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8
23 de agosto de 2019
23 de agosto de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Argumento básico que funciona: una clásica novela agridulce que va y viene entre la comedia y el drama, respectivamente (o no, depende), pero que a la vez es compleja en cuanto a los diálogos (los cuales duplican en cantidad al promedio de series en general); diálogos veloces entre absolutamente todos sus personajes, logrando fluidez y atención con ingenio. A destacar sus coloquios, reseñas y citas a incontable cantidad de libros y grupos musicales. Gilmore Girls es sólida, inteligente, estética, armónica, activamente atractiva y ni siquiera en sus "pausas" aburre. A recalcar positivamente el envidiable metabolismo de Rory y Lorelai, que ingieren alimentos en cantidades descomunales y no engordan, siendo esta característica un toque cómico que ayuda y acompaña a la trama.
Todo lo anteriormente dicho, vale aclarar, está inteligentemente configurado en las primeras tres temporadas, ofreciendo lo que promete: entretenimiento sano, sin dobles intenciones panfletarias tan en boga actualmente. Despampanante y adictivo es el triángulo argumental conformado por 'abuela-madre-hija', enfáticamente frenético el mismo y de una inteligente y aguda gracia afrentosa.
Lo mejor: el pequeño pueblo de Stars Hollow, esa Arcadia inexistente en el mundo real con su eterno otoño anaranjado-sepia-grisáceo y, adjunta a dicha utópica aldea, un cohorte estrafalario de singulares y pintorescos personajes secundarios. Todos ellos, prácticamente sin excepciones, logran transmitir la empatía necesaria para lograr credibilidad dentro de un lugar verdaderamente increíble. De entre todos ellos destaca Taylor Doose (Michael Winters), entrometido y verticalista dueño del Doose's Market, consejal de Stars Hollow y organizador de todos los eventos y festivales de dicho pueblo.
Lo peor: los chicos crecen y los cambios son inevitables, y pasar de la Rory de preparatoria chiltonesca prácticamente atada a su eterno otoño pueblito perfecto viajo en colectivo a Hartford solo para volver, a la Rory vivencias de una adolescente en los campus universitarios de Yale volviendo a Stars Hollow quién sabe cuando quizás uno o dos días sí quizás seis o siete días no, le jugó claramente en contra a la serie y la misma empezó a decaer de ahí en adelante, lenta pero progresivamente y dejando constancia, una vez más, del clásico y descuidado quehacer corporativo que rompe y desarma el engranaje otrora cuidado y lustrado en cada episodio, con el único afán de recaudar sin detenerse ante la posibilidad del insulto.
Todo lo anteriormente dicho, vale aclarar, está inteligentemente configurado en las primeras tres temporadas, ofreciendo lo que promete: entretenimiento sano, sin dobles intenciones panfletarias tan en boga actualmente. Despampanante y adictivo es el triángulo argumental conformado por 'abuela-madre-hija', enfáticamente frenético el mismo y de una inteligente y aguda gracia afrentosa.
Lo mejor: el pequeño pueblo de Stars Hollow, esa Arcadia inexistente en el mundo real con su eterno otoño anaranjado-sepia-grisáceo y, adjunta a dicha utópica aldea, un cohorte estrafalario de singulares y pintorescos personajes secundarios. Todos ellos, prácticamente sin excepciones, logran transmitir la empatía necesaria para lograr credibilidad dentro de un lugar verdaderamente increíble. De entre todos ellos destaca Taylor Doose (Michael Winters), entrometido y verticalista dueño del Doose's Market, consejal de Stars Hollow y organizador de todos los eventos y festivales de dicho pueblo.
Lo peor: los chicos crecen y los cambios son inevitables, y pasar de la Rory de preparatoria chiltonesca prácticamente atada a su eterno otoño pueblito perfecto viajo en colectivo a Hartford solo para volver, a la Rory vivencias de una adolescente en los campus universitarios de Yale volviendo a Stars Hollow quién sabe cuando quizás uno o dos días sí quizás seis o siete días no, le jugó claramente en contra a la serie y la misma empezó a decaer de ahí en adelante, lenta pero progresivamente y dejando constancia, una vez más, del clásico y descuidado quehacer corporativo que rompe y desarma el engranaje otrora cuidado y lustrado en cada episodio, con el único afán de recaudar sin detenerse ante la posibilidad del insulto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Y en consecuencia, Lorelai, mi Lorelai preferida, pasó de ser uno de los mejores personajes a uno de los peores, así de brusco y real. Rory otro tanto. Ergo, se volvieron ambas insufribles, inmasticables, incoherentes. Incoherentes con sus "vidas pretéritas", ya que como expresé con anterioridad, el quiebre que supuso la cuarta temporada fue demasiado para el devenir substancioso y eficaz del guión y claramente sus personajes principales se vieron afectados por ese fin que justifica los medios, mi Lorelai, y Rory, y por ello prácticamente todos los personajes secundarios también. Todos agarrados con alfileres, y todo en las nubes. Nubes decoradas a moños rosas y celestes, y todo flotando. Y Lorelai que parecía como apagada, como ajena a lo que antes la ubicaba allá arriba en el púlpito (en su púlpito), y ahora con desgana y desidia en su mirar y en su actuar, forzando y fingiendo alegría y singularidad que antes salían porque sí, porque así era ella, pero ya no más. Y Rory adosada a ese cambio brusco y absurdo, a ese giro apático de 180°: desenfadadamente extraña, sin propósito tangible en la vida, abandonando sus estudios porque entra la adolescencia como una excusa original, y aún cuando regresa de sus vacaciones académicas para reimplantarse en los campus no convenció jamás, desinhibida, espontánea y natural cuando nunca lo fue, como querer que Rory se enlorelaicise y Lorelai se enroryciese, enrarecidas ambas, desorientadas las dos. Desorientadas, como irónicamente titulan al último episodio de la quinta temporada. Episodio que advierte hasta con su epígrafe el devenir de las chicas Gilmore y en consecuencia el futuro de la serie, gracias a un guión que tocó su punto de inflexión, estancando la trama y forzando situaciones de mero relleno...

3,5
1.106
2
18 de julio de 2019
18 de julio de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta cinta es una loa a lo más vulgar del cine, aunque extrañamente entrañable. Un logro de la arquitectura cinematográfica más obsecuente y funcional. Es una sana y advertida apología al cliché.
Fusión entre el cine de bajo presupuesto con la estética de 'The O.C.' (The Orange County), su arte es previsible y su trama plana, totalmente lineal, soporífera por momentos y al minuto diez de la misma ya sabemos cómo va a terminar o, poniéndole ganas, como va a transcurrir esperando que no termine como obviamente va a terminar.
Rescato que se limiten a imitar la incontable cantidad de filmes del género, a los cuales ya estamos acostumbrados y que, al menos yo, observo inclusive con cierto cariño, como ese arrumaco con el almohadón al que me veo expuesto para (no) dormirme mientras (no) le presto atención a los hechos que se suceden en la pantalla. Prefiero este tipo de tramas obtusas y predecibles a la nueva moda distópicamente embustera que, al igual que el thriller clásico, escupe series y películas salidas de un mismo molde, una detrás de la otra.
Y es que opto por un guión estructurado que no se aventura ni se compromete, como es el caso de 'Obsesión Secreta', a tener que inventarme yo el final, cosa que ocurre con las distopías pos-apocalípticas actuales tan en boga, como mencioné anteriormente, las cuales encima de estar mal escritas, obligan al espectador a imaginarse una conclusión coherente, o no, porque su excusa es justamente esa: no existe real y verdadera resolución de los hechos. Al menos en esta película no te mienten, no te embaucan, es lo que es y nada más, exenta de falacias maliciosas.
Lo mejor: sin arriesgarse con giros inmanejables a futuro, ofrece exactamente lo que promete. En ese sentido es honestamente aburrida, y se agradece ya que la decisión de visionar el film queda exclusivamente bajo la responsabilidad del espectador.
Lo peor: las actuaciones son realmente malas, sin menospreciar el claro esfuerzo que hacen los actores, sobre todo el detective y su fallido intento como un coprotagónico que quiere dar a entender una vida privada más allá de su trabajo. Por cierto, la manera en que la víctima y el detective atan los "cabos sueltos" es realmente tragicómica.
Fusión entre el cine de bajo presupuesto con la estética de 'The O.C.' (The Orange County), su arte es previsible y su trama plana, totalmente lineal, soporífera por momentos y al minuto diez de la misma ya sabemos cómo va a terminar o, poniéndole ganas, como va a transcurrir esperando que no termine como obviamente va a terminar.
Rescato que se limiten a imitar la incontable cantidad de filmes del género, a los cuales ya estamos acostumbrados y que, al menos yo, observo inclusive con cierto cariño, como ese arrumaco con el almohadón al que me veo expuesto para (no) dormirme mientras (no) le presto atención a los hechos que se suceden en la pantalla. Prefiero este tipo de tramas obtusas y predecibles a la nueva moda distópicamente embustera que, al igual que el thriller clásico, escupe series y películas salidas de un mismo molde, una detrás de la otra.
Y es que opto por un guión estructurado que no se aventura ni se compromete, como es el caso de 'Obsesión Secreta', a tener que inventarme yo el final, cosa que ocurre con las distopías pos-apocalípticas actuales tan en boga, como mencioné anteriormente, las cuales encima de estar mal escritas, obligan al espectador a imaginarse una conclusión coherente, o no, porque su excusa es justamente esa: no existe real y verdadera resolución de los hechos. Al menos en esta película no te mienten, no te embaucan, es lo que es y nada más, exenta de falacias maliciosas.
Lo mejor: sin arriesgarse con giros inmanejables a futuro, ofrece exactamente lo que promete. En ese sentido es honestamente aburrida, y se agradece ya que la decisión de visionar el film queda exclusivamente bajo la responsabilidad del espectador.
Lo peor: las actuaciones son realmente malas, sin menospreciar el claro esfuerzo que hacen los actores, sobre todo el detective y su fallido intento como un coprotagónico que quiere dar a entender una vida privada más allá de su trabajo. Por cierto, la manera en que la víctima y el detective atan los "cabos sueltos" es realmente tragicómica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cantidad enorme de clásicos clichés reutilizados hasta el hartazgo en este tipo de géneros fílmicos:
Desde el primer minuto, la víctima escondida en un baño público mientras el victimario abre una a una las puertas y, así y todo, ella logra escapar.
El cambio abrupto de volumen en el efecto sonoro durante las dos o tres apariciones del señor Kahn, según así lo nombra el detective, tratando de dejar en claro que más que una posible amenaza, el señor Kahn representa el señuelo más cursi y usado en la historia del cine de suspenso.
El estúpido password utilizado por el victimario, además de las fotografías que no borró.
El pie de la víctima tapado por la frazada.
La manera en que la víctima escapa de la habitación cuando la atan con una soga a la cama, pero la parte del florero ya fue demasiado.
El detective, un enorme hombre encerrado en un freezer sin traba, tarda horas para salir del mismo.
Cuando finalmente escapa del freezer, el detective se adentra directamente en el bosque sin antes revisar la casa, como si se tratase de un psíquico.
La oportuna carta escrita en papel de Russell.
Y obviamente, si Netflix no te mete pseudo-feminismo o ideología de género con calzador para así disimular la clara agenda mundial al respecto, entonces los estereotipos basados en las "minorías sociales" aumentan sobremanera y terminan victimizando a una mujer asiática que es salvada por el detective negro de un psicópata blanco (heterosexual) cuando creíamos que el sociópata era el hombre gordo latino o, cuando menos, no macho caucásico falocéntrico...
Desde el primer minuto, la víctima escondida en un baño público mientras el victimario abre una a una las puertas y, así y todo, ella logra escapar.
El cambio abrupto de volumen en el efecto sonoro durante las dos o tres apariciones del señor Kahn, según así lo nombra el detective, tratando de dejar en claro que más que una posible amenaza, el señor Kahn representa el señuelo más cursi y usado en la historia del cine de suspenso.
El estúpido password utilizado por el victimario, además de las fotografías que no borró.
El pie de la víctima tapado por la frazada.
La manera en que la víctima escapa de la habitación cuando la atan con una soga a la cama, pero la parte del florero ya fue demasiado.
El detective, un enorme hombre encerrado en un freezer sin traba, tarda horas para salir del mismo.
Cuando finalmente escapa del freezer, el detective se adentra directamente en el bosque sin antes revisar la casa, como si se tratase de un psíquico.
La oportuna carta escrita en papel de Russell.
Y obviamente, si Netflix no te mete pseudo-feminismo o ideología de género con calzador para así disimular la clara agenda mundial al respecto, entonces los estereotipos basados en las "minorías sociales" aumentan sobremanera y terminan victimizando a una mujer asiática que es salvada por el detective negro de un psicópata blanco (heterosexual) cuando creíamos que el sociópata era el hombre gordo latino o, cuando menos, no macho caucásico falocéntrico...

7,0
28.016
1
7 de junio de 2020
7 de junio de 2020
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pongo Netflix y, haciendo como que no veo y esquivando en consecuencia las decenas de películas que sé que quiero mirar a sabiendas de que van a ser superadas por su propia propaganda como ocurre casi siempre, me dispongo a seguir scrolleando en el inicio de dicha plataforma desinteresadamente. Y entonces, de vez en cuando, me aferro a ese "casi siempre" y me decido a seleccionar. Opté por Roma. Jamás vi un film de Cuarón, con excepción de la tercera entrega de Harry Potter pero, saliendo de esa, nada. Y siendo totalmente sincero, recién hoy me entero de que el mexicano dirigió El Prisionero de Azkaban, no tenía la más mínima idea.
En fin, decepcionante, terriblemente decepcionante. Pretenciosamente embolante, linealmente soporífera y pendencieramente mentirosa.
Salvando dos o tres escenas (concretamente planos) todo el conjunto es espantosamente repetitivo y cansador. Dos horas y cuarto de lo que parecía una cíclica galería de fotogramas en blanco y negro que por cierto, acotación paradójica al margen, se ensalsa gracias a esa patética manía que poseen los críticos pseudo-profesionales de cine de caratular de "obra maestra" a todo film armado a pura presuntuosa bicromía cuando el color es infinitamente más complejo.
Y ni siquiera deseo enumerar esas tomas eternas, infinitas; eternas e infinitas ya que no terminaban más y no se terminaban más. Un fatídico desastre para los sentidos.
Pero si hay algo todavía más absurdo e inentendible que las decisiones de Cuarón a la hora de despojar de toda empatía a sus actrices y actores relegándolos a mera e insulsa ornamentación que acompañe a esta catástrofe cinematográfica, es la incoherente calificación por parte de la "crítica profesional" que, ya a estas alturas, considero que deben estar respaldados por un batallón de trolls virtuales que con sus perfiles falsos le ponen su 9 o 10 a este tipo de payasadas atómicas, ya que de lo contrario es incomprensible: todos los medios más importantes de cada país, y por ende del mundo entero, la ponen al nivel de "obra de culto" sumado a una media de exactamente 7 puntos acá en FilmAffinity pero, increíblemente, cuando uno mira las críticas de los usuarios y las ordena por su utilidad, se deja entrever claramente que abundan en demasía los 1, 2, 3, 4, 5... y no estoy contando, estoy enumerando las notas de las críticas en su respectivo orden, basta con echar un vistazo a las mismas.
Lo mejor: Cuarón no solo demostró ser un excelente fotógrafo con esta película sino que también me persuadió de no volverlo a ver nunca más. Aunque después de siete años, quizás, puede ser que finalmente me decida a mirar Gravity solo con el único fin de vivir una especie de déjà vu, pero a colores.
Lo peor: que este auto-bombo en formato cinematográfico cumplió con lo que verdaderamente tenía que cumplir, a saber, su cuota indigenista. Indigenismo latinoamericano por parte de la agenda feminista de género. En Europa será el multiculturalismo pero eso es tema aparte (o no). Así que ya está Netflix, ya está, lograste tu cometido y cumpliste con el diezmo que te exige la nueva religión, felicitaciones, aunque del film ya no se acuerden ni sus "fans" y de su protagonista menos todavía, ya que repito: lograron su cometido. Los millones regresaron multicplicados gracias a las masas engañadas y el "mensaje subliminal" hizo eco en los débiles cerebros adoctrinados a neo-creencia.
En fin, decepcionante, terriblemente decepcionante. Pretenciosamente embolante, linealmente soporífera y pendencieramente mentirosa.
Salvando dos o tres escenas (concretamente planos) todo el conjunto es espantosamente repetitivo y cansador. Dos horas y cuarto de lo que parecía una cíclica galería de fotogramas en blanco y negro que por cierto, acotación paradójica al margen, se ensalsa gracias a esa patética manía que poseen los críticos pseudo-profesionales de cine de caratular de "obra maestra" a todo film armado a pura presuntuosa bicromía cuando el color es infinitamente más complejo.
Y ni siquiera deseo enumerar esas tomas eternas, infinitas; eternas e infinitas ya que no terminaban más y no se terminaban más. Un fatídico desastre para los sentidos.
Pero si hay algo todavía más absurdo e inentendible que las decisiones de Cuarón a la hora de despojar de toda empatía a sus actrices y actores relegándolos a mera e insulsa ornamentación que acompañe a esta catástrofe cinematográfica, es la incoherente calificación por parte de la "crítica profesional" que, ya a estas alturas, considero que deben estar respaldados por un batallón de trolls virtuales que con sus perfiles falsos le ponen su 9 o 10 a este tipo de payasadas atómicas, ya que de lo contrario es incomprensible: todos los medios más importantes de cada país, y por ende del mundo entero, la ponen al nivel de "obra de culto" sumado a una media de exactamente 7 puntos acá en FilmAffinity pero, increíblemente, cuando uno mira las críticas de los usuarios y las ordena por su utilidad, se deja entrever claramente que abundan en demasía los 1, 2, 3, 4, 5... y no estoy contando, estoy enumerando las notas de las críticas en su respectivo orden, basta con echar un vistazo a las mismas.
Lo mejor: Cuarón no solo demostró ser un excelente fotógrafo con esta película sino que también me persuadió de no volverlo a ver nunca más. Aunque después de siete años, quizás, puede ser que finalmente me decida a mirar Gravity solo con el único fin de vivir una especie de déjà vu, pero a colores.
Lo peor: que este auto-bombo en formato cinematográfico cumplió con lo que verdaderamente tenía que cumplir, a saber, su cuota indigenista. Indigenismo latinoamericano por parte de la agenda feminista de género. En Europa será el multiculturalismo pero eso es tema aparte (o no). Así que ya está Netflix, ya está, lograste tu cometido y cumpliste con el diezmo que te exige la nueva religión, felicitaciones, aunque del film ya no se acuerden ni sus "fans" y de su protagonista menos todavía, ya que repito: lograron su cometido. Los millones regresaron multicplicados gracias a las masas engañadas y el "mensaje subliminal" hizo eco en los débiles cerebros adoctrinados a neo-creencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La protagonista no logra comunicar la problemática del guión y ésta termina aplastándola. Lamentablemente no es Marcia Gay Harden y el papel le queda enorme. Se nota la inexperiencia en su mirada y en su actuar y no consigue transmitir sentimientos a su personaje. Y así empezamos y así seguimos y así vamos y haciendo porque hay que hacer y dando la sensación de que vive porque está viva y punto y entonces juntamos toda ese desvarío actoral y hacemos un paralelismo artístico-conceptual con el blanco y negro de las imágenes y ¡Abracadabra, tenemos un peliculón! Una obra maestra in crescendo para convertirse en película de culto.
Sarcasmo aparte, intentar ocultar la desidia y la frustración de una mujer detrás del ya conocido (a nivel mundial) machismo mexicano, es un metamensaje pobre, caduco, fermentado. Un culto al nihilismo que, dicho sea de paso, es lo único "culto" en este mamarracho monocromático...
Sarcasmo aparte, intentar ocultar la desidia y la frustración de una mujer detrás del ya conocido (a nivel mundial) machismo mexicano, es un metamensaje pobre, caduco, fermentado. Un culto al nihilismo que, dicho sea de paso, es lo único "culto" en este mamarracho monocromático...
25 de mayo de 2020
25 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el comienzo insostenible, inentendible, brusca, con aires pretenciosos derivados de la clásica y vetusta maquinaria oxidada hollywoodense: se ven, se gustan, bailan, sin preguntas de por medio se besan, se besan más, van juntos a la casa, ella lo deja entrar sin más preguntas que "¿No importa si tengo una guachita?", a lo que posteriormente él sonríe sexymente, entran, observan a la guachita durmiendo en su cuna, se acuestan ambos dos en la cama y se duermen tiernamente hasta la mañana siguiente porque ella estaba muy cansada, centrándose todo progresivamente en la vida amorosa entre una mujer madre soltera y un ser bestialmente aborrecible, violento asesino y apático demente pero con la belleza y el carisma suficientes como para enamorar hasta un macho alfa heteropatriarcal pelo en pecho lomo plateado leñador canadiense (sinopsis).
En lo respectivo a lo actoral, ella normal, él superior.
Lo mejor: la actuación de Efron, a quien jamás había visto actuar más allá de algún pestañeo como al pasar cuando joven disneyesco.
Lo peor: todo lo demás, inclusive la aparición esporádica de Malkovich que vale aclarar no es culpa de ese excelentísimo actor sino del guión chato, frívolo, pacato, mediocre y sinsentido.
En lo respectivo a lo actoral, ella normal, él superior.
Lo mejor: la actuación de Efron, a quien jamás había visto actuar más allá de algún pestañeo como al pasar cuando joven disneyesco.
Lo peor: todo lo demás, inclusive la aparición esporádica de Malkovich que vale aclarar no es culpa de ese excelentísimo actor sino del guión chato, frívolo, pacato, mediocre y sinsentido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Vale aclarar además que inclusive hasta el título del film no tiene coherencia con lo que uno espera al tratarse de ¿La vida? de uno de los asesinos seriales más brutales y peligrosos de la historia, y esto dicho a causa de los detestables actos cometidos por un claro psicópata esquizoide a quien el argumento de la película se encargó de suavizar y embellecer hasta el punto de casi convertirlo verdaderamente en alguien inocente, como él mismo se encargó de sostener durante todos los juicios (los cuales fueron prácticamente la trama central de la película) y llevar sus felonías deleznables y caóticas al nivel de un par de barrabasadas pueriles de preescolar.
Siendo sincero, no me interesa en lo absoluto la violencia visual per se solo puesta al servicio de una pobre y mal pensada justificación de sucesos que se pueden explicar tranquilamente sin la misma y que únicamente aportan papel picado al ya inefable y caducado intelectualmente cine made in USA, pero la desconexión total que existe entre el título y la trama es estúpida y ayuda únicamente a empeorar las cosas...
Siendo sincero, no me interesa en lo absoluto la violencia visual per se solo puesta al servicio de una pobre y mal pensada justificación de sucesos que se pueden explicar tranquilamente sin la misma y que únicamente aportan papel picado al ya inefable y caducado intelectualmente cine made in USA, pero la desconexión total que existe entre el título y la trama es estúpida y ayuda únicamente a empeorar las cosas...
7
3 de marzo de 2020
3 de marzo de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una buena serie, desde el comienzo hasta el final. Pudo haber durado menos, aunque así y todo no se vio afectada por sus tiempos extras. Y en eso tiene que ver todo, desde el buen guión linealmente intrincado que logra coherencia, hasta el estilo vintage en donde la atmósfera sesentosamente apastelada y grisácea sepia lo abarca todo; estética retro-actualizada con muestras de un mundo tecnológicamente avanzado que hace las veces de máquina del tiempo, en donde la división entre el pasado y el presente lo encarnan la propiedad de los Bates y más allá, el pueblo, respectivamente. Ese clásico pueblo utilizado hasta el hartazgo en este tipo de producciones: un pequeño lugar gris y frío costeado por bosques lúgubres en los cuales si el sol se muestra es únicamente para que la fotografía se luzca un poco más.
A destacar las actuaciones realmente valorables y creíbles de sus personajes, sobre todo la de Vera Farmiga como Norma, una de las actrices más bellas que existen, con ese porte estético de mujer perfecta encarnando una mente totalmente inestable; siguiendo por Freddie Highmore que verdaderamente se luce en su papel de Norman, joven disfuncional dependiente de su madre que lucha contra esta condición. Y terminando por unas más que aceptables actuaciones del elenco secundario, como lo son Dylan (hermano mayor de Norman), Emma (amiga de Norman), Romero (el comisario del pueblo), Caleb (el tío de Norman y hermano de Norma) e inclusive Bradley (el amor de Norman).
Quizás tuvo la mala suerte de contemporizar con American Horror Story y recibir las típicas comparaciones absurdas de incultos e ignorantes pagos (y no pagos), más conocidos como críticos profesionales, que huelen baranda a hit-breakingbadero y van para adelante sin mirar y/o escuchar y menos todavía, obviamente, analizar.
Lo mejor: los guiños constantes al film de Hitchcock, pero dando a entender un estilo propio. Además del ambiente equilibradamente sofocante, logrando opresión en cuotas, constante pero sin agotar ni aburrir.
Lo peor: como ocurre con casi todas las series que denotan prosperidad panfletaria, la exprimen sin asco y si no las escurren al final como por ejemplo ocurrió con Lost, entonces lo hacen en el medio como bien demuestra la serie que nos compete aunque ésta, de manera audaz, logra estabilizarse pos letargo.
A destacar las actuaciones realmente valorables y creíbles de sus personajes, sobre todo la de Vera Farmiga como Norma, una de las actrices más bellas que existen, con ese porte estético de mujer perfecta encarnando una mente totalmente inestable; siguiendo por Freddie Highmore que verdaderamente se luce en su papel de Norman, joven disfuncional dependiente de su madre que lucha contra esta condición. Y terminando por unas más que aceptables actuaciones del elenco secundario, como lo son Dylan (hermano mayor de Norman), Emma (amiga de Norman), Romero (el comisario del pueblo), Caleb (el tío de Norman y hermano de Norma) e inclusive Bradley (el amor de Norman).
Quizás tuvo la mala suerte de contemporizar con American Horror Story y recibir las típicas comparaciones absurdas de incultos e ignorantes pagos (y no pagos), más conocidos como críticos profesionales, que huelen baranda a hit-breakingbadero y van para adelante sin mirar y/o escuchar y menos todavía, obviamente, analizar.
Lo mejor: los guiños constantes al film de Hitchcock, pero dando a entender un estilo propio. Además del ambiente equilibradamente sofocante, logrando opresión en cuotas, constante pero sin agotar ni aburrir.
Lo peor: como ocurre con casi todas las series que denotan prosperidad panfletaria, la exprimen sin asco y si no las escurren al final como por ejemplo ocurrió con Lost, entonces lo hacen en el medio como bien demuestra la serie que nos compete aunque ésta, de manera audaz, logra estabilizarse pos letargo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Norman muere y en manos de su hermano, ahí está (en parte) el motivo de mi calificación. Iba bien la serie, correcta, sin grandes errores más allá de algún hueco en las sub-tramas que ni siquiera tienen que considerarse como tales.
Pero hay que ser objetivos: el final es funesto, felónico, fatal, furibundo, fofo. El deceso de su madre, por otro lado, es esperado, comprensible y hasta lógico si somos consecuentes con el filme del cual se supone está inspirada la serie. Pero lo de Norman no tiene sentido alguno...
Pero hay que ser objetivos: el final es funesto, felónico, fatal, furibundo, fofo. El deceso de su madre, por otro lado, es esperado, comprensible y hasta lógico si somos consecuentes con el filme del cual se supone está inspirada la serie. Pero lo de Norman no tiene sentido alguno...
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