a los próximos títulos que tienen que llegar (La noche más oscura, Amor, Django desencadenado, Hitchcock, el remake de Carrie…).
Entre el año pasado y éste, hay una película que destaca por la enorme publicidad otorgada de cara a los Óscar. La vida de Pi. La película basada en la novela homónima de Yann Martel y dirigida por Ang Lee. Sincera y personalmente, mis ganas por visualizar este film eran bastante enormes, y quizá por eso, no quede tan satisfecho como esperaba, en el buen sentido de la palabra.
La película será la acertada si lo que buscamos es una película cuyo sentido se base en transmitirnos un oleaje (nunca mejor dicho) de aromas de bienestar gracias a sus increíbles efectos especiales –quizá algún que otro sobraba, por ejemplo el instante en que una ballena aparece de las profundidades para ofrecernos un salto increíble; opino que quedó un tanto ficticio y a la vez parecía como si el director buscara la sensación que nos dio Walt Disney con su Fantasía 2000- apoyados de un genial plano de cámara y una banda sonora que si la escucháramos con los ojos cerrados podríamos llegar a tener la sensación de cómo si estuviéramos en un estanque de agua caliente, rodeados por enormes árboles de hojas verdes en el que alguna que otra ardilla merodeara por los alrededores. Según esto, la película ya merece el calificativo de buena, sus aspectos técnicos son formidables; sin embargo opino que le falta un plus final. Un último toque de calidad en cuanto a la historia. Un pequeño y significativo detalle que dejara al espectador con un increíble buen sabor de boca (insisto, dejando a un lado los aspectos técnicos) para que en el caso de los fumadores el cigarro de después de la peli entrara mejor. No es lo mismo tener un buen sabor de boca y que el cigarro te lo deje aún mejor, que tenerlo y que el cigarro no sepa a gloria por culpa de las dudas que ofrece el argumento en los cuatro quintos de la historia. Y es que ante tal final, es posible que uno se quede un poco: ¿y qué?, pero no por eso carecerá de menos puntuación por lo que a mí respecta. Es una película más para sentirla que no para verla; y si nos basamos en eso, la película merece ser recomendable, sobretodo en una sala de cine.
Entre el año pasado y éste, hay una película que destaca por la enorme publicidad otorgada de cara a los Óscar. La vida de Pi. La película basada en la novela homónima de Yann Martel y dirigida por Ang Lee. Sincera y personalmente, mis ganas por visualizar este film eran bastante enormes, y quizá por eso, no quede tan satisfecho como esperaba, en el buen sentido de la palabra.
La película será la acertada si lo que buscamos es una película cuyo sentido se base en transmitirnos un oleaje (nunca mejor dicho) de aromas de bienestar gracias a sus increíbles efectos especiales –quizá algún que otro sobraba, por ejemplo el instante en que una ballena aparece de las profundidades para ofrecernos un salto increíble; opino que quedó un tanto ficticio y a la vez parecía como si el director buscara la sensación que nos dio Walt Disney con su Fantasía 2000- apoyados de un genial plano de cámara y una banda sonora que si la escucháramos con los ojos cerrados podríamos llegar a tener la sensación de cómo si estuviéramos en un estanque de agua caliente, rodeados por enormes árboles de hojas verdes en el que alguna que otra ardilla merodeara por los alrededores. Según esto, la película ya merece el calificativo de buena, sus aspectos técnicos son formidables; sin embargo opino que le falta un plus final. Un último toque de calidad en cuanto a la historia. Un pequeño y significativo detalle que dejara al espectador con un increíble buen sabor de boca (insisto, dejando a un lado los aspectos técnicos) para que en el caso de los fumadores el cigarro de después de la peli entrara mejor. No es lo mismo tener un buen sabor de boca y que el cigarro te lo deje aún mejor, que tenerlo y que el cigarro no sepa a gloria por culpa de las dudas que ofrece el argumento en los cuatro quintos de la historia. Y es que ante tal final, es posible que uno se quede un poco: ¿y qué?, pero no por eso carecerá de menos puntuación por lo que a mí respecta. Es una película más para sentirla que no para verla; y si nos basamos en eso, la película merece ser recomendable, sobretodo en una sala de cine.

5,8
86.522
5
29 de diciembre de 2012
29 de diciembre de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veni, vidi, vici. Llega, vuela, y enamora. Así se podría resumir el film dirigido por Tony Scott, ‘Top Gun’, que además del sobrenombre de ídolos del aire, podría usar el de ídolos de todas las adolescentes de los ochenta. O mejor dicho, ídolo. Hablamos de Tom Cruise, el causante de que todas las quinceañeras fueran en busca de algún recorte de alguna que otra revista donde apareciera la mítica imagen de Tom Cruise y Kelly McGillis aposentados en una moto. Todo para recortarlo y engancharlo en la carpeta del instituto; objetivo que se marcarían entre ceja y ceja después de salir de la sala del séptimo arte donde lo que mayormente hubieran hecho era poner en primer plano al guapito de cara, en un segundo plano la historia de amor, y en un contundente tercer puesto los aviones.
Para entendernos, era lo que actualmente pasa con ‘A tres metros sobre el cielo’. Un film en que todas las adolescentes se basan en observar al actor y no la película (una pena, ya que la película para nada se puede calificar como mala).
Y claro, como resultado resumirán el largometraje con un: ‘¡Qué peliculón tía!’
Dicho esto, no quisiera que me mal interpretaran, ya que opino que la película ‘Top Gun’ no es mala, aunque tampoco es una peliculón como muchos (muchas, mejor dicho) dicen.
El film tiene una historia en plan, como una precuela antes de que los chicos entrenados entren en el ejército. Pero el punto entretenido de esta película es el de tener dos ramas, y hacer que el espectador trepe por la que más le apetezca. Algunos optarán por inclinarse hacia el entrenamiento de los aviadores (“acción”), y otros más por el tema de la parejita de moda (romance).
Hace veintiséis años de la filmación de los planos en los momentos de acción del film, y como es comprensible, los efectos especiales no son demasiado impresionantes. Aprobado justito, pero claramente, no merecedora de notable. –Ya que hoy en día la industria cinematográfica se basa en que sus películas sean remakes o secuelas, desde luego si se hiciera una nueva versión de este film, los planos y efectos serían una pasada-.
Eso sí, si se llevara a cabo dicho remake, tendrían que llevar a cabo unos acuerdos para que la banda sonora siguiera siendo la misma. Concretamente la canción ‘Take my breath away’, que tan acertadamente quedó durante la escena romántica entre los protagonistas. Si bien hay que añadir, que aunque la canción quedara de lujo, quizás abusaron un poco de ella. Había momentos en que pensaba: “Ya está, ya se han besado, han hecho el amor y se han despertado. Es el día siguiente, ¡no pinta nada que en estos cinco segundos posteriores a la locura amorosa suene la cancioncita!”
Quizás lo que pasaba es que prefería escuchar los cortes del buen guión atribuido a Kelly McGillis.
En conclusión, una película que aunque no sea para tirar cohetes (nunca mejor dicho), puede verse. Se hace bastante llevadera por lo anteriormente nombrado de que el film tiene dos temas a la vez, además de tener unas buenas interpretaciones y un aprobado justo en el transcurso de escenas.
Para entendernos, era lo que actualmente pasa con ‘A tres metros sobre el cielo’. Un film en que todas las adolescentes se basan en observar al actor y no la película (una pena, ya que la película para nada se puede calificar como mala).
Y claro, como resultado resumirán el largometraje con un: ‘¡Qué peliculón tía!’
Dicho esto, no quisiera que me mal interpretaran, ya que opino que la película ‘Top Gun’ no es mala, aunque tampoco es una peliculón como muchos (muchas, mejor dicho) dicen.
El film tiene una historia en plan, como una precuela antes de que los chicos entrenados entren en el ejército. Pero el punto entretenido de esta película es el de tener dos ramas, y hacer que el espectador trepe por la que más le apetezca. Algunos optarán por inclinarse hacia el entrenamiento de los aviadores (“acción”), y otros más por el tema de la parejita de moda (romance).
Hace veintiséis años de la filmación de los planos en los momentos de acción del film, y como es comprensible, los efectos especiales no son demasiado impresionantes. Aprobado justito, pero claramente, no merecedora de notable. –Ya que hoy en día la industria cinematográfica se basa en que sus películas sean remakes o secuelas, desde luego si se hiciera una nueva versión de este film, los planos y efectos serían una pasada-.
Eso sí, si se llevara a cabo dicho remake, tendrían que llevar a cabo unos acuerdos para que la banda sonora siguiera siendo la misma. Concretamente la canción ‘Take my breath away’, que tan acertadamente quedó durante la escena romántica entre los protagonistas. Si bien hay que añadir, que aunque la canción quedara de lujo, quizás abusaron un poco de ella. Había momentos en que pensaba: “Ya está, ya se han besado, han hecho el amor y se han despertado. Es el día siguiente, ¡no pinta nada que en estos cinco segundos posteriores a la locura amorosa suene la cancioncita!”
Quizás lo que pasaba es que prefería escuchar los cortes del buen guión atribuido a Kelly McGillis.
En conclusión, una película que aunque no sea para tirar cohetes (nunca mejor dicho), puede verse. Se hace bastante llevadera por lo anteriormente nombrado de que el film tiene dos temas a la vez, además de tener unas buenas interpretaciones y un aprobado justo en el transcurso de escenas.
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