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Críticas ordenadas por utilidad
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8,0
13.656
10
3 de mayo de 2011
3 de mayo de 2011
33 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
El marino Jim Mckay se desplaza hacia el Oeste con la intención de casarse con su novia (Pat Terryl) en el enorme rancho de su familia. Desde su llegada Jim observará con desencanto que el odio, el orgullo y la violencia se han instalado en esas tierras y que sólo la cordura y la generosidad podrán poner fin a tantos años de enfrentamientos y hostilidad.
Obra maestra indiscutible de uno de los cinco GRANDES (Capra, Ford, Wyler, Hawks y Wilder). Un auténtico tratado de psicología fundamentado en el enfrentamiento HOMBRE versus hombrecillos y, en el que voy a basar mi crítica. Porque todo lo demás, como de cualquier gran película, ya se ha dicho: música maravillosa, dirección extraordinaria, puesta en escena y fotografía espléndidas, excelente aprovechamiento de los espacios abiertos, interpretaciones prodigiosas...
¿Cómo se puede en poco más de dos horas ofrecer un compendio de psicología tan variado y lúcido? Tan directo, tan diáfano, tan entendible. No tengo la menor idea. Y por encima de las múltiples y complejas personalidades una de ellas sobresale como la bala de un cañón disparada hacia arriba: la de Jim Mckay. Y, desde su altura, tratará de bajar y de posarse como una pluma en los agrestes paisajes del citado continuamente como "el Gran País". Para imponer la calma y la cordura, para ser el agua capaz de regar las áridas tierras. Y, mientras tanto, la caterva de 'hombrecillos' que pueblan la película -y no sólo la película sino este complejo mundo donde nos movemos- se quedan, o nos quedamos, estupefactos ante el modo de actuar de Jim Mckay: valiente sin alardes, seguro de si mismo sin prepotencia, solitario sin quererlo, guasón sin maldad. Gregory Peck es Jim Mckay. En la mayoría de sus películas lo es: un actorazo, un caballero, un señor.
El controvertido orgullo es el 'leit motiv' de la mayoría de los personajes. De la mayoría de los seres humanos. Deberíamos recordar a menudo aquella máxima de De La Rochefoucauld: "Es tan digno ser orgulloso consigo mismo como ridículo serlo con los demás".
Obra maestra indiscutible de uno de los cinco GRANDES (Capra, Ford, Wyler, Hawks y Wilder). Un auténtico tratado de psicología fundamentado en el enfrentamiento HOMBRE versus hombrecillos y, en el que voy a basar mi crítica. Porque todo lo demás, como de cualquier gran película, ya se ha dicho: música maravillosa, dirección extraordinaria, puesta en escena y fotografía espléndidas, excelente aprovechamiento de los espacios abiertos, interpretaciones prodigiosas...
¿Cómo se puede en poco más de dos horas ofrecer un compendio de psicología tan variado y lúcido? Tan directo, tan diáfano, tan entendible. No tengo la menor idea. Y por encima de las múltiples y complejas personalidades una de ellas sobresale como la bala de un cañón disparada hacia arriba: la de Jim Mckay. Y, desde su altura, tratará de bajar y de posarse como una pluma en los agrestes paisajes del citado continuamente como "el Gran País". Para imponer la calma y la cordura, para ser el agua capaz de regar las áridas tierras. Y, mientras tanto, la caterva de 'hombrecillos' que pueblan la película -y no sólo la película sino este complejo mundo donde nos movemos- se quedan, o nos quedamos, estupefactos ante el modo de actuar de Jim Mckay: valiente sin alardes, seguro de si mismo sin prepotencia, solitario sin quererlo, guasón sin maldad. Gregory Peck es Jim Mckay. En la mayoría de sus películas lo es: un actorazo, un caballero, un señor.
El controvertido orgullo es el 'leit motiv' de la mayoría de los personajes. De la mayoría de los seres humanos. Deberíamos recordar a menudo aquella máxima de De La Rochefoucauld: "Es tan digno ser orgulloso consigo mismo como ridículo serlo con los demás".

7,6
11.843
10
18 de octubre de 2010
18 de octubre de 2010
34 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con "Al este del edén" no sólo nace el mayor y más longevo icono que ha dado el cine sino que, además, ese icono, se nos revelaría como uno de los mejores actores del mundo: James Dean. Vaya por delante, que toda la parafernalia de marketing montada en torno a su figura ha dejado, lamentablemente, en un segundo plano, la calidad, el talento y la angustia vital del actor.
"Al este del edén" se desarrolla en dos localidades de la California de 1917 y cuenta la historia de dos hermanos que se disputan el amor de su padre y el de la novia de uno de ellos, con el estallido de la segunda guerra mundial como telón de fondo. Kazan, en la plenitud de su carrera, dirige con mano firme esta obra maestra en la que destaca, por encima de todo, la dirección de actores. Saca lo mejor de todos ellos y James Dean nos ofrece un manual interpretativo del Actor's Studio y lo adereza con gotas -bueno,con chorros- de un talento extraordinario.
Nunca he visto a nadie actuar como James Dean. Es prodigioso cómo camina, cómo mira, cómo gesticula. La cámara estaba enamorada de él. Hay dos escenas (Cal, en la comisaría, mirando de reojo una foto de sus padres, termina abanicándose con ella y Cal yendo a recoger su dinero, ante la respuesta de su amigo de que tiene que volver mañana, Cal contesta:"muy bien, dormiré aquí" y, se tumba en el banco de la entrada) repito, estas dos escenas nunca lograré entender cómo se pueden interpretar con esa naturalidad teniendo una cámara delante.
En fin, el resto de actores también están soberbios: Jo Van Fleet, Julie Harris, Raymond Massey, Burt Ives.
Cuantas más veces veo esta obra maestra de Kazan, más pienso que James Dean ha sido el mejor actor de todos los tiempos.
"Al este del edén" se desarrolla en dos localidades de la California de 1917 y cuenta la historia de dos hermanos que se disputan el amor de su padre y el de la novia de uno de ellos, con el estallido de la segunda guerra mundial como telón de fondo. Kazan, en la plenitud de su carrera, dirige con mano firme esta obra maestra en la que destaca, por encima de todo, la dirección de actores. Saca lo mejor de todos ellos y James Dean nos ofrece un manual interpretativo del Actor's Studio y lo adereza con gotas -bueno,con chorros- de un talento extraordinario.
Nunca he visto a nadie actuar como James Dean. Es prodigioso cómo camina, cómo mira, cómo gesticula. La cámara estaba enamorada de él. Hay dos escenas (Cal, en la comisaría, mirando de reojo una foto de sus padres, termina abanicándose con ella y Cal yendo a recoger su dinero, ante la respuesta de su amigo de que tiene que volver mañana, Cal contesta:"muy bien, dormiré aquí" y, se tumba en el banco de la entrada) repito, estas dos escenas nunca lograré entender cómo se pueden interpretar con esa naturalidad teniendo una cámara delante.
En fin, el resto de actores también están soberbios: Jo Van Fleet, Julie Harris, Raymond Massey, Burt Ives.
Cuantas más veces veo esta obra maestra de Kazan, más pienso que James Dean ha sido el mejor actor de todos los tiempos.
6 de mayo de 2011
6 de mayo de 2011
35 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre los años 1955 y 1965 se hicieron en España notables películas. Supongo que, por razones políticas, de una parte, y, de otra, por razones (incomprensibles para mí) que elevaban a los altares cualquier cine europeo que no fuera español, se menospreció de manera bastante rastrera un cine patrio, que, con escasos medios logró, sin embargo, resultados más que dignos. Películas conocidas como "Distrito Quinto", "Atraco a las tres", "Muerte de un ciclista" o "La gran familia" y otras menos conocidas, no merecen ni mucho menos, esa sonrisa compasiva de los "grandes críticos" que, eso sí, babeaban con los bodrios de Antonioni o los tostones de Bresson.
"Usted puede ser un asesino" cuenta la historia de dos amigos que tras despedirse de sus mujeres (éstas van a pasar el fin de año a una casita de campo) se disponen a pasar una noche de juerga con alcohol, música y dos espléndidas 'señoritas'. Sin embargo, la noche de juerga se convertirá en un caos absoluto debido a la llegada del Señor Dupont que pretenderá hacerles chantaje.
La película tiene un comienzo más bien flojo que no augura, en absoluto, la mascarada dinámica e ingeniosa que nos vamos a encontrar en su desarrollo posterior. En un escenario absolutamente teatral, situaciones rocambolescas, agudos diálogos, golpes de efecto, interrogatorios desternillantes, se suceden sin descanso. Todo ello, con unos intérpretes muy teatrales y en su plenitud, aunque el gran Alberto Closas y la 'alocada' Amparo Soler Leal destacan sobremanera.
José María Forqué nos regala una interesante y divertida Comedia negra sacando el máximo partido de unos espléndidos actores y, anticipando ya, que iba a ser en la Comedia donde nos regalaría su obra maestra "Atraco a las tres".
"Usted puede ser un asesino" cuenta la historia de dos amigos que tras despedirse de sus mujeres (éstas van a pasar el fin de año a una casita de campo) se disponen a pasar una noche de juerga con alcohol, música y dos espléndidas 'señoritas'. Sin embargo, la noche de juerga se convertirá en un caos absoluto debido a la llegada del Señor Dupont que pretenderá hacerles chantaje.
La película tiene un comienzo más bien flojo que no augura, en absoluto, la mascarada dinámica e ingeniosa que nos vamos a encontrar en su desarrollo posterior. En un escenario absolutamente teatral, situaciones rocambolescas, agudos diálogos, golpes de efecto, interrogatorios desternillantes, se suceden sin descanso. Todo ello, con unos intérpretes muy teatrales y en su plenitud, aunque el gran Alberto Closas y la 'alocada' Amparo Soler Leal destacan sobremanera.
José María Forqué nos regala una interesante y divertida Comedia negra sacando el máximo partido de unos espléndidos actores y, anticipando ya, que iba a ser en la Comedia donde nos regalaría su obra maestra "Atraco a las tres".

6,3
318
8
26 de octubre de 2010
26 de octubre de 2010
30 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película extraordinaria, de esas que contagian alegría, vitalidad, dignidad y, en fin, todas las cualidades del elegante y exquisito Beau Brumell. George Bryan Brumell, militar de renombre, se convertirá, gracias a su audacia, orgullo y sinceridad, en el favorito del Príncipe de Gales, que buscará su consuelo y apoyo tanto en las cuestiones de Estado como en las amorosas. Ambos se harán íntimos amigos, pero a veces, ya se sabe, una opinión acertada y sincera de nuestro más fiel amigo nos molesta y nos alejamos de él...
La dirección de Curtis Bernhardt es magnífica ayudada por un guión sublime de Karl Tunberg. De los diálogos ¿Qué se puede decir?, son ingeniosos, brillantes, rápidos, dignos de los mejores personajes de Oscar Wilde (otro esteta como Brumell). ¡Qué diablos!, mientras vemos la película queremos ser Brumell y ser sinceros y dignos como él y tener un oponente lúcido y cascarrabias como el Príncipe de Gales. Y, ya de paso, también nos gustaría tener una habitación tan acogedora como la suya, con sus libros y esa chimenea permanentemente encendida.
Ustinov-Granger, Granger-Ustinov, estamos igual que antes ¿Qué podemos decir? Peter Ustinov es un monstruo de la escena, la llena, la devora, así que, imagínense al nivel que debe estar el bueno de Stewart Granger. Pues lo consigue. Y le replica, le provoca, le hiere en su orgullo y, además, lo hace con el estilo y la elegancia no de Beau Brumell sino de Stewart Granger. El resto de actores y actrices: Robert Morley, Lyz Taylor, James Donald, hacen lo que pueden y lo hacen bien, lo cual no es poco dadas las circunstancias.
"Beau Brumell" es una de esas maravillosas películas en las que te sientas con un lápiz y un papel para apuntar frases ingeniosas, y el papel termina vacío porque si te pones a escribir, temes perderte la siguiente frase, y la siguiente, y la siguiente...
La dirección de Curtis Bernhardt es magnífica ayudada por un guión sublime de Karl Tunberg. De los diálogos ¿Qué se puede decir?, son ingeniosos, brillantes, rápidos, dignos de los mejores personajes de Oscar Wilde (otro esteta como Brumell). ¡Qué diablos!, mientras vemos la película queremos ser Brumell y ser sinceros y dignos como él y tener un oponente lúcido y cascarrabias como el Príncipe de Gales. Y, ya de paso, también nos gustaría tener una habitación tan acogedora como la suya, con sus libros y esa chimenea permanentemente encendida.
Ustinov-Granger, Granger-Ustinov, estamos igual que antes ¿Qué podemos decir? Peter Ustinov es un monstruo de la escena, la llena, la devora, así que, imagínense al nivel que debe estar el bueno de Stewart Granger. Pues lo consigue. Y le replica, le provoca, le hiere en su orgullo y, además, lo hace con el estilo y la elegancia no de Beau Brumell sino de Stewart Granger. El resto de actores y actrices: Robert Morley, Lyz Taylor, James Donald, hacen lo que pueden y lo hacen bien, lo cual no es poco dadas las circunstancias.
"Beau Brumell" es una de esas maravillosas películas en las que te sientas con un lápiz y un papel para apuntar frases ingeniosas, y el papel termina vacío porque si te pones a escribir, temes perderte la siguiente frase, y la siguiente, y la siguiente...
2 de abril de 2011
2 de abril de 2011
27 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Zinnemann dirigió pocas películas y, casi todas, fueron buenas e incluso más que buenas. Tocó con acierto temas delicados y se apartó del cine cuando comenzaron a primar los intereses comerciales por encima de la creatividad del director. Nos regaló joyas como: "Hombres", "Solo ante el peligro" o "De aquí a la eternidad".
"Los ángeles perdidos" narra la historia de un niño (Karen). Los nazis lo separaron de su madre en un campo de concentración y, terminada la guerra, el pequeño se halla en estado de 'shock' por todo lo que ha padecido. Poco a poco irá recuperándose pero es entonces cuando siente más que nunca que le 'arrebataron' a su madre y que la necesita.
Es ésta una película durísima, sólo tamizada en su dolor por el personaje de Steve y los suaves ademanes y la dulce mirada de Clift. Se distinguen dos películas, dos episodios bien diferenciados. Uno de ellos es desgarrador, conmovedor, una sacudida violenta a nuestros corazones y a nuestras conciencias. ¿Cómo metemos a los niños en las guerras? ¿De qué horripilante manera y con qué derecho le quitamos al niño la posibilidad de ser niño? ¿Cómo puede nacer y a los pocos meses hacerlo hombre, tratarlo como a un hombre? ¿Qué significa tanta crueldad en el ser humano?
Y, gracias a Zinnemann y, sobre todo, gracias a sus pequeños actores, cada rostro de piedra, cada harapo, cada gesto temeroso, cada par de ojos desorientados, se cuelan en nuestra mente y se anclan al corazón para que no olvidemos nunca que ellos estuvieron allí y que sólo piden que alguien les de una explicación. Aunque sea vaga y pobre, pero que se la den.
Hay planos fabulosos, secuencias conmovedoras, miradas que jamás se olvidan. Los niños, los niños, los niños... Los niños gritando por qué y que dónde diablos está su madre.
La historia del tierno y bondadoso Clift es el otro episodio. El edulcorante. Pero, por esta vez, vamos a tomarnos una taza grande de café solo. Y además frío.
"Los ángeles perdidos" narra la historia de un niño (Karen). Los nazis lo separaron de su madre en un campo de concentración y, terminada la guerra, el pequeño se halla en estado de 'shock' por todo lo que ha padecido. Poco a poco irá recuperándose pero es entonces cuando siente más que nunca que le 'arrebataron' a su madre y que la necesita.
Es ésta una película durísima, sólo tamizada en su dolor por el personaje de Steve y los suaves ademanes y la dulce mirada de Clift. Se distinguen dos películas, dos episodios bien diferenciados. Uno de ellos es desgarrador, conmovedor, una sacudida violenta a nuestros corazones y a nuestras conciencias. ¿Cómo metemos a los niños en las guerras? ¿De qué horripilante manera y con qué derecho le quitamos al niño la posibilidad de ser niño? ¿Cómo puede nacer y a los pocos meses hacerlo hombre, tratarlo como a un hombre? ¿Qué significa tanta crueldad en el ser humano?
Y, gracias a Zinnemann y, sobre todo, gracias a sus pequeños actores, cada rostro de piedra, cada harapo, cada gesto temeroso, cada par de ojos desorientados, se cuelan en nuestra mente y se anclan al corazón para que no olvidemos nunca que ellos estuvieron allí y que sólo piden que alguien les de una explicación. Aunque sea vaga y pobre, pero que se la den.
Hay planos fabulosos, secuencias conmovedoras, miradas que jamás se olvidan. Los niños, los niños, los niños... Los niños gritando por qué y que dónde diablos está su madre.
La historia del tierno y bondadoso Clift es el otro episodio. El edulcorante. Pero, por esta vez, vamos a tomarnos una taza grande de café solo. Y además frío.
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