Bajo mi punto de vista la historia principal entre los dos protagonistas está muy bien desarrollada. Me han gustado mucho las escenas en las que hemos podido apreciar con detalle lo que los actores interpretaron (a la perfección) como parte de cada personaje. Para mí, Rick era el más complejo de todos, y también el que aportó a la película la mayor carga sentimental, puesto que pudimos verlo en los mejores y peores momentos, cuando parecía que no sentía nada hasta que se desahogaba expresándolo todo. Una escena fundamental de la película es aquella en la que se sienta en el bar a escuchar una y otra vez As Time Goes By.
Aunque me hubiera gustado que ambos disfrutasen de su final feliz juntos (sobre todo después de todo lo vivido), el desenlace de la historia es bueno también y no creo que suponga una decepción para todo el que haya disfrutado la trama.

Uno de los aspectos que más interesante ha hecho la trama de la película es el hecho de que nos da la oportunidad de ver una misma situación desde dos puntos opuestos: el dictador y el pueblo al que oprime. En las escenas como Hynkel, Chaplin parodia a Hitler, mientras que en el resto de la película, representa a un barbero judío que tiene que vivir con las barreras que la dictadura pone en su día a día.
Bajo mi punto de vista, hay una escena fundamental, en la que todo el mundo debería fijarse especialmente y tomar nota de cada palabra pronunciada por Chaplin. Es la escena final, cuando Hynkel (el falso Hynkel, el barbero) da un discurso sobre los derechos humanos, la igualdad y la cooperación entre todos los seres humanos. El toque perfecto para una comedia, que aunque está pensada para satirizar y parodiar, nos recuerda también lo sufrido por la sociedad de la época y nos da una lección sobre valores que pocos podrían expresar tan bien.