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5
19 de julio de 2024
19 de julio de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Totalmente innecesaria, no aporta nada a la historia original y personalmente, creo que ni los personajes, ni la trama superan la fuerza, personalidad y complejidad de sus predecesoras.
No queda ni para un buen homenaje al magnífico personaje que resultó ser Cesar y que nos mantuvo cautivos durante más de cinco años.
Técnicamente muy lograda eso sí, y solo por la gran labor realizada en este apartado así como los buenos resultados obtenidos con su CGI, es que le doy un cinco. Sin esto último no pasaría de ser una película mediocre, que desde el principio se sabe como va a transcurrir y al acabar no me interesa ni lo más mínimo saber lo que les acontecerá a sus nuevos protagonistas.
No queda ni para un buen homenaje al magnífico personaje que resultó ser Cesar y que nos mantuvo cautivos durante más de cinco años.
Técnicamente muy lograda eso sí, y solo por la gran labor realizada en este apartado así como los buenos resultados obtenidos con su CGI, es que le doy un cinco. Sin esto último no pasaría de ser una película mediocre, que desde el principio se sabe como va a transcurrir y al acabar no me interesa ni lo más mínimo saber lo que les acontecerá a sus nuevos protagonistas.

6,2
18.844
8
23 de noviembre de 2023
23 de noviembre de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica, más del estilo Mindhunter (que ojalá no hubiera terminado nunca), cerebral, pausada e inteligente, respiramos en su atmósfera la meticulosidad que define a su protagonista.
Las escenas de lucha están extraordinariamente coreografiadas, de las mejores que hemos visto últimamente, salvando siempre a John Wick por supuesto. En este sentido no hay nada como John Wick.
La historia es una gran vuelta de tuerca, pasa de cerebral a sentimental.
Al igual que la idea esencial va cambiando, el ritmo de la película también lo hace con ella, primero vemos al hombre profesional duro, frio, calculador, ajeno a las masas y como éste se va tornando más visceral, movido por un sentimiento exclusivo de sencilla venganza.
Fassbender, al que ya echábamos mucho de menos, nos induce a pensar en la posibilidad de que su personaje pueda ser real, que alguien así pueda realmente existir e incluso nos preguntamos si alguna vez nos habremos podido cruzar con alguien como él, da miedo.
Nos mantiene totalmente enganchados a la historia que nos presenta mientras su voz en off, nos va dirigiendo a través de ella.
Magnífica la secuencia de Tilda Swinton, creo que son de los mejores 5 minutos de la película, bueno igual fueron más... pero se me pasaron volando y me supieron a poco.
Las escenas de lucha están extraordinariamente coreografiadas, de las mejores que hemos visto últimamente, salvando siempre a John Wick por supuesto. En este sentido no hay nada como John Wick.
La historia es una gran vuelta de tuerca, pasa de cerebral a sentimental.
Al igual que la idea esencial va cambiando, el ritmo de la película también lo hace con ella, primero vemos al hombre profesional duro, frio, calculador, ajeno a las masas y como éste se va tornando más visceral, movido por un sentimiento exclusivo de sencilla venganza.
Fassbender, al que ya echábamos mucho de menos, nos induce a pensar en la posibilidad de que su personaje pueda ser real, que alguien así pueda realmente existir e incluso nos preguntamos si alguna vez nos habremos podido cruzar con alguien como él, da miedo.
Nos mantiene totalmente enganchados a la historia que nos presenta mientras su voz en off, nos va dirigiendo a través de ella.
Magnífica la secuencia de Tilda Swinton, creo que son de los mejores 5 minutos de la película, bueno igual fueron más... pero se me pasaron volando y me supieron a poco.

7,4
44.838
10
31 de julio de 2023
31 de julio de 2023
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cristopher Nolan ha vuelto, creo que la mayoría sabemos de lo que este brillante cineasta es capaz, lejos de decepcionarnos aterriza con su nueva obra maestra.
Oppenheimer es terrorífica, a la vez que honesta y humana. Entre luces y sombras, como claroscuros en un cuadro barroco, oscilamos entre la luz y la oscuridad constantemente, su protagonista es representado a través de un retrato psicológico complejo, es misterioso y está repleto de contradicciones.
Son excepcionalmente bellas las muchas metáforas donde el director hace alarde de una potencia visual inusitada. Vemos una vez más al igual que en Memento (aunque en esta ocasión la fórmula empleada se usara para diferenciar estructuras cronológicas) como el blanco y negro contrarresta el color para representar distintos puntos de vista entre el científico y su antagonista.
Con su magistral destreza del uso del montaje en paralelo infiere un ritmo a la historia que va in crescendo constante, y se transforma, de una historia dramática, de una biografía, en algo más, en mucho más. Es un thriller, en el que cada vez nos sentimos más inmersos, fotograma a fotograma, nos va atrapando exponencialmente hasta que nos encontramos totalmente absortos en ella, es una experiencia monumental. Una auténtica cuenta atrás.
La extraordinaria e inmersiva música nos llega de la batuta de Ludwig Göransson, pues en esta ocasión no es Hans Zimmer (como tampoco lo fue en Tenet) y sin embargo algo nos resulta familiar, las composiciones están al servicio de las historias que a Nolan le gusta contarnos y tiene clarísimo que clase de personaje invisible y vital quiere para conducir la historia y acompañar al espectador, hacerlo vibrar e incluso empujarlo hasta el lugar en el que exactamente quiere dejarlo.
Para los que inciden en que sus películas no serían lo mismo sin sus magníficas bandas sonoras, coincido en que no, al igual que no lo sería El Padrino sin la música de Nino Rota o no lo sería tampoco Erase una vez en el Oeste o Cinema Paradiso sin la de Ennio Morricone o tampoco lo sería Tiburón sin la de John Williams.
El magnífico trabajo que Nolan hace en la dirección de actores está latente cuando vemos desfilar ese fantástico elenco desbordando talento allá donde miramos, destacamos a Florence Pugh, Emily Blunt, ambos personajes femeninos potentes y de gran importancia en la vida del físico, Robert Downey Jr., despojado por fin del casco de Iron Man que nunca ha estado mejor, y por otro lado a Cillian Murphy experto en este tipo de papeles contenidos, actor fetiche de Nolan recurrente en cintas anteriores y que en esta ocasión desempeña el rol principal transformándose (pérdida de peso incluida) en Oppenheimer en probablemente uno de los mejores papeles de su magnífica trayectoria y por el que creo sinceramente estará presente en la carrera hacia los próximos premios de La Academia, como también espero que lo estén la película y su realizador.
El pavor ante la presencia de armas nucleares en nuestro mundo sigue latente, quizá por desgracia hoy más que nunca. Aunque la situación político-social en el momento de iniciar el proyecto no fuera exactamente la misma que tenemos hoy día, creo que éste no ha podido llegarnos en mejor momento. El temor es muy real desde que lo introdujera en nuestra historia nuestro Prometeo americano y ese temor nunca desaparecerá. La película no se ha hecho para juzgar, ni para condenar. No pretende condicionar. Todos somos perfectamente capaces de sacar nuestras propias conclusiones.
Oppenheimer es terrorífica, a la vez que honesta y humana. Entre luces y sombras, como claroscuros en un cuadro barroco, oscilamos entre la luz y la oscuridad constantemente, su protagonista es representado a través de un retrato psicológico complejo, es misterioso y está repleto de contradicciones.
Son excepcionalmente bellas las muchas metáforas donde el director hace alarde de una potencia visual inusitada. Vemos una vez más al igual que en Memento (aunque en esta ocasión la fórmula empleada se usara para diferenciar estructuras cronológicas) como el blanco y negro contrarresta el color para representar distintos puntos de vista entre el científico y su antagonista.
Con su magistral destreza del uso del montaje en paralelo infiere un ritmo a la historia que va in crescendo constante, y se transforma, de una historia dramática, de una biografía, en algo más, en mucho más. Es un thriller, en el que cada vez nos sentimos más inmersos, fotograma a fotograma, nos va atrapando exponencialmente hasta que nos encontramos totalmente absortos en ella, es una experiencia monumental. Una auténtica cuenta atrás.
La extraordinaria e inmersiva música nos llega de la batuta de Ludwig Göransson, pues en esta ocasión no es Hans Zimmer (como tampoco lo fue en Tenet) y sin embargo algo nos resulta familiar, las composiciones están al servicio de las historias que a Nolan le gusta contarnos y tiene clarísimo que clase de personaje invisible y vital quiere para conducir la historia y acompañar al espectador, hacerlo vibrar e incluso empujarlo hasta el lugar en el que exactamente quiere dejarlo.
Para los que inciden en que sus películas no serían lo mismo sin sus magníficas bandas sonoras, coincido en que no, al igual que no lo sería El Padrino sin la música de Nino Rota o no lo sería tampoco Erase una vez en el Oeste o Cinema Paradiso sin la de Ennio Morricone o tampoco lo sería Tiburón sin la de John Williams.
El magnífico trabajo que Nolan hace en la dirección de actores está latente cuando vemos desfilar ese fantástico elenco desbordando talento allá donde miramos, destacamos a Florence Pugh, Emily Blunt, ambos personajes femeninos potentes y de gran importancia en la vida del físico, Robert Downey Jr., despojado por fin del casco de Iron Man que nunca ha estado mejor, y por otro lado a Cillian Murphy experto en este tipo de papeles contenidos, actor fetiche de Nolan recurrente en cintas anteriores y que en esta ocasión desempeña el rol principal transformándose (pérdida de peso incluida) en Oppenheimer en probablemente uno de los mejores papeles de su magnífica trayectoria y por el que creo sinceramente estará presente en la carrera hacia los próximos premios de La Academia, como también espero que lo estén la película y su realizador.
El pavor ante la presencia de armas nucleares en nuestro mundo sigue latente, quizá por desgracia hoy más que nunca. Aunque la situación político-social en el momento de iniciar el proyecto no fuera exactamente la misma que tenemos hoy día, creo que éste no ha podido llegarnos en mejor momento. El temor es muy real desde que lo introdujera en nuestra historia nuestro Prometeo americano y ese temor nunca desaparecerá. La película no se ha hecho para juzgar, ni para condenar. No pretende condicionar. Todos somos perfectamente capaces de sacar nuestras propias conclusiones.

7,2
19.855
9
20 de noviembre de 2023
20 de noviembre de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Olvídate de mí es una maravillosa cinta indie de la autora debutante Céline Song, cuya historia inspirada en parte en la propia experiencia de la directora, también de ascendencia surcoreana, nos narra una historia de amor desde un nuevo punto de vista muy feminista y libre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La protagonista, una surcoreana hija de artistas emigra a Canadá siendo niña arrastrada por sus padres en busca de nuevos horizontes; deja atrás a su gran amigo de la infancia, también su amor, con el que ya a esa temprana edad hacia planes convencida de que estaría siempre a su lado, e incluso llegaría el día en que sería su marido. Sin embargo, se despiden, sus caminos se separan.
Ya en Canadá, van pasando los años y crece con el sueño de llegar a ser algún día escritora, pero no una más, quiere ser una de las mejores, por lo que acaba trasladándose más tarde a New York en busca de dichas aspiraciones.
Es allí donde vuelve a encontrar a través de las redes sociales a su antiguo amigo, del que no había vuelto a saber nada desde que se despidieran 12 años atrás. Mantienen un contacto que cada vez ilusiona más a ambos, hasta que la imposibilidad aparente del reencuentro y de algo más real, duele más que el beneficio de sus cortos periodos de conexión, por lo que deciden de nuevo alejarse.
Tras un periodo de otros 12 años, casada ella ahora con un escritor y él aún inmerso en una larga relación inacabada con otra mujer, se reencuentran finalmente en New York.
Según la propia directora explica, una de las novedades de la cinta es como a través de estos personajes pretende mostrarnos una visión de la masculinidad renovada, una masculinidad que es capaz de echarse a un lado para dejar a la persona que ama su propio espacio.
Precisamente es "el espacio" el elemento que Song mejor sabe filmar, ese espacio en esos bellísimos planos estáticos en los que casi podemos ver el aire existente entre los protagonistas, somos conscientes de la tensión que está ahí aunque no podamos verla, palpamos el dolor, la nostalgia, su lucha interna y su deseo en el vacío que existe entre ambos.
En los elegantísimos planos secuencia acompañamos a los personajes mientras paseamos con ellos, mientras seguimos el hilo del destino de sus vidas, el hilo de sus pensamientos que casi podemos adivinar y que nos alcanzan con un ritmo in crescendo sobre todo en el final, cuando parece que está a punto de llegar alguna decisión definitiva que sin embargo no llega.
Absolutamente preciosa los primeros planos intimistas de los personajes, así como los grandes planos abiertos entre Seúl y New York reflejos del contraste entre sus culturas. Es una película conmovedora que además recomiendo encarecidamente ver en V.O., pues en el doblaje algunas escenas pierden claramente su potencial interpretativo así como su riqueza intercultural.
Me ha parecido oír que la directora novel ya sonaba para los Oscar, creo que su Opera Prima es un excelente trabajo que sin duda lo merece.
Ya en Canadá, van pasando los años y crece con el sueño de llegar a ser algún día escritora, pero no una más, quiere ser una de las mejores, por lo que acaba trasladándose más tarde a New York en busca de dichas aspiraciones.
Es allí donde vuelve a encontrar a través de las redes sociales a su antiguo amigo, del que no había vuelto a saber nada desde que se despidieran 12 años atrás. Mantienen un contacto que cada vez ilusiona más a ambos, hasta que la imposibilidad aparente del reencuentro y de algo más real, duele más que el beneficio de sus cortos periodos de conexión, por lo que deciden de nuevo alejarse.
Tras un periodo de otros 12 años, casada ella ahora con un escritor y él aún inmerso en una larga relación inacabada con otra mujer, se reencuentran finalmente en New York.
Según la propia directora explica, una de las novedades de la cinta es como a través de estos personajes pretende mostrarnos una visión de la masculinidad renovada, una masculinidad que es capaz de echarse a un lado para dejar a la persona que ama su propio espacio.
Precisamente es "el espacio" el elemento que Song mejor sabe filmar, ese espacio en esos bellísimos planos estáticos en los que casi podemos ver el aire existente entre los protagonistas, somos conscientes de la tensión que está ahí aunque no podamos verla, palpamos el dolor, la nostalgia, su lucha interna y su deseo en el vacío que existe entre ambos.
En los elegantísimos planos secuencia acompañamos a los personajes mientras paseamos con ellos, mientras seguimos el hilo del destino de sus vidas, el hilo de sus pensamientos que casi podemos adivinar y que nos alcanzan con un ritmo in crescendo sobre todo en el final, cuando parece que está a punto de llegar alguna decisión definitiva que sin embargo no llega.
Absolutamente preciosa los primeros planos intimistas de los personajes, así como los grandes planos abiertos entre Seúl y New York reflejos del contraste entre sus culturas. Es una película conmovedora que además recomiendo encarecidamente ver en V.O., pues en el doblaje algunas escenas pierden claramente su potencial interpretativo así como su riqueza intercultural.
Me ha parecido oír que la directora novel ya sonaba para los Oscar, creo que su Opera Prima es un excelente trabajo que sin duda lo merece.
4
10 de octubre de 2023
10 de octubre de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Queriendo aprovechar el legado de su maravillosa predecesora del ya fallecido William Friedkin, David Gordon Green, director de esta nueva entrega, acostumbrado a un subgénero mucho menos sutil, y responsable de las 3 últimas entregas de Halloween, nos plantea las diferencias religiosas entre distintas comunidades y culturas intentando romper dichas diferencias entre todas ellas, y simplificándolas en un único factor común, la Fe.
Fe que además parece ser suficiente para combatir cualquier tipo de mal, sin importar de donde proceda éste (imagino que de ahí lo de creyente).
Fe que además parece ser suficiente para combatir cualquier tipo de mal, sin importar de donde proceda éste (imagino que de ahí lo de creyente).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En mi opinión todo este batiburrillo de doctrinas da como resultado un exorcismo de lo más confuso, irregular y sin ritmo que no consigue dar miedo en ningún momento y que arremete contra alguna religión más fuertemente que contra otras y que además no enseña nada que no hayamos visto ya muchísimas veces.
La primera mitad al menos resulta interesante con la desaparición de las niñas y con los cambios que en ellas empiezan a ser evidentes, yéndose todo abajo lamentablemente en mi opinión, cuando preparan ese ritual irracional, que debía ser la esencia misma de la película y que no consigue sino estropearlo todo.
Nada que ver con El Exorcista de 1973, que marcó un antes y un después en el género, consiguiendo además sentar precedentes siendo la primera película de terror en ser nominada a los premios de la academia y de la que celebramos el 50º Aniversario precisamente este mismo mes y año.
Parece que estamos ante otra franquicia más, que podrá o no, seguir explotando la grandiosidad de sus orígenes, tal y como ocurrió con la Noche de Halloween de John Carpenter, para eso si que ha demostrado el director tener gran capacidad, pues parece experto en transformar en nuevas fuentes de ingresos grandes iconos de nuestra cultura pop.
En este caso, el diablo no tiene ningún alma que llevarse.
La primera mitad al menos resulta interesante con la desaparición de las niñas y con los cambios que en ellas empiezan a ser evidentes, yéndose todo abajo lamentablemente en mi opinión, cuando preparan ese ritual irracional, que debía ser la esencia misma de la película y que no consigue sino estropearlo todo.
Nada que ver con El Exorcista de 1973, que marcó un antes y un después en el género, consiguiendo además sentar precedentes siendo la primera película de terror en ser nominada a los premios de la academia y de la que celebramos el 50º Aniversario precisamente este mismo mes y año.
Parece que estamos ante otra franquicia más, que podrá o no, seguir explotando la grandiosidad de sus orígenes, tal y como ocurrió con la Noche de Halloween de John Carpenter, para eso si que ha demostrado el director tener gran capacidad, pues parece experto en transformar en nuevas fuentes de ingresos grandes iconos de nuestra cultura pop.
En este caso, el diablo no tiene ningún alma que llevarse.
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